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¿DÓNDE Y CUÁNDO

CELEBRAR EL CULTO?
Orlando David Robles Báez
EL ÁMBITO ESPACIAL
• En la conversación de Jesús con la Samaritana en Juan 4, se ve la preocupación y el
enfrentamiento histórico entre judíos y samaritanos cuando la mujer le plantea a Jesús el
dilema sobre el lugar correcto de adoración, si Gerizim o Jerusalén. 21(respuesta)
• El lugar no es lo importante, y a lo largo de todo el Nuevo Testamento vemos que los
cristianos se reunían tanto por las casas como en las sinagogas, o bien al aire libre.
• La Ley judía establecía un mínimo de 10 personas para
el culto en la sinagoga, pero nuestro Señor lo redujo a
dos o tres «Porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Lc.
18:20).
• Cualquier lugar es santificado no por el lugar físico en
sí, sino por la presencia de Cristo convocada y
manifestada en medio de los que le buscan en espíritu y
en verdad.
• Desde luego un local habilitado ex profeso como templo
ayuda e invita a la adoración y se asume que toda
congregación disponga de uno propio.
EL ÁMBITO TEMPORAL
• Los primeros cristianos no abandonaron el culto del sábado (Sabbath) para sustituirlo por el
culto cristiano en los hogares los domingos (Lc. 24:51-53; Hch. 3:1). Primeramente acudían
los sábados al Templo para escuchar la lectura de la Ley, participar de los sacrificios y de las
oraciones litúrgicas, y después, el domingo el día de resurrección, celebraban a Cristo en los
hogares perseverando en la doctrina, la comunión, el partimiento del pan y las oraciones,
como nos menciona Hechos 2:42. En realidad celebraban lo que el sábado prometía o
esperaba: la llegada del Mesías salvador.
• Pablo pide a los corintios que la colecta para la obra del Señor se haga el primer día de la
semana. En realidad el domingo viene a simbolizar la nueva economía, completando y
superando todo el sistema legalista sabático.
• En otros términos, el día del culto cristiano
tampoco será el sábado, sino otro día. El sábado
es realizado y rebasado. Si esto es así, mantener
el sábado judío sería caer en la antigua alianza,
como si Cristo no hubiese venido
• Con Jesús comienza el séptimo día, Él resucitó
en domingo, por tanto es lícito celebrar en ese
día el culto a Dios, un culto de esperanza pues la
promesa de resurrección se ha cumplido.
• En realidad, lo esencial es consagrar un día al
Señor, si bien el domingo tiene el atractivo de
ser el día normativo de descanso semanal, el día
en el que el Señor resucitó y el día «oficial» de
culto general en las iglesias cristianas.
EL AÑO LITÚRGICO O
ECLESIÁSTICO
• El año o calendario litúrgico no es sino un
desarrollo calendarizado a lo largo del año
de los acontecimientos más importantes de
la vida de Jesús, o dicho de otra manera, es
la celebración de los hechos histórico
salvíficos cumplidos en la persona de Jesús
de Nazaret.
• Es difícil encontrar el momento histórico de
la normalización del calendario litúrgico,
pero es muy probable que se formara a partir
de la fiesta de la Pascua dentro de los
primeros siglos del cristianismo apostólico.
• Es a partir de estos dos grandes ciclos, Pascua y Navidad, que se ha ido completando
el año litúrgico, o más bien adulterando con más o menos cambios y polémicas a lo
largo de la historia, sobre todo con la inclusión de festividades a la virgen y a los
santos. Sin embargo, la reforma aligeró de peso el abultado calendario litúrgico y lo
redujo a las festividades de contenido netamente cristológico.
• Hay quienes pretendiendo romper con todo
vestigio de ritualismo o tradicionalismo
litúrgico en la historia, no celebran ni la
Navidad ni la Semana Santa, argumentando
que de hacerlo sería comulgar con el sentido
pervertido y secular en el que han degenerado
estas fiestas, o en el que en principio fueron
creadas. Pero volvemos a lo dicho, es preferible
celebrarlas recogiendo y reivindicando su
auténtico sentido cristiano, y así dar una
réplica válida a la paganización cultural de
esos eventos, que no celebrarlos, dejando sólo
la opción pagana como dueña y señora.

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