UNA ASAMBLEA
DE BESTIAS
Bela Lugosi esta muerto, y yo también. Pero los restos de Bela estan pudriéndose
en un atatid de pino en alguna parte, mientras que yo puedo sentarme aqui en el
balcon, disfrutar de mi bebida y contemplarte. Lo siento si suena presuntuoso,
pero creo que yo salgo ganando. \
Adivino al mirarte que no comprendes. Por supuesto que no... son tiempos
cinicos y racionales, y no vas a creerte que sea un muerto sélo porque yo lo diga.
Hace un siglo hubiese sido otra cosa (bueno, fue bastante distinto la tiltima vez
que tuve esta pequena charla con alguien) pero estamos en una época de hechos.
Yel hecho es que los caddveres no se mueven, no caminan, no hablan. Y lo siento
mucho, querida, pero tengo una sorpresa para ti: este cadaver si lo hace.
Asi que siéntate. Por favor, insisto en que te pongas comoda. Sirvete algo de
beber, preferiblemente de la botella de la izquierda... la de la derecha es un
gusto adquirido. Va a ser una noche muy larga, y creo que necesitards un buen
trago 0 dos. Después de todo, en las préximas horas voy a explicarte con todo
lujo de detalles por qué todo lo que crees saber sobre la vida y la muerte esta
equivocado. En otras palabras, no sabes una bendita cosa de cémo funciona el
mundo, y voy a abrirte los ojos.
Pero me temo, querida, que no va a gustarte lo que verds.
Vavero: La Nascaton
al* Qué soy
Antes de que sigamos adelante, permite-
me decirte que tienes una oportunidad
sin precedentes. Mi especie no habla de
si misma con la tuya... abora no, y por lo
general nunca. Hemos pasado cinco si-
los tejiendo un telén que llamamos la
Mascarada para ocultaros el verdadero
espectdculo, pero a fin de cuentas es bas-
tante sencillo: los vampiros no queremos
que los mortales sepdis de nuestra exis-
tencia. Es por el mismo motivo por el que
el lobo no quiere que las ovejas sepan que
estd cerca. Facilita mucho nuestro tra-
bajo. Y asi, por ejemplo, aunque tenemos
los colmillos afilados con los que nos han
marcado las noveluchas ¥ las peliculas,
los mortales no los veis si no los mostra-
mos. Como ahora.
Te bas puesto palida, querida. Deja
que yo me ponga pdlido por los dos. Debo
admitir que estoy decepcionado por tu
-. sorpresa. Té6mate un momento para
tranquilizarte, si puedes. Para ser sin-
cero, me temo que es la menor de las
sorpresas que te esperan esta noche. Por
favor, no pierdas el tiempo intentando
* dar con una explicacion racional y
cientifica, porque no hay ninguna. Soy
lo que soy. Lo que muchos, muchos so-
mos... demasiados, para algunos.
Condenaci6n, :de verdad eres tan
tonta? Vuelve a sentarte. He dicho que
Provogo: Una Asawacta ne Besnas
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