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La palabra de Dios,

acontecimiento salvador
Elaboró: Abraham Ángel Espinoza Ogarrio
Pbro: Heriberto Juárez Sánchez
13/09/21
SEMINARIO PONTIFICIO DE LA SANTA CRUZ
ANTEQUERA OAXACA
Cuarto de Teología
¡HOLA!
◦ Para poder hablar de homilía  reflexionar y contextualizar
◦ Homilía  diálogo entre Dios y la comunidad, donde el homileta es el
puente entre ellos
◦ CV II  SC 24 quiere que los fieles lleguen a tener un amor vivo y suave a
la Escritura

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1965  comienza a proclamarse las lecturas
bíblicas en nuestra lengua, aparecen nuevos
leccionarios, hay una nueva organización de las
lecturas.
Todo esto lleva a un redescubrimiento de la
Palabra de Dios que influye en la teología, la
espiritualidad y la catequesis, entre otros.
K. Barth  la predicación es la Palabra de
Dios pronunciada por él mismo, utilizando el
servicio de un hombre que habla a sus
contemporáneos, a través de un texto bíblico

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HOY SE CUMPLE LA PALABRA
En las lecturas no sólo estamos
proclamando algo pasado, sino que Dios
habla ahora a esta comunidad (DV 21)
La Palabra no nos viene desde el pasado,
sino que nos la dirige Dios hoy a nosotros y
nos interpela directamente.

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En ese sentido Dios nos sigue
hablando hoy, a través de la Escritura,
de la celebración y de nuestra historia
ahora. Por eso la celebramos con una
liturgia rica que nos permite una
nueva interpretación de la Palabra y
una nueva eficacia (OLM 3)

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LA EFICACIA DE LA PALABRA
La Palabra es eficaz  AT Palabra  dabar
(dijo y se hizo).
La Palabra de Dios no solo transmite
conocimiento, sino que es creadora 
cuando Dios bendice (dice bien), su Palabra
es efectiva y eficaz. (Sal 118; Hb 4,12; Mt
13)
CRISTO ES LA PALABRA Y SE HACE PRESENTE A SU
COMUNIDAD COMO PALABRA
La Palabra se hace presente de diferentes
maneras (SC 7 y IGMR 27)  comunidad, en
el presidente, en la Palabra y en el
sacramento mismo. En pocas palabras la
presencia de Cristo se hace presente de
manera especial en la celebración de la
Palabra en la comunidad

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La entronización del Evangelio en el
Concilio de Éfeso como sacramento de
Cristo.
En ese sentido Cristo es la Palabra viviente
que nos dirige Dios.
PRESENTE TAMBIÉN EN LA PREDICACIÓN
En el Evangelio aparece repetidamente la
perspectiva de un Cristo Jesús que se idéntica con
los que predican la Palabra: (Lc 10,16).
Para Pablo, era el Señor resucitado quien en
realidad predicaba la Palabra salvadora al mundo
(1 Ts 2,13)
Agustín, Cristo mismo predica ahora y aquí, Cristo
predica a Cristo cuando se proclama la Palabra
Algunos documentos magisteriales que nos hablan
de la presencia real de Cristo en la predicación:
• Mysterium Fidei (1965)  varias formas de
presencia, destaca la Palabra.
• Eucharisticum Mysterium (1967)  Cristo está
también realmente presente en la predicación
• Vicesimus Quintus annus (1988)  Cristo está
presente en su Palabra proclamada en la asamblea.
• CCE 1548  explica la presencia de Cristo en
la predicación  en el ministro ordenado está
presente Cristo capitis, sumo sacerdote,
Maestro de la vedad.
• El Misal quiere que manifestemos esta
convicción, de que es al mismo Cristo a quien
escuchamos, cuando nos invita a mostrar la
reverencia debida al Evangeliario. (Laus tibi
Christe)
EL ESPÍRITU ES QUE HACE VIVA LA PALABRA HOY Y AQUÍ
Además de la activa presencia de Cristo, hay
otro protagonista: El E. S.
Él fue quien inspiró a los autores sagrados.
Él inspira a los cristianos de hoy que celebra
la Palabra.
Jesús prometió que el Espíritu conduciría a
los creyentes a la verdad plena (Jn 15, 25-26)
El efecto primero de la venida del Espíritu
sobre los discípulos de Éfeso fue el impulso a
la misión profética de la Palabra
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DV 8  el Espíritu Santo, por quien la voz viva del
Evangelio resuena en la Iglesia y, en el mundo entero, va
introduciendo a las fieles en la vedad plena y hace que
habite en ellos intensamente la Palabra de Cristo.
La introducción al Leccionario, dice que la eficacia
salvadora de la Palabra de Dios, es atribuida
insistentemente a la actividad del Espíritu. Es él quien
nos abre el corazón para entenderla y sintonizar con su
fuerza salvadora.

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El Catecismo  el Espíritu Santo recuerda a la
asamblea litúrgica el sentido del acontecimiento de la
salvación dando vida a la Palabra de Dios que es
anunciada para ser recibida y vivida. (1100)
El anuncio de la Palabra de Dios no se reduce a una
enseñanza: exige la respuesta de fe, como
consentimiento y compromiso, con miras a la Alianza
entre Dios y su pueblo. (1103)

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LA PALABRA ESCUCHADA EN LA IGLESIA
El lugar privilegiado para la escucha de la Palabra es la
comunidad eclesial.
La Iglesia es congregada por la Palabra. La Iglesia la que,
sometiéndose a la Palabra, es su intérprete autorizada y la
que la predica por todo el mundo. Es discípula y a la vez
maestra. La Iglesia se deja evangelizar por la Palabra y
luego se convierte en evangelizadora.
La Palabra de Dios va edificando y haciendo madurar a la
comunidad. (Hch 2,42)

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DIÁLOGO VIVO, DRAMÁTICO, QUE PIDE
ACOGIDA

La liturgia de la Palabra adquiere un todo de


diálogo muy vivo
Cristo sigue anunciando el Evangelio, y el
pueblo responde a Dios con cánticos y
oraciones (SC 33)
Toda la estructura de la celebración está en
diálogo: Dios habla  la comunidad
escucha
La iniciativa siempre viene de Dios. Su Palabra
descendente nos alcanza, nos invita a una
profundización y pide nuestra acogida y respuesta.

La Palabra es diálogo de salvación. No es estática: es


encuentro personal de Dios con los creyentes.

En este diálogo lo primero que hacemos es escuchar lo


que él nos dice: oír, escuchar, audire  ob-audire 
obedecer. Escuchar es acoger, aceptar, obedecer,
abrirnos a la Palabra.
La Palabra equivale al sí que dio Cristo Jesús a la
voluntad de su Padre y significa adherirse
íntimamente a la Palabra.
La Palabra de Dios primero es oyente y luego
proclamada, para después vivirse  Lectio Divina
El lugar privilegiado de escucha  es la
celebración litúrgica, favorecida por una serie de
ministerios que le ayudar a comprender lo que Dios
le quiere decir y le mueven a acogerlo en sus vidas.
Al escuchar y acoger con fe la Palabra de Dios, lo
que hacemos es celebrarla.

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Celebrar es algo más que escuchar, o
aprender o estudiar. Es atender la
Palabra de Dios, dejarle entrar en
nuestras vidas y convertir la escucha
en alabanza y súplica.
Porque ya conocemos la Palabra de
Dios y la hemos aceptado nos hemos
reunido a celebrarla.

Esta Palabra de Dios que


escuchamos y celebramos, luego la
llevamos a nuestra vida (Sant 1,21
-25; Jn 2,3-6)
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La Palabra no es una mera comunicación de
verdades para que las creamos. Es
comunicación de vida, invitación a cambiar
de mentalidad, a dejarnos transformar por
ella.
El mejor modelo de ello es la Virgen María
 es quien ha escuchado y puesto práctica
esa Palabra.
AHÍ INTERVIENE LA HOMILÍA
En este ministerio de salvación, en este
diálogo entre el Dios que habla y la
comunidad que escucha y acoge la
Palabra, es donde la homilía entra en
acción.
La homilía es un hecho salvífico, la
mediación de un ministro entre Dios y la
su comunidad.

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La Palabra edifica a la Iglesia. Y la
Iglesia, permanece atenta a la escucha
de la Palabra, y luego se convierte en su
pregonera y anunciadora.

23
El que predica se halla envuelto en un
acontecimiento salvador y su homilía, en ese
sentido, no es una mera actividad humana. Es un
signo sacramental de salvación que Dios quiere
comunicar a esta asamblea a través de la
mediación de unos lectores y luego del homileta.
Los actores principales son el Dios Trino y la
comunidad creyente. El predicador es un
colaborador, un puente entre ellos.
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¡Gracias!
¿alguna pregunta?

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