Está en la página 1de 6

Galileo ¿hereje?

Galileo Galiei (1564-1634), músico y matemático, es considerado por muchos el padre de


las ciencias contemporáneas. Galileo rompió con dogmas impuestos al conocimiento por el
aparato eclesiástico que, desde siglos atrás, había mantenido entre sus paredes a los grandes
autores que pudieran cuestionar los ordenamientos propuestos por la Iglesia. Años antes se
había aceptado que la Tierra era el centro del Sistema solar según las leyes dictadas por
Dios, esto había sido planteado en el Sistema Ptolemaico o de Aristóteles. Galileo retomó
las ideas de Nicolás Copérnico, en torno a la teoría Heliocéntrica del Sistema solar, que
proponía al Sol como astro inamovible a partir del cual se estructuraban los movimientos de
los planetas a su alrededor.

Galilei causó uno de los grandes revuelos en la historia del pensamiento humano, pues
representaba a un grupo de científicos que estaban a favor de la búsqueda de las verdades
universales que científicamente se pudieran comprobar a través de los nuevos métodos. Por
primera vez, se cuestionaba a la autoridad absoluta de Dios, así como las estructuras y los
funcionamientos del universo. Mediante el conocimiento científico, el ser humano se
acercaba a las verdades hasta entonces ocultas.

A la Iglesia esto le pareció inaceptable. Los aportes de Galileo, que se extendieron a


investigaciones sobre la naturaleza de los cometas, la existencia de los átomos en la
materia, así como otros inventos y descubrimientos importantes para las ciencias (como el
telescopio, el modelo de reloj de péndulo, estudios sobre el plano inclinado), hicieron que
se considerara demasiado "peligroso" para el sistema de creencias que entonces dominaba.
Existía, para guardar el orden de los conocimientos, un órgano llamado Santa Inquisición.
A través de éste se regulaba, investigaba y castigaba a los culpables de herejía. Así, hereje
era quien atentara contra la verdad impuesta por las leyes de Dios. Su primera acusación, y
obligada renuncia a sus ideas de la estructura del universo, fue en 1616, cuando Tomasso
Caccini le acusó de apoyar la teoría Heliocéntrica del Sistema solar. En 1622 escribió el
Saggiatore, que fue aprobado por la Inquisición y publicado un año después; en 1630
Galileo viajó a Roma para obtener el permiso de publicar su Diálogo sobre los dos
principales sistemas del mundo, en 1633 es condenado, acusado y obligado a retractarse de
sus teorías. Para Galileo fue, como podemos imaginar, un momento crítico: sus
descubrimientos y propuestas científicas, que revelaban muchos conocimientos para la
humanidad, eran también la causa de que su vida se encontrara en peligro. Tuvo que
arrepentirse, aunque algunos afirman que sólo lo hizo para salvarse de morir.

El Renacimiento planteó distintas posturas en torno al pensamiento científico. Galileo fue


acusado de herejía; también fue defendido por científicos que como él, buscaban la verdad
por encima de las creencias religiosas.

La Santa Inquisición

Antes de ser condenado por sus ideas, Galileo recibió en 1616, la primera Reprimenda por
parte del Cardenal Bellarmino, cabeza de la entonces Santa Inquisición. Poco después se
publicó, originalmente en Latín, la primera aceptación de Galileo sobre el "error de sus
pensamientos":

"El más ilustre señor Cardenal Bellarmino reportó que el matemático Galileo Galilei ha
aceptado su error, cuando la Santa Congregación le recomendó que abandonara la opinión
que hasta entonces había tenido: aceptar que el Sol se mantiene inmóvil en el centro de las
esferas, mientras la Tierra se encuentra en movimiento. El Decreto de la Congregación
también ha sido presentado, documento en el que está prohibida y suspendida la obra de
Nicolás Copérnico Sobre las revoluciones de la esferas del cielo, por parte de Diego de
Zuñiga y del padre carmelita Paolo Antonio Foscarini. Su Santidad ordenó que el edicto de
prohibición y suspensión [de la obra de Copérnico] fuera publicada por el Maestro del
Sagrado Palacio".
Años después, en 1630, Galileo quiso publicar un libro sobre la estructura del Sistema
solar, libro que para muchos no incluía las ideas de Nicolás Copérnico. Sin embargo, la
Santa Inquisición lo acusó, esta vez, de herejía. Dicha situación hizo muy difícil la vida y la
carrera del científico. A continuación se muestra la Condena por herejía (1633) que
ministros del Santo Oficio emitieron en contra de Galileo:

Condenación de Galileo Galilei

" Nosotros decimos, pronunciamos, sentenciamos y declaramos que tú, Galileo Galilei, en
razón de los hechos que han sido detallados en el documento del proceso [jurídico] que tú
has aceptado y confesado, te has presentado, de acuerdo a esta Santa Inquisición, como
vehemente sospechoso de herejía, por sostener y creer una doctrina falsa y que es contraria
a la divina Santa Escritura, por sostener que el Sol es el centro del mundo y que no se
mueve de este a oeste, y por aprobar y defender dicho pensamiento, incluso después de
haber sido declarado y definido contrario a la Sagrada Escritura.

Consecuentemente, has sido merecedor de todas las censuras y amonestaciones


promulgadas por los Cánones Sagrados y todas las leyes particulares y generales contra
este tipo de delitos. Estamos, en este Santo Oficio, considerando tu absolución con una
primera condición que es, tu Abjuración en nuestra presencia, con una corazón sincero y
con una fe verdadera, en la cual maldigas y detestes los errores dichos y las herejías
pronunciadas, así como cualquier otro error o herejía contraria a la Iglesia Católica y
Apostólica; sólo de esta manera podremos absolverte.

Además, como tus graves y perniciosos errores y transgresiones no pueden ser


mencionadas y castigadas a un mismo tiempo, ordenamos que el libro Diálogo de Galileo
Galilei sea prohibido por un edicto público. Con tal castigo tendrás que ser más cuidadoso
en el futuro así como servir de ejemplo a otros para que se abstengan de cometer este tipo
de delitos.

Por nuestra voluntad, te condenamos a formal prisión en este Santo Oficio. Como pena de
salutación te imponemos recites los siete salmos de penitencia una vez a la semana durante
los siguientes tres años. Y nos reservamos el poder de moderar, conmutar o eliminar, el
total o las partes de las penas y castigos pronunciados en tu contra.
Esto es lo que decimos, sentenciamos, declaramos, ordenamos y reservamos, de la mejor
manera que podemos pensar o razonar acerca de lo sentenciado.

Así, los abajo firmantes pronunciamos:

F. Cardenal de Ascoli, B. Cardenal Gessi, G. Cardenal Bentivoglio, F. Cardenal Verospi,


Fr. D. Cardenal de Cremona, M. Cardenal Ginetti, Fr. Ant. Cardenal de S. Onofrio".

Galileo ¿hereje?
La presión sobre Galileo fue muy severa; se le acusaba de estar en contra de la 'verdad'
emitida por Dios en las Sagradas Escrituras. A pesar de contar con el apoyo de algunos
científicos, terminó por arrepentirse de lo que había dicho, escrito o pensado.

Aquí mostramos su Abjuración, emitida y declarada ante las autoridades de la Santa


Inquisición en 1633:

"Yo, Galileo, hijo de Vicenzo Galilei de Florencia, teniendo setenta años de edad [...], juro
que siempre he creído, creo ahora y, con la ayuda de Dios, en el futuro creeré, en todo lo
que la Santa Iglesia Católica y Apostólica sostiene, predica y enseña.

Después de haber sido amonestado por este Santo Oficio, enteramente abandono la opinión
falsa de que el Sol es el centro del Universo y que es un astro inamovible, y que la Tierra
no es el centro del mismo sino que es un astro en movimiento. Acepto que yo ni debía
tener, ni debía defender, ni debía enseñar en ninguna manera, ni oralmente ni por escrito,
todo lo que pregoné con la falsa creencia; luego de haber recibido una notificación que
afirmaba que la doctrina que yo apoyaba es opuesta a la Santa Escritura, escribí y publiqué
un libro en el que sigo apoyando mis herejías, propongo también, argumentos persuasivos
en su favor. Por esa causa he sido juzgado por el Santo Oficio, pues se tuvo la vehemente
sospecha de mi herejía, que es haber sostenido y creído que el Sol está en el centro del
Universo y que es inamovible, y que la Tierra no está en el centro y que se encuentra en
movimiento.
Por lo tanto, deseando remover de las mentes de sus Eminencias y de todos los cristianos
fieles, esta vehemente sospecha razonablemente concebida contra mí, yo abjuro con una fe
auténtica y un corazón sincero estos errores y herejías; maldigo y detesto estas infamias así
como también cualquier otro error, herejía o secta contraria a la Santa Iglesia Católica. Y
juro que para el futuro yo ni diré ni afirmaré oralmente, así como tampoco escribiré cosas
tales que puedan traer sobre mí sospechas semejantes; y si conozco a cualquier hereje, o a
alguno sospechoso de herejía, "yo lo denunciaré a este Santo Oficio, o al Inquisidor u
Ordinario del lugar en el que pueda estar".

Campanella, el defensor
Después de la primera Reprimenda contra Galileo por sus ideas acerca del Sistema solar,
las opiniones en el medio científico se encontraron en lucha; algunos apoyaban a la Santa
Inquisición, otros no aceptan la inflexibilidad del Santo Oficio. Uno de estos hombres
revolucionarios del pensamiento renacentista, fue Tommaso Campanella, quien estando en
prisión (también por sus ideas científicas) escribió la Defensa de Galileo. Según
Campanella la 'gran herejía' de Copérnico, apoyada por él mismo y por Galileo, era que
atentaba contra el poder de los eclesiásticos, quienes se negaban a reconocer sus
limitaciones, apenados de convertirse en discípulos después de ser los 'maestros de la
verdad'. Esta Defensa fue publicada en Frankfurt, Alemania, en 1622:

" Es ahora esencial discutir dos cuestiones: la primera se refiere a si la nueva filosofía debe
estar permitida para la búsqueda de la verdad, y la segunda si es deseable tanto suprimir a
la secta que apoya las ideas de Aristóteles, como enseñar la nueva filosofía en armonía con
la Sagrada Escritura dentro de las escuelas cristianas.

La tercera y fundamental controversia se ha precipitado por aquéllos que condenan la


exaltada filosofía de Galileo, pues ellos creen que está en oposición a los dogmas de la
Sagrada Escritura. Contestaré de acuerdo a la Verdad que se me hace evidente.
Los argumentos en contra de Galileo son:

Galileo ha cambiado los dogmas teológicos, fundamentados en la ciencia y en la metafísica


de Aristóteles, en los cuales Santo Tomás de Aquino ha fundamentado la Verdad, negando
la posibilidad de nuevas teorías que se le opongan.

Ha promulgado opiniones que contradicen a Padres de la Iglesia y a Escolásticos. Se le


acusa de contradecir directamente a la Sagrada Escritura que describe el movimiento del
Sol y declara que la tierra permanece quieta, mientras el astro luminoso se mueve día a día
retornando al sitio en el que empezó.

Yo creo y afirmo lo siguiente:

No puede ser encontrado ningún error en Galileo. Él no discute con la opinión personal,
sino que construye hipótesis sobre cuidadosas observaciones en el Libro del Mundo.
Galileo describe, prudentemente, un fenómeno natural de acuerdo con la observación que
ha realizado; no desde una conjetura personal o siguiendo a Aristóteles, quien propuso su
modelo desde su propia mente. Galileo demuestra la Verdad de su doctrina a partir del
sentido de observación, no de la imaginación.

Debemos por tanto, aplaudir a Galileo, quien después de muchos siglos ha descubierto y
rescatado las Sagradas Escrituras, del ridículo y la distorsión."

Kepler
En 1609 en el libro Astronomia nova, otro importante científico, Kepler, emitió su opinión
a favor de las ideas de Nicolás Copérnico, que más tarde sustentaron las tesis de Galileo
Galilei.

"Existen muchos [hombres] devotos a la Santidad que disienten del conocimiento de


Copérnico, temiendo exponer la mentira del fantasma santo que habla en las Sagradas
Escrituras, y aceptar que la Tierra está en movimiento mientras que el Sol permanece
inamovible. Pero... muchas cosas ocurren todos los días, de las cuales hablamos sin
profundidad, como de primera impresión, cuando sabemos que las cosas, por sí mismas,
son de otra manera. Es de preocuparse, por lo tanto, saber quién o quiénes fueron los
autores de la Santa Escritura, especialmente cuando hablamos acerca de la naturaleza de las
cosas en palabras de los Santos. Yo respondo con una palabra: que en Teología está el peso
de la Autoridad, pero en Filosofía el peso de la Razón es el que debe ser considerado.
Podemos ver que era 'sagrado' Lactantius, quien negaba que la Tierra era redonda; 'sagrada'
es la Liturgia de nuestros Modernos, quienes admiten la pequeñez de la Tierra frente al Sol
pero niegan su movimiento: para mí, no hay nada más sagrado que la Verdad."

También podría gustarte