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Hanal Pixan

Hanal Pixán es el nombre en lengua maya de


una celebración tradicional que se realiza en los
estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo,
en pueblos y ciudades de origen o con influencia
maya, cuyo significado es comida de almas.
En la actualidad en los estados de que
conforman la península de Yucatán se celebra el
Hanal Pixan los días 31 de octubre, que es el día
de los niños, el 1 de noviembre, que es el de los
adultos y el 2 que es de todos los santos. La
celebración comienza desde mucho antes con el
bordado de los manteles que se utiliza sobre la
mesa; la elaboración de los trastes de barro, las
flores de cera, etc. Se hace una limpieza general
de casa y patios, se pintan las albarradas, todo
esto se hace “para que las ánimas que llegan
esos días no tengan que hacerlo”. Las mujeres
deben terminar sus quehaceres temprano “pues
si llegan las ánimas antes se ponían a llorar, por
ver el trabajo inconcluso”. Se acostumbra
dormir temprano la noche anterior “para no
perturbar las almas que vienen llegando”.
Origen
La celebración del Hanal Pixán encuentra sus
raíces en costumbres extendidas por los
evangelizadores católicos (que a su vez se
derivan de celebraciones celtas y de sus propias
tradiciones teológicas) y ciertos rasgos mayas
prehispánicos. Al correr los años, sus
costumbres fueron sufriendo cambios con la
llegada de los conquistadores y los misioneros,
que adecuaron las antiguas tradiciones a las
creencias religiosas y que son las que
conservamos hasta nuestros días. Los orígenes
de esta celebración se remontan al año 835 en
que la iglesia cristiana designa el día 1 de
noviembre como el día de los santos difuntos
cambiándolo, luego en el año 1222 en el concilio
de Oxford en Francia, al día 2. Sin embargo en
no pocas poblaciones mayas las ofrendas a los
difuntos se realizan a los ocho días de las fechas
"oficiales" o bien al finalizar el mes de
noviembre, lo que es conocido como "biix".
Costumbres mayas

Por un lado los mayas prehispánicos no tenían


una fecha fija o establecida para celebrar o
conmemorar a sus muertos en lo general. En
consonancia a la costumbre de enterrar a sus
muertos al interior de los basamentos de sus
casas, o aprovechando oquedades como
cavernas, cuevas e inclusos cenotes y en casos
extraordinarios construyendo edificios
exclusivos para conservar cadáveres de
personas especiales, los mayas prehispánicos
les rendían a diario algún tipo de ofrenda a sus
antepasados muertos en espacios designados al
interior de sus viviendas. Fray Diego de Landa
hace una breve pero rica descripción de la
disposición de un altar dedicado a muertos
evidenciando la importancia de la presencia del
difunto mismo en ese espacio, por ejemplo
utilizando una figura de barro en cuyo interior
se depositaban las cenizas de un antepasado.
No existía la idea del regreso de los muertos en
ninguna fecha, al contrario, se sabe que existía
todo un peregrinar entre los niveles del yaxché
(o ceiba, árbol sagrado) para alcanzar su
destino final, según sus actos.
Orígenes europeos

Por otra parte, la celebración de 31 de octubre y


el 1 y 2 de noviembre es una imposición
religiosa que los primeros evangelizadores
realizaron entre los pueblos mesoamericanos.
Esta celebración deriva por un lado de antiguas
festividades celtas que despedía al año viejo y
las cosechas finales (el 31 de octubre) de donde
viene además la creencia del retorno de los
muertos para que las cosechas fueran
compartidas con ellos y festividades que
recibían al año nuevo (el Samhain). Por otro
lado convergen también los ajustes de la iglesia
católica para la celebración de todos sus
mártires (y luego de todos los santos
canonizados o no) con un añadido en el camino
de la historia del catolicismo, que es la noche de
"la víspera de todos los santos" el 31 de
octubre; el cual en la celebración de origen
inglés y masificación irlandesa y
norteamericana, es conocido ahora como
Halloween.
La inserción de las fechas y las celebraciones
seguramente fue facilitada por la existencia de
aparentes similitudes que según se cree fueron
aprovechadas por los españoles, entre ellas el
culto a la cruz (como fue interpretada o
reinterpretada según el caso la representación
del árbol del yaxché) elemento indispensable en
la mesa del Hanal Pixán. Otros elementos
mayas prehispánicos son la disposición de los
alimentos y otros complementos en forma de
cruz (orientados según la disposición maya de
los lados del mundo) y la distribución en
números de 4, 7 y 9 de jícaras de agua, velas y
comestibles de maíz. Veneraciones a los
muertos, pues existe la creencia de que el alma
es inmortal y que ellos regresan cada año a
compartir con los vivos los días señalados para
ellos.
Elementos del altar
Mesa

En la época de la evangelización y la colonia los


mayas elaboraban la mesa con ramas de la
planta X'colonché y cuatro horquetas hechas de
la madera del árbol kivis (pues no usaban
clavos, ya que pensaban que los difuntos podían
creer que se lastimarían y no querrían acercarse
a la mesa si tenía clavos o alambres). En la
actualidad se pone la mesa de cualquier
material, tanto para los niños, los adultos o la
mesa del ánima sola. Los materiales
tradicionales que generalmente se usan sobre la
mesa suelen ser de barro, arcilla, madera y
cuencos hechos a partir del fruto del Árbol de
Jícara conocidos genéricamente en la región
como jícaras. Aunque cabe mencionar que es
común observar entre las ofrendas presentadas
en la mesa, objetos de otros materiales como
botellas de licor, Fotografías etc.
Mantel

El significado del mantel es atribuido a las


nubes, esto es resultado de la mezcla
transcultural ocurrida durante la colonia, puesto
que mientras que la cosmovisión dicotómica
europea/cristiana contempla la existencia de un
cielo y un infierno, la cosmovisión maya era más
rica, contemplando la existencia de trece cielos
superiores y nueve inferiores (el último de estos
llamado Mitnal). Mientras que para los niños
este mantel es de colores alegres (debido al
carácter festivo y juguetón de sus almas) para
los adultos es blanco o gris, en señal de respeto
y solemnidad.
Incensario
En esta festividad, la función del incensario o
sahumerio es la de ayudar con su luz y aroma a
hacer más grata a las ánimas la "esencia" de la
comida, ya que según la creencia maya, la
comida depositada en el altar es consumida de
manera espiritual por las almas a las que está
dedicada, dejando atrás solo su presencia física.
Dicha comida es después consumida
físicamente por los familiares vivos (ya que se
considera que tan solo queda en calidad de
"cascara" despojada de su función vitalizante).
En el incensario se quema la resina extraída del
árbol del copal, muy apreciado por su agradable
aroma.
Sal y agua

En el altar se colocan dos recipientes llenos


respectivamente de sal y agua, cuyo significado
tiene que ver con el origen y fin de la vida, o
para proveer a las almas de los difuntos contra
los "malos vientos" mediante rituales de
purificación. Según la tradición, estos elementos
no deben de faltar en la mesa. Como recipientes
se suele usar Jícaras, (llamadas en maya Lec) un
plato pequeño o tarro de barro. Estos elementos
tienen además la función de guiar a las almas
otra vez camino al otro mundo, de manera que
no queden atrapadas en éste.
Mucbilpollo o Pib
Seguramente el elemento más característico en
la celebración es el mucbilpollo o Pib (enterrar o
enterrado en lengua maya). Se trata de una
especie de tamal o pastel de maíz, relleno con
guisos hechos con carne y especias diversas,
mezcladas en un caldo espeso de maíz. Este
alimento es cocido dentro de un agujero
practicado con tal propósito en la tierra, en el
cual se ha construido una base hecha de piedra
caliza, la cual es calentada con leña, para
después depositar en esta suerte de horno el
Pib y cubrirlo con hojas selectas (sin resinas que
dañen el sabor) y la misma tierra. La cocción se
logra mediante el calor que desprende la
mencionada cama de piedras. Los materiales
que se utilizan para la preparación del hoyo y su
cobertura provienen en su totalidad del campo
yucateco, como en el caso tales como las hojas
de henequén, cuya fibra es utilizada también
para amarrar la cobertura de hoja de plátano
del Pib y como se mencionó antes, diversas
hierbas de olor locales. La leña procede de la
planta leguminosa conocida en lengua maya
como chukum ("la que hace el carbón") ya que
el uso de otras maderas puede alterar de
manera negativa el sabor. El proceso de cocción
de este guiso es prácticamente idéntico al de la
Cochinita Pibil.
Este alimento es colocado en la mesa del Hanal
Pixán como plato principal, aunque en hogares
sin los recursos económicos suficientes es
sustituido por otros platos que también son
considerados propios de celebraciones o fiestas,
como el relleno negro.

Costumbres mortuorias de los mayas


• Los antiguos mayas enterraban a sus
muertos en los patios de sus casas, puesto
que creían que este podía causarles daño si
no se le rendía culto de manera continua.
• Los mayas yucatecos de la época colonial
tenían la costumbre del harnero, que era un
espacio especial dentro del cementerio en el
que se colocaban los huesos de los difuntos,
ya que estos estuvieran secos. Esta
costumbre parece haberse originado debido
a la dificultad de cavar en el duro suelo de
la península, lo que obligaba al rehusó de
las fosas. En algunos casos, la calavera del
difunto era blanqueada al sol y se le escribía
con pintura su nombre en la frente, con el
propósito de recordarle. Esta costumbre fue
observada en 1842 por John Lloyd Stephens.
• Los Mayas de Yucatán creen que si alguien
muere en los días de Hanal Pixan
Su alma es la encargada de abrir las puertas a
las ánimas, de manera que puedan salir del
inframundo.
• En algunos lugares al fallecer una persona
su cadáver era bañado y con el agua
utilizada se preparaban los alimentos que se
daría a los asistentes a la velación del
muerto, en la creencia de que así se
repartiría entre la gente los pecados del
difunto, haciendo menor la carga del alma
del fallecido.
• También es costumbre que cuando sale el
cuerpo de la casa se echa agua para que no
se llevara a otra persona. O al salir el féretro
se echa una cubeta de agua fresca en la
puerta de la casa para limpiar sus pecados.
• Durante las fechas del Hanal Pixán a los
bebés se les pone un hilo negro o rojo en la
muñeca, pues existe la creencia de que al
no estar marcados los difuntos podrían
llevárselos. A los niños chicos se les pone
cintas de color en los tobillos para que no se
confundan con las almas que a veces vienen
en forma de niños.
• Otra versión señala que se convierten en los
cargadores de la comida que las ánimas
ancianas llevan de regreso.
• También existe la versión que señala que
las personas fallecidas en estas fechas aún
no tienen el derecho a regresar al plano
terrenal y que se quedan a cuidar y recibir a
los que vayan llegando al purgatorio.
• No se caza en esos días, ni se costura pues
se creen que pueden asustar a las ánimas
con los disparos o bien coser su piel.
• En los días de muertos las casas deben
estar siempre limpias y sin trabajo
pendiente (como hacer las tortillas, por
ejemplo), pues se cree que si algo faltó por
hacer las ánimas llegarán y realizarán el
trabajo pendiente, lo que sería un
descortesía para con ellos.
Las personas que mueren no se van
definitivamente, su alma sigue presente,
principalmente en los días de muertos, en que
regresan a sus casas para "saborear" los
platillos que sus parientes les han preparado.
Los fieles difuntos arriban a su
cita anual con familiares y
amigos, para ser honrados
después de haber recorrido el
camino que una vez se los
llevó, pero que ahora los
conduce al "Hanal Pixán".
El "Hanal Pixán", o comida de las ánimas, es
una tradición del pueblo maya que se lleva al
cabo para recordar de una manera especial a
los amigos y parientes que se adelantaron en el
viaje eterno. Es un acontecimiento especial para
los deudos de los difuntos, pues saben que, en
estos días, del 31 de octubre al 2 de noviembre,
las ánimas "reciben permiso" para visitar a sus
familiares.
El primer día se dedica a los niños y le llaman U
HANAL PALAL. El segundo día, 1 de
noviembre, está dedicado a los adultos muertos
y le llaman U HANAL NUCUCH UINICOOB, y el
tercer día es el U HANAL PIXANOOB llamado
en algunos lugares "misa Pixán" porque ese día
se aplica una misa dedicada a las ánimas, por lo
general en el cementerio de la población.
Se acostumbra, principalmente en el interior del
Estado, que los niños usen durante esos días
una cinta de color rojo o negro en la muñeca
derecha, a fin de que las ánimas no se los
lleven. También se acostumbra amarrar a los
animales de la casa, porque podrían ver a las
ánimas e impedirles el paso hacia el altar. La
tradición incluye varios ritos, pero el principal
consiste en poner una mesa que funciona como
altar, donde se coloca comida
típica de la temporada: atole
nuevo, mucbilpollos, jícamas,
mandarinas, naranjas, dulce
de papaya, coco y pepita,
tamales de espelón y
"vaporcitos", todo eso
adornado con veladoras,
flores, ramas de "ruda" y las
fotografías de las personas
fallecidas.
Las ofrendas para los niños
difuntos se colocan en un altar decorado con un
mantel bordado en tonos alegres, juguetes y
comida de su preferencia, como chocolate,
tamales, "pibes", dulces, frutas de la
temporada, atole nuevo y yuca con miel, y se
adorna con flores de "xpujuc" (de tipo silvestre y
color amarillo), "xtés" en color rojo y "virginias".
El día de los niños se pondrá, además de los
alimentos y los dulces, juguetes.
El segundo y tercer días se ponen en la mesa
comidas y bebidas, así como aguardiente y
cigarros si es que los muertos que se recuerdan
acostumbraban comer determinados guisos,
beber o fumar.
Como se verá, el principal elemento de este
ritual son los alimentos, cuyos nombres son
palabras de origen maya. Por ejemplo:
BEBIDAS

Sa: atole, palabra de origen náhuatl; ak sa:


atole nuevo; cikil sa: atole con pepita; tan
chucuá: desleido de masa con chocolate. Puede
referirse al atole con chocolate; keyem: pozole,
es una palabra de origen náhuatl; chokó
sakam: bebida hecha con masa de maíz
hervida, y balché: bebida espirituosa que se
hace con la corteza de un árbol que se llama
así.
COMIDAS

Pib: asado o cocido bajo la tierra. También se le


llama así a una especie de tamal grande cocido
bajo la tierra, que también se denomina
pibipollo o mucbipollos, pero estos dos últimos
términos tienen la palabra española pollo;
chachac wajes: especie de tamal colorado. Su
nombre significa pan muy rojo, debido al
achiote con que se prepara; chilmole: guisado
hecho con chile quemado, carne, tomate y otras
legumbres. El término es de origen náhuatl, ya
que chil es chile y mole es salsa, caldo o guiso;
chacbinal: elote cocido en agua. Chacbil es
cocer o cocido y Nal significa elote; pibinal: elote
cocido bajo la tierra; xek:
mezcla comestible hecha con
naranja, mandarina, jícama y
otras frutas, así como chile
molido o alguna cosa más;
chay wah: tamal hecho con
chaya picada; pin: tortilla
gruesa, ya que PIN quiere decir grueso; buli
wah: tortilla hecha con frijol nuevo o espelón,
que se cuece a baño maría o en el horno; is
wah: tortilla de maíz nuevo, dulce o salado y
tostado; salbut: tortilla a la que se le pone
debajo del ollejo carne y luego se fríe para
comer. El nombre está formado por Sal: ligero, y
But: embutir, es decir, ligeramente embutido.
Una semana después, se efectúa el Bix
(Ochovario del día de finados, se dice también
de la reunión o fiesta que se hace a los ocho
días de algún acontecimiento) u octava, que es
una especie de repetición menos complicada
que la anterior. En las noches de esos días, en
las puertas de las casas y en las albarradas se
encienden hileras de velas para que las almas
vean su camino al venir y al retirarse de la
población al terminar los finados.
Hay la creencia de que algunos días antes de la
ceremonia las almas vienen para lavar sus
ropas y prepararse para recibir los homenajes, y
esperan ser bien tratados por los seres
vivientes, quienes se deben preocupar por la
atención de las ofrendas de comidas, bebidas,
etc., a las que los difuntos eran afectos, pues de
otra manera no regresarían al mundo de los
vivos.

El Hanal Pixán, costumbre


y tradición
En todos los países civilizados es costumbre
conmemorar el día de difuntos con diversas
manifestaciones de duelo que dedican a sus
deudos muertos.
Estas prácticas se concretan a oraciones,
rosarios de ánimas, ofrendas florales y visitas a
los panteones. Entre nosotros, en América, en
casi todas partes, se encienden lámparas sobre
los sepulcros y hay paseo general de campos
santos e iluminan los lugares donde han
enterrado a los muertos.
En Yucatán, entre los indios mayas, se observa
una costumbre que viene desde sus ancestros:
costumbre netamente maya mezclada, después
de la conquista, a prácticas piadosas conforme
al ritual católico. Obra es ásta, de los
franciscanos; quienes, no pudiendo desarraigar
de golpe, en la raza conquistada, sus antiguos
ritos idolátricos, toleraron ciertas prácticas que
no se oponían al dogma: como honrar a sus
muertos, ofrecer presentes, encender velas y
quemar resinas aromáticas. Existe, pues, hasta
la fecha entre los indígenas mayas, una práctica
piadosa que tiene por origen la sagrada
veneración que el indio tiene por sus deudos
muertos, a quienes sepultan en el interior de
sus hogares.
Historiadores y cronistas, como Fray Diego de
Landa y Cogolludo, aseguran, -estudiando
costumbres de la raza aborigen,- que entre los
mayas no exitían cementerios en sus ciudades.
El maya,-dice el cronista-, sepulta sus muertos
en su propia morada. El entierro de sus deudos
lo hacía cada habitante a espaldas de su casa,
en un recinto o patio libre de malezas y bien
barrido, donde era abierta una fosa y en la
misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver
introduciéndole en la boca cierta cantidad de
masa de maíz bien cocida, llamada "keyem"
para que pudiera alimentarse mientras
reposaba.... Hecho el entierro, colocaban una
señal para identificar la tumba. Generalmente
consistía ésta en un corralejo de dos metros en
cuadro, hecho de varillas o palos: "coloc-ch,". Y
en tiempos de la colonia marcaban aquellos
sitios con una tosca Cruz de madera que
colocaban dentro del cuadro.
Debido a esta práctica indígena de sepultar los
muertos en casa para tenerlos cerca, a fin de
poderles ofrendar presentes que consistían en
alimentos, frutas y ceras, nació la costumbre de
hacer en los días de difuntos los "pibil-uahes" o
"mucbipollos: vianda en forma de tamales
envueltos en hojas de plátano con que
obsequian, en esos luctuosos días, a las almas
de sus parientes muertos. De ahí el "Hanal-
Pixan", que quiere decir: "banquete de las
ánimas".
En las casas y en los campos, colocan los indios
jícaras de atole nuevo y cajetes de comida
dedicados a los difuntos; y creen firmemente
que, invisibles, descienden las almas a tomar
una parte de ella, que es lo que llaman "tomar
la gracia".
Es costumbre tradicional en la República, como
en todo el mundo, llevar en los días de muertos,
ofrendas florales y coronas a los panteones.
En México, además de estos presentes,
fabrican en las pastelerías un pan de harina de
trigo, con mucha azúcar encima, llamado
popularmente "Pan de Muerto"; así como que
confeccionan calaveras de dulce, bien
adornadas, que obsequian a sus amistades.
En Yucatán, esta costumbre es distinta a la del
resto de la República y, quizás, de todo el
mundo. Desde el 1o. de noviembre, día de
Todos los Santos, y dedicado a los "chiquitos"
(los niños muertos), se confeccionan unos bollos
de harina de trigo, en forma de figurillas de
animales y muñecos, para ofrecer a las almas
de aquellos. El 2 de noviembre, día de los
Muertos, fabrican los indios unos enormes
pasteles redondos, como de treinta centímetros
de diámetro, hechos de masa de maíz y
manteca, rellenos de pollo y puerco y
condimentados con tomate y chile, que resultan
muy sabrosos.... Estas tortas de maíz envueltas
en hojas de plátano, -como tamales-, son
cocidos a guisa de barbacoa en un gran hoyo
bajo de la tierra, o "pibil-pollos"; palabra híbrida
muy popular.
Además de estos pasteles, entierran en el horno
subterráneo, bien calentado con leños y piedras,
calabazas grandes, de preferencia la "dzol",
jícamas, camotes, mazorcas de maíz tierno,
(pibinales) y unas tortas de masa y frijoles
llamadas: "pibil- xpelón". Y una vez cocidos
estos alimentos y humeantes aún, los depositan
en pequeñas mesas, alumbradas con velas de
cera, debajo de los árboles del patio y cerca de
las sepulturas de sus familiares; así como
sendas jícaras de sabroso "tan-chucua”, atole
que fabrican con masa de maíz, cacao, pimienta
y anís, a modo de "champurrado".
Estas viandas pasan toda la noche del 1o. al 2
de noviembre, en esos pequeños altares, debajo
de los árboles. Y cuando las almas de los
difuntos "han tomado la gracia", los familiares
de aquellos meriendan los "mucbilpollos",
tómanse el atole y "pibinales" entre libaciones
de "balché," y otras bebidas embriagantes....
Así termina la ceremonia del "Hanal-Pixán"
entre los mayas. Tal es el origen de esta
costumbre tradicional entre los yucatecos,
todos, hasta los que estamos lejos de nuestra
tierra!.... Y tan arraigada está, que hasta las
familias acomodadas, impelidas por la fuerza de
la tradición, confeccionan estas exquisitas
tortas, en el Día de los Difuntos, sin practicar la
ceremonia india, naturalmente. Y no es raro ver
en Mérida, la víspera del 2 de noviembre, a los
criados de las casas, llevando por la calle, en
enormes bandejas, estos ricos pasteles para
obsequiar a sus amistades; costumbre de la
que, hasta hoy, no ha prescindido nuestra
creciente Colonia Yucateca en la capital.

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