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El pecado: Ocultando

lo inocultable
Texto clave: Sal 32:5
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi
iniquidad. Dije: Confesaré mis
transgresiones a Jehová; Y tú
perdonaste la maldad de mi pecado.
Este tema nos toca de una u otra manera
porque en algún momento de nuestras vidas
hemos pecado y como es natural en la mayoría
de la raza humana caída, hemos querido que
nadie sepa al respecto de ese pecado. Ocultar
el pecado es la reacción natural de todo aquel
que no conoce al Señor Jesucristo.
¿Podrá usted tener éxito
escondiendo sus pecados?

No prosperará
A partir del momento en el que usted escoja
acallar su consciencia con el fin de esconder su
pecado, de su corazón comienzan a manar casi al
instante toda suerte de peligrosas
maquinaciones.
Pero por más
inteligente que sea
usted, la pregunta es
¿tendrá éxito? La
respuesta nos la
concede el siguiente
Proverbio:
Ese “no prosperará” significa,
“no tendrá éxito haciéndolo”.
Así que sea usted
amablemente advertido,
estimado amigo, por más que
parezca haber tenido éxito
ocultando su pecado, a la
final, es muy improbable que
usted se “salga con las
suyas”; en palabras más
claras, eso sólo significa que
de una manea u otra, Dios
permitirá que su pecado salga
a la luz.
Los hombres pueden cubrir su malicia e
iniquidad, pero sólo por un tiempo…
dentro de poco todo será revelado para
su gran vergüenza y reproche
¡Ejemplos de la Escritura!
Miremos a Adán.
Adán pecó y trató de
esconderse de Dios.
Del Dios que ya lo
había visto todo. En
vano fue su esfuerzo
en esconderse
Miremos el pecado de Acán. Habiendo
sido advertido de no tomar nada del
anatema, cayó ante la tentación pese a las
serias advertencias hechas por Dios a
través de Josué.
Levántate, santifica al
pueblo, y di: Santificaos
para mañana; porque
Jehová el Dios de Israel
dice así: Anatema hay en
medio de ti, Israel; no
podrás hacer frente a
tus enemigos, hasta que
hayáis quitado el
anatema de en medio de
vosotros>>
Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente
yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así
he hecho. Pues vi entre los despojos un manto
babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y
un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual
codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo
tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de
ello. (Josué 7: 20, 21)
La consecuencia es la muerte.
Josué 7:25…
¡Oh, hermanos, quien intenta ocultar un pecado
delante de Dios, se puede comparar con aquel
ingenuo que intenta con su mano dar sombra a su
cuerpo en medio del inclemente sol del desierto!
¿Que hay de Ananías y Zafira? Vendieron su
heredad y pactaron mentir al Apóstol, ocultando
el precio real de venta de su heredad. De seguro
ellos esperaban ser alabados por el Apóstol por
su generosidad al ofrendar el valor de la venta
de su casa. ¿Qué recibieron a cambio? ¡Muerte…
El que oculta el pecado,
aprende a vivir con el pecado.
¡Sé alentado a confesar los pecados!

Pro 28:13 El que encubre sus pecados no


prosperará; Mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia.
¿Qué te motiva a esconder el
pecado, aun cuando sabes que
Dios todo lo sabe? ¿Por qué
escoges esconder el pecado
cuando después serás castigado
y avergonzado -en muchos
casos de manera pública? ¿Qué
te impide confesar la falta,
cuando sabes que como Hijo de
Dios, Él siempre te perdonará si
le pides perdón con un corazón
contrito y humillado?
Hermano, desiste de ocultar el pecado… basta
ya de vivir vidas con los “huesos desgastados”
(Salmo 32:3) por no confesar la falta… no
persistas en hacer lo imposible, ¡no lo
lograrás!… no insistas intentando ocultar lo
que es inocultable ¡no lo conseguirás! … ¡Ve y
confiesa la falta al Señor… sólo en Él hallaras
perdón de pecados y solo en Él tendrás la paz
que no te permite tener el pecado que no le
has confesado!
PARA TERMINAR

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