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La Banda Oriental : Tierra sin ningún provecho

De la vaquería a la Estancia

En 1791 el Virrey Arredondo prohíbe la matanza y se ordena la marca obligatoria desde los
2 años. De no cumplirse se procede a la expropiación por parte del Estado. Dentro de estas
condiciones se daba el comercio lícito de ganado. Esta orden intentaba hacer frente con la
previsión al fenómeno de extinción de este recurso que estaba en peligro según el gran
descenso de ganado de la época.
Según las autoridades españolas se había llegado a tal situación a causa: las faenas
clandestinas de gauchos, y de los portugueses. Sin embargo: los gauchos no trabajaban por
su cuenta, sino para comerciantes o hacendados ausentistas que solo faenaban para el
comercio de cueros, el ganado orejano o del rey.

Existieron 2 típicas formas de explotación:


1. ganado de rodeo (propietario hacendado)
2. sistema de vaquería: era la forma de explotación predilecta del hacendado ausentista,
que NO PUEBLA.

Formas de apropiación de tierras y ganado

1. REPARTO
Los primeros repartos de estancias fueron protagonizados por los pobladores de
Montevideo, bajo el siguiente criterio: suerte de campo de ½ legua de frente por legua y ½
de fondo (según Giberti equivalía a una superficie de 1875 hc). Este terreno podía ampliarse
a una suerte más, a razón de cada hijo nacido de matrimonio fundador. Estos primeros
repartos no pudieron desarrollar latifundios ya que el rendimiento productivo de estos
campos resultaron muy bajos (siglo XVlll). Sin embargo, sí produjeron un hacendado medio
que pobló y habitó las tierras percibidas, dedicándose a trabajarlas en función del comercio
de cueros con comerciantes de Montevideo o Contrabandistas, y en función del
amansamiento de ganado cimarrón por medio de rodeo.

2. COMPRA (Real Cédula 1735-1754)


La Real Cédula de 1754, emitida por las autoridades españolas significó la venta de tierra
realenga a cambio de una moderada composición. Esta compra (nueva forma de acceso a la
tierra) implicó todo un proceso de trámite que resultó ser muy caro y engorroso:
a. se denuncia o se realiza una petición de campo en Buenos Aires, donde el
costo fiscal de escribanos y papeleo asciende a $ 53.
b. se procede a la mesura, en la que un juez reconoce la existencia del territorio y
un agrimensor realiza su medición. Cada uno cobra $ 1 por legua y $ 4 por día,
más alimentos y estadía. Gastos a expensas del pretendiente
c. Una vez reconocido y demarcado, el terreno va a remate o subasta donde el
denunciante corre el riesgo de perder el campo frente a otro interesado que
ofrezca más por el título del mismo. El trámite duraba de 2 a 6-8 años. Para
muchos, lo caro del trámite implico el origen del latifundio. Los que podían
acceder al trámite eran los ya ricos, como el comerciante de la ciudad,
vinculado a las autoridades españolas
d. c) Gracia o Merced A cambio de favores o servicios prestados a la Corona, ésta
concedía tierras con título de propiedad, un ejemplos las concesiones hechas
a Alzáybar, Villa Nueva Pico y Francisco de Viana. También fueron una forma
de frenar a los portugueses poblando las fronteras.
e. Simple Ocupación: según Barrán y Nahum, el hacendado más corriente no fue
el ausentista, si entre los propios grandes propietarios con intereses ligados a
Bs.As. y Mdeo, sino el “mediano” que poseía extensiones medianas; realizaba
rodeos, poblaba con ranchos y corrales. Este carecía de títulos de propiedad en
su gran mayoría. Dado lo lento y costoso del mismo abundaban.

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Problemas del territorio:

Todos estos problemas se mezclan y entrelazan “tejiendo” una verdadera situación


compleja, en donde entran en juego una distribución más justa y equitativa de los
territorios, y la supervisión de España en su lucha contra los portugueses.
Poblar y ampliar cada vez más el número de propietarios fueron las soluciones para el
problema fronterizo frente a Portugal.
La Banda Frontera: nuestro territorio era de frontera o “marca” entre España y
Portugal ; una frontera “móvil”, una situación de contrabando, con una psicología de
hombre de frontera, de un temor al avance portugués.

El Latifundio el mismo constituyó una fuente de problemas:


a) Concentración grandes extensiones de tierras concentradas en unos pocos
propietarios. Esto opera como factor excluyente: “muchos sin tierra”. Bauzá habla de la
existencia de una población flotante , una población que necesitaba ajustarse a una
distribución más igualitaria de tierras
b) Improductividad. La aplicación de una explotación de carácter extensivo.
c) Desorden en la delimitación de tierra y ganado. No hubiera bastado con repartir
latifundio y legitimar sin cargo a algunos poseedores para solucionar el problema.
d) Inseguridad : frente a las correrías indígenas, los gauchos depredadores y las
incursiones portuguesas, la estancia no fue solución a las situación de inseguridad; el
latifundio fue una respuesta a este problema porque en él se concentraban
supuestamente cantidad de agregados y peones.

La única solución la colonización: los pobladores abrían el camino de la frontera,


rechazaban al indio y portugués y se oponían al gaucho matrero y a contrabandistas, y se
establecían. Luego los denunciantes se hacía adjudicar las tierras como baldías pagando o
no las estancia. Dichas solicitudes eran atendidas bajo el desalojo efectivo de los
pobladores y el incendio de sus ranchos /viviendas. El lugar mas inhóspito de la Banda
Oriental el Norte del Río Negro: era un territorio al que llegaron los indios huyendo de las
Misiones junto a comunidades Charruas sobrevivientes, y a su vez, territorio cerca de la
frontera con Portugal. El Norte era considerado como “tierras inseguras” por los tanto
menos valiosas y de poblamiento tardío y más anárquico que en el sur. Por las
características de este territorio, la colonización se da de sur a norte. Con algua
excepciones como las de: las Estancia jesuíticas y otras.

Para el siglo XVIII, es evidente que el sistema colonial español sufre de graves dolencias. El
contrabando es ya regla general en la región platenese debido a los problemas de
abastecimiento que España posee para satisfacer la demanda de sus colonias; así como
también por las ventajas de precios y exoneración impositiva que el comercio ilícito ofrece.
Fue así como las colonias, a fuerza de sus necesidades, salieron a buscar mercados que
absorbieran su producción y a buscar quienes les ofrecieran precios más bajos por los
productos manufacturados. Generalmente, estas condiciones las cumplieron a la perfección
Inglaterra y su aliada: Portugal.

Con las disposiciones liberalizadoras de 1776 (extensión del permiso interprovincial a Bs.
As. y Chile) y 1778 (comercio libre entre España y América,) el comercio y la economía
general del Virreinato, y especialmente de Bs. As., progresan notablemente. Fue así como
en esta ciudad, capital virreinal, frente al pequeño grupo de comerciantes monopolistas de
Bs. As., representantes de las grandes casas de comercio de Cádiz, se levantó un ya
poderosos sector de hacendados y comerciantes porteños, interesados en el comercio libre,
es decir, en el contacto directo con las metrópolis industriales. Estos sectores habían
crecido a raíz del aumento del precio del cuero y el desarrollo de su comercio, así como
también, en menor medida, del tasajo. Pero más precisamente, el sector ganadero y
comerciante criollo de la capital virreinal, había amasado su gran fortuna partiendo del
papel hegemónico que la ciudad porteña se reservaba para sí en el intercambio de
productos y el cobro de tasas impositivas. Fue así entonces como el deseo de romper el
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monopolio comercial y la dependencia económica con la metrópolis, operó de gran estímulo
en los sectores criollos porteños, que vieron en 1810, la oportunidad de concretar su deseo.

Esta situación de privilegio colocó a Bs, As en una posición central y distinta al resto de las
realidades provinciales. Por su parte las Provincias del interior, desarrollan actividad
artesanal de abasto local e interprovincial, sobretodo a causa de las dificultades de
comunicaciones.. Estas “industrias” competitivas nacieron y se desarrollaron gracias al
propio sistema mercantilista español que lo permitió debido a la debilidad de la industria y
al problema de aprovisionamiento por la distancia, así como no permitiendo la
comunicación con el exterior. En general, el libre comercio ocasiona perjuicios en esta
economía, y estas industrias inician su decadencia. El interior necesitaba del litoral y de Bs.
As para colocar su producción (atrasada técnicamente y socialmente) pero se veía
perjudicado por la competencia que venía desde Europa. Las industrias del interior solo eran
viables en el sistema proteccionista que les dio nacimiento. Como contra partida las
Provincias del Litoral. (Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Bs. As. y Banda Oriental), tenían una
producción fundamentalmente ganadera. Lo mismo que Bs. As. necesitaba la liberalización
del comercio para comercializar con Europa. Pero como no existían industrias locales la
llegada de artículos extranjeros no lo perjudicaban sino que le favorecía porque compraban
más barato que lo que le vendía las industrias del interior. El problema del litoral fue
precisamente Bs. As, la cual monopolizaba el comercio y por ende sus ganancias, lo que
era injusto para el litoral ya que buena parte de ese comercio estaba formado por su
producción.

Montevideo de Fuerte a Ciudad-puerto

Montevideo como puerto había logrado en poco tiempo un gran desarrollo. Este
crecimiento del comercio exterior la favoreció, convirtiéndola en un importante centro de
intercambio con Europa; lo que dio a la economía de la Banda Oriental un fuerte
crecimiento que comprometió a los hacendados con los destinos del puerto. Algunos
historiadores necesitaron mirar hacia el pasado buscando referentes sobre los orígenes,
que justifican nuestra existencia como Estado nacional independiente. En este marco, se
produjo la construcción histórica del discurso sobre la “Lucha de Puertos”, entre Buenos
Aires y Montevideo. Autores más recientes, (A. Bentancour) tras un estudio mas
pormenorizado de los documentos y a partir de motivaciones propiamente históricas,
critican la tesis anterior, afirmando la inexistencia de un enfrentamiento en tales términos.
La versión historiográfica que podríamos tildar de “nacionalista”, confirman la existencia de
dos puertos rivales y enemigos que competían por la supremacía comercial en el Plata., su
mayor expositor fue el historiador Pablo Blanco Acevedo, quien, nos plantea la controversia
pública por el predominio marítimo y comercial entre dos “pueblos” diferentes, y rivales. No
hace referencia a la “lucha” solo entre comerciantes, o autoridades; sino entre dos
poblaciones, dos localidades y sus respectivos intereses. La búsqueda del exclusivismo
portuario y la “envidia “ al puerto montevideano por su crecimiento vertiginoso, a partir del
último tercio del s.XVIII, son los argumentos centrales de su interpretación. Todo lo
antedicho, condujo a Blanco Acevedo a la afirmación de lo que él denomino “guerra de
puertos”. Pivel Devoto, con un historiografía de transición y a otros autores de corte
revisionista como son Abadie, Bruchera y Melogno. Asimismo Barrán y Nahun, identificados
con una historia de corte marxista, también comparten el concepto de “lucha de puertos”.
Sin embargo se centran no en el supuesto celo bonaerense sobre la ciudad floreciente de
Montevideo y sus condiciones naturales y productivas aparentemente superiores; sino en la
defensa de intereses monopólicos de Buenos Aires sobre las vías comerciales del virreinato.

Según estos autores la capital virreinal, tras los privilegios otorgados por la Corona a
Montevideo, temía ser remplazada a corto plazo como metrópoli comercial, y la
competencia era más notoria porque ambos puertos poseían un “hiterland” similar,
situación que conllevaba, según su opinión, a políticas perjudiciales emprendidas por el
Consulado de comercio, que representaba intereses porteños, contra Montevideo,
justificando del mismo modo la respuesta del cuerpo montevideano, por medio de los
diferentes informes y reclamos a la Corona.

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En oposición a lo anteriormente expuesto, Bentancur nos plantea la inexistencia de tal
conflicto portuario, no negando el deseo de competencia del cuerpo de comerciantes
montevideanos, tras su enriquecimiento como empresarios de carácter múltiple y el
crecimiento desarrollado en la ciudad, a fin de atraer el comercio a su orilla y volver a
Montevideo un centro de importancia comercial para el Virreinato. Pero si se opone a la idea
de “guerra” entre ambas y al supuesto “celo” bonaerense. Además, no culpa a las
autoridades y poblaciones de la vecina orilla por originar y proyectar el conflicto, sino que
este presentaría un carácter exclusivista montevideano, en defensa de su posición como
puerto platense. Buenos Aires cumplía un papel de intermediario comercial tanto para los
productos de salida y entrada al virreinato, así como también la gran dependencia y control
ejercido de Buenos Aires sobre una “pobre Montevideo”, que se iría desarrollando y que
gran parte de este evolucionar se debía a su directa relación con Buenos Aires.

La Banda Oriental constituyó siempre un territorio de frontera abierta. Territorio siempre


disputado por las Coronas de España y Portugal. La condición antedicha, signó entre otros
aspectos las características económicas, sociales y culturales de la región. Ante la
inexesitencia del objetivo originario de hallar el camino hacia la especiería, y con la
aparición de la minas del Potosí, el Estado Español desarrolló una política menos arriesgada
y de defensa de las riquezas ya obtenidas. La fundación de diversas ciudades hacia la costa,
proyectada por Juan de Garay, lo que se conoce como “Abrir las puertas a la tierra”, y la
fundación de Buenos Aires en 1580, respondía a los deseos de la Corona, que observaba los
beneficios de un centro virreinal en la costa. según Reyes Abadie, Melogno y Bruschera, un
“nuevo mundo que surgía a espaldas del Virreinato peruano y su opulenta capital”. La
necesidad de control y defensa, sobre el avance de las bandeirantes, los piratas y los
mercaderes clandestinos que afectaban el sistema de producción e intercambio con la
metrópoli, condujo a que se volcaran los centros políticos, diplomáticos y militares sobre la
Cuenca Atlántica del Plata y la región creciera en importancia rápidamente. Ello, enfatizan
sobre la importancia para las naciones europeas, que adquiría el canal como puerta de
entrada al continente, y por ende al comercio y a las riquezas metalíferas del Potosí.

La Banda Oriental, que se trasformó en fuente de riqueza ganadera carente de control


español, proyectaba sus costas hacia el acceso, lo cual atrajo a Portugal y a otras naciones
como Inglaterra. Las intenciones de establecer por parte de los portugueses, la Nuev a
Colonia del Sacramento, exponen claramente estas ideas y denotan la importancia de la
causa, al establecer una ciudad amurallada en la zona de San Gabriel, de gran proximidad
con Buenos Aires. En enero de 1680, Manuel de Lobo luego de ser nombrado Gobernador de
Río de Janeiro, recibió instrucciones de Pedro II, rey de Portugal, para que fundara un
establecimiento militar y comercial a márgenes del Río dela Plata. Y para el 6 de agosto de
ese mismo año, el ejército hispano-guaraní al mando del Maestre de Campo Don Antonio de
Vera Muxica, volvía victorioso. España, no estaba dispuesto a permitir la imposición
Portuguesa en esos territorios que limítrofemente pactado, no les pertenecían. Sin
embargo, diplomáticamente España perdía lo que en materia bélica había obtenido, lo cual
fue una constante durante todo este conflicto.

El Tratado Provisional suscripto en Lisboa el 7 de Mayo de 1681, negociaba la devolución de


Colonia a Portugal y la fijación de límites para los dominios portugueses y españoles
.Durante el reinado de Felipe V, primero de los Borbones, España buscó romper con el
transitorio tratado. El embajador español en Lisboa, recibió específicas instrucciones sobre
la importancia de anular lo pactado sobre el dominio portugués de Colonia. Mientras España
discutía sobre el acuerdo, en 1689 Lancastre asumió el mando de la colonia portuguesa y
envió informes al monarca sobre las riquezas de las costa Oriental, sus excelentes suelos, la
abundancia de ganado, la poca vigilancia española, las corrientes favorables para acceder
al continente. Tales noticias, alimentaron las aspiración de expansión de la corona que se
decidió a fundar poblaciones en Montevideo y Maldonado. Paralelamente, la llamada
“Guerra de Sucesión” estalló en Europa. España enfrentaba a una coalición poderosa, a
cuya cabeza se encontraba Inglaterra, quien diplomáticamente alió a Portugal.

El 13 de noviembre de 1717, Felipe V, envió al nuevo Gobernador del Río de la Plata,


Mauricio Zabala, poblar y fortificar Montevideo y Maldonado; según la opinión de Reyes
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Abadie, instrucción que no se cumplirá con inmediatez, ante la renuncia del Cabildo por
estar en contraposición con la idea de fundar una futura “población rival”; pero llevada a
acabo por el advenimiento portugués al territorio, la muerte de Felipe V, y la unión
matrimonial entre su hijo con la princesa portuguesa, animó a conciliar la política exterior
de ambas coronas. Producto de esto, se firmó el Tratado de Madrid o de “permuta” el 13 de
enero de 1750, que reconocía la soberanía de España sobre Filipinas y la de Portugal sobre
el territorio de Matto Grosso, las riberas del amazonas y las Misiones Jesuíticas. Establecía la
línea divisoria de los dominios en el Monte de Castillos grandes, siguiendo el filo de las
cumbres hasta las cabeceras del río Negro y continuando el curso del Ibicuy hasta su
desagüe en el Uruguay.
Los bandeirantes que avanzaban sobre la línea de Tordesillas, encontraban como
contención las misiones Jesuíticas extendidas principalmente sobre el Paraná (en tierras
paraguayas) y el Uruguay , (desde la sierra Tape hasta el río Negro y más al sur, hasta el
arroyo de las vacas y al este , en la “Vaquería del Mar”. Misiones Orientales), sin embargo, y
a partir de este pacto donde se pasa a manos portuguesas estos territorios, las misiones ya
no constituirán una frontera entre “ambas naciones”. El descontento de los pueblos
misioneros ante la resolución de pasar a jurisdicción portuguesa, desataría las llamada
“Guerra Guaranítica” que defendía el antiguo estatuto territorial.
Colonia quedaba en manos españolas, sin embargo el Tratado de París, a raíz de la “Guerra
de los siete años”, retornó a manos portuguesas la ciudad. Sin embargo, el tratado no
determinó bien los dominios de ambos reinos, lo cual llevó a los lusitanas a tomar el
territorio de Río Grande, por la fuerza. Tal suceso conllevó a la determinación del monarca
español, Carlos III, quien dará origen al la existencia de un nuevo Virreinato, el Virreinato
del Rìo de la Plata Posteriormente, una campaña militar española, obliga a la entrega de
Colonia y a la firma del tratado de San Ildefonso, firmado el 1 de Octubre de 1777, por
medio del cual se da fin al conflicto de las dos “naciones ibéricas”.

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