El cerco mental es nuestra forma de generar un “espacio
mental” diferente, donde podemos trabajar. El cerco mental opera produciendo un límite en el espacio y tiempo. Ese límite concentra y eleva el nivel atencional. Solamente con más atención podemos aprender más acerca de nosotros mismos, observando nuestro funcionamiento interno y sensibilizándonos con más precisión respecto a nuestros registros.