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Mauricio Karl

(Mauricio Carlavilla del Barrio)

El encanto de la conspiración

Autor: Eduardo CONNOLLY


Mauricio Carlavilla del Barrio: el encanto de la conspiración

Quizás por Julián Mauricio Carlavilla del Barrio, pocos sepan de quién escribo esta vez,
pero si digo Mauricio Karl, los aficionados a los libros polvorientos, recordarán
perfectamente quién era, uno de los más genuinos representantes en España de las obras
de denuncia conspirativa. Intentemos averiguar algo de este misterioso e inquietante
policía-escritor y editor.

Las teorías conspirativas

Se perfectamente que hablar de conspiraciones masónicas en el año 2004 es algo cuanto


menos chocante, sin embargo, si nos retrotraemos a los años 30, la interpretación
masónica, o antimasónica mejor dicho, de la historia de España, así como de su devenir
político, es algo que tenía seguidores, estaba en boga, en pocas palabras: “tenía público”. Si
a esto le añadimos que la masonería era en los años previos, durante, y posteriores de la
II República, y ya desde el XIX hasta principios del XX, una fuerza política importante en
nuestro país (un lobby diríamos ahora), podremos entender mejor a nuestro personaje.

Las teorías conspirativas tienen una atracción poderosa, como ya dijimos en otro artículo,
permiten asomarse a la llave de la historia, permiten entenderla, predecirla, y lo más
atractivo: explicarla... Si lo pensamos, las teorías del contubernio no están tan alejadas de
las teorías de interpretación histórica del materialismo dialéctico marxista, sino ya en su
contenido, al menos en su espíritu, al dar, o intentarlo ambas, una respuesta a todos los
procesos históricos. Es el atractivo de la conspiración, el encanto conspirativo.

Biografía y testimonios personales

Me permitirán los lectores de Hibris por esta vez, que mencione los esfuerzos habidos para
completar un semblante biográfico de este autor hoy en el olvido más absoluto. Datos tan
sencillos como su fecha de nacimiento, se deben al recuerdo de quienes lo conocieron, pues
la Dirección General de Policía, tras intentos por mi parte de recabar el expediente
profesional del autor para así obtener datos directos, me lo ha denegado, por no se que
ridículas trabas de fechas y plazos. Así pues he tenido que reconstruir su biografía, en
base a breves, deslabazadas y dispersas notas autobiográficas de sus libros y al recuerdo y
testimonio personal, muy personal a veces, de personas que lo conocieron y que me han
ayudado en mi empeño, a los que cito y agradezco el tiempo dedicado: Ernesto Milà
Rodríguez, Fermín Brocos, Jerez Riesco, Jorge Mota, Ramón Bau, Paradela Castro, y la
familia Royuela, e intentaré citar el origen de los testimonios cuando los reproduzca. Así
pues, hoy lector tienes en tus manos datos únicos sobre este autor del que no existen ni
biografías, ni estudios, ni algo más que el recuerdo de los que los conocieron y eso sí...
libros, muchos libros...

Reconozco, que a medida que iba adquiriendo datos sobre el autor más me atraía su
persona. Si hiciéramos una película sobre su vida sería una especie de la “forja de un
rebelde” sólo que en esta caso del otro bando... Es paradójico que el principal desvelador de
conspiraciones de España, fuera a su vez un conspirador nato desde los servicios policiales
más rocambolescos y arriesgados que podamos imaginar. Un verdadero servidor de “las
alcantarillas del estado” como las llamó alguien que no recuerdo... De hecho, parte de su
vida está cubierta por silencios y lagunas que creo que el mismo, por cuestiones de
seguridad, nunca reveló... pero avancemos con orden.

Julian Mauricio Carlavilla del Barrio, Nacido el 13-02-1896, en Castilla, lugar desconocido,
posiblemente Cuenca, Ingresó en el Cuerpo General de Policía el 9 de julio de 1921. Había
sido pastor de ovejas, y cursó estudios primarios. El mismo resume estos primeros años en
una carta a su párroco remitida muchos años después que conserva el Sr. Jerez Riesco:

"...Yo, antimarxista y antirrevolucionario - en los párrafos


precedentes hacía alusión a la revolución comunista- desde hace 33 años,
guardé ovejas de niño, segué, cogí aceituna, no pude sufragarme con mi
propio trabajo más que las matrículas de maestro elemental y fui soldado de
segunda tres años en África, por no poder pagar cuota ni sustituto...y si
llegué a ser policía, fue por no costarme más que 150 pesetas y 45 días de
estudio...

Sabemos que una vez que preparó y aprobó las oposiciones a la policía, llegó a ser comisario.
Antes de la II República ya empezó a investigar, azuzar e infiltrarse en los grupos de
carácter subversivo como luego reseñaremos, y fue durante esa misma República que
empezó su labor literaria de denuncia de la conspiración , bajo pseudónimo, lo que años
después, en 1935, cuando se supo quién era le costará la expulsión. Estaba con el gobierno
de Burgos como colaborador cuando estalla la Guerra Civil, colaborando en la liberación de
José Antonio. Tras la guerra, en 1940, volvió a recuperar su cargo en la policía. Andando
los años y tras la guerra mundial, pide excedencia y se dedica a viajar “como un turista
más” nos dice el propio Carlavilla, en unos años de los que desconocemos destinos, excepto
que estuvo por Alemania y Portugal en donde al parecer sufrió un conato de atentado.

Reincorporado después en la policía, nos recuerda Santiago Royuela que Se traslada a


Barcelona por recomendación médica, ya que tenía problemas bronquiales. Fue a vivir a la
calle Caspe de Barcelona nº 95. Durante unos cuantos años impartió en la calle Diputación,
entre Urgell y Borrell, en un principal, clases a falangistas y carlistas sobre el gran
problema que hay en el mundo sobre la masonería y judaísmo, y comunismo. El piso de la
calle Diputación era del Padre Alba, asociación Sacerdotal San Antonio María Claret.
También asistían seminaristas como el padre Turú, Padre Cano y otros sacerdotes que
ahora están de misioneros en hispano América. A las charlas que él daba sobre masonería,
judaísmo y comunismo, el Padre Alba no dejó nunca que asistieran mujeres.

Se casó al trasladarse de nuevo a Madrid, con la enfermera y secretaria que lo cuidó hasta
la hora de su muerte. Esta señora, cree mi padre, que todavía vive. Toda la documentación
que Don Mauricio tenía, a la hora de su muerte, se la quedó el Padre Alba.

Jerez Riesco recuerda de el y su estancia en Madrid:

Como te apunté creo que tengo la obra completa de Carlavilla y


además la vivencia de casi una década de colaboración en su actividad
editorial y cultural .Llevaba una vida muy austera y espartana. Te puedo
adelantar que todas las tardes, durante muchos años, en la década de los
años 60, acudió a una tertulia que él dinamizaba y era asiduo, en la
cafetería Fuyma de Madrid- curiosamente la misma que frecuentaba durante la
II República Ramiro Ledesma-. Eran sus contertulios frecuentes don Eduardo
Comín Colomer, Sr. Botsaris, Patricio Gonzalez de Canales, Tomás Borras y su
inseparable Mariano Sanchez Covisa. Yo , por aquel entonces, también ya
acudía por dicha tertulia y era el alevín entre todos aquellos camaradas
magistrales .La cafetería Fuyma se encontraba en la Gran Vía madrileña, en la
Plaza del Callao, junto al Palacio de la Prensa.

Un buen día subieron el café sin previo aviso. Eso le molestó mucho a
Carlavilla .Presencié aquella escena en la que recriminaba la subida que el
consideraba excesiva y decidió aquella misma tarde trasladar la tertulia a
la Peña de El Águila, una cafetería próxima y a la vuelta de Fuyma. Se
comentaban todos los temas de actualidad y se debatían sustanciosos debates
sobre comunismo, judaísmo y masonería. A la Peña del Águila acudían los
habituales y se fueron incorporando algunos estudiantes de Derecho y
Económicas. Recuerdo, entre otros a Cesar Morán, Manuel Valentín
Gamazo -quien después fue Delegado Nacional de la Juventud-, Huete, etc.
La tercera cafetería que ya en los últimos años frecuentaba era en la calle
de Goya (California 47) Allí coincidió en alguna ocasión con su camarada
Ángel Alcázar de Velasco. La persona que mejor conoció a Carlavilla fue
Mariano Sánchez Covisa que fue su brazo derecho. Personalmente puedo decirte
que a pesar de mi adolescencia, Carlavilla me distinguió con su amistad a la
que siempre correspondí con admiración y afecto.
Por cierto que su editorial NOS, estaba establecida en su propia casa en la Avda. de
José Antonio 38, en la Pensión Sala concretamente.

Otros detalles personales que recuerda Santiago Royuela es que Mauricio Carlavilla era un
gran fumador de habanos, decía no poder dejar de fumar porque ello implicaría no poder
escribir. Era un hombre de comer pocas cantidades pero muy goloso. Su desayuno siempre
era un huevo crudo, con naranja, miel y cereales, pues le daban fuerzas. Su plato preferido
era la paella, ¡ sobre todo la de mi madre Catalina ! Le gustaba mucho estar en su casa con
sus libros y, al ser friolero, le gustaba el clima de Barcelona. Una de sus aficiones en
verano era visitar la horchatería “La Jijonenca” en las ramblas barcelonesas y tomar
Horchata con ensaimadas. A mis hermanos les daba un duro de plata cada semana, y era una
persona con un carácter muy pedagógico. Mi hermana le preguntó una vez…” si el comunismo
es malo, y el capitalismo es todo lo contrario a éste… ¿cómo que el capitalismo no es bueno?
A lo que contestó que lo contrario de lo peor no es siempre bueno.

Ernesto Milá nos cuenta de el: Políticamente Carlavilla no era falangista ni carlista, sino
nacional-católico y, sobre todo, antimasón de pro. Era de esos bibliófilos típicos que viven
sumergidos en libros desordenados y polvorientos, sin orden ni concierto, pero que
localizan cualquier libro por perdido que esté con una velocidad pasmosa. Antes de la
guerra había dirigido una especie de Frente Anticomunista o algo así, creo que desde
Barcelona. También publicó una revista en 1935 o 1936 de carácter anticomunista. Lo
recuerdo por que hace como treinta y tantos años compré un ejemplar en el mercado de
Sant Antoni y lo deposité en la Biblioteca de Catalunya. Creo que salieron media docena de
números.

El padre Tusquets un jesuita antimasón que murió centenario hace poco, era una especie de
hermano espiritual de Carlavilla. Tusquets, en un momento dado, hacia mediados de los 60,
por algún motivo inexplicable renunció a sus convicciones y se recluyó en sí mismo sin
querer hablar con nadie de masonismo y antimasonismo. Cuando tenía 20 años (hace 30),
intenté verlo sin éxito: me dijo que no quería saber nada de lo que había escrito. Carlavilla,
en cambio, murió convencido de que lo suyo era la verdad.

Montó una editorial, llamada "Nos", hacia finales de los 40 o principios de los 50, según
creo recordar editaba sus propios libros y otros que el creía de interés. Tenía buenas
amistades en el medio nacional-católico. Dicen que Carrero Blanco, lo leía con fruición.

Utilizaba varios seudónimos a parte del de Mauricio Karl. El de Julien d'Arleville, por
ejemplo. Antisemita y antimasón a partes iguales, convencido de la conspiracion judeo-
masónica-bolchevique. Es posible que en algún momento se beneficiara de papeles
confidenciales del régimen o incluso de la CIA (si, lo digo por el inopinado libro "Malenkov",
el sujeto que sucedió a Stalin durante unos pocos meses y al que le dedicó un grueso
volumen de no menos de 500 páginas). En cuanto a su libro "Borbones Masones"
secuestrado por el franquismo (pero que hasta hace poco estaba en el almacén de Acervo y
del que se podían sacar libros) la tesis sobre que todos los borbones son masones,
francamente... me parece aventurada y a pesar de que lo leí con mucho interés carece de
base documental sólida. En mi opinión Carlavilla ignoraba que la masonería iba evolucionando
con el tiempo y que la masonería de 1717 no era la de 1810, ni la de 1934, ni la de 1973,
cuando murió. Una misma masonería pero distintas formas orgánicas y rituales y distintas
obediencias y ritos. Yo he terminado creyendo que no entendía muy bien lo que era la
masonería, ni lo que pretendía. Creía en los Protocolos y en la existencia de una
conspiración universal en la que el centro era la "Alta Masonería Luciferina", luego la
sinagoga, más abajo la masonería ordinaria y luego cualquier liberal. Y este esquema ni era
sostenible ayer ni anteayer ni hoy. Lo sostenía Leo Taxil y era una mistificación.

Jorge Mota, nos recuerda su forma de trabajar: Cuando escribía un texto, señalaba de
memoria las páginas y el libro donde se hallaban las citas que debían intercalarse, para que
su secretaria las transcribiese, sistema de trabajo que me impresionó.

De sus últimos años poco sabemos ya, imaginamos que ir viendo cómo se iba desmigajando la
España en la que el creyó debió sumergirle en un estado de postración grande.

Acciones conspirativas

Si hemos de seguir un orden cronológico de las acciones de Carlavilla podemos decir que
desde su ingreso en la policía se le destinó a servicios muy especiales de infiltración. Del
primero del que tenemos constancia es de una en medios masónicos antimonárquicos para
llevar a cabo un atentado contra los Reyes o contra Don Miguel Primo de Rivera
aprovechando la exposición de Sevilla de 1928. Mauricio Carlavilla mismo nos cuenta
detalles del atentado frustrado o abortado en dos de sus libros (1) de forma muy literaria
en el primero, aunque se le nota siempre cierta profesionalidad policial. Más adelante se le
encarga a Carlavilla por parte del general Mola, a la sazón jefe de la dirección general de
seguridad, que se infiltre y elabore un informe sobre el marxismo en España, del que fue
producto su primer libro (El comunismo en España). El mismo autor nos habla de su
gestación (2)

No era un escritor profesional quien escribía. Si tomé la pluma en el año de desgracia de


1931, no fue en busca de unas pesetas o de fama. Ni dinero podían darme los libros en un
país donde las celebridades vendían tres mil ejemplares, ni aplausos a quién tenía que
ocultarse tras el seudónimo. Además, si se me quiere conceder que debía conocer un poco
al enemigo que atacaba, por muy optimistas que fueran mis cálculos, el riesgo era
demasiado grande. Saberse condenado a muerte en cuanto pusiera la palabra “Masonería”
en una cuartilla, muerte que vendría por tan diversos caminos… (…)

Mis primeras cuartillas para la imprenta fueron emborronadas en el mes de abril de 1931;
es decir en el mismo mes que se instaura la república en España. Lejos de mí un repentino
sarampión literario en aquella primavera, la verdadera causa que me impulsó a escribir es
clara. Yo vi la república española como un hecho de más trascendencia que un fácil cambio
de régimen político. Porque tenía razones poderosas para creerla premisa fatal y necesaria
para el triunfo del comunismo en España.

Y el “comunismo en España” se tituló el primero de mis libros, escrito en el año de


desgracia de 1931. Su título, que estimaría fantástico la euforia republicana del instante,
tiene hoy plena y desgraciada justificación. Escribí el libro-simultaneando el trabajo
literario con el conspirativo- porque me convencí muy pronto de que la prensa llamada
“nacional”, salvo contadas excepciones, prensa burguesa en realidad, rechazaba
sistemáticamente todo aquello que pudiera significar sobresalto, alarma o roce con la
cuestión revolucionaria; creyendo silenciar el peligro suponía su inexistencia. Y así puedo
triunfar el comunismo en España; precisamente, porque nadie quiso creer en él.

En otra obra posterior (3), Don Mauricio nos amplía:

En contacto con masón de alto grado y muy enterado desde 1918, informante a su pesar;
dedicado como policía desde 1921 de lleno y en absoluto a la investigación y persecución del
Anarquismo y el Comunismo; leyéndome y estudiando cuanto de sus doctrinas,
organizaciones, hechos y hombres caía en mis manos, casi todo cuanto había en España
público y clandestino; consiguiendo y manejando confidentes; con vocación y decisión para
mezclarme disfrazado en reuniones públicas de comunistas y anarquistas como los
militantes espectadores; y, por último, con preparación para ser uno de tantos y captar las
reacciones espontáneas y en “crudo” de sostener conversación y controversia cual un
comunista o un anarquista cuando era necesario, previamente y falsamente documentado
como “delegado” de organización de distante localidad, y celebrar una reunión con
determinado Comité directivo local o provincial… tal era mi preparación. Nadie juzgue de
Comunismo y anarquismo leyendo ni escuchando a sus militantes en su literatura legal ni
cuando hablan siendo escuchados por adversarios, por neutrales o por simpatizantes. Para
juzgarlos hay que leerlos en su literatura ilegal, en su correspondencia secreta y en sus
acuerdos revolucionarios clandestinos; pero, sobre todo, hay que escucharlos de tú a tú,
siendo uno considerado por ellos como “camarada” o “compañero”, respondiendo a su altura
doctrinal, táctica, revolucionaria, en terrorista de acción…, ¡ qué naturalidad, qué sencillez,
qué convicción y que decisión hay en el dirigente y en el hombre de acción anarquista o
comunista para el más feroz crimen o mortandad ¡ … (…) Sin tal preparación, lector, ¿cómo
conseguir yo introducirme y ganar milímetro a milímetro la confianza excepcional de
aquellos conspiradores terroristas-fueron luego los de Jaca- y de sus jefes hasta lograr
que se decidiesen a proponerme la dirección del regicidio y magnicidio?... (…) El general
Mola había leído “El comunismo en España”, mucho antes de publicarse, porque ha de
saberse que el contenido técnico de mi libro era un copioso Informe, totalmente elaborado
por mí, cumpliendo las órdenes del General (que estuvo durante catorce meses al frente de
la Dirección General de Seguridad), destinado a la Entente Internacional contra la III
internacional, radicada en Suiza, con motivo de una reunión extraordinaria, y a la cual
asistió como delegado del Gobierno el juez de Madrid señor Alarcón; no yo, destinado a ir,
por dos razones: por escasez de fondos en la Dirección y, principalmente, para que no
perdiese mi contacto ni unos días con los revolucionarios, pues aunque había fracasado ya lo
de Jaca, los temores aumentaban. El Informe, leído y aprobado por el General Mola, fue
enviado a Ginebra.

Tras este primer libro, Mauricio Carlavilla no ceja en su labor editorial, siempre bajo el
pseudónimo “Mauricio Karl”, y es muy curioso que el editor de alguno de estos libros y de
las propias memorias de Mola no fuera otro que el editor madrileño y ¡¡ comunista por más
señas ¡¡, Juan Bergua (ver Hibris anterior). Así pues publica aún otros dos libros más en la
misma línea (4). Imaginemos cómo debieron sentar estas obras en plena II República,
anunciando que esta traerá el comunismo a España y que no es más que un trampolín
masónico. Paradójicamente y en estas mismas fechas, debido a sus labores policiales, será
el propio Carlavilla el jefe de la escolta de Largo Caballero, salvándole la vida tras un
tiroteo de un atentado organizado por facciones rivales.

La verdad es que sus libros tuvieron gran aceptación en los medios de la derecha y
movimientos patrióticos durante la República, y causó gran expectación el saber quién era
el que se ocultaba tras el pseudónimo de Mauricio Karl. Jorge Mota recuerda una anécdota
que el propio Carlavilla le contó: mientras las autoridades policiales iniciaban pesquisas para
saber quién se ocultaba tras el pseudónimo, estaba paseando Don Mauricio con un
compañero de profesión y vieron las obras de Maurico Karl en un kiosco de Madrid,
preguntándole muy intrigado su colega al propio Carlavilla quién creía el que debía ser al
autor.

En el prólogo de su primer libro (El comunismo en España...), Mauricio Karl se presenta así
mismo como: “Mauricio Karl”, alemán, y turista profesional…” en “El enemigo” (pag 9) nos
comenta:

“Mucha gente se ha preguntado: “¿Quién es este Mauricio Karl?” Especialmente, a la


aparición de mi último libro “El comunismo en España”. Todavía no puedo contestar a esa
pregunta, aunque desde luego, aclare que no soy ningún extranjero. Español y bien Español;
de lo más entrañero de Castilla; y ya es hora que deseche de mí el san benito de alemán que
me colocó mi editor anterior, guiado tan solo por la fonética del pseudónimo. Me quema en
los labios el adjetivo tudesco, aunque en verdad han sido muchos los que intuyeron mi
verdadera nacionalidad ibérica, a pesar del cuidad que pusimos en ocultarlo.”

Cuando las autoridades republicanas supieron por fin quien era tras cuatro años de
pesquisas (ignoramos cómo lo averiguaron), lo expulsaron de la policía. Mauricio Carlavilla
presentó un escrito a la propia dirección General de Seguridad defendiéndose de su
expulsión, tal como nos cuenta en Antiespaña 1959 (Ediciones NOS, Madrid 1959):

Acaso algún lector pueda dudar y, desde luego, han de negarlo mis adversarios. Pero hay
constancia oficial. Yo lo he declarado y firmado en el expediente incoado por el gobierno
masónico-cedista (Portela-Gil Robles) para expulsarme de la Policía en 1935, como se me
expulsó, por el delito de ser Mauricio Karl. Allí consta que yo he dicho y firmado al
responder al pliego de cargos:

“Bajo el seudónimo de “MAURICIO KARL” se ataca al Marxismo, al Anarquismo y a la


Masonería. Al Estado no puede interesarle saber quién es la persona encubierta por tal
seudónimo, pues no ha delinquido. Es lógico suponer que su descubrimiento sea deseado por
las fuerzas que han sufrido sus ataques. A la Masonería le sería posible obtener ese
servicio, dándole carácter oficial, ya que no faltan personas con autoridad sobre la Policía
vinculadas con la sociedad secreta. Y es rechazable tal enmascaramiento tras el mimetismo
oficial, y razones poderosas lo hacen rechazable en este caso particular. Dar a conocer el
nombre de una persona que ha atacado al Marxismo y al Anarquismo es tanto como
proporcionar un blanco a sus asesinos. Y el peligro para esa persona no decrece si sólo lo
sabe la Masonería, pues me consta que hay masones que asesinan a los enemigos políticos
de la citada sociedad secreta” (Folio 26 del expediente).

“Preguntado para que concrete los nombres de las personas que pertenecen a la Masonería
y le conste que han asesinado o puedan asesinar a sus enemigos políticos, manifiesta: Que
lo sabe por referencia directa de un abuelo del dicente, cuyo hermano, Toribio del Barrio,
sorteó (con el cura Merino por cierto, haciendo trampa los hermanos masones para que le
“tocase” al sacerdote ser el regicida de Isabel II), para asesinar a la Reina y ambos eran
masones; esto como ejemplo de hechos pasados a que se le requiere para que conteste, y
con referencia a los masones que puedan asesinar, manifiesta, a los efectos de aducir
hechos en confirmación con lo dicho por él, que antes de la venida de la República, fué
requerido personalmente por el diputado Juan Simeón Vidarte, el cual se presentó como
Delegado de la Masonería, para lograr del firmante el asesinato del Rey Alfonso XIII y de
don Miguel Primo de Rivera, cuando este ocupaba el cargo de Presidente del Consejo de
Ministros y aquél el que se indica” (Folio 27 del expediente, que obra en los archivos de la
Dirección de Seguridad actual)
(…)
En El Enemigo yo hablo del atentado proyectado y “acuso” al policía “organizador”; es decir,
me acuso a mí mismo, con lo cual la Masonería y mis “cómplices”, ya triunfante la república,
se hacían un pequeño lío, pues no podían imaginar que “Mauricio Karl”, “acusador”, fuera el
mismo que su “acusado”, Carlavilla; y así estuvieron hasta 1935. Nada más; únicamente lo
oficial, de lo que es episodio de la Historia; que con detalles, resultaría tan sensacional
como una película de suspense…

Baste lo dicho para demostrar que a partir del movimiento de Ciudad Real y Valencia, yo vi
en el horizonte de España el peligro del Terror comunista en el poder, ya que sólo tan gran
catástrofe para mi Patria podía impulsarme a la empresa relatada, que yo no debo valorar.
Aquella situación revolucionaria fue juzgada por todos con frivolidad, creyéndola un mero
cambio de personas en el gobierno de S.M., o todo lo más, un cambio de Régimen político
incruento, con la instauración de una República tipo suizo; con Obispos y todo; pero yo no la
juzgué con tal frivolidad.

Yo, lectores, no por dotes excepcionales, ni mucho menos, sino por una preparación teórica
y práctica de más de diez años, no podía juzgar la situación y sus fatales consecuencias con
tanta ligereza y superficialidad.

Una vez expulsado de la policía, lleva a cabo una labor de información entre las fuerzas
militares y patrióticas, cosa que se concreta en una edición especial y resumida de sus tres
obras anteriores (5)

Llegada la guerra Don Mauricio aparece en aparece en Burgos, no disponemos de datos de


su periplo anterior o de como llegó a la capital de la España Nacional, sabemos que al
parecer, intentó un asesinato, el de Azaña, y que al ser descubierto marchó a Portugal
(5bis), en donde participó en la organización del golpe de estado que preparaban Mola y
generales afines. Lo que sí sabemos a ciencia cierta, es que una vez empezada la guerra lo
encontramos en Burgos y que participa en el intento de liberación frustrado de José
Antonio Primo de Rivera. Ya que Dada su experiencia policial era el enlace ideal para
conseguir tal cosa.

Santiago Royuela recuerda lo que les había contado el propio Carlavilla años después a su
familia sobre aquello: En Burgos le proponen ir a liberar a José Antonio. Le dieron un
maletín con dos o cuatros millones de pesetas. Se trasladó a Sevilla porque debía coger un
submarino [posible confusión pues era un torpedero alemán, no un submarino] que lo llevara
a Alicante para comprar al carcelero o a personas que pudieran liberar a J.A. en Alicante,
al llegar al submarino alemán que debía llevarle a Alicante, en el que tenían que ir dos o tres
personas, se encontró con unos 8 o 9 falangistas junto con Agustínl Aznar. Tuvo una
discusión con este y el resto en el submarino, ya que Mauricio no quería ir a Alicante en
aquellas condiciones, pues 9 personas consideraba que eran demasiadas para una operación
así, siendo el plan original ir 2 o 3. Ante la negativa de esos 8 o 9 falangistas y del propio
Agustín Aznar, Mauricio les dio el dinero, cogió su maleta y se trasladó a un hotel de
Sevilla. Años después daba gracias a Dios de no haber ido en ese viaje, ya que al abrir la
maleta y ordenar lo que había dentro –en el hotel- vio que le habían introducido una carta
entre su ropa. Esa carta dirigida al comité revolucionario de Alicante, recomendaba a
Mauricio Carlavilla como espía dentro de las líneas franquistas – la carta fue introducida
por uno de los 9 falangistas- Su negativa de ir a Alicante le salvó la vida, ya que en pleno
trayecto se supone que alguien hubiese dicho que Mauricio Carlavilla era un espía dentro
del gobierno franquista, y como es lógico, al descubrir la carta hubiera dado credibilidad y
le hubiesen fusilado. Más chistoso es que esos 9 falangistas fueron detenidos en un bar de
Alicante y el único que consiguió escapar fue Agustín Aznar por la ventana del retrete del
bar donde les detuvieron ¿cómo podría haber escapado Aznar por esa ventana cuando éste
no cabía por ésta?

Pero esa no fue la única gestión de Carlavilla en el asunto de liberación de José Antonio,
Don Mauricio era un hombre de total confianza para el gobierno nacional, y además con
experiencia policial nadie mejor que el para llevar a cabo gestiones de tal índole. Ximenez
de Sandoval nos relata (6) al respecto lo siguiente:

Mas tarde hubo una gestión encomendada en Francia a Eugenio Montes para canjear al
Jefe por el hijo de Largo Caballero – preso en el Cuartel de la Falange de Sevilla -, asunto
que debía llevar a cabo Mauricio Karl. Yo vi la carta de puño y letra del hijo de Largo
Caballero que debía llevar a Gibraltar o a Alicante Mauricio Karl.

Durante la guerra también tuvo tiempo para publicar un libro denunciando la guerra civil
como una maniobra más de la internacional comunista en sus planes para España: Técnica de
la Komintern en España (1937)

Cuando estalla la II Guerra Mundial, son los propios nazis los que ven en él a un interlocutor
válido y a un estudioso serio y riguroso en el tema masónico y judaico. Ignoramos en qué se
concretaron los contactos, pero sí sabemos que visitó la Alemania Nazi y estuvo en un
campo de concentración de visita como policía, como cuenta el mismo (7):
Los campos de trabajo recibieron millares y millares de sodomitas de todas clases sociales.
Allí se les veía distinguiéndose de otras categorías de presos por el color de la estrella de
tela cosida al uniforme carcelario, y también por ser sólo ellos durante todo el tiempo los
que permanecían de pie y debían estar marcando el paso sobre su propio terreno, lo cual
hacía doblemente trabajosa su tarea.

En nuestra vsiita oficial al campo de Orianemburgo preguntamos cuál era el motivo de


aquella diferencia en el trato que resultaba un mayor castigo para el pederasta que para los
demás presos, incluidos judíos y comunistas, los más odiados del hitlerismo.

Nuestros acompañantes nos informaron de que, reglamentariamente se les suministraba en


la comida a todos los prisioneros cierta dosis de anafrodisíaco, a fin de adormecer en ellos
los instintos sexuales, y para que así no se viesen empujados, careciendo de mujeres a las
perversiones sexuales. Pero habiendo llegado a observar
que a poco de haber establecido aquel régimen medicinal anafrodisíaco que resultaba
inoperante con los pederastas, porque su tendencia era de origen cerebral, debieron
recurrir a cansarlos físicamente con exceso para lograr que rendidos de fatiga, sólo
tuvieran deseos de dormir en las horas de descanso y no buscasen corromper a sus
compañeros de prisión.

Sobre sus contactos de otra índole con los nazis, comenta el autor en otra obra (8):

(…) yo debí delatarle a Hitler que Franco no sería jamás el aliado Militar de la Alemania
hitleriana.

Y que le conste, señor Ansaldo, que me sobraban medios para conseguir hacer llegar al
Führer tal delación. Y cónstele también que yo tenía cierta autoridad personal para ser
creído. No en vano era el primer español y el que con más denuedo me había lanzado al
ataque del Marxismo, la Masonería y el Judaísmo en España en cuanto tal trinidad fue
dueña de los destinos de la Patria. Y no creo dirá usted ni nadie que Marxismo, Masonería,
y Judaísmo eran para Hitler y los suyos meros tópicos de propaganda.

Sólo mantuve contactos con dirigentes alemanes el corto período en el que intenté la
salvación de José Antonio; pero coincidiendo con ello, consultado exclusivamente sobre lo
más trascendental para la España nacional, si descontamos la victoria, mi dictamen fue
creído, aceptado por Berlín, y obró en consecuencia. Y cónstele, solo por mi autoridad como
enemigo de Marxismo, Masonería, y Judaísmo. Siento no poder ser más explícito; pero de
ello tengo pruebas.
(…)
No delaté que Franco jamás sería el aliado de la Alemania hitleriana. Y no se puede probar,
porque fue derrotada; pero tengo derecho a que se me crea. De triunfar Hitler, yo hubiera
huido como del deshonor de hacerle saber, como le hace usted saber a Inglaterra, que
Franco lo había traicionado, como para usted, “traicionó” a Inglaterra. No lo hubiera hecho
ni teniendo mil motivos más que usted para odiar a Franco, por el sencillo hecho de que mi
delación hubiera puesto en peligro a España.

Tras la debacle de la segunda guerra mundial, edita un durísimo opúsculo en la revista


OBRA de carácter antiamericano titulado El tenebroso plan Roosevelt Stalin, después Don
Mauricio permanece en silencio editorial unos años que dedica a viajar... desde el año 1942
hasta el 1952 permanece en excedencia. La índole de eso viajes permanecerán en la
incógnita. Además de Alemania en el 1942 sabemos viaja a Portugal. De sus funciones o el
cariz de sus viajes y gestiones no sabemos más que el Portugal salazarista le distinguió con
una medalla. De estos periplos el autor nos cuenta:

Desde finales de 1952 a principios de 1958, el autor ha prestado sus servicios en la Policía
–después de diez años de excedencia voluntaria- y durante esos cinco años ha conocido más
o menos de la conspiración en su calidad de funcionario; nada de todo ello puede darlo a la
publicidad, por impedirlo el “secreto profesional”. (…)

He estado en varios países extranjeros, pero siempre como turista particular, viviendo de
su propio dinero y sin obedecer a nadie; sólo a su propio patriotismo, que como es natural,
no dejaba jamás, como la placa y la pistola, en el puesto fronterizo español.

Pero no será ya hasta los 1950 que Carlavilla vuelve a publicar. Ahora se inicia una etapa
editorial menos interesante según mi opinión. Don Mauricio deviene en un admirador del
anticomunismo americano al que considera un bastión contra el comunismo, aunque no por
ello deja de señalar las “infiltraciones judeo-masónico-comunistas” que sufre el imperio
USA. Admirador confeso del senador Mc Carthy (9) al que dedicará incluso una obra (10),
en estos años sus obras se vuelven menos locales, y más internacionales. Él mismo (11) nos
cuenta la nueva orientación:

El tema de todas mis obras de Post guerra es el Comunismo; el Comunismo en su acción


internacional, sus progenitores, Judaísmo, Masonería, sus iniquidades y hombres decisivos.
Es el comunismo como peligro para la Humanidad, la Cristiandad y España el tema único de
cuanto he publicado desde que finalizó la Guerra Mundial. La línea general de todas mis
obras de la Postguerra, sin solución de continuidad ni siquiera flexión, es prolongación de
mis cuatro primeras obras. El comunismo en España (1931), El enemigo: Marxismo-
Anarquismo-Masonería (1934), Asesinos de España: Marxismo-Anarquismo-Masonería
(1935), Técnica de la Komintern en España (1937). Bastan sus títulos para revelar sus
temas y su propósito; su tema durante la República fue siempre el Comunismo en España,
como señalan especialmente con sus títulos; (...) En una palabra, el único Antagonista en
aquellas cuatro primeras obras era el Enemigo: Marxismo, Anarquismo, Masonería; pero, en
primer lugar, el Enemigo indígena. Salvada España del Comunismo por el Movimiento
Nacional español, pero, inmediatamente después, triunfador el Comunismo en Europa y en el
mundo; invadidas y esclavizadas tantas naciones y amenazadas todas las del Planeta y, por
lo tanto, también España, desde cuando la Guerra Mundial acaba, volví a tomar la pluma
para mostrar de nuevo a españoles y extranjeros la universal amenaza de muerte o
esclavitud comunista.

Carlavilla deviene en lo podríamos calificar de “kremlimnólogo”, redactando documentos


pata “centros oficiales“,es decir para los servicios de información de Presidencia del
Gobierno, sobre lo que acontece en la URSS y su acción proselitista exterior. Carlavilla es
considerado un experto en comunismo soviético en España. Incluso una editorial, la AHR,
solicita su pluma para que escriba títulos sobre el tema soviético. Posiblemente, como
señala Ernesto Milà, en estas fechas Mauricio Carlavilla como miembro de los servicios de
información españoles tendrá acceso a documentación de la CIA americana, lo que le
permite escribir libros sobre Rusia, con una información privilegiada. Carlavilla gozaba
además de un permiso especial para la consulta de libros y publicaciones prohibidos en la
España franquista. También en la postguerra Carlavilla se permite descalificar al nacional
socialismo que considera que había llevado a cabo una masacre injusta. Curiosamente el
nunca se consideró antisemita en el sentido racista del término. Es más edita otro libro su
editorial en el año 55 titulado El dinero de Hitler, muy raro y curioso en el que se sostiene
la tesis de que incluso el nacional socialismo fue apoyado por la finanza judía para que
acabara con la Rusia comunista, en un remedo de lo que pasó durante la primera Guerra
Mundial con la financiación alemana de Lenin. El motivo, según el libro es que el judaismo
estaba perdiendo poder o lo había perdido ya en el comunismo soviético, y así se
equilibraría la balanza.

También dedica en estos años Carlavilla un libro a los sodomitas, si lector, ni más ni menos.
Estos, según nuestro autor cumplen un cometido, “la sodomía tiene una función comunista a
través de los siglos” pues ambas “aberraciones”, aun siendo de distinto tipo son contrarias
a la familia a la propiedad privada y al orden tradicional. Carlavilla cree ver un interés muto
entre sodomitas y comunistas.

En esos años fue profesor en la academia de policía de los futuros miembros de la Político
Social. Tras su jubilación, y aunque alternó su vida profesional con la editorial, sigue
editando libros, algunos más centrados en la historia de la masonería, e incluso escribe
algo sobre satanismo, así como colaborando en varias revistas.

Las relaciones con el régimen de Franco, a pesar de ser nuestro autor quien era, no fueron
todo lo cordiales que cabría. Máxime cuando Carlavilla está denunciando por escrito el
reblandecimiento del régimen y las traiciones de muchos “hombres del Movimiento” que se
tornan monárquicos y demócratas. Contra lo que cabría suponer, y paradójicamente, se le
secuestran al menos dos de sus libros. El primero fue Yo y Moscú, en el que desmantela y
rebate una obra de Indalecio Prieto (este estilo era muy típico de Carlavilla, si bien a veces
es un poco espeso en su literatura, dónde se crece como polemista es al debatir. Su técnica
consiste en usar obras o textos de adversarios y desmenuzarlos, machacarlos y
desmentirlos casi párrafo a párrafo. Como hizo con la obra de Ansaldo que sale en
Antiespaña o la del propio Prieto). El franquismo y su garrula censura debieron creer que al
socialista Prieto no se le podía publicar nada en España ni para rebatirle. Al final Carlavilla
recurrió la medida y el libro se pudo distribuir. El otro libro censurado años después fue
Borbones masones, pues la España de finales del franquismo intentaba por todos los medios
que el pueblo asumiera de grado la reinstauración de la monarquía borbónica y Carlavilla,
con ese don de la oportunidad que le caracterizaba, dicho sea irónicamente, lanza al
mercado un libro calificando a la dinastía de masónica. El secuestro no fue más que formal y
sólo sobre su distribución, de hecho el libro se podía conseguir en los almacenes de
editorial Acervo (con la que también colaboraba) mientras esta existió, y tal y como nos
recordaba Ernesto Milá al principio de este artículo.

Sus últimos años y proyectos nos son desconocidos, pero suponemos que ya no participa en
más conspiraciones, y deja varias obras de las que había anunciado segundas partes sin
terminar, así como una inconclusa e inédita Historia de la Unión Soviética.

¿Era antisemita Carlavilla?


Esta pregunta podría parecer ociosa a cualquiera que se asome a sus obras, pues la
referencia a los judíos es constante, por no hablar del retrato de Hitler que, al parecer,
siempre estuvo en su despacho, lo que no le impide calificar como criminal y estúpida la
creencia del racismo hitleriano. Carlavilla, no es un antisemita racista, en el sentido
biológico, lo suyo es otra cosa, su sentido cristiano de la existencia se lo impide, como el
mismo nos cuenta en repetidas ocasiones a lo largo de sus obras. Leámosle en una de ellas
(12)

No es un libro antisemita. Para serlo deberían serlo los autores de la obra y del prólogo
racistas, y no lo son ellos ni lo es la editorial. La condenación totalitaria, indistinta de todo
el pueblo judío- y tal es le verdadero significado del antisemitismo- sólo es lógicamente
posible profesando un anticristianismo absoluto. Es decir, negando al judío, por serlo, el ser
hombre redento por Cristo, el ser objeto de Gracia y, por último, creerlo determinado
fatalmente al mal por su sangre y raza.

Si todo ello es absurdo fuera de cualquier filosofía panteista, lo ha de ser en grado sumo
dentro de la filosofía y teología cristiana (...) Es faltar a una esencia del Catolicismo excluir
a un hombre, raza o pueblo de la universal redención, de la Gracia Providencial y negarle su
libertad para realizar el bien o el mal- reduciendo la Teología, la Filosofía, y la Historia a
zoología – como hacen marxismo y nazismo- (...) Nuestro deber como cristianos es
denunciar el peligro y denunciar a los autores. Nos lo impone nuestro amor indistinto,
cristiano, a todos los hombres. Y, por lo tanto, a todos los judíos.

No en vano estamos convencidos de una verdad que hallamos en toda la Historia Universal,
escrita con sangre israelita en todas las esquinas del planeta, la cual nos dice que la
primera víctima, la eterna, de la Secta Judía Esenia, en su lucha por el Poder universal,
siempre ha sido, es y será el pueblo de Israel, en quien injusta y equivocadamente hacen
justicia las naciones, haciendo pagar al pueblo entero la traición permanente y los delitos
que una escasa minoría, una Secta judía, cometió, comete y cometerá. Porque tal Secta es
poderosa y secreta... Y cuando la hora de las justicias y venganzas llega, son los hombres
de la Secta quienes se salvan y el pueblo Judío el asesinado en masa.

No es un libro éste antisemita; es un libro que intenta, señalando a los culpables, librar al
pueblo judío, que como pueblo es inocente, de la fatal venganza que merecen los crímenes
de unos poco esenios, que, par desgracias de Israel, son de su misma raza.

Allá tú pueblo judío si tienes vocación de suicidio al no querer expulsar de tu seno a los que
quieren destruir la cristiandad... si tu tienes vocación de suicidio, sábelo: la cristiandad ni
puede ni quiere suicidarse.

Los protocolos y Carlavilla

Para Carlavilla, los judíos (o al menos una parte de ellos) pretenden dominar la humanidad, y
para ello emplean a la masonería y al comunismo que no son más que sus títeres. El esquema
de pensamiento es el mismo que, si recordamos otro artículo de Hibris, el que se desarrolla
en los famosos “Protocolos”. Es curioso, pero si Carlavilla creía en la veracidad de los
Protocolos de los Sabios de Sión no se entiende por qué nunca los cita en sus obras. Más
curioso aún es que en 1963 su editorial, NOS, lanza al mercado una edición de los
protocolos anotada y comentada. Toda una edición crítica a cargo de un tal “Charles
Borough” que no es otro que el propio Carlavilla con uno de sus pseudónimos. ¿Por qué haría
tal cosa?, ¿por qué no la editó comentada directamente por él? Desde el punto de vista
libreril, la edición es curiosísima, y difícil de encontrar, y desde el punto de vista del autor
que nos ocupa, más aún, pues ni tan sólo la incluía en sus catálogos. ¿Por qué hizo esta
edición de los protocolos de “tapadillo” un hombre sin “pelos en la pluma” como Don
Mauricio? quizás nunca lo sabremos.

¿Quién era Mauricio Carlavilla?

Supongo que muchos lectores considerarán al autor que esta vez nos ocupa tan sólo una
víctima de teorías conspirativas, y su indudable encanto, tal y como decíamos al principio
de este artículo. Sin embargo, si nos acercamos a sus obras, podemos observar que
Carlavilla realiza bastantes “profecías” que más tarde se cumplen. Por citar algunas: en
1931 anuncia que la república devendrá en experimento comunista en España y guerra civil y
anuncia que Asturias podrías ser un foco de rebelión armada, como así pasó; ya durante el
nazismo se da cuenta de que Franco no colaborará con ellos y así fue; ya en 1946 presume
que el asunto de Pearl Harbour en la declaración de guerra a Japón no fue tan inocente,
como historiadores modernos nos confirman; en pleno franquismo empieza a denunciar el
reblandecimiento del régimen y la infiltración que este sufre, es más llega a afirmar que el
régimen no caerá por elementos extraños si no por elementos propios como así pasó; en los
50 considera a los USA como la nueva fuerza anticomunista y empieza a advertir que el
comunismo organiza una guerra, y aunque esta no se da de forma única, si se dieron en
distintos frentes como Corea, Vietnam, etc... guerras que jalonan los finales del siglo XX
con el comunismo de fondo hasta la caída del muro. Es decir, quizás se equivocaba en las
causas, pero no en los hechos, no podemos despreciarle como analista. Era persona formada
a si misma, y de pastor de ovejas llegó a ser un policía excepcional, escritor y editor. Julián
Mauricio Carlavilla del Bario, fue un hombre muy interesante, su vida podría ser el
argumento de una película de espías que muchos creeríamos inverosímil. Lamentablemente
cuando murió se llevó a la tumba secretos y confidencias sobre su propia vida que no
expresó en el papel.

La noticia sobre su deceso aparecida en El País con fecha 26-06-1982 no puede ser más
sintética y elocuente.:

Mauricio Karl, escritor anticomunista


Julián Mauricio Carlavilla, autor de varios libros contra la república, el comunismo, y
los masones, publicados fundamentalmente entre los años 1931 y 1937, con el
pseudónimo de Mauricio Karl, por el que era conocido, falleció el pasado jueves en
Madrid a los 86 años de edad.

Me decía hace años un cliente de la librería, un señor muy mayor que lo había conocido y
leído, que en sus últimos años Carlavilla estaba muy desanimado, nadie le hacía caso, ni se
le reconocía mérito alguno. Pocos, o casi nadie recordaba quien era, sin embargo quedaron
sus libros, y hoy en estas páginas lo recordamos, sin apasionamientos, ni críticas, ni
apriorismos, para que cada cual juzgue.

Como epílogo, que mejor que su propia definición de sí mismo (13):


Me da un poco de vergüenza decirlo, pero yo-queridos lectores- no soy general, ni un “alto
jefe de la policía”, ni tampoco ningún ex de nada. Mauricio Kart no es, por cierto, ninguno
de esos personajes con quienes le han querido identificar muchos. Ni soy Martínez Anido,
ni Mola, ni el Duque de la victoria, ni Bazán, ni martín Báguena, el actual Jefe superior de
Policía. Mauricio Karl no fue nada con la Monarquía, ni será nada con la República. Con ésta
mucho menos, porque tendría que dejar jirones de ideal y de pundonor en las zarzas de la
escalada… ¡yo no me rompo mis humildes vestiduras por un cargo cualquiera ¡ No tengo
nada que perder, porque no tengo ni blasones, ni riquezas, ni bienestar. Sólo un patrimonio:
la humildad de mi origen y la limpieza de mi conducta. Entonces, ¿ por qué mis temores?,
dirán los que sólo se mueven por un afán egoísta. Sencillamente, porque yo creo que al
servicio de España se deben poner el más encendido fervor, la más refinada astucia, la
misma idéntica bravura y abnegación heroica que pone el masón al servicio de su secta, el
Comunista en pro de la Revolución y el anarquista en holocausto de sus negras banderas
libertarias. (…)

Alguien me dijo en una ocasión que yo parecía un anarquista de España, y no se equivocaba


mucho; sólo que con exactitud lo que resultaba yo era una anarquista al revés, porque un
anarquista al servicio d España debe emplear la misma violencia en defenderla que los que
la combaten para asesinarla.

Eduardo Connolly

Librería Caronte

Notas
(1) Los libros en los que se menciona este atentado son: El comunismo en España, 5 años en el
partido su organización y sus misterios, Mauricio Karl (del servicio secreto internacional),
Madrid 1932, Imprenta Sáez hermanos, y El enemigo: Marxismo anarquismo masonería,
Madrid mayo 1934, imprenta Sáez Hermanos.
(2) Prólogo de Técnica del Komintern en España, Badajoz, Grafica corporativa, 1937
(3) Antiespaña 1959, Ediciones NOS, Madrid 1959
(4) Estos son: El enemigo: Marxismo anarquismo masonería, Madrid, 1934, imprenta Sáez
Hermanos y Asesinos de España marxismo anarquismo masonería (II Parte de el enemigo) ,
1935 ediciones Bergua, Madrid
(5) El libro en cuestión es: Asesinos de España: Marxismo, anarquismo, masonería (edición
especial y resumida de sus tres obras anteriores seleccionado el texto, autorizado por su
propio autor que ha renunciado a los derechos de autor) Ediciones Hispanismo s.f. 1935 ? La
obra está dedicada al ejército que sofocó la rebelión en Asturias, en ella se dice que han
sido editados 100.000 ejemplares de la misma y que se ha repartido gratuitamente en toda
España, teniéndose la intención de publicar otros 100.000 ejemplares más para repartir
entre los obreros ya que “según experiencia hecha, la lectura de los libros de Karl les hace
romper, para siempre, con el marxismo”. Por cierto, como dato curioso, en el prólogo
Maurico Crlavilla usa del “Arriba España” falangista.
(6)
(5 bis) En el libro Conspiración contra la República: un secreto a voces Por Daniel Sueiro, Biblioteca
de la Guerra Civil. Editorial Folio, se nos da la clave de la marcha precipitada de Carlavilla a Portugal:

Los periódicos de izquierda relacionan cada vez con mayor evidencia los sabotajes contra
el régimen republicano y los atentados personales que constantemente se cometen o se
ensayan, con el avance provocador de la conjura. Política, por ejemplo, publica un editorial
dedicado a este tema en su número del domingo 3 de mayo, en primera página, en la página
3 se menciona asimismo el descubrimiento de la preparación de un atentado contra Azaña,
hecho en el que aparecen como detenidos, amén de cuatro agentes de policía, el capitán de
Infantería Manuel Díaz Criado y el de complemento y abogado Pardo Reina, y como
involucrados, Mauricio Karl y otros miembros de la UME.

(7) Biografía apasionada de José Antonio Ximénez de Sandoval, Felipe (1903-1978) :


Madrid: Bullón : [Maribel, 1963]
(8) Sodomitas, Mauricio Carlavilla del Barrio. “Mauricio Karl”, Madrid: Nos, 1956
(9) Antiespaña 1959, Ediciones NOS, Madrid 1959
(10) Joseph Raymond McCarthy había nacido en 1908 en Grand Chute, Wisconsin. Tras
estudiar en la Marquette University, ejerció la abogacía en su estado natal hasta
que fue nombrado juez de un tribunal en el que prestó servicio hasta 1939.
Durante la segunda guerra mundial combatió en la marina y sólo durante la
posguerra se dedicó a la política, para lo que aprovechó un discurso no sólo
conservador sino católico. En 1946 fue elegido por primera vez senador por el
partido republicano pero hasta febrero de 1950 no adquiriría un verdadero relieve
al pronunciar firmes denuncias sobre la infiltración comunista en la administración
norteamericana.
(11) La obra que Carlavilla le dedica es Moscú hoy, Mauricio Karl [seud. De Carlavilla, Mauricio]
Barcelona: A.H.R., 1955 (Imp. Moderna) Colección: "La cortina de hierro" y la dedicatoria
dice: Al senador José Mc Carthy, campeón de la cristiandad militante, en su lucha contra el
Comunismo antiateo, que pretende dominar cuerpos y matar almas, para imponer su
esclavismo universal. Adelante, Senador; la prueba de vuestros éxitos y aciertos es la
mundial tempestad de furia desencadenado contra vos por el Enemigo conocido y
enmascarado. Su injurioso griterío universal debe considerarlo como el mayor y mejor
aplauso que la Humanidad le puede tributar. Sea este libro, testimonio de admiración por
vuestro bravo combate; con el deseo de confortarle frente a incomprensiones, errores y
traiciones. El autor
(12) Mauricio Carlavilla Antiespaña 1959, Ediciones NOS, Madrid 1959
(13) El misterio del Estado de Israel : (examen espectral de una política secreta), Arthur
Rogers ; prólogo y ampliación por Mauricio Carlavilla, Madrid: Nos, 1948
(14) Asesinos de España: Marxismo, anarquismo, masonería, (II parte de El enemigo)
Mauricio Karl [seud.] Madrid: Edición Bergua, 1935 (Imp. Sáez Hermanos)
Bibliografía:

Obras propias:

• El Comunismo en España, Mauricio Karl [seud.] Madrid: [s.n.] 1931 (Imp.


Sáez Hermanos)

• El enemigo: Marxismo. Anarquismo. Masonería, Mauricio Karl. [seud.]


Madrid: (Imp. Sáez Hermanos), 1934

• Asesinos de España: Marxismo, anarquismo, masonería, (II parte de El


enemigo) Mauricio Karl [seud.] Madrid: Edición Bergua, 1935 (Imp. Sáez
Hermanos)

• Asesinos de España: Marxismo, anarquismo, masonería (edición especial y


resumida de sus tres obras anteriores) Ediciones Hispanismo s.f. 1935 ?

• España y Anti-España : En perspectiva de acontecimientos decisivos,


[Por Mauricio Karl y R. Blanco y Caro] seud de Carlavilla, Mauricio y
Autor Secundario: Blanco y Caro, R. Madrid: [s.n.], 1936

• Técnica del Komintern en España, Mauricio Karl (seud.), Badajoz: [s.n.],


1937 (Tip. "Gráfica Corporativa")

• El tenebroso plan Roosevelt-Stalin, Revista Obra, Revista Internacional,


nº 4 de septiembre de 1946, Madrid

• Sinfonía en rojo mayor / José Landowsky... (seudónimo de Mauricio


Carcavilla); Traducción de Mauricio Carlavilla, "Mauricio Karl", Madrid:
Editorial Nos, 1950

• Guerra, Carlavilla, Mauricio / "Mauricio Karl" [seud.] Madrid: Nos, 1952


(se anuncia una segunda parte que resultó inédita)

• En torno al XIX Congreso del Partido Comunista de la U.R.S.S. ,


Carlavilla, Mauricio, (editado por un Centro Oficial para personalidades)
1953 [Presidencia del Gobierno. Dirección General de Marruecos y
Colonias]. Boletín de Información, Especial

• Beria, Carlavilla, Mauricio, (editado por un Centro Oficial para


personalidades) 1953 [Presidencia del Gobierno. Dirección General de
Marruecos y Colonias]. Boletín de Información, Especial

• Malenkov, Carlavilla, Mauricio "Mauricio Karl" [seud.] Madrid : Nos,


1954

• Pearl Harbour, traición de Roosevelt / Mauricio Carlavilla. "Mauricio


Karl" [seud.] Madrid : Nos, 1954 (Talleres gráficos Juan Torroba)

• Moscú hoy, Mauricio Karl [seud. De Carlavilla, Mauricio ] Barcelona :


A.H.R., 1955 (Imp. Moderna) Colección: "La cortina de hierro"

• Yalta, notas y comentario de Mauricio Karl, Barcelona : A. H. R., [1955]


2 vol. Colección “La Cortina de hierro”

• Sodomitas, Mauricio Carlavilla del Barrio. “Mauricio Karl”, Madrid: Nos,


1956

• El Rey : radiografía del reinado de Alfonso XIII / Mauricio Carlavilla,


Madrid: Nos, 1956 (Se anunció una segunda parte no editada)

• Bolsa negra: [Sinopsis] Carlavilla, Mauricio, Madrid: Nos, 1956

• Satanismo, Carlavilla, Mauricio, Madrid : Nos, 1957, (epílogo de Filosofía


de la Masonería y de Simbolismo de la Masonería de monseñor León
Meurín, editados juntos en este volumen)

• Kruschev, Carlavilla, Mauricio, Madrid: Nos, 1958 (aparece como autor


un tal Rosenberg, David, posible pseudónimo pues el autor lo incluye como
propio en una bibliografía)

• Anti-España 1959 : Autores, cómplices y encubridores del comunismo,


Carlavilla, Mauricio, Madrid : Nos, 1959 (Talleres gráficos Juan
Torroba)
• Borbones Masones, CARLAVILLA, Mauricio, Barcelona: Acervo, 1967
Colección "El Libro Blanco de la Historia

• Marx ese desconocido / Arleville, Julien D' [seud. de CARLAVILLA,


Mauricio], [Versión española de J.C. Barrio], Barcelona: Acervo, 1972
Colección "El Libro Blanco de la Historia"

Colaboraciones, prólogos, epílogos y anotaciones

• Yo, jefe del servicio Secreto Militar Soviético, Gualterio G. Krivitsky ;


prólogo y notas Mauricio Carlavilla "Mauricio Karl" [seud.] Traducido del
ruso, por M.B. Guadalajara: Sucesor de Hipólito de Pablo, 1945

• Sucedió en la U.R.S.S. KOSTINEFF, Sergio, Prólogo de L. Ponce de León.


Epílogo de Mauricio Karl. Edit. Nos. Madrid, 1945

• Stalin en el Oriente Medio, Gregor Agabekow; Trad. directa del ruso


Por M.E. Presentación por Mauricio Carlavilla "Mauricio Karl", Madrid:
[ s.n.], 1946 ([Nos])

• Stalin y sus crímenes, León Trostsky ; [traducción directa del ruso] ;


prólogo, epílogo y notas de Mauricio Karl, Madrid : Nos, 1947

• El misterio del Estado de Israel : (examen espectral de una política


secreta), Arthur Rogers ; prólogo y ampliación por Mauricio Carlavilla,
Madrid: Nos, 1948

• Proceso de "Yo escogí la libertad": Kravchenko contra Stalin : texto


según las actas taquigráficas de las sesiones del proceso / redacción y
selección de Alejandro Botzaris ; prólogo de Mauricio Karl, Madrid :
Nos, 1949

• Los Mariscales rojos hablan, CYRILO D. KALINOV, prólogo Mauricio


Carlavilla, Estades Artes Gráficas, Madrid: 1950

• Un siglo de atentados políticos en España / Eduardo Comín Colomer,


prólogo de Mauricio Carlavilla, Madrid: [s.n.], 1951 (Selecciones Gráficas)
• Historia secreta de la segunda República, Eduardo Comín Colomer ;
prólogo de Mauricio Carlavilla, Madrid: Editorial Nos, 1954

• Yo escogí la esclavitud, Valentín González, "El Campesino". Prólogo de


Mauricio Carlavilla "Mauricio Karl", [S.l. : s.n., 1952 ?]

• Yo, ministro de Stalin en España / Jesús Hernández... Prólogo y notas de


Mauricio Carlavilla, Madrid: Nos, 1954

• Yo y Moscú, Prieto, Indalecio, prólogo biografía y notas de Mauricio


Carlavilla, Madrid: Nos, 1955

• El dinero de Hitler, Warburg, Sidney, prólogo y ampliaciones históricas


de Mauricio Carlavilla, "Mauricio Karl", Madrid: Nos, 1955

• Masonería española : páginas de su historia, Miguel Morayta ;


ampliaciones y refutaciones de Mauricio Carlavilla "Mauricio Karl",
Madrid: Nos, 1956

• Filosofía de la Masonería, MEURIN, LEON, Traducción y epílogo de


Mauricio Carlavilla, "Mauricio Karl", Madrid: Nos, 1957.

• Simbolismo de la Masonería: [Continuación de Filosofía de la Masonería],


Traducción y epílogo de Mauricio Carlavilla, Madrid : Nos, 1957

• Correspondencia secreta, LARGO CABALLERO, Francisco, Prólogo y


notas de Mauricio Carlavilla "Mauricio Karl", Madrid: Nos, 1961

• Protocolos de los Sabios de Sión, prólogo de Monseñor Jouin, y


comentarios a cargo de Charles Borough [seud. Carlavilla del Barrio,
Mauricio] , Madrid: Nos, 1963

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