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SONETO CVIII

Como el triste que a muerte est juzgado, y de esto es sabidor de cierta ciencia, y la traga y la toma en paciencia, ponindose al morir determinado. Tras esto dcenle que es perdonado, y estando as se halla en su presencia el fuerte secutor de la sentencia con nimo y cuchillo aparejado: as yo, condenado a mi tormento, de tenelle tragado no me duelo, pero, despus, si el falso pensamiento me da seguridad de algn consuelo, volviendo el mal, mi triste sentimiento queda envuelto en su sangre por el suelo.

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