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Objeción de conciencia

Dr. Eduardo Elías Gutiérrez López


Filosofía del Derecho.
Aproximación conceptual

 La objeción de conciencia ha sido abordada multidisciplinariamente, y se han producido


aproximaciones conceptuales, sin embargo, en términos jurídicos amplios, se podría
establecer que es una “…negativa a cumplir un mandato de la autoridad o una norma
jurídica, invocando la existencia, en el fuero de la conciencia, de un imperativo que
prohíbe dicho cumplimiento”.
Dos acotaciones importantes

 Libre albedrío
 Capacidad de discernimiento (derecho a disentir)
Cronología de la objeción de conciencia

 Los primeros indicios de la objeción de conciencia en el ámbito occidental surgen durante la


Reforma Religiosa comandada por Lutero en Roma, y por ende, de fundamentos
inminentemente cristianos, dado que la concepción de conciencia individual que se tenía en
el contexto de esos tiempos, se relacionaba de manera obligatoria con la religión. Esto a raíz
de que el propio Lutero clavara en las puertas del Palacio de Wittenberg su Disputatio pro
declaratione virtutis indulgentiarum en 1517.
 Este manifiesto, llamado también las 95 tesis, proclamaba las principales atrocidades,
opulencias y actos infundados que el clero de aquella época realizaba. Máxime que durante
esa época las relaciones entre la Iglesia y el Estado eran muy íntimas, lo que propiciaba que
la Iglesia fungiera como un argumento de autoridad para que los individuos decidieran
cumplir a cabalidad con la ley, pese a reconocer que atentaban contra su conciencia, esto con
la intención de proteger los intereses enormes de estos dos grandes poderes de la sociedad.
 Un ejemplo de estos actos, que criticó severamente Lutero, era el pago de indulgencias,
que la Iglesia en acuerdo con el Estado vendía a los feligreses con el objetivo de que a
través de ellas, ya no condenarían su alma a penar en el purgatorio, sino que tendrían
garantizada su llegada al cielo. En consecuencia, Lutero invitó a los creyentes a reconocer
que solo las Escrituras debían ser el fundamento aplicable a su vida, y no así las
interpretaciones subjetivas realizadas por el papado, o las condiciones arbitrarias impuestas
por el Estado, por ende, los invito a objetar conforme a su conciencia los postulados de
aquellos tiempos.
El caso de Grecia

 La posición de objetar a los tribunales y a las normas que conforman un sistema jurídico
fue tomando fuerza con el tiempo, al grado de que como caso particular se encuentra el de
Grecia, dónde cientos de personas desertaron del ejército y apelaron a su libertad de
pensamiento y de credo, para objetar el hecho de que la Constitución de ese país a partir de
1911 elevará el servicio militar a un acto obligatorio.
 Fue un fenómeno interesante que transformó la manera de pensar de miles de griegos,
muchos de los cuáles fueron puestos en prisión al incumplir con un mandato
constitucional, lo cual influyó en una comunidad internacional identificada con esta figura,
que produjo que al menos se empezará a charlar en el parlamento griego, la posibilidad de
crear un servicio militar sin armas pero con mayor duración, o bien; el pleno
reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia e introducir un servicio civil
alternativo.
El caso de los Testigos de Jehová en España

 En tiempos contemporáneos aún resulta complicado encontrar países que cuenten dentro de sus cuerpos
normativos con la figura de la objeción de conciencia. En España por ejemplo, aun se sigue luchando a
través de un movimiento denominado “Movimiento de Objeción de Conciencia de Sevilla”, quien ha
luchado porque se reconozca en el Congreso a esta figura. Los primeros indicios de objetores de
conciencia en dicho Estado se presentaron en 1958 cuando por motivos religiosos, los testigos de Jehová
invocaron a su conciencia, y fueron condenados por el delito de desobediencia.
 Cuando hablamos sobre los ordenamientos jurídicos que hacen alusión o referencia a la objeción de
conciencia debemos partir de la Convención Europea de Derechos Humanos aprobada en Roma en 1950,
en donde si bien es cierto no recae un reconocimiento textual de tal figura como un derecho humano
consolidado, si le otorga un reconocimiento relativo, al dar pauta para que los países que lo crean
conveniente lo adhieran a sus sistemas normativos, por ejemplo, en su artículo cuarto dispone que no
debe considerarse trabajo forzoso el servicio de carácter militar, o en el caso de objetores de conciencia
para el caso de los países que reconozcan a esa figura como legítima el servicio sustitutivo para ellos. A
su vez el artículo del mismo ordenamiento consagra la libertad de conciencia, de pensamiento y de
religión.
Elementos de la objeción de conciencia

 A) La existencia de una norma generadora de una obligación


 B) La negativa del sujeto obligado de cumplir con lo dispuesto por
dicha norma.
 C) Las razones que justifican la desobediencia del sujeto obligado
(religiosas, morales, éticas, políticas, etc.)
 Es por ello que quizá lo que debemos proyectar, no es la generación de un concepto firme,
sólido y uniforme de la objeción de conciencia, sino más bien, la identificación de sus
características principales, su naturaleza, y en tal sentido, su aplicabilidad a un caso
práctico.
 Sin dejar de pasar por alto, que como H. L. A. Hart en su momento atinadamente lo
postuló, el problema de conceptualizar o de realizar estudios buscando definiciones, es que
el lenguaje se encuentra dotado de una característica denominada “vaguedad”, es decir,
que se carezca de exactitud para explicar algo, sin que se adentre al mundo de las posibles
críticas o de otras interpretaciones que también presumen certeza, y que esto impide que
realmente el dedicar generosamente tiempo a la producción de conceptos, sea de mucha
utilidad para los fines que persigues de fondo.
Distinción entre la objeción de conciencia y la desobediencia
civil

 Durante algunos momentos históricos, la objeción de conciencia ha sido ligada como una
vertiente de la desobediencia civil, y quizá lo sea en algún sentido, de hecho en algún
momento se le llamó a la objeción de conciencia como desobediencia ética, pero las
características y los elementos necesarios en cada una de ellas las hacen opuestas en
muchos sentidos.
 Quizá de hecho podamos decir que la desobediencia civil es el antecedente inmediato de la
objeción de conciencia, además de que es menester precisar que la desobediencia civil
tampoco se refiere a un acto criminal, sino también a una posibilidad moral utilizable por
los ciudadanos de un Estado democrático, en aras de a través del uso de la libertad de
expresión como derecho humano, y matizado por la desobediencia civil como respaldo
moral, alcanzar igualdades o romper injusticias a todas luces públicas, permisibles por
leyes que no se adecuan a la realidades sociales.
 En tal virtud, Joseph Raz ha hecho una distinción clave para no confundir entre ambas
instituciones. La desobediencia, dice Raz, es un acto político, y que tiene la pretensión de
transformar las políticas públicas o legales, mientras que la objeción de conciencia es un
acto privado que busca proteger al individuo de la intervención del Estado, y que su
intención no es modificar el entorno o sistema prestablecido, sino el respeto a su
coherencia a valores personales, o creencias morales.
 Concatenado a lo anterior, otra distinción clave es que la objeción de conciencia suele estar
regulada en la actualidad por algunos ordenamientos jurídicos a nivel internacional, sobre
todo en aquellos países democráticos, a diferencia de la desobediencia civil que es un acto
desconocido por la norma jurídica, aunque necesaria desde una perspectiva humanística,
democrática y progresista en materia de derechos humanos.
 Por lo que concierne a los Estados Unidos de América, quienes basan la mayoría de sus
interpretaciones y sistema jurídico en las decisiones de los jueces mejor conocido como
“common law”, ellos detectan a la libertad de conciencia relacionada específicamente a la
libertad religiosa, la cual consagran en la primera enmienda de la Constitución
Norteamericana, y de la cual la Suprema Corte de dicho país ha interpretado dando lugar a
las excepciones religiosas, las cuales pueden eximir a un ciudadano del cumplimiento de
una obligación jurídica, al justificar que ello conllevaría a la creación de una carga de
conciencia en su persona.
La óptica de México en torno a la objeción de conciencia

 En lo que respecta a México si bien es cierto todavía no encontramos en los diversos


dispositivos legales una percepción explícita de reconocimiento sobre la objeción de
conciencia, si debemos aseverar que existen múltiples antecedentes respecto a esta figura,
mayormente en lo que respecta a la libertad religiosa, y a los derechos que de ésta emanan.
 Uno de los primeros asuntos que marcaron la pauta en este sentido, fue el de los menonitas
en 1922 asentados en Durango y Chihuahua, quienes rechazaban los programas de
vacunación, los cuáles se daban de manera obligatoria y gratuita. Ahora vemos que es más
común que los menonitas se acerquen a la instituciones de seguridad social, pero no porque
el Estado haya utilizado métodos coactivos contra de ellos, sino por una voluntad propia, y
por el alto índice de mortalidad sobre niños en el núcleo de los menonitas.
 Por lo tanto, con atino se puede afirmar que en México los principales asuntos que se han
ventilado y estudiado a la luz de la objeción de conciencia, son aquellos que se desprenden
del artículo 24 de la Constitución que protege la libertad religiosa, y que han ido adecuando
situaciones de la vida diaria a este precepto jurídico, es por ello que cada vez con mayor
frecuencia se trata de equiparar a todas las instituciones públicas y privadas al respeto de la
diversidad de posturas religiosas, que emana evidentemente de la libertad de conciencia y de
pensamiento, y que cobija a un Estado Laico.
 Al orientar un estudio sobre la figura de la objeción de conciencia en México, debemos
advertir que no aún no hay mucho de donde cortar, sin embargo, como primer paso podemos
enfocarnos en los artículos 24 y 29 de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que respectivamente hablan de la libertad religiosa, de pensamiento y
conciencia, este último inclusive limitando al Poder Ejecutivo para que en caso de un peligro
nacional, estos derechos no puedan ser restringidos por ninguna causa.
 Por su parte la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público reglamentaria del artículo
130 de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos pareciera romper
con la remota posibilidad de que algún día el Estado Mexicano reconozca abiertamente a la
objeción de conciencia como una excepción legítima, puesto que en su artículo primero
establece que las convicciones o posiciones religiosas no exentan a los individuos del
cumplimiento de las leyes de nuestro país, y que en tal virtud, no se puede desligar de
responsabilidades conferidas en las normas por motivos de religión.
 Tales posiciones objetoras se han trasladado a todos los niveles y especialidades
profesionales, ejemplo de ello es un tópico de mucha controversia en México, como lo es
el aborto y sus consecuencias, una asignatura que además de contener efectos jurídicos se
encuentra enraizada de matices morales, por lo que permite desde luego la división y
diversificación de pensamiento al respecto. En esa tesitura la Ley de Salud del Distrito
Federal ha dispensado de la obligación de practicar la interrupción legal del embarazo, a
los médicos que por creencias religiosas o convicciones personales no concuerden con esa
práctica, otorgándoles la facultad de convertirse en objetores de conciencia, refiriendo a la
paciente a otro médico que no sea objetor.
 Cómo vemos el panorama en México es poco alentador para la objeción de conciencia, en
materia legislativa hay muy poco, solo se ha progresado en el ramo médico, pero si hace
falta trabajar bastante en ello, sobre todo a nivel constitucional, y a la demarcación de esta
figura y su pleno reconocimiento como una institución válida.
 El 9 de mayo de 2007, el senador José Alejandro Zapata Perogordo presentó una iniciativa
de reforma constitucional, que tenía como objetivo principal, modificar el artículo 24 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual contaría con un agregado
que a la letra decía: “Cuando alguien se vea imposibilitado para cumplir una obligación
legal por causa de un imperativo moral sincero, grave e ineludible, tendrá derecho a ser
eximido de esa obligación legal, en los términos establecidos por la ley, siempre que dicha
exención no redunde en detrimento de los derechos fundamentales de otros o de un interés
jurídico superior”
TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO. ES JUSTIFICADO EL
CESE DE UN PROFESOR QUE SE ABSTIENE DE RENDIR HONORES A
LA BANDERA NACIONAL Y ENTONAR EL HIMNO NACIONAL.

 De conformidad con lo dispuesto en los artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 31 de la Ley
Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, 1o., 9o., 12, 14, 15, 21, 38, 46, 54 y 55 de la Ley sobre el Escudo, la
Bandera y el Himno Nacionales, 1o., 2o. y 3o., del decreto que ordena se rindan honores a la Bandera los días lunes de cada
semana en los planteles educativos de enseñanza primaria y secundaria, 2o., 3o., fracción III, y 18, fracciones I, IV, XIV y XX,
del Acuerdo que establece la Organización y Funcionamiento de las Escuelas Primarias, 6o. y 8o. del Acuerdo por el que se
reafirma y fortalece el culto a los Símbolos Nacionales, y 1o., 25, fracción IV, y 26, fracción VII, del Reglamento de las
Condiciones Generales de Trabajo del Personal de la Secretaría de Educación Pública, el profesor de educación primaria tiene
la obligación de fomentar en el educando el amor a la patria y la conciencia de la nacionalidad, la independencia y la justicia;
de tales disposiciones también se infiere que el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales son símbolos patrios de la
República, en cuanto constituyen los elementos fundamentales de identidad de los mexicanos, reconociéndose en ellos un
patrimonio cultural común; por tanto, es evidente que el maestro, por su profesión y la calidad de trabajo que desempeña, está
obligado a fomentar en sus alumnos la costumbre cívica de rendir honores a la Bandera Nacional y a entonar respetuosamente
el Himno Nacional, con la finalidad de fortalecer las raíces históricas y los lazos culturales y sociales que nos unen y nos
identifican como Nación. Por ello, el profesor que en los actos cívicos que está obligado a organizar o a participar en su centro
de trabajo, se abstiene de rendir honores a la Bandera y de entonar el Himno Nacional, incurre en las causas de cese previstas
en el artículo 46, fracción V, incisos a) e i), de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, ya que con esa
conducta incumple una obligación derivada de la ley y de las condiciones generales de trabajo que rigen su relación laboral,
además de que no procede rectamente en las funciones que tiene encomendadas.
ESCUDO, LA BANDERA Y EL HIMNO NACIONALES, LEY
SOBRE EL. NO SE VIOLAN GARANTIAS
CONSTITUCIONALES AL SEPARAR A UN ALUMNO DE SU
ESCUELA POR INCUMPLIRLA.
 Los acuerdos que las autoridades educativas adopten para separar a los alumnos con base en la Ley del Escudo, la
Bandera y el Himno Nacionales, no violan garantías en su perjuicio porque si por imperativos concernientes a su
convicción de conciencia de una fe religiosa se permitiera a los que la profesan apartarse de las normas jurídicas
que regulan el comportamiento de toda la sociedad, equivaldría someter la vigencia de esas normas, a la
aprobación del individuo, lo que a su vez pugnaría con el acto de creación del derecho por parte de la comunidad.
Así, tales acuerdos apoyados en que el alumno, so pretexto de pertenecer a los "Testigos de Jehová" omiten rendir
honores a los símbolos patrios contemplados en la invocada Ley, no trasgreden los artículos 3o., 14 y 24
constitucionales. El 3o. porque no se está impidiendo en forma absoluta el ingreso a las instituciones educativas,
sino que únicamente se trata de preservar el espíritu de ese precepto derivado de la titularidad que se confiere al
Estado para la conducción de la tarea educativa; el 14, porque si la educación como garantía individual de los
mexicanos, está al margen de toda creencia, dogma o doctrina religiosa, no rige el principio de previa audiencia
para que los alumnos sean separados de las escuelas, pues de escucharlos implicaría el absurdo de darles
oportunidad de oponerse a las disposiciones reguladoras de la disciplina interna del plantel, bajo argumento de su
fe de la secta denominada "Testigos de Jehová"; el 24, porque de conformidad con este artículo las ceremonias o
devociones del culto religioso, se circunscriben a los templos o domicilios particulares, de modo que no es
admisible que se traduzcan en prácticas externas que trasciendan en el ámbito social del individuo.

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