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A SU E T O

Hojas de poesía Año 2 - Nº 6 - Diciembre 2000

Es ya un lugar común, para la crítica que se ocupa de la poesía cordobesa de esta última mitad del siglo,
decir que ella, a diferencia de la de otras zonas del país, no presenta rasgos regionalistas. Sin embargo,
hojeando las páginas de sus poetas más representativos podemos a veces percibir el influjo de un ámbito
mediterráneo, montañés, en imágenes o motivos. Pero tales figuras no guardan, generalmente, sino un
carácter simbólico. Las torres, las cumbres o los árboles que eventualmente delinean sus paisajes obran así
como entidades angélicas, portadoras de una significación interior.
Se tiene, más bien, la sensación de una poesía vuelta sobre sí misma y, a la vez, sobre lo esencial humano.
Poesía de claustro y universo, podríamos figurarnos a sus autores, como Antonio Machado a su Berceo, en
la penumbra y el silencio de la celda, si ilustráramos también su innegable atención a la íntima problemática
de la época. Quiero expresar que su dictado “non es de ioglaría”; se trata del de una exigencia espiritual- que
pretenderemos sugerir a través de la brevísima consideración de algunos de sus poetas princicipales.
Así, por ejemplo, en Emilio Sosa López, el autor que mejor encarna la estética y la crisis de la modernidad.
Como bien ha dicho Horacio Armani en un esclarecedor ensayo publicado en La Gaceta, su poesía" exhibe
en los comienzos un hondo misticismo existencial que irá desapareciendo para tornarse una crítica mirada
un análisis metafísico del ser " y - agreguemos - del siglo que le tocó vivir. En efecto, Sosa López examina
nuestro tiempo, y su verbo se va convirtiendo, cada vez más, al avanzar su obra, en instrumento de esa
indagación. Los resultados configuran, frecuentemente, visiones desoladas como la de este fragmento:

Anochece. Y el gran brillo de Occidente


cuaja su luz lechosa de neón.
Nosotros andamos entre esas blancas claridades
que demacran los rostros
y los convierten en piedra.
El corazón se endurece así hasta el crimen.

La noche no es más la noche bendita


del descanso, sino la desvelada pesadilla
que acaba al amanecer.
Volvemos entonces
al giro continuo
de un tiempo que se devora a sí mismo.

Trascender ese tiempo, “que se devora a sí mismo ", es el ansia que mueve a Jorge Vocos Lescano, tan
luego el poeta cordobés en que más notoriamente se percibe la voluntad de que el tiempo- y la peculiar
emoción que suscita- circule en el interior del poema de manera sensible, vivencial, según lo quiere la
estética machadiana. Uno de sus títulos - Con la figura, el temblor - define muy bien su poesía: la clásica
plasticidad de la imagen y el estremecimiento romántico ante el fluir de las cosas, de la
vida. Estamos, con él, muy lejos del esplendor fijo de la lógica; la salvación la otorga, paradójicamente, la
palabra herida por la fugacidad, que ronda en torno a la evocación de Córdoba - símbolo de lo eterno, y
también de un pasado que la nostalgia postula como paradisíaco :

Alguna vez- yo sé que está conmigo,


y es la razón donde me sé más fuerte-
ha de cambiar el viento de la suerte
Pero es igual, igual, pues el desvelo,
que es desvelo de sierra y campanario,
está en el corazón, no tiene horario.

Yen este andar tan lejos de tu cielo


sólo el volver se me hace necesario,
volver es la medida del consuelo.

Ese retorno salvífico, el suyo, que de algún modo puede ser también el nuestro, busca
lograr su fin, sin duda, mediante la virtud estética.
Osvaldo Pol, en cambio, sacerdote jesuita, confiere -así nos parece- el fundamento de la
acción redentora de la poesía al hallazgo del más puro concepto moral. Su palabra,
exigida en la ascesis, alcanza sin embargo una rara belleza. Casi sin imágenes, con
ritmo apenas perceptible, el verso oscila entre la reflexión y la plegaria. Medita su día,
emite su juicio y queda en disponibilidad para más altos tribunales:

Tengo,
para mis altos tribunales,
que hacer la criba exacta de los días.

……………......................................
Nada fuera del juicio
necesario
cuando llegue el momento de las claridades.
Nada.

Ni siquiera estos versos


con sus palabras débiles de carne,
con su anhelante rastro de belleza
y plegaria.

Aquí debiera acabar, cumplidos ya los minutos que le han sido otorgados, esta
exposición. Guardo la esperanza de que, a través de los pocos renglones leídos y
especialmente a través de los versos de los poetas, cuya cita estimé inexcusable, ella
haya permitido siquiera entrever cierto sentido unitario de la poesía de Córdoba, más
allá de sus formas y visiones diversas. Sentido quizá emergente de su fe orientada a
revertir el nihilismo de un " vivir sin imagen ", culpable de ese fruto verde, o vacío, que,
según la metáfora de Rilke, el ángel desdeña en nuestra muerte.
Pero solicito de la benevolencia de los señores académicos unos segundos más "aún
para confiar a otro poeta cordobés la clausura de estas páginas. A la ironía, la mesura, y
el lirismo lacónico de Rodolfo Godino entrego la responsabilidad de un prudente final:

Dioses adecuados,
galas y furias trajimos aquí
y un espejo de luna favorable.

Sobre esta mesa la palabra explora


y el oficio elude en el poema
rastros de sombras coronadas.
(Como ellas seremos juzgados,
señalada nuestra duda
como recto sendero,
nuestra certeza como veleidad,
nuestras líneas de sangre
como exasperación del sentimiento.}

Bienvenida, materia real,


ley del juego ~
llamada por alguien don celeste.

Alejandro Nicotra

Estas páginas fueron leídas por su autor en la Sesión Pública de la Academia Argentina
de Letras realizada en San Miguel de Tucumán el 10 de Junio de 1998.

ASUETO
Juan José Paso N° 364 - 5870-Villa Dolores-Córdoba.- Tel. (03544)- 423725 ó 421243
Consejo de Redacción:
Nené Funes - Carlos Gómez Chapanay - María Esber - Jorge Vázquez Yofre -

Registro Propiedad intelectual en trámite.

Se terminó de imprimir en Abril de 1999 en Gráfica Bonel - Villa Dolores -Córdoba-

Colaboradores de este número

Esteban Gabriel Anadón (Villa Dolores, Cba.. 1962) Ha publicado el libro de poemas
La vida que se vive (aire Nuestro, Córdoba, 1992), traducciones de Ungaretti (El Dolor,
en colaboración con P. ASnadón, Alicón, Cba., 1994) Saba, Sbárbaro, Pavese, Pasolini,
etc. Y ensayos sobre poesía italiana. Docente de literatura italiana en la Universidad
Nacional de Córdoba, prepara su tesis doctoral sobre la poesía de Pier Paolo Pasolini.

Alejandro Bekes (Santa Fe, 1;59)o Ha publicado los libros de poesía Camino de la
Noche (Ediciones de Entre Ríos, Paraná, 1989), la Argentina y otros poemas (El
imaginero, Bs. As., 1990) y Abrigo contra el ser (Ediciones Río de los Pájaros,
Concordia, 1993). Reside en Concordia, donde es docente de literatura en la
Universidad de Entre Ríos.

Horacio Castillo (Ensenada, Bs. Aso, 1934). Ha publicado los libros de poesía
Descripci6n (Carmina, Bs. As., 1971), Materia acre (Carrnina, 1974), Tuerto rey
Carrnina, Bs. As., 1982) y Alaska (Libros de Tierra Firme, Bs. As., 1993). Es también
autor de un estudio sobre Alberto Gi:rri (Páginas de Albe11o Girri seleccionadas por el
autor; 1983) y de traducciones de poetas griegos antiguos y modernos: Epigramas de
Calfmaco (Fundarte, Caracas, 1978), Poemas de Odysseas Elytis (Carmina, liso
As., 1982 ), María la Nube de O. Elytis (Lasada, Bso As.; 1986 ), en colaboración con
Nina Anghelidis, Romiosini de Yannis Ritsos (1988) y la reciente antología Poesía
griega moderna (Editorial Vinciguerra, Bso As., 1997) o Miembro de Número de la
Academia Argentina de Letras.

Osvaldo Guevara ( Río Cuarto, Cba.,1931). Desde 1976 reside en Villa Dolores. Ha
publicado Oda al Sapo y Cuatro .S'onetos (1960), La Sangre en Annas (1962),
Garganta en vedrde claro (1964), Los zapatos de asfalto (1967), Para que me
entiendan bien (En la antología" Años y Perjuicios ", de 1975), Niña Carmen (1983 ),
Diario de Invierno (1990), Solo Sonetos (1991), Primera Persona (1994).
En 1997, La Universidad Nacional de Río Cuarto reunió esas obras en un volumen de
350 páginas : Poemas en verso y en prosa.
Es autor asimismo de Diálogos memoriosos con Arturo Cabrera Dominguez, publicado
en 1997 con el apoyo del Concejo Deliberante y la Junta Municipal de Historia de VIlla
Dolores.
Incursiona en la narrativa, el comentario bibliográfico y el periodismo cultural. Su labor
literaria ha sido objeto de reconocimientos críticos y distinciones.

Alejandro Nicotra (Sampacho, Cba.. 1931). Ha publicado, entreeo otros, los siguientes
libros de poesía: Detrás, las calles (Colección Adonais, Ediciones Rialp, Madrid, 1971);
Puertas apagadas (La Ventana, Rosario, 1976); Lugar de Reunión (Taladriz, Bs. As.
1981); El pan de las abejas y otros poemas (El imaginero, Bs. As.; 1983 Ensayo y
antología de Ricardo H. Herrera); Desnuda musa delle api e altre poesie (Centro
Internazionale Della Gráfica di Venezia, 1993, traducción al italiano e introducción de
Franco Avicolli);Sin distinguir mi paso
Poesía / 1976-1993o el secreto del agua
(Alción Editora,o esa mujer que barre los sueños con la escoba,
Córdoba, 1994).él camina. Sin ver. Oliendo el pasto,
Entre otras
distinciones, Gente de Letras otorgó, en 1991, el premio “Esteban Echeverría” por el
conjunto de su obra. Es Miembro Correspondiente de la Academia Argentina de Letras.

UN CABALLO EN EL ALBA

Un caballo en el alba.
Por la ciudad vacía
pasan algunos pasos
y los árboles sufren abrazando el silencio.

Pero sólo el caballo


está aquí: plenamente, mansa la crin, entero.
Dibuja en la mañana
su pedazo de campo extraviado en el mundo.

Sin distinguir mi paso


o el secreto del agua
o esa mujer que barre los sueños con la escoba,
él camina. Sin ver. Oliendo el pasto,
mordiendo el tiempo verde.
Por entre antiguos árboles que acaricio y recuerdo
me envuelvo en rojo y aire y cielo callado y niebla.
Todo se siente quieto como después del llanto.

Sólo el caballo vive.


Absorto, mudo emblema del silencio y del alba.

Alejandro Bekes

LA MAÑANA

Todo vibra en comienzo.

Quién podría quebrar la luz.


& La inmensidad espera. )

Siento la plenitud
de esta breve alegría,

desgarrada de sol.

EL VIAJE

Voy aplazando el horizonte;


hacia atrás, un desfile
incesante de árboles
que meditan la noche.

(El frío pasa furtivo.)

Un azul profundo
observa el movimiento.

Y hay un espejismo de destino.


Nené Funes

EL QUEJIDO

Quejido animal de lo que tiene fin, quejido


de rosa recién abierta, de pájaro cayendo,
quejido de gato escaldado, de apaleado, de empalado,
quejido de cangrejo en el aceite hirviendo,
quejido de buey, quejido de himen, quejido de rama, quejido de
fruto.
Quejido de hueso quebrándose, de última mirada,
quejido de cuaderna, de varenga, quejido de cripta,
quejido de sueño secándose en la piedra.
Quejido del azul, quejido del negro, quejido del rojo,
Quejido diurno, quejido nocturno, quejido del sí, quejido del no,
quejido de virgen en ojos del unicornio,
Quejido de ménade con la pierna amputada,
Quejido de lo que es, quejido de lo que no es,
quejido de lo que nació, quejido de la que murió,
quejido mío, tuyo, quejido de todos, quejido de nadie. i Ay, Ay!

Horacio Castillo

SIESTA

Algo se detiene
y aumenta los espacios;
se demora el pulso
sobre la hora abierta.

Las profundas casas


dormitan apagadas.

Cómo pensar en la muerte


A la hora de la vida.

NOCTURNO

L ciudad como un pájaro


descansa en el hilo silencioso
que atraviesa la noche.

El río pasa con recelo.

Carlos Gómez Chapanay

EN MEMORIA

Me basta este cuadrado del cielo


Para entender que eres infinito.

Sin saberlo, te he dedicado mi vida,


desde aquella sombra
por el bosque de los álamos,
v el ritual del fuego
en la hojarasca.

(Los párpados cerrados presienten a los muertos,


la música los trae
v viven como formas borrosas:
estas palabras van buscando sus rostros .)
Eras el temblor de los árboles,
las figuras del humo,
la luz de un gesto.

Esteban Gabriel Anadón

EL LEGADO

Como perduran las palabras en el tiempo.


Horadan las tumbas, buscan su refugio,
Y allí anidan.

Todavía recuerdo el reclamo:


Cuando marzo llegue a las hojas,
Sigue mi sombra…

Su voz era la lámpara que cuidaba mis sueños


Y yo,
A veces, soñaba esa luz.

LA NOCHE DEL CAZADOR

En la oscuridad,
Las sombras se liberan
Y la noche camina con pie seguro.

Hay un silencio como garras.

-A veces, se oye cantar


El gallo del infierno.-

Respiro con su aire, tu aliento.

Jorge Vázquez Cofre

ALAS

En la plaza con flores


mi hija agranda sus alas.

Hamacándose
casi
alcanza
el azul.

Me inquieto viéndola
Remontarse
o descender
como sobre una
correntada
pero pienso que un ángel infantil
juega a su lado
bajo el sol matinal que esplende
como un copón de eucaristía.

Y en tanto revolotea
y gorjea
voy sintiéndola
cada vez más a salvo
de la tierra
y sus bocas
siempre hambrientas.

Osvaldo Guevara

PUERTAS ADENTRO

No se busca.
Sólo sucede el milagro
del poema.

Tal vez,
inaugure olvidos.
Regreso sin huellas,
callando palabras
celebradas en otros paraísos;
y antes de la enmienda
-puertas adentro
cante la melodía triunfal
sin versos doblegados.

PAGINA

Letras negras
exaltadas
por esta nada blanca.

Y el punto
mundo final
de silencio.

María Esber

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