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C olombia Internacional 62, jul - dic 2005, 86 - 99

LA CONSTRUCCIÓN DE LA
NACIÓN:
debates disciplinares y
dominación simbólica
Ingrid Johanna Bolívar1

recibido 15/03/06, aprobado 07/04/06

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I ngrid Johanna Bolívar

El objetivo de este artículo es plantear algunas de las problemáticas suscitadas por la


investigación contemporánea en torno a la nación. El texto está dividido en cuatro
secciones. La primera recuerda, a grandes rasgos, los dos tipos de preguntas
prevalecientes sobre la nación. La segunda, parte de dichas preguntas para reseñar la
intensa discusión sobre el papel de las elites y los subalternos en la constitución de
ese tipo de comunidad política y las dificultades de método de esta discusión. La
tercera sección reconstruye los planteamientos de diversos autores para mostrar que
la construcción de la nación implica un ejercicio de dominación política. La cuarta y
última sección insinúa la estrecha vinculación entre construcción de naciones y
definición de un tipo específico de repertorios emotivos.

Palabras clave: Nación, elites, subalternos, metodología, dominación política

The objective of this article is to examine a series of issues related to contemporary


research about the nation. The text is divided into four sections. The first section
reviews two types of prevalent questions about the nation. Second, the debate about
the relationship between elites and subalterns in the construction of this kind of
political community and the methodological problems it entails is discussed. Third,
a series of authors are analyzed to illustrate that nation building implies a specific type
of political domination. The fourth and final section illustrates the relationship that
exists between nation building and emotional repertories.

Keywords: Nation, elites, subalterns, methodology, political domination

Introducción
actuales. El texto está dividido en cua-

M
i objetivo en este tro partes. La primera recuerda, a gran-
artículo es plantear des rasgos, los dos tipos de preguntas
algunas de las proble- prevalecientes sobre la nación. La
máticas suscitadas por la investigación segunda, parte de esos tipos de pregun-
contemporánea en torno a la nación. El ta para reseñar la intensa discusión
texto recoge y desarrolla algunos seña- sobre el papel de las élites y los subal-
lamientos hechos en publicaciones ternos en la constitución de ese tipo de
anteriores (Bolívar 2001; 2004) pero comunidad política y las dificultades de
también proyecta nuevos cuestiona- método que están implícitas en esa dis-
mientos a partir de algunas discusiones cusión. La tercera sección reconstruye

1 Profesora asistente, Departamento de Ciencia Política, Universidad de Los Andes. Las reflexiones expuestas en este artícu-
lo fueron elaboradas en el marco de una investigación realizada por el Cinep con la cofinanciación de Colciencias y titu-
lada “Emociones y discurso político de los Actores Armados en las negociaciones de paz (1998-2004). Agradezco los
comentarios y correcciones de los evaluadores anónimos del texto.

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los planteamientos de diversos autores Hobsbawm 1991). Uno de los libros


con el ánimo de mostrar que, a pesar de más famosos sobre nación,
la buena prensa que caracteriza a la Comunidades imaginadas de Benedict
nación por esta época, su construcción Anderson, aparece a mediados de los
supone un ejercicio de dominación años 80 y explica la nación a partir del
específico e incluso un juego de vio- estudio de procesos culturales especí-
lencia simbólica. La cuarta y última ficos como el desarrollo de lo que el
sección insinúa la estrecha vinculación autor denomina “capitalismo de
entre construcción de naciones y defi- imprenta”, la conversión de una len-
nición de un tipo específico de reper- gua vernácula en lengua administrati-
torios emotivos. El texto termina va y la apropiación política de las
precisamente, con un llamado de aten- divisiones administrativas en las colo-
ción sobre la necesidad de combinar las nias americanas. Anderson insiste en la
preguntas orientadas hacia lo que pre- importancia de estudiar los distintos
dica el actor con investigaciones sobre dispositivos que, como el censo, el
las condiciones específicas de la estrati- mapa y el museo, se alimentan del
ficación en sociedades no plenamente grado de centralización política que
nacionalizadas. han logrado los estados modernos.
A partir de la reseña puntual de Muestra que desde esas fortalezas del
algunas de las dificultades propias de la estado moderno se proyecta y produ-
investigación empírica sobre construc- ce una específica comunidad política.
ción de nación y de algunas preguntas El trabajo de Anderson ha sido
acuciantes hoy, el texto aspira a partici- ampliamente comentado y discutido
par y a promover los debates sobre los en distintos contextos sociopolíticos.
supuestos de las categorías más utiliza- Su insistencia en que la nación es una
das en ciencias sociales y sobre la forma comunidad política imaginada facilitó
en que ellas heredan supuestos y anhe- el desarrollo de una historiografía que
los del ordenamiento político particular se pregunta explícitamente quienes
que quieren describir o comprender. imaginaron la nación y para quienes
ya no queda nada por imaginar
1. “Lo estructural” (Chatterjee 1993).Además estos traba-
y la producción de jos facilitaron la inscripción del tema
“clasificaciones” de la nación en un contexto más
Una forma sencilla de empezar amplio que habla de las diferentes
a desbrozar el enmarañado mundo de experiencias de colonización y desco-
la producción académica sobre nación lonización en los diversos continentes.
es recordar los diferentes énfasis que Más puntualmente, permitió mostrar
caracterizan el trabajo de los autores. que la construcción de la nación
Incluso se puede arrancar comentando implica dinámicas parcialmente dife-
que durante mucho tiempo las cien- renciables en las sociedades centrales
cias sociales no se ocuparon de la de Europa y en las sociedades colonia-
nación pues parecía un tema demasia- les (Balibar 1991; Quijano 2000).
do “nacionalista” o demasiado ideoló- De hecho, en el abigarrado
gico pues arrastraba cuestiones atadas panorama de investigaciones sobre la
al “carácter nacional” (Anderson 1989; nación pueden identificarse grosso

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modo tres grandes aproximaciones. Bhabha 1990; Chatterjee 1993;


Una primera en la que se dan cita his- Monsivais 1981).
toriadores, sociólogos y más reciente- Finalmente, otros investigado-
mente antropólogos influenciados de res también cercanos a los estudios
alguna manera por el marxismo y por culturales y a corrientes fenomenoló-
corrientes críticas de la sociología que gicas, han recalcado la importancia de
se han concentrado en estudiar las con- estudiar cómo se experimenta la
diciones históricas que hicieron posible nación día a día, cómo distintos gru-
la emergencia de esa forma de comuni- pos sociales aprenden a inscribir su
dad política que es la nación. A este biografía en una historia nacional y
grupo pertenecen los trabajos dedica- cómo los medios de comunicación
dos a investigar los efectos de la indus- crean lo que ellos denominan un
trialización en la emergencia de las “nacionalismo banal” (Palmer 1988;
sociedades nacionales (Gellner 1988); la Billig 1995 ).
relación de las naciones con la consoli- Por supuesto, se trata de una
dación o centralización de los Estados caracterización y organización de los
(Rosanvallon 1990; Hobsbawm 1991), trabajos muy incipiente, pero que ha
las relaciones de la formación de la resultado de utilidad para clasificar y
nación con procesos de integración hacer seguimiento a la producción
territorial y de estratos (Elias 1998) e intelectual sobre nación2.
incluso el trabajo del mismo Anderson Ahora bien, las principales
sobre las condiciones que permiten el debilidades del ordenamiento pro-
intercambio comunicativo y la imagi- puesto tienen que ver con su silencio
nación de comunidades nacionales sobre los contextos históricos y las
(1989). Un tema central en esta litera- disputas intelectuales y políticas que
tura tiene que ver con las condiciones enmarcan o promueven la conceptua-
económicas que facilitan la integración lización en uno u otro sentido. En
de los grupos y la existencia o no de efecto, (me) hace falta un trabajo
burguesías nacionales. detallado sobre los tejidos institucio-
Otros analistas, más cercanos a nales que explican cuándo y por qué
la sociología de la cultura, la antropo- las preguntas están centradas en la
logía y los estudios culturales y litera- existencia de una burguesía y un mer-
rios, han orientado su atención a los cado nacional, cuándo y por qué la
esfuerzos de los grupos dominantes pregunta es por el tipo de imágenes
por construir y producir imágenes de de lo nacional que producen las clases
lo nacional. Han revisado para ello dominantes y cuándo y por qué se
distintas producciones culturales: dis- cuestiona la nación como una “etno-
cursos políticos, textos literarios, grafía de lo contemporáneo”, como
prensa política y de variedades, nove- algo que se consume y se vive día a
las y programas de TV, entre otros, de día. Es necesario armar un marco ana-
los siglos XIX-XX (Sommer 1991; lítico que explore cuándo, por qué y

2 La identificación de los autores más significativos de cada corriente y de otros de sus rasgos específicos puede leerse en
Bolívar (2001).

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entre quiénes o en qué encadena- extendida de que son los grupos domi-
mientos institucionales las preguntas nantes quienes construyen las naciones”
sobre nación tomaron un carácter o el (Tutino 2003: 30) y el hecho de que las
otro. Cómo se relacionan los cambios metodologías de la investigación históri-
en las preeminencias disciplinares o ca han estado guiadas por este supuesto.
los debates al interior de las ciencias La sección siguiente se ocupa de este
sociales con las transformaciones de problema y desde ahí introduce la discu-
los énfasis en la conceptualización y sión sobre el hecho de que aún las dis-
en las estrategias de investigación cusiones en las ciencias sociales suelen
empírica sobre nación. Hace falta hacerse más en términos “conceptuales”
también conocer cómo los investiga- abstractos que en términos de las rela-
dores colombianos han participado en ciones estrechas entre “conceptos” y
esos debates, cómo usan las teorías y decisiones metodológicas, entre “térmi-
cómo las transforman en sus ejercicios nos analíticos” y elección o construc-
de indagación. Es preciso poder res- ción de datos (Bourdieu 1995).
ponder qué tipos de pregunta, qué
disposiciones metodológicas y qué 2. Elitismo y
perspectivas conceptuales han predo- transformaciones del método
minado en las ciencias sociales Una de las más recientes e inte-
colombianas y por qué3. resantes discusiones en torno a la
A pesar de las debilidades del nación es aquella referida al papel de
esquema de organización propuesto y los campesinos o en términos más
de todo lo que el omite, su utilidad amplios de las clases subalternas en la
resulta respaldada por los señalamientos construcción de comunidades políti-
que uno de los más importantes histo- cas nacionales. La publicación, en
riadores sobre América Latina, John 1995 y en inglés, del libro Campesinos
Tutino comenta sobre los estudios de y Nación de la historiadora Florencia
nación a propósito del trabajo de Mallon en el que ella compara las
Florencia Mallon. Para Tutino, la nación experiencias de construcción de
ha tenido gran centralidad en la historia nación en el Perú y el México post-
del siglo XIX y XX, así como en las his- coloniales alimentó una serie de
torias trabajadas por los historiadores. debates entre historiadores y sociólo-
“Muchos, —dice el autor— han exami- gos del continente4. Uno de los prin-
nado los comienzos de las naciones lati- cipales debates tenía que ver,
noamericanas a través de un análisis de precisamente, con la pregunta sobre si
las élites que las imaginaron” (Tutino los campesinos tenían proyectos de
2003: 34) y con eso recuerda dos puntos nación o si sólo participan de manera
importantes para la discusión: la “idea subordinada en la construcción de

3 Intuitivamente, podría decirse que en Colombia han sido los historiadores quienes más explícitamente han trabajado y
conceptualizado el problema de la construcción de la nación. Interesantes y viejos debates al respecto pueden leerse en el
libro compilado por el Fondo Cultural Cafetero sobre “Aspectos polémicos de la historia colombiana del siglo XIX”,
publicado en 1982 y en donde se leen posiciones de Jaime Jaramillo Uribe, Marco Palacios, Frank Safford, Germán
Colmenares, Malcom Deas, entre otros. El trabajo de Jaime Eduardo Jaramillo y su equipo sobre la historia de las ciencias
sociales en Colombia, que está próximo a ser publicado, puede dar muchas luces a este respecto.
4 Una reseña de esas discusiones y las respuestas de la autora puede leerse en la introducción que ella hace a la edición en
español de su libro en 2003 (Mallon 2003)

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una nación que es imaginada por las que no se agota en lo estatal y en la que
clases burguesas o poderosas de sus se definieron o disputaron importantes
respectivas sociedades. En torno a esta rasgos de la nacional. Sus críticos, y en
pregunta se definieron distintas posi- especial John Beverly, usaron los señala-
ciones, alimentadas siempre por mar- mientos de Guha para discutir el inte-
cos conceptuales que desde el rés de Mallon por mostrar los vínculos
marxismo tradicional, el gramsciano o entre campesinos y nación, su esfuerzo
los más contemporáneos estudios por inscribirlos en una historia “nacio-
subalternos insistían en dar a los cam- nal” y por esa vía su olvido de que ellos
pesinos uno u otro lugar en la expli- tienen “otro” mundo político.
cación del cambio histórico. En este Para los propósitos de este
contexto, la tradicional insistencia de texto es muy útil constatar que los
algunos autores en el nexo entre bur- debates en torno a la nación como
guesías y naciones, o en términos más comunidad política editan, por un
amplios entre sectores dominantes en lado, aspiraciones románticas a la
la expansión del capitalismo y moder- incontaminación o la transparencia de
nidad política, enfrentó fuertes con- ciertos grupos y por el otro, visiones
denas por elitismo e incluso por teleológicas de la política. Estas cues-
estatismo (Guha 2002). Se retomaron tiones que parecen abstractas se tradu-
y discutieron algunos de los plantea- cen en problemas muy concretos que
mientos de los estudios subalternos y revelan las limitaciones de nuestras
muy particularmente la insistencia de categorías y de nuestros hábitos de
Guha en la importancia política y pensamiento. En su introducción a la
analítica de reconocer la existencia de edición en español de Campesinos y
un ámbito político propio de los Nación, Mallon hace una interesante
subalternos. Como se sabe, a partir del revisión del consenso entre distintas
análisis de la vida política en India, orientaciones teóricas acerca de que
Guha y otros autores han señalado la la política entre los campesinos tiende
necesidad de ampliar la comprensión a ser menos consciente, menos racio-
de la política y de la historia para nal, casi premoderna (2003:66). La
incluir las voces de aquellos grupos autora discute explícitamente las ten-
cuyas iniciativas suelen ser desconoci- siones que introduce en la investiga-
das o introducidas sólo como muestra ción lo que denomina “teleologías del
de la creciente dominación de unas conocimiento” y el hecho de que en
élites. El autor critica el estatismo de ocasiones y en temas tan “políticos”
la historia como disciplina y recalca como la nación, las ciencias sociales
que las “historias” de los grupos dejan que la teoría defina totalmente
subalternos suelen ser incorporadas qué es posible e imposible en el acer-
en lecturas teleológicas de la política vo empírico (2003:66). Muestra de
y la transformación social (2002:23- manera muy reveladora cómo las teo-
29). Estos planteamientos fueron usa- rías modernizantes quieren condenar
dos por Mallon, y paradójicamente a la premodernidad o al mundo tradi-
también por algunos de sus críticos. cional a los campesinos, mientras cier-
Mallon los usó para llamar la atención tas apropiaciones de los estudios
sobre la existencia de una vida política subalternos quieren convertirlos en

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un campo político particular. Ella se provenientes de las distintas discipli-


distancia de ambos señalando que la nas y le mostró también hasta qué
meta es reconstruir “todo intento de punto lo nacional se define desde lo
transparencia política, tanto en el estatal o dominante. Para nuestros
ámbito de la comunidad como en el propósitos, la discusión suscitada por
del estado” y “desmitificar la política el libro de Mallon resulta de gran uti-
subalterna al mostrar sus fisuras y lidad pues nos recuerda y previene
jerarquías internas, y también su com- sobre los supuestos de nuestras cate-
plicidad histórica con el estado y el gorías analíticas en torno a la nación y
ejercicio del poder” (2003:72). Y es sobre las dificultades de método
que desmitificar la política subalterna implícitas en la muy invocada inter-
no tiene por que ser equivalente a disciplinariedad. Desde un campo
negar los vínculos entre estos grupos algo distinto, el estudio de la música
y el estado o a decir que ellos no han tropical en Colombia y de la forma
producido propuestas sobre cómo en que en torno a ella se articulan
construir la nación. Cuando Mallon identidades raciales y regionales, Peter
recuerda estos puntos y cuando carac- Wade (2000) encuentra problemas
teriza lo que denomina “construcción parecidos a los de Mallon. Para expli-
neocolonial del campesino andino car cómo y por qué ciertos ritmos
como otro social” nos recuerda hasta musicales que eran considerados “fol-
qué punto nuestros términos analíti- clóricos” se convierten en representa-
cos heredan las aspiraciones y la auto tivos de la identidad nacional (2000:
imagen que la sociedad tiene o quie- 2), Wade reconstruye diversos proce-
re tener de sí (Bourdieu 1995). sos históricos que muestran como las
Además conviene decir que la insis- identidades nacionales son siempre
tencia de Mallon en que los campesi- plurales y cómo se relacionan entre sí
nos sí tenían proyectos nacionales y a través de prácticas de contestación,
que participaron en la definición de la apropiación y transformación. El
comunidad política de formas que autor muestra la importancia del capi-
usualmente la historiografía no detec- talismo musical internacional y del
ta abrió la controversia sobre métodos desarrollo de la tecnología de comuni-
y transdiciplinariedad en el estudio de caciones en la construcción y “nacio-
la nación. La autora fortaleció su ejer- nalización” de identidades musicales
cicio como historiadora con estrate- que antes estaban circunscritas a gru-
gias metodológicas propias de los pos específicos. En su trabajo Wade
estudios literarios, antropológicos y discute explícitamente la tendencia de
sociológicos. De los primeros tomo el los estudios sobre nación a contrapo-
interés por la estructura y las propie- ner unas clases dominantes homogé-
dades de los relatos, de los segundos la neas y modernizantes contra un
importancia del trabajo de campo y pueblo heterogéneo y muestra que
“en directo” con las tradiciones orales una vía metodológica útil para evitar
y pautas de comportamiento y de los tales contraposiciones es estudiar
últimos, el interés por los debates teó- identidades siempre en plural y en el
ricos y los procesos de conocimiento. marco de sus ambiguas relaciones. De
Eso la expuso a criticas y sanciones ahí que el trabaje identidades musica-

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les, territoriales, raciales y de género, cano a las preguntas de las distintas dis-
que muestre las superposiciones y ciplinas, pues no sucede lo mismo, o no
conflictos entre ellas y su tendencia a con la misma intensidad, en torno a
inscribirse en espacios geográficos otras categorías de clasificación social
determinados (2000:7). La tradicional como la clase o el estamento, o de
contraposición entre élites y subalter- autoclasificación como los distintos
nos es superada en la obra de Wade a tipos de identidad. Es muy posible, pero
través de un interesante ejercicio de tiene que ser investigado, que tal popu-
reconstrucción de las diversas vías en laridad de la nación tenga que ver con
que las élites producen las diferencias el hecho obvio de que las sociedades
y en que grupos sociales subordinados están organizadas en la forma de esta-
transforman y recomponen sus pro- dos nacionales y eso hace que la “reali-
pias identidades y proyectos. Wade dad” de la nación aparezca como algo
recoge distintas trayectorias del mar- evidente para los distintos públicos.
xismo interesado en la “cultura” y Con gran facilidad un estudio sobre la
habla por eso de la “hegemonía trans- nación se convierte en un lamento
formista” y “la tradición selectiva”. porque aquella no es lo suficiente-
Además insiste en que las diferencias mente fuerte, porque no cohesiona,
nacionales siempre están situadas en porque no integra o, al contrario, por-
un mapa transnacional que perma- que ha sido excluyente e irrespetuosa
nentemente alimenta y transforma las de otras formas de identidad y perte-
relaciones entre identidades y los nencia social. En ambos casos, las
contenidos de lo nacional. investigaciones sobre nación tienen
que hacer frente a aquellos hábitos de
3. Nación y violencia simbólica pensamiento que la consideran como
Una de las cuestiones más inte- un destino deseable y bueno por sí
resantes en el campo de estudio sobre mismo para las sociedades humanas,
la nación es que en torno a él conver- como la comunidad política por
gen diferentes orientaciones disciplina- excelencia en el que se debería expe-
res y distintas metodologías5. La nación rimentar una “camaradería profunda”
es objeto de debate entre filósofos polí- y anónima que saca o debería sacar a
ticos, sociólogos, historiadores (incluso los grupos humanos de las “limitadas”
los económicos), politólogos, lingüistas, identidades religiosas, étnicas o regio-
literatos y comunicadores sociales, nales, que aún en ciertas versiones de
entre otros. No es claro qué hace del la modernización son vistas como
tema un asunto tan atrayente o tan cer- vinculaciones prepolíticas6.

5 Por supuesto que no se trata de algo exclusivo de la nación, pero en torno a la formación del estado, por ejemplo, los lite-
ratos y los lingüistas producen menos.
6 En la reconstrucción de estos hábitos de pensamientos sobre la nación me apoyo en la literatura revisada en Bolívar (2001)
pero sobre todo en la reseña de las discusiones que tal texto ha propiciado entre distintos públicos, incluidos los profeso-
res de Ciencias Sociales de la Universidad de Los Andes. En una de tales reuniones fue interesante notar los diferentes e
incluso contrapuestos puntos de partida de algunos historiadores, sociólogos, antropólogos y politólogos frente al tema.
Historias disciplinares y pesos relativos de las teorías de la modernización le hacen a algunos politólogo suponer que es
“más política” la identidad ciudadana y la pertenencia a la nación, que la identidad étnica o religiosa. Pero otras trayecto-
rias disciplinares concentran a la antropología o la historia en la reconstrucción de lo que se vive como “identidad” en
grupos “no nacionales” y marginados o en grupos “de élite” o recientemente “subalternos”. La siguiente sección del texto
retoma este problema.

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L a construcción de la nación: debates disciplinares y dominación simbólica

La existencia de esos hábitos de Los planteamientos del investi-


pensamiento y su fuerza incluso entre gador mexicano Roger Bartra son
los académicos nos invita a considerar muy reveladores al respecto. En sus
los nexos entre construcción de nación distintos trabajos, pero especialmente,
y violencia simbólica. Está última es en La Jaula de la Melancolía (1987) y
definida por Bourdieu como “aquella en Anatomía del Mexicano (2002), el
forma de violencia que se ejerce sobre autor muestra los distintos mecanis-
un agente social con la anuencia de mos a través de los cuales la pertenen-
éste” (1995:120). Más adelante en el cia nacional se convierte en psicología
mismo texto, el autor se encarga de o en rasgos de carácter. Benedict
aclarar que la violencia simbólica Anderson había mostrado que el
usualmente es desconocida como vio- censo, el mapa y el museo funcionan
lencia, que se traduce o se juega en la como mecanismos de construcción
“aceptación de un conjunto de premi- nacional, otros autores habían llamado
sas fundamentales, prerreflexivas, que la atención sobre los usos de la litera-
los agentes sociales confirman al consi- tura y la prensa para construir la
derar el mundo como autoevidente, es comunidad imaginad; Bartra explora
decir, tal como es y encontrarlo natu- las huellas de dominación política que
ral, porque le aplican estructuras cog- se detectan en la definición de una
noscitivas surgidas de las estructuras particular psicología.
mismas de dicho mundo” (1995: 120). A través de la identificación de
A pesar de que Bourdieu señala explí- personajes, descripciones del carácter
citamente que la violencia simbólica se nacional en obras de literatura, pro-
traduce en axiomas que ni siquiera tie- gramas de televisión populares o dis-
nen que ser inculcados pues se des- cusiones frecuentes entre los diversos
prenden de la organización “fáctica” grupos sociales, Bartra muestra que la
del mundo (como las divisiones entre definición de sujetos nacionales
lo masculino y lo femenino), y que, implica un arduo ejercicio de domi-
como sabemos, la construcción de la nación. En esa lógica, Bartra examina
nación si implica infundir en los gru- las figuras del pachuco, del pelado y
pos sociales “las” formas de hacer las otras muchas que pueblan las referen-
cosas; no sobra subrayar que tal cons- cias al “ser mexicano”. Especialmente
trucción nacional opera también a tra- interesantes para el caso colombiano
vés de una violencia simbólica. El resultan sus referencias a “la indiferen-
sentirse nacionales o el extrañarse y cia ante la muerte” y a Cantinflas. En
lamentar no serlo delata precisamente el primer caso, el autor muestra cómo
hasta qué punto se ha reificado la per- distintos actores y dinámicas sociales
tenencia nacional y hasta qué punto las le han dado vida a una idea según la
categorías de las ciencias sociales parti- cual en el carácter del mexicano
cipan y-o reproducen esa violencia resuena un desprecio por la muerte,
simbólica7. una “bravura y un fanatismo ” que los

7 En el libro ya citado Bourdieu hace interesantes referencias a la forma como las ciencias sociales heredan y reproducen la
violencia simbólica de la que los propios científicos sociales han sido objeto (1995: 121).

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convierte en personajes temerarios y albures. Se vuelve un ser torcido, alam-


valientes. Bartra muestra que tal bicado, evasivo e indirecto, dominado
caracterización se ha alimentado de la por el “afán de circunloquio” (1997:
literatura, de historias orales de la 178). Más adelante y después de una
revolución y de otros recursos. Insiste sugestiva discusión sobre cómo la defi-
en que “suponer que hay pueblos que nición de la nacional recoge y transfor-
son indiferentes a la muerte es pensar ma rasgos de la “cultura popular” y de
a esos pueblos como manadas de ani- las clases políticas, Bartra concluye:
males salvajes” y que en la fuerza que “Cantinflas no es sólo el estereotipo
tiene tal idea se cuela el desprecio que del mexicano pobre de las ciudades: es
las capas altas de la sociedad sienten un simulacro lastimero del vínculo
por otros sectores (1987:87). Más ade- profundo y estructural que debe exis-
lante, el mismo autor hace un señala- tir entre el despotismo del estado y la
miento que nos obliga a revisar lo que corrupción del pueblo. El mensaje de
creemos saber como sociedad de los Cantinflas es transparente: la miseria es
sicarios y del supuesto desprecio por un estado permanente de primitivismo
la vida que habría de identificar a estúpido que es necesario reivindicar
ciertos grupos involucrados con la de forma hilarante; se expresa princi-
violencia; dice Bartra “… a los mexi- palmente por su típica corrupción del
canos sumergidos en la amargura la habla, por una verdadera implosión de
cultura nacional les propone el único los sentidos (…) Se comprende que
gesto heroico posible: morir fácil- entre la corrupción del pueblo y la
mente, como sólo los miserables saben corrupción del gobierno hay una
hacerlo” (1987:93). correspondencia: este pueblo tiene el
Otro conjunto de señalamientos gobierno que merece. O al revés: el
igualmente inquietantes acerca de la gobierno autoritario y corrupto tiene
forma en que la nación o más puntual- el pueblo que se le acomoda, el que el
mente las descripciones del carácter nacionalismo cantinflesco le ofrece
nacional y los hábitos de pensamiento como sujeto de la dominación”
que definen “lo nacional” operan (1987:180).
como dominación o en los términos Reproducimos por extenso
citados atrás de Bourdieu, como vio- estos planteamientos de Bartra porque
lencia simbólica tienen al popular per- ilustran la referencia conceptual que
sonaje de Cantinflas como referente. hacíamos atrás a la construcción de la
Bartra reconstruye distintas discusiones nación en tanto ejercicio de violencia
entre autores mexicanos a propósito de simbólica y porque muestran que la
esa figura. Habla de Cantinflas como “construcción de la nación” se encar-
un “frustrado Prometeo” y señala que na en procedimientos y tipos de rela-
su popularidad tiene que ver con las ción que parecen inofensivas, casuales,
críticas que hace a la injusticia social. simplemente, hechas para el diverti-
Sin embargo, aclara el autor, se trata de mento pero que a la larga imponen un
una “crítica conformista que propone sello particular al poder político y se
la huida y no la lucha, el escurrimien- traducen en dominación (2002: 11).
to y no la pelea. El mexicano se con- Pero también al contrario. Está por
vierte en un maestro de las fintas y los estudiarse “cómo influye el destino de

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L a construcción de la nación: debates disciplinares y dominación simbólica

un pueblo a lo largo de los siglos en el símbolos, los personajes y otros facto-


carácter de los individuos que lo con- res considerados “demostrativos de lo
forman” (Elias 1997:26). No tanto nacional”.
porque se quiera o se pueda decir que En su trabajo sobre los alema-
los franceses, los colombianos o los nes, el sociólogo judío Norbert Elias,
argentinos son, por naturaleza, de una llama la atención sobre los contenidos
u otra manera. Sino, porque las condi- afectivos e intensamente emocionales
ciones de interdependencia que vive implícitos en la construcción de las
cada una de esas sociedades ofrecen naciones y las democracias. El autor
repertorios o espectros emotivos espe- comenta la necesidad de darle un
cíficos a los distintos grupos. Este tema lugar analítico a las emociones de
se retoma en la sección siguiente y “orgullo”, “vergüenza” o “enfado”,
sirve de consideración final. entre otras, con las que las personas
resienten o dejan ver el tipo de rela-
4. Apelar a la nación: ción que sostienen con sus respectivos
un repertorio emocional estados nacionales. Desde su perspec-
“aprobado” políticamente tiva, la construcción de las naciones
Es claro que la nación es una de implica un alto grado de integración
las formas en que las ciencias sociales territorial y de estratos, así como una
tienden a referirse al tipo de socieda- transformación en la naturaleza y los
des que se configuran en el contexto modos de estratificación, que, a la
de expansión del capitalismo y divi- larga se traducen en estructuras de la
sión internacional del trabajo. Nación personalidad también diferenciables.
es otro nombre de la sociedad bur- Para Elias, la importancia o la fuerza
guesa capitalista (Wallerstein 2001). de una vinculación emocional a la
De ahí que quienes hablan de las nación puede detectarse en el uso de
redes sociales por fuera del ámbito los pronombres (ellos nosotros), en el
nacional tengan que hablar de socie- sentido con el que los distintos acto-
dades transnacionales o simplemente res cuentan su historia y la inscriben
sociedad internacional. Aunque ya en los procesos políticos más amplios,
hay una relativa claridad sobre esa pero también en las estructuras parti-
superposición entre lenguajes técni- distas y los hábitos de interacción
cos y políticos para referirse a la política (Elias 1998; 1997).
sociedad, no pasa lo mismo con el Para el propósito de este texto
reconocimiento de que la nación es muy útil la insistencia de Elias en la
implica la construcción y el fortaleci- necesidad de estudiar las exigencias
miento de un repertorio emotivo par- emocionales implícitas en la construc-
ticular. En efecto, la construcción de ción de las naciones y en la pacifica-
la nación implica el afianzamiento de ción de la política. El autor recalca que
una serie de lazos afectivos entre los pertenecer a una comunidad política
distintos integrantes de la comunidad nacional implica un arduo ejercicio de
política. —la camaradería profunda de reordenamiento de lo lazos afectivos
la que habla Anderson— y el estable- que se tiene con la población de pro-
cimiento de una serie de relaciones cedencia, con la geografía, con la his-
entre los pobladores y la historia, los toria, entre otros puntos. Para él, la

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nación es un tipo específico de noso- debería devolver la mirada de los ana-


tros que permanentemente disputa su listas hacia las formas de estratifica-
preeminencia con otros tipos de noso- ción vigentes en la sociedad
tros y que se expresa a través de dispo- colombiana, hacia las limitaciones que
siciones específicas hacia el lenguaje esos sistemas de estratificación impo-
nacional, hacia la interacción con gru- nen para la “nacionalización de las
pos de pobladores de distintas prove- sociedades” y para la interacción en
niencias, entre otras cuestiones. nuevas condiciones de los diversos
Es claro entonces que la pre- grupos sociales.
gunta por la construcción de nación De ahí que, más que celebrar o
implica conocer las experiencias de buscar los contenidos de la identidad
autoclasificación de los actores, pero nacional, sea útil preguntar por los
que en ellas es necesario detectar las procesos que históricamente permi-
relaciones materiales de interdepen- tieron o no nacionalizar las socieda-
dencia y las vinculaciones emociona- des, construir un nosotros que se
les que las sostienen y “justifican”. La extiende aún precariamente a través
poca identificación con la nación que del sistema de estratificación y que
algunos sectores sociales denuncian opera como comunidad política.

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