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La tortuga y el guila Obra de teatro

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Ttulo: La tortuga y el guila.


Autor: Adaptado por obrasdeteatrocortas.com.mx de la fbula de Esopo del mismo nombre.
Personajes: (3) Narrador, Tortuga, guila.
Escenario: Una laguna sobre el escenario y unos cuantos escalones escondidos detrs de una
montaa para simular altura.

(La tortuga se asolea junto a la laguna, mientras el guila vuela sobre la montaa)
Narrador: Una vieja tortuga, se asoleaba en el borde de la laguna, mientras vea una majestuosa
guila desplegando sus anchas alas, y volando en la montaa.
(El guila baja de la montaa a beber un poco de agua en la laguna donde descansa la
tortuga)
guila: Hola!, Cmo est hoy seora tortuga?
Tortuga:
Bien,
gracias. (Suspirando)
aunque estara mucho mejor si pudiera ver todo desde las alturas como lo haces t. Solo que
ninguna de mis amigas aves ha querido ensenarme a volar.
Narrador: La seora tortuga sufra mucho porque estaba cansada de cargar siempre su
caparazn y arrastrarse sobre la tierra.
guila: Y que gano yo si te llevo conmigo por los aires, lo ms alto que pueda?
Tortuga: (Muy ilusionada) En el fondo de esta laguna hay incontables riquezas, sern todas
tuyas si me enseas a volar.
guila: Entonces te ensear al volar.

Narrador: Entonces, el guila tom con sus garras a su nueva amiga y se remont por el azul del
cielo. Volaron y volaron entre las nubes. (El guila abraza a la tortuga y sube con ella los
escalones escondidos en la montaa simulando volar, hasta llegar a la cima).
Tortuga: (Muy
Estoy volando!

emocionada)

guila: Ahora que sabes cmo se hace, vuela t sola!


(El guila afloja las alas y suelta a la tortuga, la tortuga cae desde la cima de la montaa,
por lo que no debe ser muy alta, al chocar contra el suelo suelta pedazos de su caparazn
y se queja)
Tortuga: ay!, pero que dolor tan grande Llora).
Narrador: As la pobre tortuga perdi su bello caparazn que tanto la protega del mundo cruel,
todo por renegar de su suerte natural!una tortuga no tiene nada que hacer entre las nubes,
cuando apenas se mueve con dificultad sobre la tierra. No hay razn para envidiar la vida de los
dems, cada uno tenemos cualidades propias que nos distinguen, y podemos engrandecerlas si
nos concentramos en ellas y no es ser como otros.
FIN

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