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Publicado en El Sembrador, 2006

EL FENOMENO “CHINA”
Hugo Cardona Castillo
(Exclusivo para El Sembrador)

Lejanos están los días en que, a lo largo y ancho del mundo occidental, se escuchaban los

más perversos anatemas condenando las “absolutamente equivocadas” políticas sociales y

económicas de China.

Hoy, se habla del gigante Chino, del Milagro Chino, se le coquetea y se le adula; por

supuesto, quienes más le coquetean y quienes más le adulan, son precisamente los que no hace

mucho tiempo eran sus más acérrimos críticos, y, quienes la ponían al mundo como un

contundente ejemplo de lo que no debía hacerse en materia política, económica y social.

Hoy, se elogian los logros y se vaticina su hegemonía mundial en muy breve tiempo. Pero,

¿por qué será que muy poco se dice de las bases que ese pueblo ha ido construyendo a lo largo

de largos años? Recientemente, se ha dado a conocer al mundo la política económica y social

China para los siguientes años. En ella, se reiteran sus preocupaciones sociales de siempre y se

plantea un esfuerzo por el aseguramiento de la no-exclusión y la mejora continua de las

condiciones de vida de sus habitantes.

¿Cuales son algunas de las lecciones que deberían aprender los países subdesarrollados

de occidente, Guatemala uno de sus más dramáticos representantes? Una de ellas, es el

reconocimiento reciente por el Banco Mundial, de una concepción y realidad que no es nueva para

muchos economistas connotados contemporáneos: la falacia de que el derrame del crecimiento

económico salpica a los más pobres y que por lo tanto, mientras haya crecimiento se reduce la

pobreza. Esta falacia ha sido frecuentemente planteada por nosotros, incluso al interior de

organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo - por citar algunos

ejemplos- utilizando simplemente los datos de estadísticas económicas guatemaltecas, donde se

puede apreciar de manera contundente que a pesar de que el crecimiento del PIB ha tenido un

comportamiento claramente creciente en los últimos años, de igual manera se ha tenido una

tendencia creciente en los niveles de pobreza y de extrema pobreza en nuestro país, donde

literalmente, la gente se está muriendo de hambre. En una reciente entrevista a El Periódico,


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Vernick Gudiel, Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, en forma

contundente indicó: “el ´derrame´ no es suficiente, no funciona bien porque la pobreza dificulta el

crecimiento”.

La segunda lección a aprender, por su puesto entre muchas otras, es muy evidente, y tiene

que ver con las siguientes grandes interrogantes: ¿Por qué si Guatemala ha sido tan eficiente en

aplicar las recomendaciones de los expertos internacionales de organismos “de desarrollo”, sus

resultados son tan magros en ese sentido? ¿Se debe creer a aquellas instituciones que luego de

hacer todos los experimentos posibles en materia de política económica, nos vienen a decir que

lamentablemente han estado equivocados? ¿Qué tan eficientes son esas entidades en la

administración de sus propios recursos como para estar en la posición de decir a nuestros países

qué hacer?

En relación con esta segunda lección, bien vale la pena recordar que el Fondo Monetario

Internacional (FMI), ha salido recientemente en forma desesperada en la búsqueda de connotados

economistas, fuera del Fondo Monetario Internacional por supuesto, en la esperanza de que le

puedan ayudar a salir de una agobiante crisis financiera, ya que sus propios economistas se han

considerado como un fracaso en ese sentido. John Lipsky, quien se cree formará parte del

´comité´ de economistas invitados a “salvar” al FMI, indicó recientemente que se está “en un nivel

históricamente bajo en las finanzas del Fondo Monetario Internacional, que no conocíamos desde

principios de la década de los 80”. Pero, ¿no es acaso el Fondo Monetario Internacional, una de

las instituciones que ha formulado las recetas para que los países subdesarrollados, incluyendo

por supuesto a nuestra Guatemala, salgan de sus problemas económicos?.

Evidentemente, no debemos pretender descubrir el agua azucarada en materia de

desarrollo, pero lo que si es indudable es que los responsables de definir las políticas

correspondientes, deben recordar, con qué frecuencia organismos financieros internacionales han

impuesto su propia agenda en esas políticas; luego, diez años más tarde vienen a decirnos cuan

equivocados nosotros hemos estado con las acciones tomadas y que por lo tanto debemos corregir

el rumbo siguiendo una nueva receta, que diez años más tarde ellos mismos nos dirán que está

muy equivocada y que debemos cambiarla nuevamente. Eso debe cambiar. Y para ello se
Publicado en El Sembrador, 2006

necesita una masa crítica local con visión global, con sólida formación, pero también con el

carácter y la valentía necesaria para poder decirles a los magos de siempre, que sus trucos de

magia repetitiva, no siempre funcionan.

Una posición ecléctica se hace necesaria, y eso necesariamente demanda la capacidad

para ver hacia otras direcciones, incluso aquellas que han sido anatematizadas como China, India

y otras...

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