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CSAR

Aqu, lo que dejaron los puales. Aqu esa pobre cosa, un hombre muerto que se llamaba Csar. Le han abierto crteres en la carne de los metales. Aqu la atroz, aqu la detenida mquina usada ayer para la gloria, para escribir y ejecutar la historia y para el goce pleno de la vida. Aqu tambin el otro, aquel prudente emperador que declin laureles, que comand batallas y bajeles y que rigi el oriente y el poniente. Aqu tambin el otro, el venidero cuya gran sombra ser el orbe entero.

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