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El terrorismo es una forma específica de delincuencia muy grave que demanda prioridad en
su prevención y represión y exige esfuerzos globales para combatirlo. Se ha hecho preciso
luchar con congruencia contra el fenómeno terrorista que en este siglo se manifiesta de
manera transnacional e internacionalizada.
La Unión Europea ha tomado numerosas medidas específicas para combatir el terrorismo y
la delincuencia organizada, teniendo una relevancia especial la coordinación policial y
judicial en el ámbito comunitario y la cooperación internacional. El Tratado de Ámsterdam
sentó las bases de la actuación de la Unión, que posteriormente se vio intensificada con los
atentados que sufrieron los Estados Unidos en 2001, Madrid en 2004 y Londres en 2005.
A partir de tales acontecimientos, tales premisas adquirieron una especial relevancia y los
Estados miembros han centrado sus esfuerzos en potenciar la cooperación en las
investigaciones criminales, en la lucha contra la delincuencia organizada y, en especial, en la
lucha contra el terrorismo.
El presente trabajo se dedica al análisis de los distintos mecanismos con los que cuenta los
países de la Unión, con especial atención a los últimos establecidos en el Tratado de Prüm, y
en concreto a las medidas relativas a la transmisión de información, a la asistencia policial
recíproca, el establecimiento de equipos de investigación o patrullas conjuntas y las
autorizaciones para cruzar las fronteras.
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Por su parte, los «actos terroristas» se definen como actos intencionados que pueden
dañar seriamente a un país u organización internacional intimidando a su población,
imponiendo toda clase de dificultades, y desestabilizando o destruyendo sus estructuras
fundamentales, constitucionales, sociales y económicas. En esta lista se incluyen los
siguientes actos:
La lista que figura en el anexo de la Posición común se ha elaborado sobre la base de las
investigaciones realizadas por las autoridades competentes, judiciales o policiales de los
Estados miembros, y suele completarse y revisarse semestralmente para su actualización.
La lista contiene los nombres de entidades como ETA (País Vasco y Libertad), IRA (Ejército
Republicano Irlandés), GRAPO (Grupo de Resistencia Antifascista 1º de Octubre), la rama
terrorista del Hamas, la Yihad islámica palestina y otros grupos revolucionarios activistas,
así como los nombres de las personas que forman parte de los mismos.
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En cualquier caso, los Estados miembros deberán prestarse mutuamente asistencia, por
medio de una cooperación policial y judicial adecuada, para combatir y prevenir los actos
de terrorismo1. Con el fin de investigar las personas y las entidades que figuran en la lista,
podrán utilizar plenamente los poderes que les son conferidos por los actos de la Unión y
por todos los demás acuerdos bilaterales o internacionales.
1
Art. 4 de la Posición Común 2001/931/PESC del Consejo, de 27 de diciembre de 2001
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Asistencia policial
Un instrumento fundamental de intercambio de información, consiste en el contacto
directo entre las autoridades policiales de un Estado, con las correspondientes de otro
Estado miembro que puedan prestarle algún tipo de asistencia de cara a la persecución
de organizaciones criminales o delincuentes individuales.
Esta modalidad es la prevista en el Convenio de Aplicación de los Acuerdos de Schengen,
que se extiende tanto a la prevención de delitos como a la investigación de hechos
delictivos. A este propósito dispone el artículo 39.1 que “las partes contratantes se
comprometen a que sus servicios de policía, respetando la legislación nacional y dentro de
los límites de su competencia, se presten asistencia para prevenir e investigar hechos
delictivos, siempre, que el derecho nacional no reserve la solicitud a las autoridades
judiciales y que la solicitud misma o su ejecución no supongan la aplicación de medidas
coactivas por la Parte requerida”.
La solicitud de asistencia habrá de provenir lógicamente de la policía de investigación
criminal, de la policía judicial. En España, la solicitud deberá partir de las Unidades
Orgánicas de Policía Judicial, que son quienes constitucional y legalmente tienen
encomendada la labor de averiguación del delito y el descubrimiento y aseguramiento del
delincuente.
Esta actividad de asistencia policial se articula en tres tipos de medidas concretas, la
asistencia entre los servicios nacionales de policía, el ejercicio transfronterizo de la
técnica policial y el establecimiento de medios materiales para el ejercicio de la acción
policial. A estos efectos han de ponerse a disposición de los cuerpos policiales medidas
técnicas y organizativas destinadas a mejorar la comunicación entre las autoridades
policiales, entre las que destaca la de establecer líneas telefónicas, radio, telex y otros
enlaces directos, así como analizar medidas para hacerlas más eficaces. Con ellas se
facilita la cooperación policial y aduanera, especialmente para transmitir a tiempo
informaciones en el marco de la vigilancia y la persecución transfronteriza, así como las
medidas concernientes al registro de extranjeros en establecimientos de hospedaje.
La solicitud de asistencia se remite por conducto de los servicios centrales de cooperación
policial internacional, salvo que razones de urgencia exijan la remisión directa a las
autoridades policiales que hayan de prestarla, comunicándolo posteriormente a dicho
servicio central. Cuando la solicitud policial de asistencia esté fundada en la investigación
de un hecho que es delictivo en el Estado requirente, las autoridades policiales requeridas
deben, por tanto, cumplimentarla de conformidad con lo preceptuado en el citado
artículo 39 del Convenio.
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Es destacable que los Estados del territorio donde se realiza la actuación conjunta podrán
encargar a los agentes de otros países el desempeño de facultades soberanas, no
obstante sólo podrán ejercerse bajo la dirección y como norma en presencia de agentes
del Estado del territorio, y en todo caso los agentes actuantes estarán sujetos al derecho
del Estado del territorio y vinculados a las instrucciones recibidas por las autoridades de
éste.
Por otro lado también resulta relevante la habilitación que el Tratado de Prüm otorga a
los agentes que participan en estas intervenciones para que puedan utilizar su
armamento fuera de los casos de legítima defensa y el auxilio necesario. Así, el artículo 28
establece que los agentes del Estado que se encuentren en otro país en el marco de una
intervención conjunta podrán llevar consigo las armas de servicio, municiones y equipos
permitidos por el derecho interno del Estado de su origen, y que no sean prohibidas por
el Estado del territorio donde actúan.
El Anexo 2 del Tratado de Prüm determina las armas, municiones y equipos autorizados
para cada Estado que se podrán utilizar en el marco de las intervenciones conjuntas. Para
el Reino de España se permiten las armas de fuego autorizadas y las armas de defensa
autorizadas en función de la dotación reglamentaria de la unidad a la que pertenezca el
servicio policial participante en la intervención conjunta, tales como defensa, sprays,
gases lacrimógenos y otras autorizadas.
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podrán imponer condiciones obligatorias que necesariamente deberán seguir los agentes
policiales.
El segundo de los supuestos está referido a la existencia de circunstancias de urgencia que
no permitan solicitar la autorización previa del otro Estado, en cuyo caso los agentes
encargados de la vigilancia estarán autorizados a proseguir más allá de la frontera
observando determinadas condiciones. Entre ellas, los agentes deberán someterse al
derecho del otro Estado en cuyo territorio estén desarrollando la vigilancia, podrán llevar sus
armas de servicio salvo que el Estado del territorio decida expresamente lo contrario, no
podrán interrogar ni detener a la persona vigilada y tendrán prohibida la entrada en los
domicilios y lugares donde el público no tenga acceso.
Tanto la continuación de la vigilancia en otro país, como la persecución transfronteriza de
personas halladas en flagrante delito sólo pueden aplicarse en determinados supuestos
delictivos y en lo que respecta a España, cuando los agentes policiales o de aduanas se
introduzcan en Francia no podrán proceder a interrogar a las personas y la persecución sólo
está permitida en un radio de diez kilómetros. En lo que respecta a Portugal, la persecución
puede extenderse hasta cincuenta kilómetros de la frontera o tener una duración de dos
horas. En ambos casos, los servicios con los que habrán de ponerse en contacto al cruzar la
frontera son las comisarias policiales más próximas.
El Tratado de Prüm vino a complementar y a ampliar dichas medidas disponiendo en su
artículo 25 la habilitación para que en caso de urgente necesidad, los agentes de los Estados
partícipes puedan cruzar la frontera común con otro de los Estados y, una vez dentro de
dicho territorio, adoptar en la zona próxima a la frontera las medidas provisionales
necesarias para evitar un peligro inminente para la vida o la integridad física de las personas.
En este sentido se considera que existe una urgente necesidad cuando el peligro pueda
materializarse si se espera a que intervengan los agentes del Estado del territorio como
puede suceder ante un ataque terrorista.
Como establece el número 3 de este artículo 25, en estos casos los agentes que intervengan
también deberán informar inmediatamente al Estado del territorio en el que hayan realizado
la intervención debiendo éste confirmar la recepción de la información y adoptar
inmediatamente las medidas necesarias para evitar el peligro y hacerse caso de la situación.
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