Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Galilei causó uno de los grandes revuelos en la historia del pensamiento humano, pues
representaba a un grupo de científicos que estaban a favor de la búsqueda de las verdades
universales que científicamente se pudieran comprobar a través de los nuevos métodos. Por
primera vez, se cuestionaba a la autoridad absoluta de Dios, así como las estructuras y los
funcionamientos del universo. Mediante el conocimiento científico, el ser humano se
acercaba a las verdades hasta entonces ocultas.
La Santa Inquisición
Antes de ser condenado por sus ideas, Galileo recibió en 1616, la primera Reprimenda por
parte del Cardenal Bellarmino, cabeza de la entonces Santa Inquisición. Poco después se
publicó, originalmente en Latín, la primera aceptación de Galileo sobre el "error de sus
pensamientos":
"El más ilustre señor Cardenal Bellarmino reportó que el matemático Galileo Galilei ha
aceptado su error, cuando la Santa Congregación le recomendó que abandonara la opinión
que hasta entonces había tenido: aceptar que el Sol se mantiene inmóvil en el centro de las
esferas, mientras la Tierra se encuentra en movimiento. El Decreto de la Congregación
también ha sido presentado, documento en el que está prohibida y suspendida la obra de
Nicolás Copérnico Sobre las revoluciones de la esferas del cielo, por parte de Diego de
Zuñiga y del padre carmelita Paolo Antonio Foscarini. Su Santidad ordenó que el edicto de
prohibición y suspensión [de la obra de Copérnico] fuera publicada por el Maestro del
Sagrado Palacio".
Años después, en 1630, Galileo quiso publicar un libro sobre la estructura del Sistema
solar, libro que para muchos no incluía las ideas de Nicolás Copérnico. Sin embargo, la
Santa Inquisición lo acusó, esta vez, de herejía. Dicha situación hizo muy difícil la vida y la
carrera del científico. A continuación se muestra la Condena por herejía (1633) que
ministros del Santo Oficio emitieron en contra de Galileo:
" Nosotros decimos, pronunciamos, sentenciamos y declaramos que tú, Galileo Galilei, en
razón de los hechos que han sido detallados en el documento del proceso [jurídico] que tú
has aceptado y confesado, te has presentado, de acuerdo a esta Santa Inquisición, como
vehemente sospechoso de herejía, por sostener y creer una doctrina falsa y que es contraria
a la divina Santa Escritura, por sostener que el Sol es el centro del mundo y que no se
mueve de este a oeste, y por aprobar y defender dicho pensamiento, incluso después de
haber sido declarado y definido contrario a la Sagrada Escritura.
Por nuestra voluntad, te condenamos a formal prisión en este Santo Oficio. Como pena de
salutación te imponemos recites los siete salmos de penitencia una vez a la semana durante
los siguientes tres años. Y nos reservamos el poder de moderar, conmutar o eliminar, el
total o las partes de las penas y castigos pronunciados en tu contra.
Esto es lo que decimos, sentenciamos, declaramos, ordenamos y reservamos, de la mejor
manera que podemos pensar o razonar acerca de lo sentenciado.
Galileo ¿hereje?
La presión sobre Galileo fue muy severa; se le acusaba de estar en contra de la 'verdad'
emitida por Dios en las Sagradas Escrituras. A pesar de contar con el apoyo de algunos
científicos, terminó por arrepentirse de lo que había dicho, escrito o pensado.
"Yo, Galileo, hijo de Vicenzo Galilei de Florencia, teniendo setenta años de edad [...], juro
que siempre he creído, creo ahora y, con la ayuda de Dios, en el futuro creeré, en todo lo
que la Santa Iglesia Católica y Apostólica sostiene, predica y enseña.
Después de haber sido amonestado por este Santo Oficio, enteramente abandono la opinión
falsa de que el Sol es el centro del Universo y que es un astro inamovible, y que la Tierra
no es el centro del mismo sino que es un astro en movimiento. Acepto que yo ni debía
tener, ni debía defender, ni debía enseñar en ninguna manera, ni oralmente ni por escrito,
todo lo que pregoné con la falsa creencia; luego de haber recibido una notificación que
afirmaba que la doctrina que yo apoyaba es opuesta a la Santa Escritura, escribí y publiqué
un libro en el que sigo apoyando mis herejías, propongo también, argumentos persuasivos
en su favor. Por esa causa he sido juzgado por el Santo Oficio, pues se tuvo la vehemente
sospecha de mi herejía, que es haber sostenido y creído que el Sol está en el centro del
Universo y que es inamovible, y que la Tierra no está en el centro y que se encuentra en
movimiento.
Por lo tanto, deseando remover de las mentes de sus Eminencias y de todos los cristianos
fieles, esta vehemente sospecha razonablemente concebida contra mí, yo abjuro con una fe
auténtica y un corazón sincero estos errores y herejías; maldigo y detesto estas infamias así
como también cualquier otro error, herejía o secta contraria a la Santa Iglesia Católica. Y
juro que para el futuro yo ni diré ni afirmaré oralmente, así como tampoco escribiré cosas
tales que puedan traer sobre mí sospechas semejantes; y si conozco a cualquier hereje, o a
alguno sospechoso de herejía, "yo lo denunciaré a este Santo Oficio, o al Inquisidor u
Ordinario del lugar en el que pueda estar".
Campanella, el defensor
Después de la primera Reprimenda contra Galileo por sus ideas acerca del Sistema solar,
las opiniones en el medio científico se encontraron en lucha; algunos apoyaban a la Santa
Inquisición, otros no aceptan la inflexibilidad del Santo Oficio. Uno de estos hombres
revolucionarios del pensamiento renacentista, fue Tommaso Campanella, quien estando en
prisión (también por sus ideas científicas) escribió la Defensa de Galileo. Según
Campanella la 'gran herejía' de Copérnico, apoyada por él mismo y por Galileo, era que
atentaba contra el poder de los eclesiásticos, quienes se negaban a reconocer sus
limitaciones, apenados de convertirse en discípulos después de ser los 'maestros de la
verdad'. Esta Defensa fue publicada en Frankfurt, Alemania, en 1622:
" Es ahora esencial discutir dos cuestiones: la primera se refiere a si la nueva filosofía debe
estar permitida para la búsqueda de la verdad, y la segunda si es deseable tanto suprimir a
la secta que apoya las ideas de Aristóteles, como enseñar la nueva filosofía en armonía con
la Sagrada Escritura dentro de las escuelas cristianas.
No puede ser encontrado ningún error en Galileo. Él no discute con la opinión personal,
sino que construye hipótesis sobre cuidadosas observaciones en el Libro del Mundo.
Galileo describe, prudentemente, un fenómeno natural de acuerdo con la observación que
ha realizado; no desde una conjetura personal o siguiendo a Aristóteles, quien propuso su
modelo desde su propia mente. Galileo demuestra la Verdad de su doctrina a partir del
sentido de observación, no de la imaginación.
Debemos por tanto, aplaudir a Galileo, quien después de muchos siglos ha descubierto y
rescatado las Sagradas Escrituras, del ridículo y la distorsión."
Kepler
En 1609 en el libro Astronomia nova, otro importante científico, Kepler, emitió su opinión
a favor de las ideas de Nicolás Copérnico, que más tarde sustentaron las tesis de Galileo
Galilei.