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EL AÑO LITURGICO

¿QUE ES EL AÑO LITÚRGICO?


• Es la prolongación de la vida de Cristo en cada uno de
los fieles a través de las celebraciones dónde la Iglesia
hace presente en el curso del año, los diversos
misterios de la vida, pasión, muerte y resurrección y
Ascensión de Cristo, así como la consumación de su
obra por el Espíritu Santo.

• El Año litúrgico se presenta como la


estructura que sostiene toda la
construcción cultual de la Iglesia.

• En este ciclo también honramos


a María, nuestra madre, y a todos
los Santos y Mártires.
EL AÑO LITURGICO
¿CUÁNTOS CICLOS TIENE?

a) El ciclo de Navidad: Adviento-Epifanía


que se desarrolla alrededor del Misterio de la
1. Ciclo temporal cristológico:  Encarnación
b) El ciclo Pascual: Ceniza-Pentecostés
que celebra el Misterio de la Redención.

2. Ciclo santoral: dedicado a la Virgen María, Mártires y los santos.


El Tiempo ordinario es considerado como un tiempo menor
o “no fuerte”, sin embargo, es un tiempo imprescindible, que
desarrolla el misterio pascual de un modo progresivo y
profundo.
El Tiempo ordinario ocupa la mayor parte del año litúrgico:
33 ó 34 semanas, de las 52 que hay.
En el Tiempo ordinario se contempla la misión redentora de Cristo
en su plenitud y la misión de la iglesia
En el Tiempo Ordinario no se conmemora ningún aspecto particular del misterio de
Cristo, sino que se celebra el designio salvífico divino en su plenitud, siguiendo la vida
de Jesús, al hilo de las lecturas evangélicas.
El Tiempo Ordinario recuerda que Cristo está siempre presente en el mundo.
El nombre de “tiempo ordinario”, es porque en dicho tiempo se medita sobre la “vida
ordinaria” de Jesús, es decir, qué hizo con sus discípulos, los lugares que visitó, los
milagros que realizó.
A diferencia de otros tiempos, en el “tiempo ordinario” se profundiza en la vida cotidiana
de Jesús. Por ejemplo, en el tiempo de Navidad se profundiza sobre el nacimiento de Jesús,
en el tiempo de Pascua se profundiza en la Resurrección de Jesús, mientras que en el
tiempo ordinario no hay un misterio específico que se profundice, sino más bien se
acompaña a Jesús en sus “actividades” de día a día.
El Tiempo Ordinario comprende 33 o 34 semanas. Esto depende de la fecha del I
Domingo de Adviento del siguiente año litúrgico. Si el próximo Adviento inicia en
noviembre, tendrá 33. Pero si inicia en diciembre, tendrá 34 semanas
El modo de contar las semanas es:.
1.- La semana en que se celebra el Bautismo del Señor es la primera semana. Las
siguientes semanas se cuentan en orden progresivo hasta el inicio de la Cuaresma
2.- Después de Pentecostés, hay dos opciones:
a) Si las semanas del Tiempo Ordinario son 34 se vuelve a tomar la serie a partir de la
semana que sigue a aquella que se interrumpió con el inicio de la Cuaresma. Por
ejemplo, si en la V semana del Tiempo Ordinario cae el Miércoles de Ceniza, el lunes
siguiente a Pentecostés será el lunes de la VI Semana del Tiempo Ordinario.
b) Si las semanas del Tiempo Ordinario son 33 se omite la semana siguiente a la que se
interrumpió con el inicio de la Cuaresma, y se retoma la serie en con la que sigue a la
omitida. Por ejemplo, si en la V Semana del Tiempo Ordinario cae el Miércoles de Ceniza,
el lunes siguiente a Pentecostés será el lunes de la VII Semana del Tiempo Ordinario.

En la segunda parte del Tiempo Ordinario hay algunas solemnidades que son móviles, es
decir, cuya celebración cambia año con año, pues dependen de la fecha en que se
celebre Pentecostés, o del fin de este tiempo con el inicio del Adviento.

La primera es la Santísima Trinidad, que se celebra el domingo posterior a Pentecostés.


La segunda es la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, Corpus Christi, que puede
celebrarse en dos días, dependiendo del país. En los lugares en que sea fiesta de
precepto, se celebra el jueves posterior a la Santísima Trinidad. En los lugares en que no
sea fiesta de precepto, se celebra el domingo posterior a la Santísima Trinidad.

La tercera es el Sagrado Corazón de Jesús, que se celebra el viernes posterior al siguiente


domingo tras la Santísima Trinidad.

Para ser más claros: hay que contar tres semanas después de Pentecostés. El domingo de
la primera semana, será la Santísima Trinidad. En la segunda semana se celebrará Corpus
Cristi (en unos países en jueves y en otros en domingo). En la tercera semana se
celebrará el Sagrado Corazón.

Adicionalmente, hay una cuarta solemnidad móvil de Tiempo Ordinario, que es


Jesucristo, Rey del Universo. Esta se celebra el último domingo del Tiempo Ordinario, es
decir, el domingo previo al primero de Adviento.

También hay una fiesta que es movibles, como Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, que
se celebra el jueves después de Pentecostés; y dos memorias marianas que cambian
cada año: la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, que se celebra el lunes
posterior a Pentecostés; y el Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María,
que se celebra el sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés.
LA VIRGEN MARÍA, MÁRTIRES Y
SANTOS.
• En la celebración de este ciclo anual de los misterios de Cristo, la santa
Iglesia venera con especial amor a la bienaventurada Madre de Dios, la
Virgen María, unida con un vínculo indisoluble a la obra salvadora de su
Hijo; en ella mira y exalta el fruto excelente de la redención y contempla
con gozo, como en una imagen purísima, aquello que ella misma, toda
entera, desea y espera ser” (SC 103).
• La Iglesia introdujo en el círculo anual el recuerdo de los mártires y de
los demás santos, que llegados a la perfección por la multiforme
gracia de Dios y habiendo ya alcanzado la salvación eterna, cantan la
perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden por nosotros.
EL AÑO LITURGICO TIENE DOS
FINALIDADES:
a) UNA FINALIDAD CATEQUÉTICA: quiere enseñarnos
los misterios de Cristo: Navidad, Epifanía, Muerte,
Resurrección, Ascensión, etc.
b) UNA FINALIDAD SALVÍFICA: es decir, en cada
momento del año litúrgico se nos otorga la gracia
especifica de ese misterio que vivimos:
* De la esperanza y de conversión del corazón en el ADVIENTO
* Del gozo intimo de la salvación en la NAVIDAD
* De la penitencia y la conversión en la CUARESMA
* El triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte en la PASCUA
* El coraje y la valentía el día de PENTECOSTÉS para salir a
evangelizar
* La esperanza serena, de la honestidad en la vida de cada
día y la donación al prójimo en el TIEMPO ORDINARIO.
¿QUÉ SIGNIFICAN LOS COLORES
LITÚRGICOS Y CUÁNDO SE USAN?

La diversidad de colores en las vestiduras sagradas


pretende expresar con más eficacia, aún exteriormente,
tanto el carácter propio de los misterios de la fe que se
celebran, como el sentido progresivo de la vida
cristiana en el transcurso del año litúrgico. Así los
cristianos oran con sentimientos diversos evocados
también por los colores de las vestiduras litúrgicas.
BLANCO:
Se usa en tiempo pascual, tiempo de
navidad, fiestas del Señor, de la Virgen,
de los ángeles, y de los santos no
mártires. Es el color del gozo pascual,
de la luz y de la vida.
Expresa alegría y pureza.

ROJO:

Se usa el domingo de Ramos, el Viernes


Santo, Pentecostés, fiesta de los
apóstoles y santos mártires. Significa el
don del Espíritu Santo que nos hace
capaces de testimoniar la propia fe aún
hasta derramar la sangre en el martirio.
Es el color de la sangre y del fuego
VERDE:

Se usa en el tiempo ordinario (período


que va desde el Bautismo del Señor
hasta Cuaresma y de Pentecostés a
Adviento). Expresa la juventud de la
Iglesia, el resurgir de una vida nueva.
Se usa en los oficios y Misas del «ciclo
anual».

MORADO:

Indica la esperanza, el ansia de


encontrar a Jesús, el espíritu de
penitencia; por eso se usa en adviento,
cuaresma y liturgia de difuntos.
Es signo de penitencia y austeridad
MENOS USADOS:
DORADO o PLATEADO:
Subraya la importancia de las grandes fiestas. En los
días más solemnes pueden emplearse ornamentos
más nobles, aunque no sean del color del día.

ROSA:
Subraya el gozo por la cercanía del Salvador el Tercer
Domingo de Adviento, e indica una pausa en el rigor
penitencial el Cuarto Domingo de Cuaresma. Es
símbolo de alegría, pero de una alegría efímera.

AZUL:
Indica las fiestas marianas, sobre la
Inmaculada Concepción

NEGRO:
Expresión de duelo
TODOS ESTOS COLORES DEBEN ESTAR MARCADOS
TAMBIÉN EN NUESTRO CORAZÓN:
• Debemos vivir con el vestido blanco de la pureza, de la
inocencia. Reconquistar la pureza con nuestra vida santa.
• Debemos vivir con el vestido rojo del amor apasionado a Cristo,
hasta el punto de estar dispuesto a dar nuestra vida por Cristo,
como los mártires.
• Debemos vivir el color verde de la esperanza teologal, en estos
momentos duros de nuestro mundo, tendiendo siempre la mirada
hacia la eternidad.
• Debemos vivir el vestido morado, pues la penitencia, la
humildad y la modestia deben ser alimento y actitudes de nuestra
vida cristiana.
• Debemos vivir el vestido rosa, solo de vez en cuando, pues
toda alegría humana es efímera y pasajera.
• Debemos vivir con el vestido azul mirando continuamente el
cielo, aunque tengamos los pies en la tierra.

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