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FIDELIDAD Y LEALTAD
Estos conceptos, que expresan valores sublimes, no se dejan
precisar con facilidad, y los diccionarios poco ayudan pues en ellos
una palabra remite a la otra; ambos implican el compromiso a una
persona, una tesis, un movimiento, una causa.

Si alguien me otorga su confianza por amistad o amor, le debo

FIDELIDAD; si me comprometo con él, o con su causa, le debo
LEALTAD: La primera apela más al sentimiento; la segunda, a los
actos. La fidelidad es la observancia de la fe prometida; la lealtad
se acredita con hechos, en particular con hechos notables como el
sacrificio. Es fiel quien ejecuta con exactitud lo prometido; es leal a
una causa cuando no la traiciona o abandona en sus peores
momentos.¿Dónde atañe más el afecto personal? Quizás a la
fidelidad, por el afecto involucrado, mientras que la lealtad, se
apoya más en en la razón: se promete fidelidad, y se jura lealtad.
No suelen darse conflictos de fidelidad, pero sí entre lealtades.

La lealtad parece exigir más que la fidelidad. Una persona que tiene
eventuales relaciones sexuales extramatrimoniales, ¿es infiel o
desleal? Admitirá lo primero y no lo segundo. Pero, si el casado
prometió “ser fiel en la alegría...”, no en la vida sexual, entonces,
¿a qué falta? Depende de si, como dirían los peruanos, es un mero
“vacilón”, o si existe un nueva relación sentimental plagada de
engaños, falsedades y mentiras. En este caso concreto, lo que sí
falta en la vida cotidiana es rediseñar, renovar o revisar los pactos
de amor, es decir, clarificar los límites y condiciones de los
compromisos para no pasar de infieles, o desleales, una vez cese el
impulso que los creó. Uno se adhiere a un líder por sus ideas, pero
éste asume que el compromiso fue con su persona, y ahí viene el
problema de exigir fidelidad o lealtad cuando alguno cambie de
ideas o de conducta (sucedió con Hitler, ahora con desertores de la
guerrilla, políticos, etc.).

Un ejemplo de fidelidad y lealtad lo presenciamos cada semana en

nuestro estadio: los hinchas del Norte y Holocausto animan sin
cesar a su ONCE del alma en medio de las peores palizas.