Está en la página 1de 4

The Orchard-Pit

The Orchard-Pit
Piled deep below the screening apple-branch
They lie with bitter apples in their hands:
And some are only ancient bones that blanch,
And some had ships that last year's wind did launch,
And some were yesterday the lords of lands.

In the soft dell, among the apple-trees,


High up above the hidden pit she stands,
And there for ever sings, who gave to these,
That lie below, her magic hour of ease,
And those her apples holden in their hands.

This in my dreams is shown me; and her hair


Crosses my lips and draws my burning breath;
Her song spreads golden wings upon the air,
Life's eyes are gleaming from her forehead fair,
And from her breasts the ravishing eyes of Death.

Men say to me that sleep hath many dreams,


Yet I knew never but this dream alone:
There, from a dried-up channel, once the stream's,
The glen slopes up; even such in sleep it seems
As to my waking sight the place well known.

My love I call her, and she loves me well:


But I love her as in the maelstrom's cup
The whirled stone loves the leaf inseparable
That clings to it round all the circling swell,
And that the same last eddy swallows up.
Insomnia
Dante Gabriel Rossetti

Delgadas son las faldas que la noche dejó atrás,


Antes de que el día quiebre el cielo con su crepitar.
Delgados son los jirones del sueño,
Oscilando en el espíritu cansado del viento;
Pero en medio de aquel reposo inquieto
Que desgarra la trama del olvido y el recuerdo,
Mi alma se estira hacia la tuya,
Cada vez más cerca.

Nuestras vidas nunca se unen;


Nuestros pensamientos nunca se distancian,
Aquello que aferra tu corazón al mío,
Parece disolverse en un brillo sombrío.
Esta noche, el Amor ejerce un control total,
Y con deseo y con pesar,
Mi alma se arrastra hacia la tuya,
Cada vez más cerca.

¿Existe un hogar, dónde la pesada Tierra


Se derrita en el aire brillante,
Y dónde el mal no se respire;
Dónde el agua barra el eco de la sed,
Y el fuego sea el reflejo de nuestra fe?
Si la voluntad yace atada al objetivo,
Tal vez allí pueda su esperanza engendrar.
Mi alma, en esta hora desolada,
Se agita hacia la tuya,
Cerca, siempre un poco más.
y el grato fluir de líneas puras, bronces,
El Retrato
The Portrait, Dante Gabriel Rossetti

He aquí su retrato, tal como era:


la cifra rebasando de lo hermoso
no me asombrara tanto si al marcharme
cual ignota presencia o cual dichoso
del cuarto quedase cautivo
sueño. Es ella y ya no es ni sombra leve
mi rostro en el espejo tras mirarme.
de si misma en la hierba ni ese breve
Lo observo largamente y me parece
reflejo sobre el río rumoroso.
que aún respira y su boca se estremece,
que se entreabren sus labios, que podría
Solos nos encontramos aquel día
oír su dulce acento todavía,
y nada entonces turba o importuna
y no obstante en la tierra permanece.
nuestra perfecta dicha y armonía.
—La memoria hace hoy triste, cual la luna
Así fue, como rayo que silencioso
que aparece de día, aquel momento—.
hace la prisión aun más tenebrosa,
Junto a ella bebo en la fuente, sediento
del rocío constante ese latido
de otras aguas que fluyen a mi vera,
que da a la soledad su propia prosa.
canta ella donde el eco reverbera
Del galardón de amor sólo perdura
y allí mi alma se llena de contento.
esto, y lo que con tristes andrajos
recogen de mi alma su consejo,
Apenas tuve el ánimo dispuesto
queda lo que es secreto y es reflejo
para decir lo que en secreto arde,
bajo tierra sepulto o allí, en la alta tersura.
estalló la tormenta, el trueno atento
resonó entre los montes. Esa tarde,
Al pintar yo, devoto, su figura
junto al cristal que la lluvia batía,
entre árboles la puse, donde apenas
repetí mis palabras, ella oía
la luz penetra el místico verdor,
con sus ojos perdidos en los campos
y el dulce susurrar de las amenas
por la lluvia y el viento aún apagados,
voces llega apagado; ante el brillante
desiertos y cenagosos todavía.
fuego fatuo, y figuras cuyo ausente
nombre ignoran de sí, y aquella lluvia
Aún se agitaba el recuerdo, al otro día,
de otro tiempo, y sus pasos detrás mío,
de todas esas cosas, como el viento
escapando como vino, quedamente.
que acaricia la hoja, aún batía
el amor con su ala. Ese momento
Un bosque sombrío y profundo; allí está ella
deseaba hacer mío y un retrato
como lo estuvo un tiempo, así era entonces:
me propuse pintar. En dulce trato
sus manos sosegadas de doncella,
fui, entre silencio y platica, trazando
su imagen entre ramas, imitando ¡Cómo habrá de embelesarse complacida
la sombra de los árboles. mi alma cuando libre y renacida,
tras los acordes de la celestial danza,
Y aun cuando la pintaba, todo en su alma penetre sin tardanza
era aire fragante en torno mío, y en su silencio a Dios conozca en vida!
mi amor en su pesar adivinaba
en cada flor bañada de rocío Aquí, cercano a su rostro, mi memoria
un corazón latiendo en la espesura. queda mientras aguarda el dulce ocaso,
Oh corazón que ya no se late, hasta que con la mirada gloriosa,
que yace en las tinieblas exiliado con los ojos más tiernos, oh Parnaso,
¿Qué es para ti mi amor o esta delgada que los de ayer, pueda mirar. Y en tanto
red que el sol urde con ternura? anhelo y esperanza, ya quebranto,
se han perdido, en su imagen permanecen
Ya que ahora la luz niega esos días, intactos, cual cruzados que perecen
nada para escuchar o ver nos queda, y reposan junto al Sepulcro Santo.
sólo un grave murmullo en las sombrías
tinieblas trae a mi oído su voz queda,
cuando la brisa inclina hacia el sendero,
la sombra de las hojas, y la ribera,
el bosque y las aguas, que el dorado
rubor de las estrellas ha coronado,
yacen igual que yace lo olvidado.

Pude anoche dormir y fantaseando


fui diluyendo mi sueño hasta perderlo.
El llanto mansamente fue brotando
de mis ojos, pues, sin yo pretenderlo,
me hallé en aquellos bosques que un día
con ella recorrí; y allí permanecía,
en una mota de noche sumergida,
cuando al borde de luz llegó el estampido
del océano que tiene corazón de arpía.

Donde el cielo su hálito contiene


y del amor escucha su latido,
donde el ángel reposa su ala tenue
en torno a los astros escondido

También podría gustarte