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DARLE SENTIDO A LA VIDA

El padre Luis Ciotti es el fundador del “Grupo Abel”, que tiene su sede en
Turìn, Italia.

La gente dice del Padre Ciotti: “Es un hombre que no deja en paz las
conciencias; te obliga a preguntarte muchas cosas, pero jamás te pregunta de
donde vienes, ni a donde vas”.

Fue ordenado sacerdote a la edad de 20 años, siendo ya radiotécnico. Cuando


llegó a Turín desde Venecia, su primera casa fue una choza en la periferia de
la ciudad y sus primeros amigos los muchachos callejeros, los cuales tarde o
temprano serían las víctimas de la delincuencia, de la violencia, de la droga y
prostitución. Fue precisamente para atenderlos y rescatarlos que Luis decidió
hacerse sacerdote.

El Padre Ciotti dice: “Yo no quería hacer algo solamente, sino darle sentido a mi
vida; yo debía hacer frente a la situación, arriesgarme, jugarme todas las
cartas”.

Y agrega: “Al ingresar al seminario, yo no tenía la seguridad de hacerme


sacerdote: sólo quería ver lo que sucedía. Muchas veces me desperté y quería
escaparme del seminario”.

Mientras el Arzobispo ordenaba a Luis Ciotti sacerdote, en el templo, entre los


fieles, había niños callejeros, huérfanos, jóvenes salidos de la cárcel de
menores y prostitutas.

En 1996 nació el “Grupo Abel”. Así lo llamó el Padre Ciotti para sacudir la
indiferencia y el egoísmo de tantos “caines” actuales, los cuales
descaradamente preguntan: ¿Acaso soy yo el responsable de mi hermano?

La primera sede del Grupo fueron dos cuartos en el centro de la ciudad, a los
cuales llegaron pronto decenas de muchachos llenos de problemas.

En otro punto de la ciudad se estableció otra casa, para rescatar a las


muchachas que querían dejar la prostitución.

Hubo varios intentos de asesinar al Padre Ciotti, pero él no se hizo para atrás.

El Arzobispo llegó a vender su propia cruz pectoral de oro, para ayudar al Padre
Ciotti a comprar otra casa, la cual fue sede de una comunidad agrícola. El
Arzobispo también intervino en defensa del Padre Ciotti cuantas veces fue
necesario.

En cuanto a los drogadictos, su destino era la cárcel, el hospital psiquiátrico o


la muerte.
Entre 1973-1974 el “Grupo Abel” mantuvo abiertas sus puertas dìa y noche a
los drogadictos. Tambièn se organizò una huelga de hambre que durò 14 dias,
con el fin de que el Estado promulgara una Ley que tomara en cuenta la
drogadicción. Dicha Ley entrò en vigor en 1976, se imponía claros deberes y
responsabilidades a los Municipios y a las Delegaciones de todo el país.

A fines de los 80s el “Grupo Abel” contaba con 150 voluntarios de tiempo
completo. Algunos de ellos han dejado su profesión y trabajo y se dedican
exclusivamente a los muchachos de la calle. Otros cientos de personas les
dedicaban su tiempo libre.

Las actividades están organizadas en forma de Cooperativas Laborales, pues el


Padre Ciotti asegura: “Solamente en el trabajo profesional cualificado, capaz de
competir industrial y comercialmente, los marginados y los viciosos encuentran
un verdadero estímulo para reintegrarse a la sociedad”.

Dos tiendas propias del grupo venden juguetes para niños y artículos de cuero,
de madera y cerámica, preparados por los muchachos.

El Grupo Abel también tiene una editorial y una Agencia Noticiosa que se
dedican a los problemas de la marginación.

Tiene además, la librería “Mónica y Patrick”, los nombres de dos jóvenes


muertos por drogadicción.

El grupo atiende además, la llamada “Universidad de la Calle”, la cual imparte


cursos de formación juvenil y da consultas para resolver los problemas de los
marginados.

Finalmente maneja un Centro de Estudios Generales y la sociedad “Árnica”


integrada por los padres de los tóxico dependientes.

Siguen naciendo nuevas iniciativas, para que todas las personas de buena
voluntad hagan algo por la prevención y el rescate de miles de familias y de
millones de niños y jóvenes desdichados.

El lema del Padre Luis Ciotti: “La drogadicción es problema de todos”.

Tomado de:

Zanuso, H. (1989) Para darle sabor al caldo… 1ª. Ed. Obra Nacional de la Buena Prensa.
Mèxico, D.F. p. 8-9.

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