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Wilhelm Reich (Resumen de Toda Su Obra, Español)
Wilhelm Reich (Resumen de Toda Su Obra, Español)
Lo que sigue es la recopilación de una serie de mensajes enviados en el año 2001 a la lista
GranTantra de Yahoo Groups, sobre las teorías de W. Reich y algunas interpretaciones de
las mismas. Aunque en un principio pensé en añadir algunos comentarios para señalar los
paralelismos entre su pensamiento y el Tantra, creo que si lo hago se pierden la sutileza de
las mismas, se establece una relación más burda, y puede que incluso impida que algunos de
vosotros puedan realizar las relaciones que os sugiera, sin que nadie tenga que hacerlo por
vosotros. Espero que os resulten interesantes.
Todo esto tiene un aroma profundo a Tantra y a Vedanta... :-))) Tener que releerlo para
enviarlo y contestar a un miembro del foro, me ha permitido tomar conciencia de ello. Tal
vez por eso cuando descubrí la Vedanta Advaita (Vedanta no dualista) me sentí seducido
por ella. También está en Reich de algún modo. Gracias por hacer que volviese a él. Nunca
se sabe donde está el maestro...
Luismi
Luigi di Marchi
Gran parte de los datos de su trabajo de los últimos años, se encuentra en una cámara de
seguridad en Suiza, con la indicación del propio Reich de que no se abra la misma hasta
50 años después de su muerte (consideraba que la sociedad de su época no estaba
capacitada para entender su obra), es decir, en el año 2007. Mientras esta información
no sea accesible, no podrá hacerse un juicio objetivo sobre sus últimas investigaciones
que por supuesto, para nada incluyen OVNIS, como alguien indicaba, y que no es más
que una burda manipulación.
Reich es el origen de mi interés por el Tantra, y mi caminar actual por dicho sendero.
Sus teorías sobre el orgón (mi nick en algunos foros) tienen mucho en común con la
concepción energética tántrica del hombre. El orgón como forma de la energía que el
tantra denomina kundalini, la división del cuerpo en siete secciones como un
paralelismo de los chakras, las técnicas de control de la respiración (similar a algunos
pranayamas) como las terapias bioenergéticas, para hacer que los bloqueos físicos y
psíquicos desaparezcan, su concepción energética de la sexualidad y la importancia de
una vida sexual natural para la expansión de la personalidad, son paralelismos de base
científica que causan asombro por la capacidad y la intuición de algunas personas hace
miles años que nos han transmitido esta corriente de pensamiento.
Algunos datos sobre el descubrimiento del orgón, de carácter muy elemental, para
despertar la curiosidad y que pueden ampliar aquellos que lo deseen, en la biografía
citada al final sobre la obra de Reich.
En el cuerpo humano hay pequeñas corrientes eléctricas que pueden medirse con
aparatos adecuados, y que sirven entre otras cosas para provocar el movimiento de
nuestros músculos, como es bien conocido por cualquier biólogo aficionado. Reich
descubrió que en las zonas erógenas ese potencial eléctrico sólo aumenta si se produce
en las mismas una sensación agradable.
Esa expansión se expresa en el óvulo fecundado mediante una carga que crea una
vibración, ondulación y contracción visibles. Sólo existe un medio para aliviar esa
presión interna (aparte de la explosión), la división de la célula del óvulo en dos
menores y así sucesivamente. La división del óvulo fecundado corresponde pues a un
proceso de relajamiento, de distensión...
La división celular sigue el mismo ciclo de cuatro tiempos de la formula del orgasmo:
tensión-carga-descarga-distensión. Este proceso es el proceso biológico más importante
y significativo. La formula del orgasmo merece pues ser definida como la "formula de
la vida". Y Reich se dio cuenta en 1935 que en el orgasmo podía radicar el secreto de la
vida.
Esto convenció a Reich de que la energía del orgasmo era la misma que actuaba en
todas las funciones vitales, y que sus experimentos sobre biones confirmaban que dicha
energía estaba presente no sólo en la materia viva, sino en la materia orgánica (o sea,
sustancias que habían sido materia viva). Esta energía la toman de la propia atmósfera y
directamente del sol, y tenían capacidad para destruir bacterias y células cancerosas (su
opuesto energético, a cuya reproducción anómala, todavía la ciencia oficial no ha
conseguida dar explicación), y esa energía estaba contenida en unas minúsculas
vesículas azuladas. Esa energía fue bautizada con el nombre de orgón.
«Mi experiencia médica con individuos de todos los estratos sociales, de todas las
razas, de todas las nacionalidades, me ha demostrado que el "fascismo” es solo la
expresión políticamente organizada de la estructura caracterial media, una estructura
que no tiene nada que ver con la raza, la nación o partido, sino que es general e
internacional.»
Su concepción energética la trasladó de los organismos vivos más sencillos a las reglas
que rigen la vida de los planetas y las galaxias, su forma espiral es la misma en que se
expanden las minúsculas vesículas azuladas del orgón. No es acaso lo mismo que
"Lo que está aquí, está en todas partes. Lo que no está aquí, no está en ninguna parte"
Vishvasara Tantra
Los experimentos llevaron a Reich a la conclusión de que si la materia viva nacía de una
condensación de energía orgónica y que incluso la materia no viva surgía de una
confluencia de dos corrientes energéticas en un "remolino" orgónico en el que la energía
cinética perdida se transformaba en materia, toda la materia viva y no viva podía ser
considerada como el resultado de una transformación más o menos definitiva de la
energía orgónica libre. Está podía pues ser definida como la energía que precede a la
materia y la genera. Al mismo tiempo, la energía atómica, proveniente de la
disgregación del átomo -que a su vez es el elemento fundamental del universo según la
física clásica- podía ser considerada como la energía que nace de la destrucción de la
materia, la energía residual de la materia.
Creo que cualquier persona cercana al Tantra suscribiría sin dudar el lema de la escuela
reichiana que encabeza este documento.
Animismo, misticismo y mecanicismo.
La naturaleza era concebida por la mentalidad animista primitiva como “animada”, pero
dicha animación estaba modelada de acuerdo con las experiencias sensoriales objetivas
del hombre. “Los espíritus tenían forma terrestre, mientras que la luna y las estrellas se
comportaban como seres reales y vivos... La mente animista no cambiaba el mundo ni
en su interior ni en su exterior. Lo único que hacía, a diferencia de la concepción
naturalista-científica del mundo, era atribuir funciones objetivas a los objetos a los
que no pertenecían. Es decir transfería su propia realidad a una realidad externa: en
definitiva proyectaba.”
De esta forma, para Reich, la mentalidad primitiva estaba muy cerca de la verdad
cuando establecía una ecuación entre la fecundidad de la tierra y la fecundidad del
cuerpo femenino, o cuando consideraba la nube productora de lluvia como una criatura
capaz de percepción.. La energía que está en el origen de la formación de la nueva vida
en el seno femenino y en la tierra es de hecho esencialmente la misma, y la nube en
efecto es, al igual que un organismo vivo, un sistema energético más fuerte que el
sistema que lo rodea.
“El primitivo pues, animaba a la naturaleza de acuerdo con las propias sensaciones
y funciones: la animaba, pero no la mixtificaba, como iban a hacer sus biznietos siglos
más tarde”.
El misticismo no puede ser considerado como una concepción realista, ya que en el, no
solo el mundo externo, sino incluso el mundo interior del individuo esta deformado.
Reich ilustra la mentalidad del científico mecanicista con el común denominador del
perfeccionismo. Con esta palabra designa la actitud de intolerancia hacia las
incertidumbres, las sensaciones cambiantes, los resultados variables. Aplicado a la
naturaleza este criterio lleva a desviaciones y a fracasos, ya que la naturaleza es inexacta
y no actúa mecánicamente, sino funcionalmente. Los procesos naturales están de hecho
caracterizados por la regularidad de las funciones y por la irregularidad y diversificación
de las estructuras. “En un bosque que se desarrolla naturalmente actúa sin duda alguna
un principio unitario de crecimiento: y sin embargo, no hay en él ni dos árboles, ni en
los millares de árboles hay dos hojas, que sean fotográficamente iguales.”
Incluso las órbitas aparentemente iguales del sol y los planetas, sólo lo son si no se tiene
en cuenta su variación a través de millones de años. El origen del sistema planetario es
incierto, al igual que lo es su futuro. Es un dato bien conocido. Por lo tanto, incluso el
sistema planetario, este mecanismo “perfecto” del astrofísico, es “imperfecto”. Y es esa
libertad intrínseca de la naturaleza la que suscita la angustia de los mecanicistas cuando
se encuentran con ella. Lo que les aterroriza, es el movimiento: lo cual es plenamente
comprensible dada la rigidez de su estructura caracterial y corporal.
Las investigaciones sobre los factores comunes de los varios fenómenos han sido
siempre también investigaciones históricas y genéticas. La observación puramente
clasificatoria -como la de la biología descriptiva- no puede al contrario, llevar a ningún
descubrimiento genético.
Es lógico que detrás del cerebro se presuma el valor de “Dios”, o bien el de la “razón”,
o bien el de la “finalidad.”
A juzgar por los estudios relacionados con las teorías del conocimiento, nada puede
igualar la estupefacción del hombre frente a su propia capacidad de sentir, razonar,
percibirse, reflexionar sobre sí mismo y sobre la naturaleza que le circunda.
La orgonomía es la ciencia de la energía fundada por Wilhelm Reich entre los años 20
y los 50 de este siglo. Hunde sus raíces en el psicoanálisis y en el marxismo, paga con
honestidad su deuda con ambos, termina por superarlos en profundidad y alcance,
otorgando a cada uno de ellos su contribución en este movimiento, que nos lleva a
conocer, conocernos y transformar el mundo en dirección al reconocimiento y
aceptación de la vida, tanto en nosotros como en el resto de la naturaleza.
Javier Torró, filósofo, nos ayuda a desentrañar y comprender lo esencial de esta mirada
tan distinta sobre la vida, en su excelente artículo “El método del funcionalismo
orgonómico”, publicado en los números 13 y 14 (1990) de Energía, Carácter y
Sociedad, la revista de la Escuela Española de Terapia Reichiana. Lo que sigue es un
extracto del artículo, con algunos comentarios.
Para Reich, el pensamiento está en relación con la estructura del carácter de cada
individuo: «pensamos y sentimos de acuerdo a nuestro metabolismo energético». El
funcionalismo orgonómico representa una técnica mental del hombre en tanto que ser
viviente desprovisto de su coraza, y que ha mantenido el contacto con la naturaleza en sí
mismo y fuera de sí mismo. La materia viva es funcionalmente idéntica y diferente a la
inerte. Es idéntica puesto que ambas están gobernadas por los mismos procesos de
tensión - carga - descarga - relajación. Se diferencian en la ordenación rítmica de las
funciones parciales.
Entre soma y psique se establece una única unidad funcional, y no una reducción o una
contraposición; son dos ramas de una única unidad funcional que comienza a
desarrollarse a partir de la primera célula germinal.
Es funcionalista puesto que cada elemento de la realidad que se está estudiando cobra
sentido en relación con las interrelaciones que se establezcan con el todo. Por lo tanto
realiza una función, es decir, dicho elemento contribuye a que funcione el conjunto del
que forma parte. En lugar de causa, el funcionalismo postula principios funcionales
comunes en un orden siempre más profundo y más comprensible. Epistemológicamente
el principio funcional común es posterior a las ramas en que se divide. Aquí es,
precisamente, donde aparece el movimiento dialéctico del método reichiano. Pero para
la orgonomía dialéctica es la propia realidad, los procesos por los que se interrelacionan
las distintas funciones.
Se verá que las funciones emparejadas son placer / angustia, potasio / calcio, lecitina /
colesterina, acetilcolina / adrenalina y parasimpático / simpático.
Los primeros de cada par son comunes en el proceso de Expansión Biofísica, los
segundos se alinean con la Contracción Biofísica, pero tanto la expansión como la
contracción se funden en otro principio funcional común (PFC): la Excitación Biofísica.
En la ciencia mecanicista los campos funcionales están separados por fronteras rígidas
que no permiten la integración, de tal forma que lo que se sabe sobre un campo ocurre a
espaldas de lo que se sabe en otro. De esta manera, con el aumento del saber, el mundo
deviene cada vez más complicado, confuso e impreciso, en lugar de aparecer más claro
y más simple. El funcionalismo orgonómico establece la conexión funcional de los
procesos en distintos campos funcionales y, por lo tanto, la disolución de las fronteras
entre las ciencias.
El mismo Reich nos habla del siguiente ejemplo: «El placer y la angustia son dos
funciones emparejadas en el campo funcional de la psicología, mientras que la lecitina
y la colesterina lo son en el campo funcional de la bioquímica. En la naturaleza no hay
fronteras dentro del principio funcional común del primer o último orden. Las fronteras
fueron introducidas en la naturaleza por la especialización de las disciplinas científicas
mecanicistas. El funcionalismo orgonómico retira otra vez estas fronteras. De este
modo, acerca la investigación natural a la naturaleza, no sólo en cuanto a contenidos,
sino también en cuánto a la técnica del pensamiento.»
Para Reich la unidad domina el todo. Esto significa que la verdad de una cosa no se
encuentra en la cosa aislada, fija como algo constante, sino en la estructura funcional, en
la conexión con el todo. En un organismo aislado, la diferenciación de esta unidad no
toca a la unidad del todo, sino que funciona como un todo unitario, indivisible, sin la
idea metafísica de que el organismo sea algo que quiere conservar a los individuos y a
la especie.
En esa unidad que domina el todo persisten funciones naturales objetivas, o lo que es lo
mismo, las funciones naturales integran el todo. Tomando contacto con nuestro
cuerpo y con nuestras emociones, es como mejor podemos tomar contacto con esa
lógica funcional objetiva de la naturaleza que también opera de forma inevitable en
el hombre. (Hegel decía: «Todo lo real es racional.»)
Por eso, para Reich «la estructura biológica del observador no puede ser excluida de la
investigación científica y de la valoración crítica del resultado de la investigación».
Esto es así puesto que el acorazamiento y la rigidez de la estructura del investigador, se
traslada a su propia estructura de pensamiento y, por tanto, se proyecta al interior del
objeto de estudio. Se produce algo así como una resonancia entre el objeto de la
investigación y el organismo del investigador.
Por esta razón puede decirse que la orgonomía es un saber iniciático en el sentido de
que, para profundizar en el conocimiento de la Naturaleza, es necesario también
profundizar en el conocimiento de uno mismo, tal como Sócrates proponía su famoso:
conócete a ti mismo.»
De hecho, a medida que nos acercamos a las raíces comunes de las variables y
contradictorias manifestaciones de la Naturaleza, las cosas aparecen más y más simples,
y las analogías entre las funciones básicas que encontramos nos devienen evidentes. Por
ejemplo: la analogía entre la sensación vegetativa de mi cuerpo y la corriente plasmática
de la ameba, entre el tejido animal y el tejido social (ambos aíslan o secuestran cuerpos
extraños), entre los climas externos y los climas internos (las emociones), entre el
desarrollo secundario de plantas y animales en el desierto y las manifestaciones del
hombre muy acorazado, que muestra la misma espinosidad que los vivientes del
desierto.
Energía y medicina
Energía significa fuerza en acción. Y si se habla de la energía biológica, ésta es la
fuerza en acción capaz de producir emociones como la ira o la tristeza y eventos
fisiológicos como el movimiento muscular o la secreción glandular. La realidad de un
ser vivo viene toda junta, integrada, y no es su culpa que la ciencia oficial la desintegre
o la estudie en innumerables disciplinas: biología, medicina, psicología, sociología, etc.
¿Qué consecuencias tienen estos hechos para explicar el fundamento de esta medicina y
su visión de los fenómenos vitales ?
En primer lugar, que los organismos vivos están sólidamente integrados: no hay un
reino de los fenómenos biológicos y otro de los fenómenos psíquicos, no hay una
terraza mental y una cloaca digestiva. Lo que ocurra con las emociones también
acontecerá en el intestino, los bronquios o los músculos, y viceversa.
La mente es, también, una función biológica. Por otra parte es inconcebible un
organismo donde sus distintos aparatos celebran asambleas para ponerse de acuerdo: se
supone que existe un aceitado entendimiento entre las articulaciones y el cerebro, entre
las glándulas endocrinas y los músculos, entre el corazón y los riñones, etc. Y sin
embargo existe la difundida superstición de que el cuerpo es una especie de sofisticado
mecano cuyas partes coexisten casi por casualidad bajo la misma piel, esa frontera
indiscutible.
Pero los cambios son de acuerdo a la propia naturaleza, de manera que estas
modificaciones se dan dentro de la posibilidad de desarrollo de un ser u órgano: es
difícil que un hígado se transforme en un aviso publicitario (pero sí que algunos avisos
afectan hígados sensibles).
De manera que las bases de este sistema pueden encontrarse en algunas medicinas
tradicionales, como la china o la hindú (ayurveda) y en los aportes de Reich. Pero
también en la ciencia occidental, que aporta el conocimiento de la estructura y función
de los órganos, así como de los eventos que ocurren cuando estos enferman: la medicina
interna de occidente es también un brillante aporte al conocimiento humano. Y de los
aportes teóricos y prácticos de la homeopatía y las escuelas naturistas, en buena medida
coincidentes con los de la acupuntura.
El sentido común (¿qué será eso?) indica que debe haber algo de cierto en cada una de
las posturas. Y que si distintas prácticas han resultado eficientes en distintos momentos
o circunstancias, es posible que todas compartan aciertos y equivocaciones.
Pues bien: la biología y la medicina académicas no han acusado recibo del impacto. La
medicina actual se sigue correspondiendo con la llamada física clásica o newtoniana y
con el pensamiento cartesiano que le es tan afín. Y esa es la razón por la cual sigue
considerando al ser humano como una criatura escindida en cuerpo y alma, y al cuerpo
como un mecano cuyos órganos están misteriosamente ensamblados pero no
íntimamente articulados y mucho menos animados por la energía básica de la vida.
Entonces parecerá elemental pero hay que decirlo: el objetivo de un tratamiento debe
ser aumentar la vitalidad de una persona (su lado luminoso) ayudándolo a des-
enfermarse (su lado oscuro) y dejando que logre emerger hasta donde sea posible el
proyecto original de su vida. Es que acercarse a una situación de autorregulación
energética es un concepto muy cercano al de lograr un importante nivel de libertad.
Había tirado un cable para que mamá me alimentara a través de esa cosa esponjosa
que llaman placenta. Tuve que fabricarla porque sino conseguir oxígeno y alimentos
hubiera sido muy difícil: este mar es muy chiquito y no me hubiera bastado.
Si imaginamos el campo energético del ser humano que conocemos como si fuera una
esfera, podemos imaginar tres estratos. El más profundo -el núcleo- expresa los valores
de origen, los primarios y los que cabe suponer en un organismo sano con toda su
potencialidad a desplegar. Son el amor, el trabajo y el conocimiento: constituyen la
base de la existencia y deberían gobernarla. Pero lamentablemente, no es esto lo que
ocurre. En la historia de cada humano existe una secuencia inevitable y cronológica: el
primer campo energético es la relación madre-hijo, desde la concepción hasta los
primeros días después del parto. Progresivamente el recién nacido va integrándose con
el segundo campo energético, que incluye al padre y a los otros miembros del grupo.
Cuando concluye esta etapa, el niño va ingresando al tercer y último campo, la
sociedad, especialmente a partir del sexto año de vida, donde suele comenzar su
escolarización. Esto es a grandes rasgos, porque el esquema puede sufrir
modificaciones.
Si se agrega a esta lista la escasa calidad de los nutrientes y las cualidades del
medioambiente: alimentos, medios de comunicación, educación, etc., se comprenderá
que el niño en desarrollo carece de modelos vivos con la posibilidad real de nutrirlo.
Esto provoca congestiones y bloqueos en la circulación de la energía, lo cual
concretamente deviene en enfermedad, más severa cuanto peor y más precoz es la
exposición del pequeño a los factores enfermantes.
Hoy sabemos que no sólo existe la coraza muscular, que es superficial, sino otra más
profunda: la coraza visceral y el acorazamiento psicológico contra las propias
emociones descarriadas. De manera que se ha ampliado el concepto de coraza.
Para fines sanitarios, es importante decir que la dificultad o imposibilidad de vivir de
acuerdo a los principios básicos de la vida -los del núcleo- han alentado el desarrollo de
un estrato secundario donde residen los anti-valores: hipocresía, perversión, sadismo,
masoquismo, envidia, espantosa mediocridad. El poder en lugar de la potencia, el dinero
reemplazando al amor, la fama y el éxito a codazos para disminuir la penosa sensación
de infelicidad y la angustia crónica.
Pero como esta presentación es inadecuada a los fines sociales -la hipocresía estándar
recita con la boca valores que en la vida real borra con el codo- existe un tercer estrato,
el más externo: la diplomática apariencia que tapa la voracidad con una sonrisa
deslumbrante y esconde las miserias del alma con un ropaje encantador.
Y por último los sujetos realmente sanos: maduros, con carga, distribución y circulación
energética fisiológica. Son normo-orgonóticos y responden a lo que la orgonomía
denomina carácter genital.
No está mal si uno lee los diarios, mira o escucha los noticieros y sale a mirar y
escuchar a la calle de vez en cuando. No parecen datos alarmistas, sino apenas realistas.
No cabe duda que implican una grave patología colectiva, pero esto es lo más cercano a
la verdad, si es que alguna vez nos animamos a reconocerla.
Las ideologías son una fábrica de sometimiento a través de las sagradas instituciones. Y
ahora operan en todo el planeta gracias a la globalización. No es fácil salir de este
círculo opresivo, pero hay esperanzas si se llega a la conclusión de que esta grave
distorsión del desarrollo humano no reconoce causas genéticas, sino culturales: tiene
que ver con una modalidad de la construcción social, cultural, económica y política. Y
ésta que conocemos y padecemos, no es la única posible.
Hay un punto de contacto importante entre las escalas individual y social: es el estudio
de lo que Reich llamaba estructura caracterial media de una sociedad. O sea: la
determinación de cuál es el carácter predominante y qué peculiaridades tiene. Su
opinión acerca de que en una sociedad determinada no pueden aparecer fenómenos
superestructurales (gobiernos, clases dirigentes en general) que no estén fundamentados
en el carácter social medio, es de una lógica difícil de rebatir. Acerca de este tema es
muy impactante su recuerdo de que Hitler accedió al gobierno por vía electoral, lo cual
significa que la demagógica hipótesis de la conjura como explicación del ascenso del
fascismo es superficial y oculta profundidades tenebrosas.
Partiendo del análisis del fascismo y sus aspectos muy específicos, es posible
generalizar esos hallazgos y advertir que lo esencial del fascismo se halla presente,
también, en otras culturas políticas: en el social-comunismo (denominado fascismo rojo
por Reich luego de su gran desilusión con él) pero también en el neoliberalismo
contemporáneo. Esencialmente se trata de maquinarias succionadoras de energía
destinadas a la acumulación de poder económico, social y político en manos de un
reducido sector de la sociedad a través de la manipulación de las emociones básicas de
las masas humanas, lo cual cristaliza en ideologías contradictorias pero
complementarias que oscilan entre el misticismo y el mecanicismo.
Pero esto sería imposible si el proyecto de domesticación en gran escala del animal
humano no hubiese resultado exitoso. En un contexto muy específico y con fines
nacionales independentistas, Ghandi demostró por medio de la resistencia pasiva y la
desobediencia civil que si la gente no se presta, el circo no funciona: su pueblo echó a
los ingleses de la India sin disparar un sólo tiro.
No importa ahora analizar por qué razones el pueblo hindú decidió seguirlo, sólo se
trata de remarcar el siguiente acontecimiento histórico: ningún sistema es capaz de
funcionar sin el asentimiento de la mayoría de sus integrantes, ya sea por medio de la
convicción-domesticación o por la utilización de la violencia legitimada. La violencia se
encuentra en la base de cualquier diseño social basado en la expropiación energética,
perpetuador de una injusticia básica y enemigo de la vida, pero es absolutamente
ineficaz cuando las mayorías deciden que no van a seguir prestándose al juego. Cuando
son capaces de decir NO o BASTA el juego del poder se acaba y los poderosos dejan de
serlo.
Si lo que anima la estructura caracterial humana es energía Orgón (positiva, vital) pero
que puede degenerar en energía Dor (negativa, letal) ¿por qué va a suceder algo
diferente en la sociedad? En todo caso se tratará de una complejización que dificulta su
comprensión, ya que resultan evidentes las dificultades metodológicas para pasar de un
campo energético individual a otro colectivo. Pero el típico bloqueo corazón-cabeza vía
ciencia e ideología oficial, de manera que se acepta con facilidad que la realidad viene
dividida en bloques que no tienen una relación íntima entre sí y por lo tanto se requieren
métodos o ciencias diferentes para comprender la PARTE. Así la vida se torna
incomprensible y absurda, se inventan trascendencias inexistentes y se pasa de largo lo
más elemental: la existencia es hermosa y merece vivirse todos los días. La vida carece
de sentido final :
El diseño de los indicadores podría ser una tarea prioritaria en el campo social, al
tiempo que se prosigue la investigación para intentar medir las energías Orgón/Dor a
nivel colectivo. Pero no hay por qué abrigar dudas acerca de esta última posibilidad: las
existencias individuales y las formaciones sociales no sólo tienen un correlato
energético, SON ENERGÍA que ha devenido en materia o en la construcción de formas
de convivencia sumamente estructuradas. Que aún no hayamos encontrado la forma de
estimarlo con precisión no implica que no pueda hacerse, más bien tiene relación con
nuestro desconocimiento. Existen una serie de posibles indicadores: la contaminación
ambiental, la superpoblación, la taza de plusvalía, la participación en la resolución de
los problemas comunitarios, la posibilidad de aprender y desarrollarse en libertad, las
formas de vivir la sexualidad, la desnutrición, la vivienda, la transformación de los roles
estáticos en funciones dinámicas, etc.
En el plano internacional no puede negarse que las diferencias entre los países son
notables. Quedará para otra oportunidad profundizar acerca de la historia y la
legitimidad de la existencia de las naciones, pero aquí sólo puede decirse que desde
algunos pocos países sus clases dirigentes succionan energía a los demás, obligándolos
a un modelo de existencia que nadie les ha propuesto civilizadamente. Es una cuestión
de simple prepotencia basada en el poder militar, económico y político, pero preparada
por el acondicionamiento reflejo de las masas. Otro hecho que puede constatarse es el
siguiente: las sociedades del primer mundo no son exclusivas de los países del primer
mundo, así como las sociedades del tercer mundo no son exclusivas del tercer mundo.
En los primeros hay vastos sectores cuya creciente pobreza los hace pertenecer
funcionalmente a las sociedades que mayoritariamente habitan en los países
tercermundistas.
Y a la inversa: en las sociedades de los países ubicados en el tercer mundo hay bolsones
de riqueza monopólicamente ubicados en los sectores sociales dirigentes, de manera que
las cosas no son tan simples si se quiere ser riguroso. Estas consideraciones abren la
puerta para mirar el mundo más allá de las naciones, cuyos límites tienen más relación
con la lucha por el poder que con el natural nucleamiento originado por la cultura en
común. Por otra parte, la perversa utilización de la tecnología punta está transformando
a la especie humana en un conjunto de desocupados progresivamente carenciados y
apiñados a lo largo y lo ancho del planeta. A medida que los medios de comunicación
aumentan su poder decrece el de la simple gente, que sólo espera sentada en su casa las
noticias que le muestran las cadenas informativas.
Ellas eligen la porción de realidad que será exhibida, así como el estilo de presentación,
lo cual se transforma en un mensaje-masaje político e ideológico al cual es muy difícil
resistirse.
En el sistema de organización mundial que se está gestando las masas humanas tienen
cada vez menos importancia y lugar: están por ser corridos a la periferia de la realidad
para ser expulsados de la historia... y tal vez de la vida. Esta civilización marcó a fuego
en el carácter humano la necesidad del trabajo, tanto que la mayoría de los jubilados
sienten que su vida ha perdido el sentido. ¿Qué pasará a medida que la articulación de
ordenadores, máquinas y robots los desplace de las actividades productivas? Si a esto se
le suma el insensato crecimiento demográfico, las consecuencias son previsibles:
marchamos hacia un desastre de escala planetaria.
Pero éste no es un tema que interese demasiado a las élites mundiales, ellas siguen
desarrollando su carácter o sea: ganando dinero, arruinando el planeta, reteniendo el
poder y manipulando a las masas.
Los tests electrónicos miden la intensidad de la corriente que circula por los puntos de
acupuntura investigados, lo cual nos permite inferir la cantidad de energía
correspondiente a cada uno de ellos. El valor se expresa en microamperes, en una escala
graduada entre 0 y 200.
Una medición tipo de los anillos de una muestra poblacional integrada por 1.884
individuos de clase media, de ambos sexos, variada edad (0-85 años) y patologías,
arroja estos valores promedio, expresados en microamperes.
Anillo 1 153
Anillo 2 158
Anillo 3 135
Anillo 4 124
Anillo 5 128
Anillo 6 109
Anillo 7 100
La fantasía acerca del aspecto de los extraterrestres, que muchas veces son presentados
con un gran apéndice cefálico y miembros diminutos... ¡es más bien una radiografía
energética del hombre actual! (aunque se requieran muchos siglos para que la anatomía
se asemeje a la fisiología).
El hombre medio funciona con menos corazón que cabeza y con una clara disminución
relativa de los segmentos relacionados con las actividades expresivas. Los miembros
tienen que ver con la acción, el tórax con la identidad y las emociones comunicativas, la
pelvis con las excreciones y la sexualidad. Y casualmente son estos sectores los que
presentan un déficit más marcado.
Las cosas no son ni tan simples ni tan fáciles. El continuo juego de oscilaciones entre
las concepciones mecanicistas y místicas, que se retroalimentan y se necesitan
mutuamente explica también la facilidad con la que se puede ser, simultáneamente y sin
cuestionamientos, ferozmente materialista y mansamente creyente: si uno está dividido
no hay problemas en mantener cierta posición con el bloque superior, la opuesta con el
del medio y ninguna con el inferior. Por ejemplo: ¡se puede ser un torturador por la
mañana y un padre cariñoso con los hijos por la tarde, luego del horario de trabajo!
Esta visión de los fenómenos humanos permite ponerse a distancia de planteamientos
que implican la fácil demagogia o la fundamentación genética de las diferencias, así
como también la bien intencionada creencia de que se puede acceder a la felicidad
desandando el camino y dedicándose a contar florecitas en medio del campo. Existe, en
cambio, un largo proceso de transformación que parece haber empujado al hombre hasta
su actual modelo de funcionamiento y que se hace necesario comprender para encontrar
una salida a la situación actual, desdichada en el presente y altamente, peligrosa para el
porvenir.
Es paradójico y hasta cruel que los esclavos hayan cavado su propia fosa depositando en
las instituciones que los aprisionan una cantidad tan exorbitante de energía positiva y
que ésta, estancada y congestiva, haya devenido en Dor o energía negativa, tanto a nivel
individual como social.
Sin embargo existe la energía suficiente para revertir este proceso, pero por ahora esta
energía se encuentra bloqueada en las actuales creencias y en las instituciones que las
custodian con mano de hierro y sin temblores de pulso.
El siguiente texto está preparado sobre la base de algunas páginas del libro de Luigi di
Marchi "Wilhelm Reich, biografía de una idea".
En sus investigaciones Reich observó la existencia de algunas zonas del cuerpo que
presentan un comportamiento eléctrico totalmente diverso del resto de la superficie
corporal. Estas eran, como había supuesto, las zonas erógenas: labios, ano, pezones,
pene, escroto, mucosa de los órganos genitales, lóbulos de las orejas, lengua, palmas de
las manos, y, bastante extrañamente, también la frente.
Reich también descubrió que el aumento de pontencial de las zonas erógenas aumenta
de forma proporcional a la "suavidad" del estímulo: cuanto más suave y dulce es el
estímulo, se produce de forma más rápida el aumento de potencial.
Así fue como pudo verificar sus hipótesis sobre la relación entre la excitabilidad sexual
y movilidad energética del organismo. Reich pudo observar que si se invitaba a un
sujeto a inspirar profundamente o a poner en tensión los músculos abdominales como en
la defecación, el electrodo aplicado sobre la piel del abdomen, por encima del ombligo,
indicaba una caída más o menos brusca del potencial de la superficie, que volvía a subir
con el relajamiento de los músculos y la expiración. En cambió, las variaciones eran
casi nulas en los sujetos con bloqueo emocional o caracterizados por una fuerte rigidez
muscular.
Ahora podía relacionar estos fenómenos sociológicos con los fenómenos fisiológicos y
encontrar en éstos una prueba de su hipótesis energéticas: la existencia de un campo
energético continuo entre el centro y la periferia del organismo y, por otra parte, un
aliciente a su concepción del organismo como una vejiga membranosa, recorrida por
corrientes energéticas.
De la bioeléctricidad al orgón
«Era la misma energía con la que mis biones destruían las bacterias y las células
cancerosas: la única diferencia estaba en el hecho de que, en este caso, la energía
estaba contenida en las minúsculas vesículas azuladas.»
Toda la materia viva y no viva puede ser considerada como el resultado de una
transformación mas o menos definitiva de la energía orgónica libre. Ésta podía ser
definida como la energía que precede a la materia y la genera. Al mismo tiempo la
energía atómica, proveniente de la disgregación del átomo - que a su vez es el elemento
fundamental del universo según la física clásica - podía ser considerada como la energía
que nace la destrucción de la materia, la energía residual de la materia.
El acto copulativo, con su posición, con sus movimientos y también por su convulsión
orgástica, demostró ser un proceso de fusión de las corrientes energéticas de los dos
organismos, el masculino el femenino. Con esta fusión la corriente de cada organismo
puede finalmente evadirse del envoltorio en que está normalmente encerrada y puede
así expansionarse dentro del sistema más amplio de la “pareja de amor”. Esto explicaba
finalmente el sentido de “desindividualización”, de “pérdida del conocimiento”, de “ir
más allá de uno mismo”, de “comunicación cósmica”, que el arte, la filosofía y tantas
expresiones humanas siempre han captado más o menos vagamente en la experiencia
sexual intentando describirla directa o simbólicamente.
En el caso de la impotencia orgástica, de la cual sufre una enorme mayoría de los seres
humanos, la energía biológica está bloqueada y se convierte así en fuente de las
manifestaciones más diversas de conducta irracional (bloqueo emocional, exclusión).
Las perturbaciones psíquicas son el resultado del caos sexual originado por la naturaleza
de nuestra sociedad; caos que ha tenido como función el sometimiento de las personas a
las condiciones existentes. Sirve el propósito de obtener el anclaje psíquico de una
civilización mecanicista y autoritaria, haciendo perder a los individuos la confianza en
sí mismos.
Esa angustia de placer es el terreno sobre el cual el individuo recrea las ideologías
negadoras de la vida que son la base de las dictaduras. Es la base del miedo a una vida
libre e independiente.
Este acorazamiento del carácter es la base de la soledad, del desamparo, del insaciable
deseo de autoridad, del miedo a la responsabilidad, de la angustia mística, de la miseria
sexual, de la rebelión guerrillera impotente así como de una resignación artificial y
patológica de droga y alcohol.
Los seres humanos han adoptado una actitud hostil a lo que está vivo dentro de sí
mismos, de lo cual se han alejado. Este enajenamiento no tiene un origen biológico y
económico, sino social y psicológico.
Desde hace mucho el deber y la obligación han sustituido al goce natural del trabajo y la
actividad. La estructura caracterológica corriente de los seres humanos se ha modificado
en dirección a la impotencia y el miedo a vivir en actitudes de irresponsabilidad y de
infantilismo. La catástrofe internacional que atravesamos es la última consecuencia de
esa enajenación respecto de la vida.
La formación del carácter en la pauta autoritaria tiene como punto central no el amor
parental, sino la familia autoritaria. Su instrumento principal es la supresión de la
sexualidad en el infante y en el adolescente.
El hecho de que el hombre sea la única especie que no cumple la ley natural de la
sexualidad es la causa inmediata de una serie de desastres terribles. La negación social
externa de la vida conduce a la violencia, así como a perturbaciones psíquicas y
somáticas del funcionamiento vital.
El proceso sexual, o sea, el proceso biológico expansivo del placer, es el proceso vital
productivo per se.
La tergiversación social de la vida de amor natural y el empeño a negarla a los niños y
adolescentes representa un estado de cosas, característicamente humano que se extiende
más allá de los límites de cualquier Estado o grupo.
En realidad, esclarecer la función de lo viviente sólo amenaza una actitud y una clase de
orden social y moral: el régimen autoritario de cualquier clase, que, mediante una
moralidad compulsiva y una actitud también compulsiva frente al trabajo, intenta
destruir la decencia espontánea y la autorregulación natural de las fuerzas vitales.
El auténtico anhelo de democratizar la vida social, tan antiguo como el mundo, se basa
en la autodeterminación, en una socialidad y moralidad naturales, en la alegría en el
trabajo y la felicidad terrenal en el amor. Quienes sienten ese anhelo consideran toda
ilusión un peligro.
Es más fácil vender la propia independencia a cambio de una seguridad económica, que
llevar una existencia independiente responsable, y ser su propio dueño.
Es más fácil ordenar a los subordinados o pacientes lo que deben hacer, que guiarlos
respetando al mismo tiempo su individualidad. Es más fácil representar lo vulgar y lo
mediocre y más difícil representar la verdad.
Sea cual sea el resultado, para las generaciones venideras, de las luchas sangrientas de
nuestro mundo dislocado, la ciencia de la vida es más poderosa que todas las fuerzas
negativas y todas las tiranías.
Sobre su obra, para tener una idea del conjunto, aunque muy difícil de encontrar, por
encontrarse agotado.