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RESPONSABLES
En la actividad anterior, hemos identificado los riesgos vinculados a la sexualidad. Ahora reflexionaremos
sobre la importancia de tomar decisiones responsables a partir de información confiable, pertinente y
científica, de modo que vivamos nuestra sexualidad de manera saludable.
Según nuestra experiencia, completaremos tres frases. Para ello, podemos anotar las
respuestas en nuestro cuaderno de trabajo. Recordemos que no hay respuesta correcta o
incorrecta, se trata de escribir lo que pensamos.
¿Consideramos que hay información sobre la sexualidad que desconocemos y sobre la cual nos gustaría aprender?
Hemos identificado los diferentes tipos de información sobre la sexualidad, recibidos en los
espacios donde socializamos. A continuación, profundizaremos más acerca de la importancia de la
información para tomar nuestras decisiones de manera responsable.
Nuestro proceso de aprendizaje se da a lo largo de la vida. Las formas y los temas sobre los que aprendemos son
diversos, como la sexualidad, que implica también un proceso de aprendizaje. Este aprendizaje lo vamos adquiriendo en
los diferentes espacios donde interactuamos con las personas como podemos observar en el siguiente gráfico:
Las clases sobre sexualidad Las orientaciones de madres y
Las orientaciones de docentes, padres
tutoras y tutores Aquello que vemos y
Aquello que vemos y escuchamos en las
escuchamos de nuestros pares interacciones familiares
Colegio Familia
Medios de Amistades y
comunicación Aquello que nos dicen las
Aquello que vemos o comunidad amistades
escuchamos sobre sexualidad Aquello que hacen nuestros
en la televisión, la radio, las pares o lo que hacemos con
redes sociales y otros medios ellos
Las costumbres o creencias de
nuestra comunidad
Si bien en cada uno de estos espacios podemos informarnos y aprender acerca de la sexualidad, no todo lo que leemos,
vemos y oímos nos servirá en la toma de decisiones para vivir nuestra sexualidad de manera saludable y responsable. Por
ello, es importante que aprendamos a reflexionar críticamente sobre el tipo de información que recibimos analizando si
contribuye o no al bienestar de nuestra sexualidad.
Cuando la información proviene de fuentes científicas y confiables, como los materiales brindados
por el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, el Ministerio de la Mujer, entre otros.
Cuando aquello que nos aconsejan no atenta contra nuestra salud integral y bienestar. Pero si, por
ejemplo, alguien nos dice que es mejor no usar preservativos, debemos preguntarnos: ¿qué
consecuencias negativas puede provocar en nuestro proyecto de vida este tipo de comentarios?
Cuando preguntamos y consultamos a más de una persona de confianza para que nos oriente
adecuadamente sobre nuestras dudas, podemos contrastar las diversas opiniones y tomar la mejor
decisión.
Para ejercer nuestros derechos sexuales y reproductivos es clave poner en práctica otros derechos, como el recibir
información y educación sexual científica, acceder a los servicios de salud sexual, etc.
La educación sexual integral es parte del derecho a la educación y a la vez es un derecho humano en sí mismo.
El acceso de las niñas, niños y adolescentes a la educación sexual integral les permite además ejercer, además, otros
derechos fundamentales, como el derecho a la vida, al libre desarrollo, a la igualdad, a la salud, a la identidad, a vivir
libre de violencia, entre otros derechos que se encuentran en nuestra Constitución Política del Perú.
Paso 2: Entrevistaremos al profesional de la salud de la posta médica de nuestra comunidad o, de no darse el caso, a algún
docente que pueda brindarnos información con relación a nuestras dos preguntas.
Paso 3: Una vez que hayamos recogido las respuestas, podremos conversar sobre el nuevo aprendizaje con nuestros
familiares y docentes.
Es importante saber que toda información que podamos leer, ver o escuchar sobre cómo vivir
nuestra sexualidad, debe proceder de una fuente confiable, como bibliografía científica sobre el
tema, de especialistas de la salud, además debe ser reflexionada críticamente para identificar qué
información es valiosa y contribuye a nuestro desarrollo y qué otra puede afectarlo.
Las decisiones sobre nuestra sexualidad deben estar orientadas hacia el ejercicio de nuestros
derechos y deberes ciudadanos para buscar nuestro bienestar y el de otras personas.