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ae lo el acero basado en Ia novela de Nikolai Ostroyski temp 1 se a As Asi se templo el acero basado en la novela de Nikolai Ostrovski Diseio RUDOLF KARKLIN ra ' Editorial de la Agencia de Prensa Novosti, 1983 cincuenta ailos que Ja novela de Nikolii ‘Asi se templé el acero” estremece al lector, ensefia a ser valiente, exhorta a luchar por una vida mejor. Ha sido traducida a muchos idiomas, Hevada al cine y a los escenarios. EI personaje principal del libro —Pavel Korchaguin— resume, mediante ¢! mis emotivo lenguaje literario, la época en que vivid y Iuché el propio Nikolit Ostrovski, Aquellos fueron tiempos excepcionales, comba- tivos, heroicos. En 1917, los obreros y campesinos de Rusia, guiades por el Partido Comunista, destronaron al zar, ‘ecrocaron a los terratenientes y eapitalistas, asumieron el poder. Surgié un nuevo Estado eneabezado por los Soviets, que integran los trabajadores mismos, donde nadie explota a nadie v todos son izuales. ‘Sin ombargo, los antiguos gobernantes de Rusia, respaldados por la burguesia mundial, desataron la guerra civil como desesperada expresion de su inconformidad. Una parte del ejército ruso, comandada por oficiales adicios al Tiejo régimen, se pronuncié contra Ia naciente Repablica. Numerosas bandas, que sembraban el terror entre la poblacién, congregaron a todos aquellos que no estaban de acuerdo con el nuevo régimen. Catoree Estados capitalistas iniciaron una intervencion directa. El Pais de los Soviets, para defender las conquistas de la revolucion, ereé en 1918 al Ejército Rojo, un ejército del y para el pueblo. Desde muy joven combatié Nikolai Ostrovski en las filas del Ejército Rojo. Cayo herido varias veces, pero siempre lograba reponerse. Sélo una fuerte contusion Jo obligd a dejar el servicio militar. Ostrovski se convirtié en funcionario del Comité del Komsomol, a organizacion de las juventudes comunistas. El pais restaiiaba las heridas de Ja guerra, empezaba a edificar una vida nueva, a establecer nuevas relaciones humanas, y los jovenes participaban activamente en todas las grandes tareas. Lamentablemente, al cabo de unos aiios Nikolai Os- trovski tuvo que enfrentar una prueba terrible: como consecuencia de unat herida de guerra qued6 paralitico y ciego. {Mimusvilido a los 24 afios de edad! Pero vi significaba para él ser dtil a la gente. En esas circunsta no tenfa més que un arma: la palabra, Eseribié un libro, en mucho autobiofrifico, sobre Ia juventud que emprendi el sendero de la lucha revolucionaria. Lanovela “Asise templo el acero” salié a aluz-en 1932, convirtiéndose de inmediato en libro preferido de millones de leciores. Ostrorski comenz) a preparar otra novela —Engenidrades por la tempestad”— que la muerte no le permitié concluir. Hasta su iltimo aliento, trabajé en ese bro hasta doce horas diarias. Nikoléi Ostrovski falleci6, en diciembre de 1936, a los 32alios de edad. Pero sus obras, que exhortan a las nuevas generaciones a luchar y realizar proezas, to han hecho inmortal. “El pueblo nunca olvidard a las personas como él. Lavvida de Nikolai Ostrovski ser un brillante faro para Ia Juventud”, —expres6 Yuri Gagarin, el primer cosmonauts de Ia Tierra. Pliyel Korehaguin tenia s doce aiios cuando empezd a traba- jar en fa fonda de ta estaciin. Lo dirigieron al fregadero, Una de las mujeres le dijo: “Tu trabajo es el siguiente: calientas esta éaldera desde Ia maiana, y que envella siempre haya agua hirviendo, tienes que partir Ia Tea, ademiis estos samovares también te tocan a ti, Yas a lavar euchillos y (ene ores y sacar la basura”. Y w meseroaadié: “Siempre debes mantener listos Jos samovares, si no, te las veris conmigo,| {Eintendido?”* Asi emper6 tn vida inboral de Pavel. Dos afios trabajo cla fonda, corriendo como deses- prado con bandcjas y-euhos recibiendo a cada rato golpes © ugar de premios. Un frig dia de enero Payel es- taba terminando su turno, pero el muchacko que debfa relevarlo no aparecia. Y él, cansado, tuvo que quedarse a trabajar otro dia ente- ro, y para la noche ya estaba sin fuerzas. Todavia habia que Menar las calderas y poner a hervir el agua para la legada del tren de las ‘res. Abrié Ia Have: no habia agua. Dejé Ia Maye abierta y se durmi Pasados unos minutos el agua co- menz6 a caer en el depasito, lo lend hasta los bordes y se derramd al suelo. Inundando el suelo, el ‘agua, pasando debajo de la puerta, leg6 a la sala. Por esto le dieron ‘una paliza y le sacaron del trabajo. al pneblito ucrani ka llegé la noticia de que habian derrocado al zar. Por las calles neyadas hacia la plaza i on miles de personas, Con ansie- dad escuchaban las nuevas pala bras: libertad, igualdad, fraterni- dad. En el Iluvioso noviembre em- peaaron a aparecer en la estacion desconocides, en su mayoria solda- des (entonces habia guerra con Alemania) con el extranio apodo de “boleheviques”. En la primayera de 1918 entr6 en 1a pequetia ciudad tun destacamento de guerrilleros. Los guerrilleros tuvieron que abandonar Shepetoy- ka: como avalancha avanzaba el ejército aleman. El comandante del destacamento dijo: “Podremos comba- fir solo si nos unimos a otros destacamentos del Ejérci- to Rojo que se estiin retirando. Como somos los diltimos en retirarnns, nos toca la tarea de organizar el trabajo en la retaguardia de los alemanes. Un camarada de confianza debe trabajar en ta estacion. Propongan candidates”. —“E} marinero Zhujrai debe quedarse ‘aqui, —dljo uno de los ayudantes del comandante—. En primer lugar, Zhujréi nacié en Shepetovka. Ade- mis, es ajustador y eleciricista y podré encontrar trabajo en la estacion. Nadie lo ha visto con nuestro destacamento, El muchacho es inteligente y pondra el ‘asunto en mareha”, que en Ia planta se enfermé el electricista. Averigua maiana mismo si aceptan oh su lugar a un hombre de experiencia”. —*Claro . El patrén, estaba buscando a alguien para. suplirlo, pero no encoutrd a nal”. —Pues bien, Ia cosa esti hecha —dijo. el Los alemanes duraron poco en la chad, Los sustitayeron las bands del atamin Peiliurs. De ‘ucvo empezaron tos sagucos, la Yoleneia, Ios asesinatos. Los sol- Fal boleievique Zhujrai, pero ste escapar. Durante varios dias Jos Korchavuin. Muchas cosas ied Pavel en este lapso de nulén eres, Fiddor? Pregunt6 Pavel una vex— SD que eves bolchevique 0 c0- Tinista”. Aina se echo a reir, en nd aincho pecho, —“Esti claro, her- Fs tan cierto como que jue) commmista som ana : : ee Los ssuntes.requirieran que entrevistara con algunas person Se fue y no volvi6 mis, Al eabo de Pivel vio al marinero en la calle. Ret ly, agarrando el fas con un brusco movimiento: Et jo, arraned: el fusil de las m: Pavel. Este, al cacr, arrastré consigo 4 do. En dos saltos, Ziujral-aparecté-a sfiato/ Su puiio cay6 sobre Ia cabeza del soldado= Este, como un pesado saco, fue echaadoa Ta cuneta. Fl marinero y Pavel, saltando. por encima de la reja de una finca, huyerone: -Aquella misma tarde Pavel fue detenido en su casa y levado a Ia comaniancia. Cinco dias dard ‘el interrogatorio, pero el commandante no logré sacarle nada. El soldado de In escolta reconocié a Korcha- ‘guin, se lanz6 contra él, queriendo estrangularlo. Pavel insistia ‘en To ‘mismo: “No s€ nada, No asalté a nadie”. E] comandante solicité an- 4 © te el Estado Mayor autorizacion para fusilar a Pavel. de hi muerte, Fl coronel Cherniak, ayudante del ataman Petfiura, exic que le mostraran el. sétano donde estaban tos detenidos, Cuando Cherniak Io pregunté a Piivel cual era su culpa, éste dijo: “Fn mucstra casa estan alojados los cosacos, yu corte de uma vieja silla de montar un pedazo de eworo para hacer suclis'y los eosaces me trajeron aqui”. despectivamente a Korchaguin: Puedes ir a casa y dile a tu padre que te dé un par de palizas!. Sin oiler creerlo, Pavel se lanzé hacia hh puerta. Cuando ta pequefia ciudad fue ‘iberada de las tropas de Petiura, “Pavel ingresd al Ejército Rojo Durante largo tiempo no hubo car tas de él. La madre Voraba con frecuencia. Pero una vez, en la noche, Artiom grité al entrar: “Hay noticins de Pavel!". Esexi bid 10 siguiente: “Querido herma- no: Te informo que estoy vivo, aunque wo completamente sano, Una bata me dio en la cadera, pero ya estoy mejerando. Soy. ahora Guardia rojo de la brigada de caballeria que Heva el nombre det iHista en casa ca ta ys0 saludo. para cat menor. Y disctilpen- ee Palfermano™ Ya pasé un aio desde que yel empezs a combatir. Madurd, ‘se hizo mas fuerte. Le tocd yer muchas cosas terribles durante es- te tiempo, Junto con miles de com- hhatientes, luchaba por el poder de su clase. Y s6lo dus veces abando- né las filas: por herida y por ‘enfermedad, Pavel esta en el primer ejército 4 de caballeria de Budionny. Los {¢y combatientes que acaban de entrar en un pueblo tienen una hora de aece soldado de caballeria tam- ‘poco puede Hevar el ritmo del bi Ie, Péivel se nbrié paso a la tachan- ka, y el acordeon call6, —“;Qué deseas?” —pregunté el acordec- ‘iista. Korchaguin extendib la ma- ‘ip hacia Ia correa: “Déjame tocar tun poco”. Et joven, indeciso, se ‘quit del hombro Ia correa. Pavel, “como era su costumbre, se puso el “ acordedn en los musios y comenzd ‘a tocar... El soldado de ‘caballeria, abriendo les brazos co- ‘mo pijaro que despliega las alas, vol por el eirculo, haciendo con los pies inverasimiles arabesens. eas Los jinetes rojos atacaban a los intervencionistas. Inclinado so- bre el cuello del caballo yolaba Korchagin. Muy cerca de Pivel tun bravo jinets de Budionny mato 2 de un implacable Sablazo a un ene A migo. Y de pronto, en cl cruce aparecierom iia ametralladora y ‘res figuras de uniforme azul. Une ccuarta figura, con un galén doradd fen la guerrera, al yer a los. qu galopaban, adelante ripido la no que empuriaha el mauser. Pav no pudo detener su caballo y Janz6 hacia Ia_ametralladora, oficial disparé Gonira Pavel Kor chaguin. La. balapas6 silbanto junio a la mejilla. De ppecho det caballo, el 6 de espaldas. En ese mi Ja ametralladora em wr desesperadamente} el caballo de Pai mn todo y jinete sobre disparaba, Una yer enviaron a Péyel con un sobre a la estaciin. Deteniéndose jun- {0 a Ia locomotora, Korchaguin pre- sgunté: “gQuign es el jefe?”. Un hom- bre enfurndado en cuero de pies a cabeza se volvid hacia ék: “Yo”. Pi. vel saeé del bolsillo el sobre: “Aqui tiene Ia orden. Firme en el sobre”. Cerca de una rucda de la tocomotora estaba trabajando alguien con a acei- tera en Ia mano. —“Toma el reci- bo”, — el jefe le devolvio a Payel ef sobre. EL hombre que habia junto a la locomotora se irguid por completo, yoltedndose. Fn aquel mismo momen- to Pavel salt del caballo: “jArtiom, hermanito!” —";Paykat ;Pero si eres ta” —aritd si asus ojos. En fas cercani perdid su gorra en un Detuvo. el caballo, pero, delante, os guardias rojos chocaron con las Pavel. Se lanzé rapido a lo mis arduo del combate. Enloqueci ‘campo a galope, dando alcanee a Jos que huian, pero contra ellos ya ‘isparaba una Daterfa vel surgié un yerdé: el trueno retumb) en sus olds. Pavel fue arrancado de ta lla, Tras salir volando. por 1 foreias del caballo, cayé Al ser dado de alta del hospital, Pavel se fue a Kiey. Al cabo de unos dias de estar ahi, vio en ia calle una orden firmada por el presidente de la Cheka provincial, Fiddor Zhujeal. Sa corazon se estremecis. Fiédor to recibié bien, En el frente Zhujrai habia perdi- do un brazo, Inmediatamente se pusieron de acuerdo en cuanto al trabajo. —‘Juntes ‘aplastaremos aqui a la contrarrevolucién, has ta que recuperes las fuerzas para volver al frente, Ven mafiana mismo”, —le dijo hurd. Para liguidat’el sltino bastion, Contrarrevolucionario, el: Bjército jabs Pavel, tenia que resolver ese enredo, Ali irrumpian, agitan- do sus revélveres, los jefes'de las lunidades, exigiendo que se autori- El trabajo en la Cheka reper- cutio en ta débil salud de Pavel. Después de dos noches sin do perdié el conocimiento, Entonees es, a ejercer mi profesion, pues me doy cuenta de que aqui soy una “tuerea floja’. En ta comision me dijeron que no soy apto para las armas, pero esto es peor que estar en el frente”. EL Comité regional del Komso- ‘mol designo a Pavel seeretario de Jas Juyentudes Comunistas de los talleres. En diciembre de 1920, Pavel Korchaguin fue 2 Shepetovka a pasar unes dias con su familia, La madre, al yerlo, lord de alegria. La felicidad volvié a brillar en sus ojos. Su dicha no tuvo Timites sabo de unos tres dias, Kiev, donde le esperaba el trabajo. ‘Paso casi un aflo. Ahora nuevos enemigos ‘amenazaban a Ia ciudad: Ia paralizacién en los ferrocarriles y, por falta de combustible, el hambre y el frio, La leiia y el pan lo decidian ‘odo. En el Comité regional del partido, en el despacho del presidente, se inclinaron sobre el ‘mapa trece personas. —“Vean —dlecia Zhujrai—, aqui se encuentra ta estacion, a Seis kilometros de ella, ef talado del bosque. ‘Alli hay apilados doseientos diez mil metros clibicos de lena. Hay que transportarla:a Ia estilo, haciendo un recorsio de ss lime; ‘ros, Existe una sola sallda, camaradas: cons- tour en tres meses un ferrocarsl de via etre- ccha que vaya desde la estaciOn hasta el talado del bosque, Para el trabajo se requieren 350 ‘obreros_y dos ingenieros. Pero no tendram lo ii: al no hy més construcelén que Jas ruinas de ta escuela forestal. Fabri que enviar a los obreros por grupos, cada. semanas, pues no podran resistir mis”. ee” |, Y Ia luvia seguia sin cesar. Pavel Korcha- guin Sac con mucho esfuerzo su pie de la | arcilla. La suela poirida de la bota se habia ‘ desprendido por completo. Con to que quedabs | de Ia bota so dirigié a In barraca. Se senté ‘juno a ta cocina de campatia_y acered al en ple sermesit px oo. La mer eae Te dijo: “{Qué, ya te estis preparando para la comida? Tratas de rehuir tl trabajo, muchacho? ;Dénde metes los pies? Esto ¢ una cocina y no un bafo de vapor”. fe me destroz6 Ia ota”, —dijo Pavel. Fila) se apené un poco. —“Crei que era un holgazin”. La mujer examiné la bota. —“No le a pena remeniarla y para que no se le “ebtropee el pie le traeré un chanclo viejo”. ‘Pronto regresé con un chanclo y un pedazo de era, Pavel, agradecido, miré a la mujer 1 guardavins. El viejo Tékariev, que dirigin Ja construceion del ferrocarril de vin estrecha, regres6 de Ia ciudad frritado. En seguida lamé a tos del activo: “Les in franqueza, muchachos, Ia cosa no puede estar peor. No hemos encontrado relevo para supliries, El frio esti encima. Antes de que Hegue hay que pasar 1 pantano, aunque reventemos; de lo contrario, tego no se poilra arrancar Ia tierra ni con los dien- tes. ZQué bolcheviques seremos si no? Hoy mismo celebraremos una reunlén, ley explicaremos alos iuestros Io que hay y mafiana sal- dremos todos al trabajo. En las primeras horas del dia, dejaremos {que se vayan los que no militan en €l partido y nosotros nos queda remos”. ‘En el bosque se oy6 un disparo. Un jinete ‘Se lanz6 de la barraca hacia la oscuridad del hhosqie De ta barraea y de la vieja escuck salid corriendo casuaimente fropez6-eon una de la puerta, Encendieron un fosforo se todos de Ia estacion al Iugar de donde quede, recibir un balazo ee scardad’ a ia escuela, La pid el silencio de Ia noche. Pavel chaguin, en cuclillas, tanteaba nerviosa- los orificios para los cartuchos en el wt del reyOlver. El Pavel, joso, abrid la puerta. No habia nadie, A la hora de comer Hegé de Ia ciudad ta Vagoneta automovil. De ella bajaron Fiédor Zhujedi_y Akim, cl secretario del Comité regional del partido. Los recibié Tokariev. — “La imcursién de Ia banda es todavia el mal menor —comentaba el viejo—. Aqui empieza ‘un monte. Habra que quitar mucha tierra”. Akim pregunto a Tokariey: “zLes aleanzariin Jas fuerzas para construir ef ramal en el plizo fijado?”. —*Sabes, en general, no se podra construir, pero tampoco se puede dejar de construirlo, Ya son des meses que estamos aqui ataseados, hemos empalmado cuatro tur- nes, y el equipo principal, sin descanso, se ‘mantiene iinicamente por su juventud. Cuando uno mira a estos muchachos, comprende que tno tienen precio...” Zhujrai mird las espaldas dobladas en un esfuerzo tenso y comenté en vor baja: “Has dicho la verdad, Tékariey, no tienen precio. Aqui es donde se templa el acero”, La ansinda leiia estaba ya cerca. Pero se aproximaban a ella muy lentamente: cada dia. cl tifus se Hevaba decenas de vidas. Korcha- guin desde hace tiempo tenia fiebre, pero hoy éta se dejé sentir con més fuerza que antes. A duras penas Weg6 a Ia estacién y perdié el sentido. Lo encontraron al cabo de algunas horas, Hevandolo a Ia barraca. Pavel respiraba con dificultad, no reconocia a los que le rodeaban. Un practicante del tren blindado a quien se le Tamé para que lo viera, diagnosticd: “Neumonia y tifus abdominal”. a juventud se_impuso. Korchaguin se habia repuesto lo suficiente, Restableciendose, Payel paseaba mucho y una ver hall un cementerio, Un pensamiento le lego a la cabe- za: Lo mas preciado que posee el hombre es Ja vida. Se le otorga una sola ver y Hay aie Virirla de forma que no se sienta uti dolor {orturante por los afios gastados en ¥afio,-que, tno queme la yergiienza por un pasado" ril’y. mezquino y que, al morir, se pueda exclamar, jtoda la vida y todas las fuerzas fueron consa. gradas a lo mtis hermoso det mundo, ta lucha por la liberacion de Ia humanidad’ Y hay que aapresurarse a vivir, pues us pia o enalquier casualidad trigica pueden Cortar el hilo de la rida”. se reincorporé al tr cn ios talleres, como ayud ‘Traté de a eereta i del Com i poyials te iiapo. Ce} No tenemos y ta quieres re +. No me mencio- nea. , Dime cui es el , He acosaba 0 que tal duiero_ estar” P pave desputs dena area retario del Comite distital Korchaguin se quedaba por las tardes, hasta muy entrada la no- che, en Ia biblioteca pablica, Obtu- vo el derecho a consultar cualquier libro, sin pedir permiso a los. bi- blioteearios. Al apoyar Ia escalleri- lla en las enormes estanterias, Pa- vel se pasaba horas y horas ho- Jeando un libro tras otro, buscando lo interesante y neeesario, Un dia Pavel entrd en el despacho de Tokariey y le pidid su recomendacion para ingresar ai partido. En el rengloa del cuestio- nario donde se indieaba el tiempo de militan- cia del que recomendaba como candidato al Partido Comunista (bolchevique) de Rusia al camarada Pavel Korchaguin el viejo eseribid ‘con mano firme, “desde 1993", y al lado puso su firma, de trazo sencillo, “Joma, Pavel. Estoy seguro de que nun © ea cubriras de vergitenza mis canas”. La vida hizo sus correcciones en 1s pl de Pavel. Poco antes del invierno, armadias rotas por Ia erecida de aguas Jes, interceptaron el rio. Ed No fue facil vencer ef cardcter de Pavel Korchaguin, Al cabo de tres semanas, fue comisionado a luna _provineit y, pasado un ato, clegido secretario del Comité co- mareal del Komsomol Durante el verano, los compa- fieros se iban de vacaciones, tino tras otro. Korchay ks " conseguia plazas en los sanatorios Y les ayudaba en todo. illos partian y su trabajo recaia sobre Tas espaldas de Pavel, Los mucha- " chos volvian alegres, rebosantes de [crete Enlonces se marchaban gustaba el otofo ni el invi traian muchos sufrimieatos ‘A Pavel le causaba enorme do- Jor confesarse- a si mismo. que sis fuerzas disminuian cada _afio. Habia dos salidas: reconocerse mix nusvalido o permanecer en su puis to mientras le fuera posible. Opts or lo segundo. Una yez se sent6 a su Indo un doctor: “Te ves mal, Korciagain, Hay que exam ae Como: resultado del reconve! siento médico fue dado el si ‘te dictamenr “La comistbn m ‘considera impreseindible que tome aie vacationes inmediatas, com cura ‘ié0_ profongada ya sti tc iniento posterior; de lo contrario, Son inevitables consecvencins graves”. “Korchaguin permanecié ex el sanatorio tuna Semana: no aguant6 més, se marcho antes del plazo sin haber conchuido su tratamiento. AY regresar recibié un nuevo nombramiento. En otoio, ef automévil en que viajaba Pavel, ‘@ metio en una cuneta y se volted, ‘Artiom recibi6 una carta de Pav é apartado del trabajo, he encontrado una neva prnfesién, la de ‘enfermo’: soporto un mientos y, como resultado de fun golpe en la columna verte- i costar caro. Estoy dispues- iarlo todo con tal de volver fila. ‘sanatorio, No te desanimes, Antes de darle de alta del hos- pital, la médica Irina Bazhinova propuso a Payel que fo auscultara Su padre, que era un famoso cate~ dratico. Korchaguin avepi6 de in- mediato. EJ célebre cirujano reco- nocié a Pavel en presencia de su iif, pidiéndole que le comunicara sul diagndstico: “A este joven le espera inevitablemente la tragedia de la inmovilidad, y nosotros no podemos hacer nada, La médica, areyé posible decirselo todo y, “con frases cautelosas, transmitib a Korchaguin solo una minima parte dela verdad, Después det prolongado tratamiento en el sanatorio Pavel fue a Jarkov y en seguida se rigid al Comité Central del partido para ver a Akim, Korchaguin pidio que le em inmediatamente a trabajar, —“No_podemos hacer eso, Pavel. Tenemos una orden de la comision médica del CC del partido, en ta que se dice: “En vista de su grave estado de salud, envienlo a pasar un tratsmiento, sin permitir que se reintegre al trabajo”. —“Akim, mien- iras lata mi corazon, no se me podré apartar del partido”. Akin sabia que Jo dicho no era luna simple frase de adorno, sino el grito de un ‘combatiente grayemente herido. Dos dias des- pués, comunics a Pavel que se le daba Ia posibilidad de trabajar en fa redaceién de un diario, pero que para ello era indispensable comprobar si podia desempeiiarse en el campo periodistico. ‘on muy amable- mente, La subdirectora, vieja militante de los ‘tempos de Ia clandestinidad, dijo: “Podemos darle trabajo para que lo haga en casa y, en general, crearle condiciones adecuadas. Pero ‘ste trabajo requiere amplios conocimientos. bre todo, en Ia esfera de In literatura y del lioma”. Después de leer un articulo escrito por Pavel, la mujer suspiré: “;Camarada Kor chaguin! Si profundiza sus conocimientos podria conyertirse en un buen periodista, pero ahora, lamentablemente, no podemos ‘darle empleo”. A partir de aguel dia la vida de Korchaguin se desiizi cuesta abajo, Ni de trabajar en algo. euaudo. ya has perdido 10 mas previ pacidad de luchar?... ;Quedar como espee- Wor cuando los camaradas ayanzan comba- wdo? Convertirte en una carga? Una bala en el corazon y.:, fuera penas” Korchaguin camente el revolver, —*,Quién iba a nar que legaria este dia?”. Pavel dejo el cobarde y facil Aprende a vivir tambien cuando Ia vida se hhace insoportable, Hazla aii Rata vez recibia Artiom cartas de su her ‘mano, pero los dias en que abria el sobre con Ia letra conocida, perdia su habitual tranquili- dad, ‘...Sufro un golpe tras otto —escribia Pivel—. El brazo izquierdo se nego» obede- cerme. Eso fue duro, pero después me haw traicionado las piernas y aliora llego. con difi- caltad de la cama a Ia mesa, No sé qué me espera maiana., “Ahora, mi vida es el. estudio. ‘Libros, libros y mis libros. He estadiado todas tas principales obras de la literatura ctisica. He terminado y enviado, los trabajos del primer ‘curso por correspondencia de Ia Universidad”. Una nueva desgracia atzed a Pavol: la pardlisis afecté totalmen- te sus picmas. Ahora sélo podia uusar el brazo derecho. Y despues cl fuego de un dolor inaguantable en cendio el ojo derecho, luego, se propago al izquierdo. AI cabo de unos dias escribié una carta al seeretario del Comité distrital, pi- diendole que fuese a yerle. Este paso dos horas con Korchaguin. que necesito es gente, gente Ahora mas que nunca. Enviame aqui a le juyentud”. "Deja de hablar sobre eso —=reponia el secretario—. Necesi- tas descansar y luego aclarar lo de Tos ojos. A lo mejor aiin no todo estit rdido™. Payel conyencié al secretario “del Comité distrital. En las tardes mpezaron a oirse muchas voces Le sisit6 Irina Bazhinova, que habia yeni- do en comision de servicio. Pavel le hablo del camino por el que volveria 2 las filas de los combatientes, Bazhanoya pregunté: “{Como a a trabajar usted?” Pavel sonrid: “Mafiana me tracrin una especie de falsilla de cartén, Sin ella no puedo escribir. Durante mucho tiempo no me salia nada, pero ahora resulta bastante bien”. Pavel pensaba eseribir una novela dedica- da a Ia heroica division de Kotovski, El titulo salié de por si: “Engendrados por la tempes- tad”. Desde aquel dia toda su vida se dedico a fa creacion del libro. que escribia debia recordario pala- La pérdida del hilo frenaba el nadre miraba con temor la ocupa- . El tenia que repasar de memoria ras, a veces incluso capitulos, yen la madre le parecta que el hijo se loco, Mientras eseribia no se parte de cualquier otra cos es donde se ha visto eso de escri- 1°. El se reia de su preocupaci ‘no habia “perdido los Fue escrito el ltimo capitulo. Durante tunes dias Galia leyé a Korchaguin su novela. Al dia siguiente ef manuscrito seria enviado a Leningrado. Fl destino del libro decidia el destino de Pavel. Si el manuscrito cra recha- zado, marcaria su postrer erepisculo, Pero si i fracaso era sélo parcial, si fuese posible remediarlo mas adelante, comenzaria inmedia- tamente una nueva ofensiva, ‘La madre Hlev6 al correo el pesado pague~ te, Pasaron dias de tensa expectacién. Pavel vivia contando os minutos entre el correo de Ta maiiana y el de ta tarde. Leningrad callaba. El silencio de la editorial se hacia amena- zante, Korchaguin se confes6 que si rechaza- han por completo el libro, aquello seria su muerte. En esos minutos otra vez se pregunta- ba: “zHas hecho todo para romper el anillo de hhierro, para volver a filas, para hacer itil ta vida?” Y respondia: “jSi, me parece que todo!” Muchos dias después, cuando la espera ya se habia hecho insoportable, la madre grit6, al entrar en la habitacién: {Correo de Leningrado!” Era un telegrama: “Novela ca- lurosamente aprobada. Procedemos a publi- ‘car, Le felicitamos por Ia victoria’. ‘Sa eorazén Iatia presuroso. ;He aqui que ‘su suefio dorado se habia convertido en reali~ dad! Habia roto el anillo de hierro y otra vez, ‘con un arma nueva, volvia a filas y a la vida. ‘Traductor PABLO COSTA FAN Saka panate Ca Vamencred aves nr Honor

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