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Esto podrían explicar por qué algunas personas tienen conductas sexuales
agresivas o por qué otras experimentan placer cuando actúan con violencia.
El sexo y la violencia se activan en la misma zona cerebral de los ratones, lo cual
podría ampliarse al comportamiento de humanos, aseguró un estudio publicado en la
revista científica Nature.
La investigación se ha realizado en ratones.
Esto no significa que la sexualidad y la agresividad humanas sean iguales que las de los ratones, ya que se han
enriquecido a lo largo de la evolución con el desarrollo del córtex y otras áreas del cerebro. Pero el interruptor
maestro que controla las conductas sexuales y las agresivas, ubicado en un rincón del hipotálamo, es común.
Los investigadores han puesto ratones macho en contacto con otros machos para estimular conductas agresivas y en
contacto con hembras para estimular conductas de apareamiento. Tras estos experimentos, han observado qué había
ocurrido en sus hipotálamos. Han identificado así una pequeña región del hipotálamo, llamada núcleo ventromedial,
que es clave tanto en las agresiones como en los apareamientos, ya que es la única que se activa en encuentros
sexuales o de agresión. Lo que los investigadores han encontrado allí es un mecanismo complejo e imperfecto de
regulación del sexo y la agresividad. Una parte de las neuronas de este núcleo se activa sólo en caso de agresión.
Otras se activan sólo en caso de apareamiento. Pero hay cerca de un 25% que se activa en ambos casos. Los
investigadores han observado además que, si se estimulan las neuronas responsables de la agresión durante un
apareamiento, no se consigue que los ratones reaccionen de manera agresiva. Esto indica que las neuronas que
regulan ambas conductas se inhiben entre ellas: si están activas las del sexo, no pueden activarse las de la
agresividad; y, en consecuencia, si están activas las de la agresividad, no pueden estar activas al mismo tiempo las del
sexo. Una regulación incorrecta de este mecanismo de inhibición recíproca podría difuminar la frontera entre sexo y
violencia, señala Anderson, aunque advierte que, “en el punto de la investigación en que estamos, esto aún es
especulativo”.
Los mismos circuitos podrían existir en los humanos pues la
estimulación eléctrica en el cerebro profundo está relacionado
con el VMH cuando hay conducta defensiva en ataques de
pánico o agresiones, dijo Newton Canteras neurocientífico de la
Universidad de Sao Paulo.