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¿Estados Unidos quiere invadir México?

Varios importantes funcionarios estadounidenses se han manifestado recientemente sobre el


peligro que significa el narcotráfico para Estados Unidos en particular y para la seguridad
internacional en general.
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El lunes 7 de febrero durante un foro con estudiantes del Instituto de Política Hinckley de la
Universidad de Utah, el subsecretario del Ejército estadounidense Joseph Westphal dijo que
los carteles mexicanos “son una forma de insurgencia” que pueden intentar tomar el
gobierno de México, por lo que Washington debe estar preparado para actuar en caso de
que esto ocurra. “Como ustedes saben, hay una forma de insurgencia en México con los
carteles de la droga, que está justo en nuestra frontera”... “lo que no quiero es que algún día
nos veamos en la situación de enviar soldados estadounidenses … para obtener información
o combatir la insurgencia en violación a la Constitución sobre nuestra frontera o tener que
enviarlos a cruzar la frontera”. Al día siguiente, el subsecretario se retractó de sus palabras
a través de un comunicado leído por CNN. “Mis comentarios no son ni nunca han sido la
política del Departamento de Estado o del gobierno de Estados Unidos hacia América
Latina”. La Secretaría de Gobernación de México rechazó las declaraciones.
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Janet Napolitano es la Secretaria de Seguridad Nacional aunque es mejor decir Secretaria
de Seguridad Interior (Homeland Security), un cargo creado a raíz de los atentados a las
torres gemelas en el año 2001. Napolitano es la tercera persona en ocupar ese cargo, que
anteriormente se denominaba Asesor de Seguridad Nacional (National Security Advisor), el
cargo que ocupó Condoleezza Rice en el primer gobierno de George Bush.
El pasado 9 de febrero de 2011 Napolitano manifestó ante el Comité de Seguridad Interna
de la Cámara de Representantes estadounidense que la violencia mexicana no había
cruzado la frontera y que ésta estaba controlada.
En consonancia con esto en un momento el Representante Farenthold le dice: “y también
mencionó Ud. que no sentía que algo de la violencia o crímenes de México esté llegando a
los Estados Unidos. Y como comentario personal quisiera abordar el tema porque
realmente creo que lo que tenemos es una red de distribución de narcóticos muy eficiente
que llega a este país y me preocupa mucho, es que pudiera ser explotada por terroristas y
utilizada para traer las herramientas del terrorismo. La fácil disponibilidad de drogas en este
país creo que es una indicación de que no tenemos el nivel de control que todos
esperaríamos”. Napolitano le responde: “una de las cosas que hemos estado pensando a
futuro durante algún tiempo sobre qué pasaría si, digamos, Al-Qaeda se aliara con los
Zetas, uno de los cárteles de la droga. Y solo lo dejaré ahí”.
Lo que está intentando hacer Napolitano es transformar un hecho ligado a la seguridad
interior de Estados Unidos, el control de su frontera con México, en un hecho de seguridad
nacional, la amenaza terrorista proveniente de otro país. Para eso transforma la amenaza
terrorista global, Al-Qaeda, en amenaza terrorista mexicana, Los Zetas. Así nacerá el narco-
terrorismo mexicano, un problema de seguridad nacional, a cargo de la Secretaría de
Defensa
Pero lo hace a nivel de suposición, como lanzando una idea descabellada con la sola
intención de que se autoevalúe en el debate público y los términos se vayan asentando.
Cuanto más se desmienta una conexión entre Al-Qaeda y Los Zetas, más se irá afirmando
la idea de una conexión entre terrorismo y narcotráfico. Así fue en Colombia, cuando se
acuñó el término de narco-guerrilla. Una vez que el léxico político se asienta, no hace falta
demostrar el fenómeno.
El secretario de gobernación mexicano José Francisco Blake Mora rechazó todo posible
vínculo entre ambos grupos, diciendo que las actividades de ambos grupos son distintas.
También dijo que los dichos de los funcionarios estadounidenses no tienen por objetivo
eventuales operaciones de agentes extranjeros en territorio mexicano.
También el presidente del PRD, Jesús Ortega, calificó de imprudentes (no de descabelladas
o intervencionistas) las declaraciones de Napolitano, pero a diferencia de Blake Mora
exigió que si Estados Unidos tiene información sobre vínculos entre Los Zetas y Al-Qaeda,
debe informar al gobierno mexicano y no decirlo públicamente. Lo mismo sostuvo la ex
canciller y actual presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado mexicano,
Rosario Green.
También dijo que “lamentamos que diversos funcionarios de la administración de Obama
estén suponiendo o teorizando respecto a que México es un Estado fallido o que exista la
presunción de narcoinsurgencia y hoy se suponga que existe narco-terrorismo respecto a un
supuesto vínculo Zetas-Al Qaeda”. De esta manera utilizó todo el vocabulario disponible
para descalificar el tratamiento del tema, no para desmentir la existencia de un hecho que
no existe. Con lo cual le da existencia.
Además exigió a las secretarías de Seguridad Pública (SSP), de la Defensa Nacional
(Sedena) y al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) que soliciten a la
Secretaría de Seguridad Nacional de Estados Unidos las pruebas que sustenten las
afirmaciones.
Según los cables revelados por Wikileaks el mismo embajador de Estados Unidos en
México, Carlos Pascual, manifestó hace apenas un año, el 10 de enero de 2010, que
“ninguna organización terrorista internacional conocida tiene presencia operativa en
México ni han tenido lugar incidentes terroristas”
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Dos días después, el 11 de febrero, el director de Inteligencia de Estados Unidos, James
Clapper, informó ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, que la
situación en la frontera con México ha sido elevada por su país a la categoría 1 en el rango
de prioridades del Estado, ante la preocupación de que la violencia desatada por los carteles
de la droga llegue a suelo estadounidense.
Clapper cuestionó los esfuerzos del gobierno de Felipe Calderón para combatir el crimen
organizado porque “su progreso es lento debido a límites en recursos, prioridades políticas
que compiten entre sí y resistencia burocrática”.
Con estos dichos Clapper desmiente las afirmaciones del 9 de febrero dichas por Janet
Napolitano ante el Comité de Seguridad Interna de la misma Cámara. Mientras Napolitano
afirmó que las fronteras estaban seguras e imaginaba una posible alianza entre Al-Qaeda y
Los Zetas, Clapper informa que las fronteras con México son la primera preocupación del
gobierno “debido al evidente potencial de desbordamiento en los estados fronterizos”.
Y mientras que Napolitano afirmaba que la violencia no había ingresado a Estados Unidos,
Clapper dice que “hay violencia relacionada con las drogas”, pero no a los niveles de
México.
Según los protocolos de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), la categoría 1 se
decide tras un meticuloso proceso de análisis semestral de largo plazo que es aprobado por
el Consejo de Seguridad Nacional (National Security Council), al que no pertenece Janet
Napolitano, porque su secretaría no forma parte de la comunidad de inteligencia
norteamericana. El Consejo de Seguridad Nacional está integrado por el presidente Barack
Obama, el vicepresidente Joseph Biden, la secretaria de Estado, Hillary Clinton y el
secretario de Defensa, Robert Gates.
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Hillary Clinton visitó México el 25 de enero de 2011 con la finalidad de conversar con la
secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, el trabajo conjunto contra
el crimen organizado. La reunión se realizó en Guanajuato y México demandó a Estados
Unidos un mayor control a la venta de armas en los Estados fronterizos. Clinton dijo: “yo
soy una fan y admiro mucho al presidente Calderón por lo que está haciendo”. Destacó los
esfuerzos del gobierno mexicano contra los carteles y advirtió: “los narcotraficantes no se
rendirán sin una batalla feroz”.
En su visita de septiembre del año 2010, hace 5 meses, junto con Janet Napolitano y el
secretario de Defensa, Robert Gates, Hillary Clinton había afirmado que “México se está
pareciendo más como se veía Colombia hace 20 años”, cuando más de una tercera parte del
país “estaba controlada por los insurgentes, por las FARC”, declaraciones que coincidían
con lo afirmado ahora por Janet Napolitano. Al día siguiente el propio presidente Barack
Obama dijo que no se puede comparar la situación de Colombia hace dos décadas con la
mexicana actual. Esta visita de Hillary Clinton apenas empezado el año 2011 ha sido más
amable e incluso entusiasta, muy diplomática.
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Hay varios aspectos que hay que tener en cuenta para comprender declaraciones a veces
contradictorias, insólitas e imprecisas, por parte de funcionarios experimentados. No se
sabe si Estados Unidos planea atacar México o si se trata de manifestaciones aisladas, sin
muchas consecuencias.
1. La lucha interburocrática en Estados Unidos es un componente habitual y esencial
de su sistema de toma de decisiones. No hay “una” decisión final, que el presidente
adopta en solitario, sino una trama de competencia entre agencias que van
eliminando alternativas hasta dejar en pie la única opción políticamente
sobreviviente, la que el presidente finalmente rubrica.
2. Entre la cantidad de declaraciones que hemos recolectado, hay un solo hecho
adoptado como política de Estado, la elevación de la situación en la frontera con
México a la categoría 1 en el rango de prioridades del Estado. Esta decisión de
política interior fue adoptada por el presidente Barack Obama en su carácter de
presidente del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) en razón de que 230 ciudades
de su país tienen presencia de traficantes mexicanos.
3. A pesar de tantos hechos que la prensa mexicana menciona diariamente vinculados
al crimen organizado, el impacto decisivo para la política interior de Estados Unidos
fue la masacre de Tucson, a 90 kms. de la frontera, en el centro del conflicto
migratorio provocado por la ley SB1070. El intento de asesinato de la congresista
Gabrielle Giffords expresa la crisis del régimen político norteamericano, con un
sistema bipartidista desbordado por el Tea Party, un movimiento que desconoce las
reglas del cabildeo parlamentario norteamericano e intenta recuperar las utopías
ultraconservadoras.
4. Las políticas de seguridad del gobierno mexicano apelan al etiquetamiento
(labelling approach) de los actores y procesos involucrados. En consecuencia los
funcionarios del gobierno, los medios de comunicación, los intelectuales y la
opinión pública de México debaten en términos externos al problema: estado
fallido, narco-terrorismo, crimen organizado, fronteras. No existe un léxico anclado
en la realidad para un diagnóstico científico: organizaciones, rutas, dominio
territorial, estadísticas, acuerdos de estandarización, rotación de elites, economía
ilegal, oligarquías competitivas, soberanía del Estado.

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