La epopeya homérica Homero está considerado un autor de la etapa arcaica de la literatura griega. En sus obras, los personajes son: aristocráticos, príncipes y reyes; los dioses que intervienen en la obra tienen las mismas pasiones que los hombres. Tiene una narración respetuosa y objetiva, pues se basa en un lenguaje elevado y adecuado a los personajes; destacan las descripciones minuciosas y el retrato impresionista de los personajes que, casi siempre, son descritos con uno o dos breves epítetos. La Ilíada. Basada en la leyenda de Paris, hijo de Príamo, que rapta a Helena (esposa de Menelao) y comienza una guerra entre troyanos y griegos. La acción de esta obra comienza cuando los griegos ya han sitiado (acorralado) Troya, esto demuestra que el pueblo griego conocía la leyenda con anterioridad. En esta obra, Homero, pretende reflejar las dos pasiones de Aquiles: en primer lugar, su ira contra Agamenón por arrebatarle a su amada esclava Briseida; en segundo lugar, la ira contra Héctor por haber dado muerte a su amigo (amante) Patroclo. Se trata de la recreación de un héroe, como todos los poemas épicos, empapado en la legendaria tradición de la guerra entre griegos y troyanos. Los dioses, convertidos en hombres, se dejan arrastrar por las mismas pasiones. La Odisea. Narra las aventuras de Ulises (Odiseo) en su viaje desde Troya hasta la isla de Ítaca, de la que era rey. Su esposa Penélope, había mandado a su hijo (Telémaco) en su búsqueda. Cuando Ulises vuelve a Ítaca, tras muchísimos años, encuentra a su hijo y lo convence para que sea cómplice de su plan: se hace pasar por un pretendiente más para unirse con Penélope, la cual organiza un concurso de tiro con arco, para que el pretendiente más “diestro” se quedase con ella. Ulises gana el concurso y mata a todos los pretendientes, diciendo anteriormente quién era él y qué es lo que le correspondía: el reinado de su isla. Con esta obra, Homero consigue una fusión entre lo humano y lo divino. Esquilo. Aunque se basó en temas históricos recientes (Los persas), casi todas las obras se inspiran en los mitos (Los siete contra Tebas, Las suplicantes, Orestíada y Prometeo encadenado). Tuvo predilección por las trilogías. Sófocles. Amplía el campo temático de Esquilo y sus obras recrean personajes de la guerra de Troya (Áyax, Las traquinias, Filoctetes), aunque quizá lo fundamental es que nos dejó obras imperecederas como la serie de Edipo: Edipo rey, Edipo en colono y Electra. Eurípides. Basándose en los episodios finales de los argonautas (marineros que navegan en la embarcación llamada ‘Argos’), escribe su obra más importante: Medea. . La comedia Tiene el mismo origen dionisiaco que la tragedia, concretamente las mascaradas o paseos burlescos que celebraban la vendimia (recolección de las uvas del vino) de forma licenciosa y popular. Aristófanes (445-387 a. C.). El teatro de Aristófanes se basa en la realidad de la vida de la Atenas de finales del siglo V y principios del IV a. C. Escribe su primera obra (Los acarnienses) antes de cumplir 20 años, y la última, Pluto, se representó un año antes de su muerte (388 a. C.). Los temas en sus comedias eran totalmente nuevos: la vida cotidiana se convierte en espectáculo debido a que produce hilaridad entre el público, aparecen críticas sobre los personajes atenienses. En la obra Las nubes, se critica al maestro Sócrates (incluso llegan a compararlo con los sofistas). Como vemos, Aristófanes no recurre al mito, sino que parodia y desmitifica con sus comedias. Esto invita constantemente a la risa. La fábula: Esopo Dentro de la prosa habría que hacer mención del fabulista griego Esopo, cuyas historias de animales, de hombres y animales o de hombres solos han alimentado la literatura narrativo-didáctica del mundo occidental y oriental, puesto que Esopo escribió sus fábulas antes de la aparición de las sánscritas. Tiene obras destacadas como por ejemplo: Afrodita y la gata; Zeus, los animales y los hombres; El camello que estercoló en el río, etc. Todas las fábulas contienen al final una breve conclusión (llamada moraleja) que hace una recapitulación de lo que aprendemos de esa fábula.