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Géneros Fotográficos

Bodegón (Tema 1)
Fotografía de Bodegones

Obviamente, al hablar de bodegones lo primero que se


nos viene a la mente es una imagen de botellas o
copas de vino, uvas, y demás utensilios
relacionados con la típica bodega. Sin embargo, en lo
que respecta a la fotografía, vale aclarar que el
concepto resulta ser un tanto más amplio. Según la
definición teórica, la fotografía de bodegones es
toda aquella en la cual se captura como objeto
principal uno o varios objetos inanimados con
planos cortos y encuadres más bien estrechos, en
lugares cerrados y con una iluminación cuidada.
El bodegón es uno de los temas fotográficos más exigentes de
la fotografía profesional, pues requiere equipo y preparación
técnica de alto nivel: sistemas sofisticados de iluminación,
cámaras de medio y gran formato, un amplio abanico de
accesorios como fondos, por no hablar de los conocimientos
necesarios para obtener el máximo rendimiento de tanto
utillaje.
Es difícil que los aficionados, incluso con conocimientos se
atrevan con los bodegones. Esto se debe principalmente a que
en ellos el fotógrafo no se encuentra con nada hecho y
debe construir por completo la totalidad de la imagen. En
un paisaje, la iluminación o los elementos del mismo no
dependen exclusivamente de nosotros, al igual que en el
reportaje donde se trabaja con sujetos “fuera de control” bajo
una iluminación dada.
En un bodegón, sin embargo, todo lo pone la imaginación
de su autor, resulta de su capacidad para producir y crear
la escena: primero con la acertada elección de sus objetos,
prestando especial atención a sus formas, volúmenes, tamaños,
colores y texturas; segundo con un perfecto dominio de la
iluminación que cree la atmósfera adecuada y proporcione un
toque especial a lo fotografiado, resaltando con fuerza sus
características. Tercero, con una composición y encuadre
elegantes fruto de una colocación armónica de los elementos y
de un fondo acorde con ellos.
Estos tres factores (tema, luz y composición) resultan
determinantes a la hora de conseguir una foto de bodegón que
merezca la pena, pero no es cierto que debamos partir de
planteamientos complejos y elaborados o que hagan falta
equipos especializados. Los bodegones sencillos apenas son
exigentes en este sentido; vale cualquier cámara analógica o
digital equipada con una óptica zoom estándar que permita
intervenir al fotógrafo en los controles básicos de exposición,
diafragma y enfoque.
El encanto de la sencillez

Otra dificultad añadida en los bodegones referente a


su tema se encuentra en la variedad y número de
objetos necesarios en la imagen. Los principiantes
deben ser conscientes de que cuanto más elementos
diferentes haya en la escena, más dificultades se
encontraran a la hora de obtener una fotografía
armónica. Las diferencias de tamaño, proporción,
color, forma y textura crean conflictos entre los objetos
de un bodegón, que bien resueltos concluyen en una
imagen con riqueza y “contrastes”, y mal empleados en
una barroca y confusa.
Por eso la primera regla, sobre todo cuando no se tiene
demasiada experiencia, es la simplicidad: un tema sencillo, un
fondo neutro y una sola luz junto a una cartulina blanca,
plateada o un espejo para suavizar el contraste de la iluminación
principal.

Así un buen procedimiento de trabajo que lleva al éxito es


empezar con muy pocos medios pero aprovechando al máximo
todas las posibilidades: un tema fácil formalmente bello lo
aporta muchas veces uno o dos objetos; una fuente de luz única
que puede ser una ventana de luz natural o un simple flexo
casero cuando sea necesaria una iluminación más especular; y
un fondo uniforme o muy sencillo lo proporciona una cartulina,
tela, madera envejecida y sin pulir, lonas, piedras o chapas de
metal con óxido.

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