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Agrado a Dios con mi reverencia

Hebreos 12:28
La reverencia es un sentimiento puro que sale nicamente desde el fondo
de nuestros corazones, ste deseo es el de agradar y honrar a Dios con
nuestras vidas. Hay algo curioso que pasa con la reverencia y es la manera
errnea que hemos utilizado este concepto, como de manera religiosa y
solemne en vez de aplicarlo a nuestro corazn en todo cuanto hacernos.
La reverencia est muy ligada a la intencin con la que hacemos las cosas,
con la que nos vestimos, cuando nos preparamos para algo o hasta la
intencin con la que escribimos este tipo de mensajes, y adems va muy de
la mano con la modestia y con lo que hay en nuestros corazones. Mateo
12:34b
Vamos a examinarnos: Que hay en nuestro corazn? En qu pensamos al
momento de vestirnos, en quin, o cuando hacemos cualquier otra?
La reverencia muestra nuestro deseo de agradar a Dios, lo muestra al pensar
en nuestra motivacin para ir al culto, que es adorar a Cristo, sin buscar
experiencias emocionales, o en qu actividad har all que me pueda
agradas a m. No podemos contradecimos al llegar al Templo con cierto tipo
de vestimenta que ciertamente no muestra a Cristo, y esto va para chicos y
chicas, cuando buscamos a nuestra amiga para hablar de lo que hace otra o
como se visti la otra y no hablar de cuando no quiero ir al culto porque el
predicador de turno no me agrada, entendamos que esa persona predica la
palabra de Dios "no tiene que gustarnos lo que se predica (o quin predica),
tiene que gustarle a Dios lo que hacemos durante la prdica ( y lo que
hacemos despus de recibir ese mensaje)" , s nos hemos visto pensando de
esta forma, nuestro corazn no deseaba honrar a Cristo y debemos venir
ante l en arrepentimiento.
El deseo de agradar a Dios debe estar en nuestros corazones y mentes con
el objetivo de reverenciar a nuestro Soberano Salvador. Nuestro accionar,
nuestro hablar y nuestra vestimenta deben reflejar a Cristo siempre (1
Pedro 3:3).
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y ms cortante que toda espada
de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espritu, las coyunturas y los
tutanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazn (Hebreos 4:12).

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