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YO VOY A PREPARARME

PERMANENTEMENTE PARTE 1

Pr. Jorge Segovia


Comportamiento versus relaciones interpersonales

• Existen dos criterios de


preparación:
1. Es que observes tu propio
comportamiento
• Acaso te preguntas:
• ¿Cómo debo pautar mi vida para
estar preparado?
• ¿Cuán perfecto debo ser?
• ¿Habré alcanzado la perfección?
La preparación para los
eventos finales, basados en la
conducta, hará que tu atención
esté, inevitablemente,
concentrada en ti mismo y en
tu desempeño. Y cuando te
concentras en ti mismo no ves
la manera por medio de la cual
te podrías salvar
El camino a Cristo, p. 77

“Cuando el hombre dedica muchos pensamientos a sí mismo, se aleja de Cristo:


manantial de fortaleza y vida. Por esto Satanás se esfuerza constantemente por
mantener la atención apartada del Salvador e impedir así la unión y comunión
del alma con Cristo”
¿Qué es lo que usa Satanás para distraer la atención
del cristiano?
“Los placeres del mundo, los cuidados de la vida y sus perplejidades y tristezas,
las faltas de otros o vuestras propias faltas e imperfecciones: hacia alguna de
estas cosas, o hacia todas ellas, procura desviar la mente. No seáis engañados
por sus maquinaciones” (Ibíd.).
2. El otro criterio para saber si estás preparado
para los eventos finales es: la interrelación con Jesús.
La pregunta decisiva es: ¿Conoces tú a Jesús? ¿Estás
invirtiendo tiempo de cada día para conocerlo?

Es solamente a través de la
comunión diaria que podrás
conocerlo y, conociéndolo,
estarás preparado para
encontrarlo en su venida.
La preparación no está basada sobre tu conducta o tus actos. La preparación está
basada en:

Quién conoces tú.


El mayor peligro en nuestros días.

Quien busque una preparación por Tú piensas que debes luchar para ser
el criterio comportamental no bueno y que cuando haces todo lo que
tiene una comprensión correcta de
fuere posible, Cristo vendrá en tu auxilio y
lo que es la salvación.
te ayudará a hacer el resto. Confías en una
salvación ejecutada parcialmente por las
obras y parcialmente por el poder de
Jesús.
Y es contra este gran peligro que el triple mensaje angélico
y el cuarto ángel de Apocalipsis 18 advierten a las personas.

Hay peligro en no comprender el


mensaje de la justificación por la
fe, el cual resonará desde una
parte de la Tierra hasta la otra, a
fin de preparar el camino para el
regreso de Jesús. Si no encuentras
tiempo, diariamente, para buscar
a Jesús y procurar tu salvación,
entonces no has comprendido la
justificación por la fe, y estás
intentando salvarte a ti mismo.
¿O acaso las obras no forman parte de la salvación?
Dos tipos de obras

• Obras de la ley (Rom. 3:20, 28 ) Obras de la fe (1 Tes. 1:3).

Son las obras de la obediencia a Son el resultado de la


la ley, usadas como medio de salvación en Cristo
salvación.
La salvación está basada en la interrelación
con Dios, y no en nuestra conducta.

La Biblia dice:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por
obras, para que nadie se gloríe” (Efe. 2:8, 9).
“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano
será justificado delante de él; porque por medio de
la ley es el conocimiento del pecado” (Rom. 3:20).
Esfuerzo humano y poder divino

Después de la justificación, la relación entre el poder de Dios y el


esfuerzo humano en la santificación está claramente demostrada en
Juan 15:1 al 5. La clave está en las palabras de Jesús en el versículo
4: “[...] Permaneced en mí, y yo en vosotros”.
Esta expresión nos sugiere:
• (1) una interrelación personal
• (2) una decisión por parte del creyente
• (3) la dirección de su esfuerzo y decisión.
Todo su esfuerzo debe estar orientado en la dirección de buscar la comunión
con Dios.
Esfuerzo humano y poder divino

¿Existe un lugar para el esfuerzo humano en la salvación y en


la preparación? SI

¿Cuál es la parte que le corresponde al ¿Y cuál es la parte de Dios?


hombre?
Es proveerte todo el poder que
Es la de buscar el poder de Dios a través necesitas para salvarte
de la comunión. “Y rindiéndoos así
constantemente a Dios seréis fortalecidos
para vivir una vida nueva, es a saber, la
vida de la fe” (Ibíd., p. 48)
Reflexiona

“El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina


toda la Tierra con su gloria, no acontecerá hasta que
tengamos un pueblo iluminado, que conozca por
experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios.
Cuando nos hayamos consagrado plenamente y de todo
corazón al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá por un
derramamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no
ocurrirá mientras que la mayor parte de la iglesia no
colabore con Dios” (Servicio cristiano, p. 193).

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