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Génesis Del Poder - Michael A. Galascio Sánchez
Génesis Del Poder - Michael A. Galascio Sánchez
Opinión
Hoy día, no deja de asombrarme el deseo insaciable del hombre por dominar las
enormes masas humanas, en contraste con la ingenuidad del populacho. Se han
preguntado, ¿porque se hacen encuestas de opinión? Hay quien piensa que es para
conocer las preferencias de los ciudadanos. No obstante, se trata de saber si el programa
de manipulación está funcionando. De eso pueden dar buena cuenta los científicos de
Tavistock en Londres o en Stanford en EE.UU., ambos centro especializados en el
estudio y manipulación del comportamiento humano.
Era una época difícil, las armas eran rudimentarias y por tanto, era fundamental idear
una tecnología que les diera dominio sobre el resto de la población. Es en ese momento,
cuando se inventan los dioses. ¿Por qué? Se preguntarán algunos. Tal vez, porque se
trata de entes sin forma, invisibles, que no ocupaban un lugar específico, omniscientes,
omnipotentes que podían infundir terror en los hombres fuertes y sino, en sus mujeres e
hijos quienes les persuadirían de respetar los caprichos o deseos, en ocasiones
incomprensibles de los todopoderosos.
¿Alguna vez se han preguntado, por qué estos dioses eran implacables, iracundos e
incomprensibles? Mientras que en otras ocasiones, eran protectores y propiciadores de
triunfos. ¿Será porque era una invención humana?
Muchas barbaridades se han cometido en nombre de los dioses. Se han declarado
guerras santas, se ha incitado a las masas a vengarse de la forma más cruel, se ha
invitado al suicidio colectivo y otras acciones, que de forma individual o de otra
manera, no serían asumidas por la mayoría. No obstante, el poder de los “dioses” es
invencible. Señalaba, Lord Acton que “con un poder absoluto hasta a un burro le resulta
fácil gobernar”. Ciertamente, quienes representaban a los dioses tenían ese poder.
En éste punto, hace falta buscar a los “elegidos”. Aquí, es conveniente realizar la
reflexión del político y escritor irlandés, Jonathan Swift, “el poder arbitrario constituye
una tentación natural para un príncipe, como el vino o las mujeres para un hombre
joven, o el soborno para un juez, o la avaricia para el viejo, o la vanidad para la mujer”.
En éste sentido, “el candidato” debe ser alguien que se pueda manipular, en otras
palabras, “digno de confianza”. Así que, debe tener unas características especiales.
Debe ser solitario, austero, humilde, justo, mostrar obediencia ante “las normas
divinas”. Aunque realmente, no importa mucho, porque “los dioses están en todas
partes”, “saben lo que hacemos en todo momento”.
Una vez finalizado el proceso de crear a estas entidades, donde no hay cabida para que
las leyes naturales sigan su propio curso, el ser humano se convierte en una criatura
cegada por la locura absolutista, pues mientras más inteligente, más sediento por dirigir
la actividad de sus iguales para lograr los fines que ha urdido, interesando a todos en el
proyecto mediante la “creación de realidades” que les transmite constantemente. ¡Esa es
la magia moderna!
De aquí, sale el “mensaje salvador”, las leyendas, se capta a los peregrinos, los
fanáticos, los mártires, se crean escuelas, teologías, dogmas. Es la verdadera fuerza de
quienes controlan las masas. Es el poder esclavizador de la mente. Es el momento en
que la lógica se pierde en un proceso mental fantasioso. Se convierte en uno de los
grandes problemas de la humanidad.