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La procrastinación en la

adolescencia.

Felipe Andrés Cáceres Sotomayor


Psicólogo Clínico Transpersonal y Cognitivo
Conductual.
¿En qué consiste la procrastinación?

Procrastinar consiste en posponer deliberadamente tareas importantes


pendientes, a pesar de tener la oportunidad de llevarlas a cabo (se tiene el tiempo
y la ocasión). Puede afectar a acciones (p. ej terminar un trabajo pendiente),
conductas (p. Ej el hacer ejercicio) y/o a la toma de decisiones.

En la adolescencia, el volumen de tareas aumenta considerablemente, al igual


que el nivel de responsabilidad que hay que asumir. En ocasiones, los jóvenes
pueden sentirse desbordados, viendo su única salida en evitar las tareas. La
procrastinación en la adolescencia tiene más que ver con factores
emocionales que con una mala gestión del tiempo.
Procrastinar es, por tanto, tomar la decisión de no hacer algo a pesar de saber que
debes hacerlo. Es primar el confort a corto plazo por encima de las
responsabilidades.

A pesar de lo que pueda parecer, esta no es una cuestión de falta de tiempo o mal
manejo de mismo. Es claramente una conducta evasiva, relacionada con la
incapacidad de controlar los impulsos y manejar las emociones negativas.
Características de los procrastinadores

• Impulsivos. Es más común que este hábito se dé en personas impulsivas y


con dificultades de autocontrol. Por ello, es más frecuente encontrarlo en
adolescentes que en adultos.

• Perfeccionistas. Personas con un fuerte miedo al fracaso que no se


permiten cometer ni un pequeño error. Esta necesidad de perfección les
genera tal ansiedad que postergan la acción para no enfrentar a ella.

• Baja tolerancia a la frustración. Aquellos adolescentes que no han


aprendido a manejar las dificultades se sentirán más desbordados ante
pequeños obstáculos. En lugar de encontrar una solución alternativa, se
sentirán incapaces y querrán tirar la toalla antes de empezar.
• Inseguridad. Personas con poca confianza en sí mismas y en sus habilidades. Al
percibirse faltos de recursos personales para realizar la tarea, tienden a
postergar el momento de enfrentarse al reto.

• Sobreactivación emocional. Las personas con dificultades para regular sus


estados emocionales se sentirán desbordados con facilidad. El estrés o la
inseguridad que cualquiera puede sentir ante determinadas situaciones se
magnifica en estas personas a tal punto de paralizarlas.
Consecuencias de la procrastinación en la
adolescencia.

En la procrastinación se encuentra un alivio momentáneo de los sentimientos


negativos. Sin embargo, conlleva consecuencias importantes.

En primer lugar, tener tareas pendientes e inconclusas genera una ansiedad que va
creciendo cada minuto. Esta va derivando en una sensación de caos y falta de
control sobre la propia vida. Se producen sentimientos de estancamiento,
frustración e incapacidad de llegar a todo.

Según el área en el que se produzca, la procrastinación puede afectar a la vida


académica, laboral y social de los adolescentes. Dejar las tareas para el último
momento hará que estas queden inacabadas o deficientes, lo que repercutirá en el
rendimiento escolar.

Por otro lado, si de forma continuada se evita tener conversaciones importantes con
las personas allegadas, la relación y el vínculo se irán deteriorando, y los temas
pendientes irán cogiendo más y más peso.
Evitar la procrastinación en la adolescencia.

1. Divide tus objetivos en pasos pequeños y sencillos. Al hacerlo, esa meta lejana
e inalcanzable se concreta en pequeñas tareas que no resultan tan
intimidantes ni desagradables. De este modo, el impulso de evitación se
reducirá notablemente.

2. Toma conciencia plena de lo que te está ocurriendo. Mediante técnicas de


mindfulness, trata de observar qué sentimiento es el que te lleva a
procrastinar. Identificar el miedo al fracaso o el perfeccionismo ayudará a
hacer frente a esa emoción y poder superarla.

1. Busca el sentido y la motivación. En ocasiones nos negamos a hacer algo


porque únicamente prestamos atención al malestar inmediato que va a
generarnos. Si somos capaces de poner el foco en por qué es importante
llevar a cabo esa conducta, tendremos una dosis extra de motivación. Quizá
estudiar para el examen de matemáticas me resulte desagradable, pero es el
camino que me llevará a mi sueño de ser médico.
4.- Emplea la técnica de los dos minutos. Para ello, has de dividir tus actividades
pendientes en aquellas que tardarías dos minutos o menos en realizar, y las que
te llevarían más tiempo. Para las primeras la regla es clara: hazlo ya, sin
postergar. El resto, comienza haciéndolas durante dos minutos únicamente, y
verás como sin darte cuenta, la inercia te llevará a continuar. Muchas veces es
más costoso comenzar que mantenerse.

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