Está en la página 1de 3

OBRA DE TEATRO “PINOCHO”

PERSONAJES:

 Narrador  Hada  Niño 1


 Geppeto  Director  Niño 2
 Pinocho  Grillo  Policía

PRIMER ACTO

Narrador: – Había una vez, un viejo carpintero de nombre Gepetto, que como había
quedado solo, decidió comprarse un celular moderno, del cual no tenía ni la más remota
idea de cómo se usaba. Un día instalando aplicaciones nuevas descubrió una en donde
creo un muñeco en tercera dimensión.

Geppeto: – (sorprendido) “¡Qué buena aplicación es esta! Le llamaré al muñeco


Pinocho”.

Narrador: – exclamó el anciano con gran alegría mientras le daba los últimos retoques y
le ponía filtros de snapchat, como orejitas de perro y ropa moderna. Pero la aplicación no
podía hacer que el muñeco hablara.

Tal fue la intensidad de su deseo, que una noche apareció en la ventana de su cuarto el
hada de los Smartphone. Que en realidad era la vecina que era Ingeniera en Sistemas
Computacionales.

Hada: – (contenta) Como eres un hombre de noble corazón, te concederé lo que pides y
con mi IPhone tan moderno le daré voz y vida artificial a Pinocho, ¡ah! pero antes nos
tomaremos una selfie para subirla a Instagram.

Narrador: – Al momento, la figura cobró vida y sacudió los brazos y la cabeza.

Pinocho: – (con voz melodiosa y sacudiendo a Geppeto) ¡Papá, papá!

Geppeto: – (preocupado) ¿Quién anda ahí?

Pinocho: – (acercándose al anciano) Soy yo, papá. Soy Pinocho. ¿No me reconoces?

Geppeto: – (gritando y abrazandolo) “¡Mi hijo, mi querido hijo!”

SEGUNDO ACTO

Narrador: – Pinocho debía alistarse para asistir a la escuela, estudiar y jugar con sus
amigos, así que el anciano vendió su celular para inscribirlo a la escuela

El primer día de colegio, Pinocho asistió acompañado de un grillo para aconsejarlo y


guiarlo por el buen camino. Pero cuando Pinocho entro al teatro de la escuela, el director
lo vio y se le ocurrió algo.
Director: – (con tono burlón) “¡Maravilloso! Nunca había visto una impresión en tercera
dimensión, seguramente eres alguna novedad de snapchat o Facebook, se mueves y
habla por sí mismo. Sin duda, haré una fortuna con él”

– (dirigiéndose a Pinocho) Te invito a que te quedes y participes en el teatro escolar, a


cambio te daré buenas calificaciones en Español y obtendrás un apoyo económico, algo
como las becas de la cuarta transformación.

Narrador: – Pinocho pensó que con ese dinero podría comprarle un celular nuevo a su
papá, aprovechando que vendría el día del padre.

Pinocho: – Esta bien, acepto señor Director.

Director: – (toma del brazo a Pinocho) ¡Genial! No te vas a arrepentir Pinocho.

Narrador: – Pinocho actúo en el teatro como la novedad, y al caer la tarde decidió


regresar a su casa. Pero, el director no quería que se fuera, por lo que lo encerró en una
caja. Tanto fue el llanto de Pinocho, que al final no tuvo más remedio que dejarle ir, no sin
antes obsequiarle unos cuantos billetes de Benito Juárez, y no precisamente de los
nuevos, sino los de a 20.

Cuando regresaba a casa, se topó con dos astutos bribones que querían quitarle sus
billetes.

Niño 1: – (intimidando a Pinocho) ¡Hola amigo! Se ve que eres nuevo en esta colonia, yo
te recomiendo que el dinero que tienes lo inviertas en la quiniela de la Liga MX y
posteriormente tu dinero se duplicara.

Pinocho: – (con voz dudosa) pero yo no sé hacer eso ni tengo celular.

Niño 2: – (enojado toca del hombro a Pinocho) yo te presto mi celular y te ayudo ¡Trae
aquí tu dinero! Y yo te avisare en la escuela si es que ganas

Narrador: – El grillo trató de alertarle sobre semejante mentira, ya que la liga MX ya


había terminado. Pero Pinocho no hizo caso a su amigo. Luego los niños esperaron a
que Pinocho se marchara, y se fueron muertos de risa.

TERCER ACTO

Narrador: – Al llegar a casa, Pinocho descubrió que Gepetto no se encontraba, y


empezó a sentirse tan solo, que rompió en llantos. Inmediatamente, apareció el Hada.

Hada: – (Abrazando a Pinocho) “No llores Pinocho, tu padre se ha ido al lago de la


Concordia en los fuertes de Loreto a buscarte”.

Pinocho: – Gracias hada, iré a buscarlo

Narrador: – Y tan pronto supo aquello, Pinocho partió a buscar a Gepetto, pero por el
camino tropezó con un grupo de niños:

Pinocho: – (Gritando) ¡Hey! Niños ¿A dónde se dirigen?

Niño 1: – Vamos a Flexzone de Parque Puebla ¿Quieres venir con nosotros?


Grillo: – No lo hagas, Pinocho. Debemos encontrarnos con tu padre, que se ha ido solo y
triste a buscarte.

Pinocho: – Tienes razón, grillo, pero sólo estaremos un rato. Luego le buscaré sin falta.

Narrador: – Y así se fue Pinocho acompañado de aquellos niños a Flexzone

Al llegar, quedó tan maravillado con aquel lugar que se olvidó de salir a buscar al pobre
de Gepetto. Saltaba y reía Pinocho, y tan feliz era, que no notó cuando empezó a
convertirse en un burro. Las orejas de perrito que Geppeto le puso de Snapchat
desaparecieron.

Pinocho: – (sorprendido y llorando) ¿Qué me está pasando? Mi filtro está cambiando.

Hada: – (sacando su IPhone) Ya eres nuevamente un niño bello, Pinocho, pero recuerda
que debes estudiar y ser bueno.

Pinocho: – (la nariz le crece mientras habla) Oh sí, señora hada, a mí me encanta
estudiar.

Hada: – Tampoco debes decir mentiras, querido Pinocho.

Pinocho: – No, para nada, nunca he dicho una mentira – ¡Y siempre me porto muy bien!

Narrador: – Pero al decir aquello la nariz le creció tanto, que apenas podía sostenerla con
su cabeza. Con lágrimas en los ojos, Pinocho se disculpó con el Hada y le prometió que
jamás volvería a decir mentiras, por lo que su nariz volvió a ser pequeña. Entonces, él y el
grillo decidieron salir de Parque Puebla a buscar a Gepetto. Sin embargo, cuando llegaron
a los fuertes de Loreto, descubrieron que el anciano había sido detenido por haberse
metido al lago sin pagar.

Pinocho: – (suplicando al policía) Por favor, devuélvame a mi padre.

Policía: – ¡Hey niño! Tú también vas para adentro por gritarle a la autoridad

Geppeto: – Tenemos que salir cuanto antes, Pinocho, hablémosle a nuestro abogado y
seguramente con ayuda de Derechos Humanos nos sacara de aquí.

Narrador: – Y así fue como Pinocho y su padre quedaron a salvo de la cárcel, pues el
abogado lo intimido tanto que no tuvo de otra más que dejarlos libres

Cuando llegaron a casa, este se arrepintió por haber desobedecido a su padre, y desde
entonces no faltó nunca a clases, y fue tan bueno y disciplinado, que el Hada de los
Smartphone decidió convertirlo en un niño de carne y hueso, para alegría de su padre, el
viejo Gepetto, y del propio Pinocho.

FIN

También podría gustarte