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La madre de Ernesto

Frente a m se encontraba ese muchacho, el amigo de Ernesto,


Julio Vargas. Detrs de l, yacan Anibal Rodrguez y
Abelillo Castardo. Me miraban perplejos, aterrados.
-Le sucedi algo? Ernesto est bien?
A pesar de haberme ausentado de su vida durante cuatro largos
aos, an me preocupaba mi hijo. Haba abandonado a mi
familia para darle una oportunidad a mi talento, florecer
como artista y ganar dinero, para de esa manera poder hacer
que mi esposo e hijo pudieran salir de ese pueblo al que yo
tanto haba odiado de nia, el mismo pueblo en el que Ernesto
creci con malas compaas. Bautista, mi marido, nunca estuvo
de acuerdo con mi decisin, y sabe Dios qu le habr dicho a
mi querido hijo sobre m. Aqul no permiti que volviera a
pisar el lugar que alguna vez fue mi hogar, por mi egosmo
de querer brindarle a mi familia un futuro mejor. Mi sueo de
ser actriz se vio frustrado a tan solo doce meses de irme, y
no pas demasiado tiempo antes de que me quedara sin salida.
No tena familia, ni amigos, mi familia lo era todo para m,
y ellos me dieron la espalda. Ca en la prostitucin, vend
mi cuerpo para poder seguir viviendo, si es que a aquello se
lo poda llamar vivir. La soledad que me transmitan aquellas
fugaces visitas de hombres con excntricos deseos carnales me
hundi en un ensimismamiento profundo, del cual apenas poda
mantenerme alejada fingiendo una sonrisa ante aquellos
clientes. Los aos pasaron, hasta que encontr a un
profesional, alguien que poda llevarme de nuevo hasta
all, hacia el pueblo que tanto haba odiado de pequea. Tan
solo dos meses estuve all, esperando que l me encontrara,
que Bautista volviera por m, pero l nunca lo hizo. En su
lugar, quienes me esperaban frente a la puerta, eran esos
chiquillos, los amigos de la infancia de Ernesto. Ellos me
miraban, aterrados, inquietos. Nunca me respondieron a
aquella pregunta, y era porque no lo saban. Ellos, al igual
que yo, haban dejado ir a Ernesto, y haca tiempo que no lo
vean. Nadie haba ido a buscarme a m, nadie me necesitaba.
Para esos nios, yo slo era una prostituta, haba dejado de
ser la madre de Ernesto desde haca bastante tiempo
Ignacio Minig Traverso

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