Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Espacio y época
Clima
Hora del día
Condiciones sociales
Telón de fondo para la acción.
"Cuento los años y las cosas como muelle, como
patio de carga, garrotero, báscula de piso. Como
torres de vigilancia, como ménsulas de señales: todo
aquello que vio a José Trigo llegar en un tren de
carga a estos llanos olvidados que son los de
Nonoalco-Tlatelolco, en la Ciudad de México, que
un día de mayo de hace muchos años lo vio caminar
por los campamentos con una caja blanca al hombro,
que una tarde de difuntos lo vio correr bajo el Puente
y perder un zapato, que una noche de un mes de
diciembre de un año bisiesto lo vio de rodillas en
Santiago Tlatelolco. Lo vio una vieja gorda y bruja.
Lo vieron Todos los Santos. Los vieron tres
guardacruceros de las calles de Fresno, Naranjo y
Ciprés. Lo vio un carpintero de la calle del Pino.
¿A qué huele? ¿Hace frio o hace calor? ¿Qué sensación provoca el espacio?
¿Qué se escucha? ¿Es un lugar abierto o cerrado? ¿Está oscuro o hay luz?
"Héctor contempló el rostro enmascarado de un luchador de lucha libre por el que
corría una lágrima. Se sorprendió. Primero, los luchadores no lloran, éste es un axioma
indiscutible; segundo, existía un problema técnico: la máscara debería estorbar el
natural fluir de las lágrimas. Aun así, a pesar de las dos objeciones, el tipo sin duda
estaba llorando. Se acercó, desechando su anterior voluntad de verlo todo desde lejos. A
mitad de la calle, un grupo de luchadores enmascarados, con capas y uniformes de
colores festivos (naranjas, amarillos canario, negros con toques plateados) cargaban
sobre los hombros un gran féretro gris metálico. Tras ellos los mariachis la
emprendieron con el Son de la negra; un poco más atrás los deudos, justificada y
normalmente llorosos; una numerosa familia de origen popular enlutada, amigos,
vecinos, mirones. Héctor encendió un cigarro. Llovía."
“Durante todo un día de otoño, triste, oscuro,
silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y
pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una
región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al
acercarse las sombras de la noche, me encontré a
la vista de la melancólica Casa Usher”.
Tiempo subjetivo y objetivo