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DE FORMACION LEGIONARIA
NIVELES DE FORMACION
Después de la allocutio, se pasará inmediatamente la bolsa para la colecta secreta, contribuyendo cada cual según su
posibilidad. El fin de esta colecta es sufragar los diversos gastos del praesidium y mandar el superávit a la curia y
consejos superiores, para sostenimiento de los mismos. Reiteramos que estos consejos no tienen para desempeñar
sus funciones administrativas otros medios de subsistencia que los suministrados por los praesidia (véase el capítulo 35
Fondos). La colecta no debe interrumpir las gestiones de la junta. Vaya pasando la bolsa de uno a otro sin llamar la
atención y, aunque no se deposite nada, introduzcan todos la mano. Para estos donativos de los socios dispóngase de una
bolsa decente: un guante o una bolsita de papel no es lo propio. La razón por la que se hace la colecta secretamente, es
que en el praesidium no debe haber la menor distinción entre socios adinerados o económicamente débiles. Respétese,
pues, este carácter secreto de la colecta, y no diga uno a otro con cuánto ha contribuido. Por otra parte, todos deben darse
cuenta de que no sólo el praesidium, sino la Legión entera dependen para su funcionamiento de la contribución de cada
individuo. Por eso, no se considere este asunto como de pura fórmula. La obligación de contribuir no se cumple dando
una suma tan pequeña que para el mismo socio no signifique casi nada. El hecho es que se le está concediendo el
privilegio de participar en la misión general de la Legión. Sobre esta base es donde tiene que actuar la conciencia de
la responsabilidad y la generosidad. Lo único secreto en esta colecta es la contribución individual. La suma total puede ser
anunciada al praesidium; y, por supuesto, debe ser anotada debidamente en las cuentas, para dar después razón de ella.
CAPITULO XIX
La junta y el socio
Alguna vez se ha sugerido la conveniencia de que los miembros de la junta recen el rosario
delante del Santísimo, yendo después a la sala. Eso no puede admitirse, por este principio
general: la unidad de la junta es esencial a todo el sistema legionario. Con esa unidad de la
junta, todo queda en ella impregnado del espíritu de piedad, tan fecundo en heroísmo y
esfuerzo; pero el desarrollo de la junta carecería de ese espíritu si se dijeran fuera de ella la
mayor parte de las oraciones prescritas. Semejante cambio alteraría por complemento el
aspecto de la junta, y, en consecuencia, el de la Legión entera, cimentada como está sobre
la junta. Ya no sería la Legión de María, por grandes que fueran los méritos de la nueva
organización. Y aún estaría menos permitido omitir el rosario o cualquier otra de las
oraciones de la téssera, no importa qué circunstancias aconsejen lo contrario. El rezo del
rosario es para la junta de la Legión lo que la respiración para el organismo humano.
CAPITULO XIX
La junta y el socio