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FILIAL CHINCHA
FACULTAD : INGENIERÍAS
Homero fue un poeta de la Antigua Grecia que nació y vivió en el siglo VIII a.C.
(Siglo VIII a.C.) Poeta griego al que se atribuye la autoría de la Ilíada y
la Odisea, los dos grandes poemas épicos de la antigua Grecia. En palabras
de Hegel, Homero es «el elemento en el que vive el mundo griego como el
hombre vive en el aire». Admirado, imitado y citado por todos los poetas,
filósofos y artistas griegos que le siguieron, es el poeta por antonomasia de la
literatura clásica, a pesar de lo cual la biografía de Homero aparece rodeada
del más profundo misterio, hasta el punto de que su propia existencia histórica
ha sido puesta en tela de juicio.
Pese a que son diversas las versiones sobre la vida del poeta que han llegado
hasta nuestros días, su contenido, incluida la famosa ceguera del poeta, es
mítico y propio de las novelas. La más remota como inverosímil, adjudicada
falsamente a Heródoto, data del siglo V a.C, en ella, Homero es presentado
como el hijo de una huérfana seducida, de nombre Creteidas, que lo dio a luz
en Esmirna en la desembocadura del río Meles y que le puso por nombre
Melesígenes. Se dice que pronto destacó por sus cualidades artísticas, y que
comenzó una vida libre y poco convencional. Se cuenta que una enfermedad lo
dejó ciego, y desde entonces pasó a llamarse Homero.
Sobre la muerte de Homero también hay mucho misterio. De acuerdo con
documentos históricos del siglo V a.C., él habría muerto en la isla de Íos.
Investigadores modernos afirman que no hay ningún dato seguro de las fuentes
de antigüedad que hablan sobre Homero. De acuerdo con los historiadores
modernos, en caso que haya existido, es probable que haya nacido y vivido en
la zona colonial griega del Asia Menor. Esta conclusión se extrae a partir de las
características lingüísticas de sus obras y las tradiciones abordadas que son
típicas de la región jónica.
OBRAS
La Ilíada (siglo VIII a. C)
La Odisea (siglo VIII a.C.)
Batracomiomaquia
Himnos Homéricos
otras obras del Ciclo Épico
Margites
La obra de Homero
LA ILÍADA
LA ODISEA
Dentro de este apartado, en los cantos IX-XII Ulises relata a los feacios, en el
transcurso de una cena, todas sus aventuras desde que partió de Troya hasta
llegar a la Isla de Ogigia. Estos cantos constituyen por lo tanto una analepsis, o
en terminología moderna tomada del cine, un flashback. Por ello se dice que la
ordenación temporal de la obra es del tipo in media res, es decir, empieza por
el medio, relata luego los antecedentes (creando así un efecto de retardación) y
continúa hasta el final.
Durante mucho tiempo se pensó que ello era una falta del poema, y por esta
razón se consideraban superiores poemas épicos como la Eneida de Virgilio.
Sin embargo, el uso de fórmulas épicas es característico de la poesía épica
oral de todas las épocas y países: facilita la memorización al recitador y sirve
como recurso para rellenar el verso manteniendo su métrica (las fórmulas
siempre cumplen los requisitos rítmicos del hexámetro) o cubrir olvidos. Las
comparaciones son también abundantes y a menudo extensas. Por otra parte,
las diferencias entre la Ilíada y la Odisea en materia de lengua y estilo son
notables. En la Odisea, por ejemplo, se observa una mayor sensibilidad hacia
el paisaje, que se materializa en frecuentes descripciones.
LA CUESTIÓN HOMÉRICA
EL FONDO HISTÓRICO
Durante mucho tiempo se creyó que las historias de la Guerra de Troya no eran
más que mitos y leyendas creadas o transmitidas por Homero. Pero en el siglo
XIX, el joven alemán Heinrich Schliemann se sintió tan fascinado por la lectura
de la Ilíada y la Odisea que, convencido de que tenían una base real, se
propuso descubrir la antigua Troya.
Se dedicó a los negocios y trabajó duramente para conseguir el dinero para las
excavaciones, al tiempo que estudiaba arqueología y lenguas antiguas para
adquirir los conocimientos necesarios. Finalmente, con cuarenta y ocho años y
dueño de una fortuna, Schliemann se estableció en una aldea de Turquía cerca
de la cual supuso que debían hallarse los restos de la ciudad. Inició las
excavaciones en la colina de Hissarlik y poco después descubrió no una, sino
seis ciudades superpuestas. Hubo que rendirse a la evidencia: un arqueólogo
aficionado había descubierto Troya.
Entre los muchos tesoros que encontró, el más famoso es una máscara de oro,
a la que Schliemann llamó la Máscara de Agamenón (sin ningún fundamento,
obviamente). No contento con ello, viajó por la Grecia continental y descubrió
nada menos que la antigua Micenas. La muerte le sobrevino antes de poder
establecer cuál de los distintos niveles encontrados en Troya correspondía a la
ciudad del relato homérico. Algunos de sus colaboradores propusieron que la
Troya homérica coincidía con los niveles VI o VIIa. Este último ofrecía
evidencias de haber sido destruido por un incendio en una fecha próxima al
año 1250 a.C.
LA MÁSCARA DE AGAMENÓN
Es casi seguro que, hacia el año 1200 antes de Cristo, las ansias
expansionistas de la civilización micénica toparon con Troya. Troya, por su
poder y su situación estratégica, controlaba las ricas rutas comerciales entre el
Mediterráneo y Mar Negro. Al dominar los estrechos que unían ambos mares,
los troyanos podían comerciar libremente e imponer elevados peajes a los
barcos extranjeros, lo cual aseguraba su prosperidad. Los intereses
comerciales provocarían, por lo tanto, numerosos enfrentamientos entre
Micenas y Troya.