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MI

DERECHO
A ELEGIR
Lucas 9: 51-56
OBSERVAN LOS REGALOS Y ELIGEN UNO
RESPONDEMOS A LA PREGUNTA

¿Por qué elegiste ese regalo?


¿Estás plenamente satisfecho con el regalo
que has elegido?
¿Crees que has elegido lo mejor? ¿Por qué?
¿Quisieras cambiar por otro regalo?
¿Qué beneficios te dará el regalo que has
elegido?
¿Crees que ya sabes elegir bien?
Leemos Lucas 9:51-56.
Jesús se estaba dirigiendo de Galilea hacia Jerusalén. Como el
viaje era largo, decidió descansar en un pueblo de Samaria. Así,
envió a Santiago y Juan al frente de los demás para que
consiguieran un lugar donde reposar para el grupo.
Sin embargo, los samaritanos no querían a Jesús y a sus discípulos
allí, porque, hacía mucho tiempo, los judíos eran considerados sus
enemigos. Cristo deseaba bendecirlos; ofrecerles su amor y
esperanza, pero ellos lo echaron.
Santiago y Juan se enojaron mucho con la actitud de aquellos
sujetos. Contaron a Jesús lo que había sucedido y sugirieron que
todos fueran castigados.
— ¿Señor, quieres que mandemos que descienda fuego del cielo para
consumirlos?
Eso era lo que los discípulos querían hacer o pensaban que Jesús
estaría de acuerdo en que hicieran. Ponte en el lugar de ellos: cansados
de un largo viaje a pie, en un camino polvoriento, sin tener adónde
descansar, intentando hacer algo bueno para las personas, y, en cambio,
reciben insultos. Supongamos que tuvieras el poder para destruir a tales
personas. ¿Cuál sería tu reacción?
Para sorpresa de todos, Cristo dio la siguiente respuesta:
— El Hijo del Hombre no vino para destruir a los hombres, sino para
salvarlos.
Jesús no devolvió la ofensa. Tan solo fue a otro pueblo. De esa manera,
demostró a los samaritanos que aunque no lo habían recibido en su
aldea, él aún los amaba y no les haría ningún mal. Cristo no vino a este
mundo a forzar a las personas a seguirlo, sino para enseñarles una
mejor manera de vivir.
Esa es la manera como Dios actúa. Él está a la puerta y llama. Si
escuchamos su voz y abrimos la puerta, él entrará y se quedará con
nosotros.
Alguien está golpeando a la puerta de tu casa. ¿Quién podría ser? ¿El
cartero? ¿Un compañero de la escuela? ¿Un tío que vive lejos? Entonces,
miras por el ojo mágico o, quien sabe, por la ventana y ves a aquel a quien
estabas esperando: ¡es Jesús! ¿Qué está haciendo allí, afuera? ¿Por qué
no entra?
¡Ah, en tu casa el picaporte está del lado de adentro! Él no puede entrar si
tú no abres la “puerta”. Cristo no fuerza la entrada, sino que espera
pacientemente que lo invites a permanecer en tu corazón.
Dios nos dio el libre albedrío, es decir, la libertad para pensar y hacer
elecciones. Él respeta nuestras decisiones. Toda verdadera obediencia
viene del corazón y, si es nuestro corazón lo que él anhela, no tendría
sentido que él hiciera uso de la fuerza.
Cuando atiendas al llamado y demuestres el deseo de que Jesús
esté a tu lado, él guiará tu vida. Dios puede hablar contigo por
medio de la Biblia, de tu conciencia, o aún, orientarte por medio de
los consejos de tus padres, pastores, profesores y amigos
cristianos. Es bueno prestar atención a lo que él tiene para decirnos.
Mantén tu mente y tu corazón abiertos. Permite que el Señor dirija
tu vida. Analiza todas las posibilidades y busca descubrir la manera
como él te ha guiado en cada situación.
Jesús vivió en este mundo para enseñarnos acerca del amor de
Dios y del hogar que está preparando para sus hijos. Todo eso él
nos da gratuitamente. Tan solo debemos abrir la puerta.
Cristo está golpeando a la puerta de tu corazón. ¿Qué harás? ¿Cuál
será tu respuesta?
Respondemos
 ¿Có mo actuará s para que puedas siempre elegir la mejor opció n?
 Cuá ndo tienes dudas, ¿quién te ayuda a tomar una decisió n?
 ¿Có mo podemos saber si una persona es confiable o no para
ayudarte en esta tarea?
 ¿Las lecciones presentadas en la Biblia te ayudan a hacer buenas
elecciones?
 ¿Qué consejos darías a un amigo que está tomando un camino
equivocado?
 ¿Cuá l fue la decisió n má s importante de tu vida?
 Jesú s quiere morar en tu corazó n, ¿Está s dispuesto(a) a aceptarlo?
Leer Apocalipsis 3: 18-20
PARA MEMORIZAR
“Así dice el Señor: Deténganse en los caminos y
miren; pregunten por los senderos antiguos.
Pregunten por el buen camino, y no se aparten
de él. Así hallarán el descanso anhelado.”

Trabajamos el libro CADA DÍA CON DIOS


las páginas 62-64

ACTIVIDAD
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