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Fragmento de "Misterios de la vida diaria", del periodista, escritor, cuentista, novelista y dramaturgo mexicano Jorge Ibargüengoitia. De sus columnas escritas para el periódico El Excélsior (México, D.F.).
Título original
Manual del anfitrión, de Misterios de la vida diaria por Jorge Ibargüengoitia
Fragmento de "Misterios de la vida diaria", del periodista, escritor, cuentista, novelista y dramaturgo mexicano Jorge Ibargüengoitia. De sus columnas escritas para el periódico El Excélsior (México, D.F.).
Fragmento de "Misterios de la vida diaria", del periodista, escritor, cuentista, novelista y dramaturgo mexicano Jorge Ibargüengoitia. De sus columnas escritas para el periódico El Excélsior (México, D.F.).
El mundo est lleno de gente con gustos estrafalarios. Hay quienes aseguran que una de las cosas que ms les gusta es un buen membrillo con tinta morada, otros pasan los mejores momentos del da sentados frente a la televisin; he odo inclusive a una seora confesar que le gustan los cuadros de Nierman, pero hasta la fecha no he encontrado a nadie, repito, nadie, que diga que se divierte en cocktail parties, vinos de honor, homenajes con botanas, o como se quiera llamar a estas reuniones de desconocidos parados, agarrados de un vaso. Todos deploramos esta clase de fiestas pero muchos nos resignamos a asistir a ellas. Al grado de que todos los das ocurren varias y todas estn repletas. No slo nos resignamos, sino que hay ocasiones, al caer de la tarde, cuando el dinero se nos acaba antes que la sed, en que paga uno la cuenta, sale uno de la cantina y se mete en el cocktail party ms cercano, que en esos momentos se presenta como una bendicin. Pero ni aun en esos caso dice uno Qu fiesta tan divertida! Los asistentes son vergonzantes, igual que los que hacen cola en el Monte de Piedad. Yo estoy aqu por pura obligacin. Todos los das tengo que echarme una de estas pachangas. Como t comprenders, ya las sueo. Yo vine noms de entrada por salida, para que el agasajado vea que hice acto de presencia y no me reclame. Hay otros que son ms sinceros. Entran en la reunin y le preguntan al primer conocido que encuentran: Dnde estn los alcoholes? Nadie da un cocktail party en honor de s mismo. Al contrario. El agasajado tiene por obligacin presentarse en la reunin a regaadientes, como si lo hubieran llevado a fuerzas y como si prefiriera estar en ese momento en otra parte. La expresin del agasajado debe ser semejante a la de quien se sac un reintegro en un cachito de lotera. Dir a sus ms ntimos: Estoy aqu porque ni modo. La seora aqu se dice el nombre de la anfitriona se empe. Esta actitud displicente es obligatoria en el agasajado, aun en el caso de que l haya pagado parte de los gastos. Cuando las anfitrionas forman parte de un organismo y estn actuando en su capacidad oficial, nadie es responsable del xito o el fracaso de la pachanga. En cambio, cuando la anfitriona es particular, admira al agasajado y cree sinceramente que algn beneficio va a derivarse de que ste conozca a don Fulano y a don Sutano, todos los invitados la tomarn por loca.
Lo anterior explica por qu de todas nuestras estructuras sociales
la del cocktail party es la ms frgil. Una parte de los asistentes no conoce a la anfitriona, otra parte no sabe quin es el agasajado, y otra parte, a veces la ms numerosa, no conoce a ninguno de los dos; entr all por sedienta o por ociosa y porque nunca en un cocktail party se ha negado la entrada a nadie, ya que el fracaso ms claro es que el saln est vaco y el nico xito posible es que est repleto. Son fiestas circulatorias, igual que las serenatas en los pueblos. Va uno pasando de un grupo al otro, con una copa en la mano, diciendo las mismas frases. Para las personas de poca imaginacin en inventar temas de conversacin, se recomienda dejarse crecer las barbas si no las tena antes, o cortrselas si las tena largas, o en el peor de los casos ponerse un pedazo de cinta adhesiva en la punta de la nariz. Con trucos sencillos como stos la noche se vuelve ms amena y la conversacin ms fluida. Puede uno decir, por ejemplo: Me levant un buen da, me toqu la punta de las narices y not una purulencia El mdico me ha dicho Cuando est uno platicando con una pareja de casi desconocidos y se acerca otra pareja de conocidos a medias, no hay que dejarse inhibir noms porque no conoce uno el nombre de ninguno de los cuatro. Hay que hacer las presentaciones, que para eso son esta clase de fiestas. Se puede hacer un gesto amplio, que abarque a los cuatro, y preguntar al mismo tiempo: No se conocen? Todos dirn: No, mucho gusto y se estrecharn manos hmedas por las copas que sostienen. De esta manera los cuatro recin presentados entablarn conversacin precaria sin saber con quin estn hablando y el que los present queda en libertad de pasar al siguiente grupo, a explicar por qu tiene un parche en las narices, o bien, que est en la fiesta por puro compromiso. (11-iv-72.)