Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cristiano
OBJETIVO GENERAL
Que cada Servidor de nuestras Comunidades realice un servicio con más eficacia y
realización, dar una respuesta contundente como lo hizo mama María al decir
“Hágase en mí según tu palabra” y tener una formación permanente y sólida basada
en las necesidades personales y comunitarias.
Finalidad. Reconocer que en nuestra vida todavía estamos heridos por el pecado, que
muchas veces se refleja en nuestro servicio, o en nuestra vida comunitaria.
“Los demonios no son los que le han crucificado, eres tú quien con ellos lo has
crucificado y lo sigues crucificando todavía, deleitándote en los vicios y en
los pecados.” (San Francisco de Asís)
El pecado
Salmo 51:1, 2
En el Salmo 51, encontramos la historia del pecado del rey David. Él cometió
un horrible, odioso y perjudicial pecado, a pesar de ser hijo de Dios. Yo espero
encontrarme con David en el cielo. Él fue un hombre conforme al corazón de
Dios a pesar de haber cometido un pecado tan abominable, terrible y
despreciable. Lo que nosotros vemos es esto: Si un cristiano está atado al
pecado, está atado al sufrimiento.
Recuerde que el Salmo 51 fue escrito por David después de haber vuelto su
corazón a Dios. Él recuerda las consecuencias de su pecado y escribe su
historia.
Aquí David está orando: "Oh Dios, lávame; Oh Dios, límpiame". Pero él es un
rey que viste túnicas reales, duerme en cama de seda, se baña en tina de
mármol con jabón perfumado, pero aun así se siente mugriento, sucio.
Ningún cerdo ha dicho alguna vez: "Me siento afligido porque estoy sucio". El
hijo de Dios se da cuenta de que está sucio cuando peca.
Mucha gente tiene una forma de religión, pero nunca se ha limpiado. Ellos han
sido almidonados y planchados, pero nunca han sido lavados, ni santificados y
mucho menos justificados:
1Co 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido
santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el
Espíritu de nuestro Dios.
Tienen una suciedad que está presente todo el tiempo, al punto de que en
realidad nunca se sienten sucios.
Pero cuando un verdadero hijo de Dios peca, se siente sucio. Si usted es hijo
de Dios y ha pecado, se ha sentido así. Quiero decirle esto: Si usted puede
pecar sin sentirse sucio y mugriento espiritualmente, necesita preguntarse si
alguna vez ha llegado a ser salvo; si sabe que el glorioso nombre de Jesús fue
invocado para perdón de pecados y santificación, si realmente conoce al
Señor.
David dijo: "Mi pecado está siempre delante de mí". El pecado cometido
dominaba su mente.
Hay dos tipos de heridas que pueden llegar al alma humana, a la psiquis
humana:
Una es la culpa y otra la tristeza.
Por eso David ora: "Oh Dios, mi alma se siente sucia, mi mente está dominada
por lo que he hecho"
.
EL PECADO DESHONRA AL SEÑOR
Piense sobre la primera parte del versículo donde él dice: "Contra ti, contra ti
solo he pecado". Pero, ¿contra quién pecó David?
Al pensar en eso, usted podría decir: "Al cometer adulterio David pecó contra
su propio cuerpo. Obviamente también pecó contra su familia. Y no sólo pecó
contra su cuerpo y contra su familia; pecó contra la nación de Israel". Ninguno
de estos pecados se menciona.
Él vio el pecado como lo que realmente es, ¡una afrenta contra el Omnipotente
Dios!
Como David amaba a Dios, su corazón estaba roto. Por eso dijo: "Contra ti,
contra ti solo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos".
Cuando una persona quiere cometer adulterio, a veces planea una cita
clandestina, algún encuentro confidencial en algún lugar oculto.
Pero David cayó en la cuenta: "Mi Dios, me estabas mirando. Tus ojos vieron
lo que hice. Oh Dios, Dios mío, Dios, el Dios que yo amo, Señor, he pecado
contra ti. No sólo he quebrantado tu ley, sino que también he roto tu corazón".
Cuando usted ama a Dios, puede saber que es salvo cuando es el pecado, y
no el castigo, lo que carga en su conciencia.
La persona más miserable sobre la tierra no es la que está perdida, sino la que
es salva pero no tiene comunión con Dios. Sólo una cosa le puede quitar el
gozo de su corazón; no son dos, ni tres, ni cuatro; es sólo una, y esa es el
pecado. Y sólo un tipo de pecado: el suyo.
Cuando alguien peca contra usted, ese es el pecado de esa persona. Su
reacción a lo que le hicieron a usted puede quitarle el gozo.
Si usted me golpeara en la cara, eso no podría quitarme la alegría de mi
corazón. Podría lastimarme y quitarme la felicidad, pero no podría quitarme el
gozo.
A propósito, si usted quiere ver lo que yo soy o lo que cualquier otra persona
es, no mire sus acciones, mire sus reacciones, pues estas muestran lo que
ellos realmente son. El golpearme en la cara sencillamente le daría a usted
una oportunidad de ver mi reacción. Si usted quiere ver de qué está llena una
persona, sólo mire lo que sale de ella cuando es empujada.
Lo que estoy diciendo es que el gozo debe ser constante, sin importar lo que
cualquier otra persona haga.
Pero usted dice: "Bien, espere un momento, yo no puedo estar contento todo
el tiempo". Estoy de acuerdo con usted, uno no puede estar contento todo el
tiempo. Yo no estoy hablando de felicidad, estoy hablando de gozo. Hay una
diferencia entre felicidad y gozo.
La felicidad depende de lo que pasa. Por eso la llamamos felicidad. Si lo que a
usted le sucede es bueno, usted estará feliz. Si lo que le sucede es malo, no
estará feliz.
A veces nos pasan cosas malas; no podemos esperar estar contentos todo el
tiempo. Usted no querría estar contento todo el tiempo. Se enfermaría y se
cansaría de estar contento todo el tiempo. Usted no tiene que estar siempre
con una sonrisa en su rostro. Estar contento todo el tiempo sería como comer
helado en cada comida.
Jesús fue un hombre de dolores. Él lloró. No estuvo feliz todo el tiempo, pero
estaba lleno de gozo. Al enfrentar la cruz, habló con sus discípulos y les dijo:
"Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo
sea cumplido" (Juan 15:11).
Y David está diciendo algo como: “Dios, me estás oprimiendo. Hazme oír gozo
y alegría para que los huesos que has roto se puedan regocijar".
A veces tenemos la idea de que si pecamos, Dios sencillamente nos va a
expulsar. ¡Oh, no!, él no nos echa fuera, pero sí nos oprime con más fuerza.
Dios estaba ejerciendo presión sobre David, y por eso David expresa esas
palabras ante el Señor. Esa era una de las maneras como podía saber que era
salvo. Dios no lo iba a dejar ir debido al pecado que había en su vida, sino que
sencillamente lo apretó más fuerte.
¿Por cuánto tiempo puede alguien soportar esa presión en su vida sin que su
cuerpo se afecte? En Proverbios 17:22, la Biblia dice: "El corazón alegre
mejora la salud, pero un espíritu abatido seca los huesos”.
Cuando usted está feliz en Jesús, duerme mejor. Cuando está alegre, usted
digiere su comida, sus jugos gástricos fluyen, sus glándulas funcionan cuando
deben hacerlo, porque hay gozo en el Señor.
Las personas salvas, que no tienen comunión con Dios, son irritables,
abusivas y difíciles de tratar. Algunas de las personas más irritables que usted
haya conocido en la vida son cristianos sin comunión espiritual. Tienen un
espíritu amargado y nada les agrada.
Usted sabe, ningún plato en la mesa puede verse bien si usted sufre de
indigestión. A esas personas nada les agrada. Usted puede saber cuándo una
persona está volviendo a sus malos hábitos.
Observe lo rápido que David juzgó al otro hombre. Lo juzgó por haberse
robado una corderita. Pero él se había robado una mujer. Él juzgó a alguien
por matar un animal, pero él había matado a un ser humano. Con una viga en
su propio ojo, quiso intentar sacar la paja del ojo de otra persona.
El que recae en pecado siempre actúa de esa manera. Siempre tiene un
espíritu amargado y vil que encuentra fallas en todos los demás
Las personas que no están en comunión con Dios son rápidas para encontrar
las fallas de los demás. Si usted quiere, siempre puede encontrar fallas porque
sencillamente todos somos una sociedad de pecadores que al fin y al cabo
nos dimos cuenta de eso y nos unimos para hacer algo al respecto...
las iglesias pequeñas tienen sus propios guardianes. Son personas que creen
que Dios las ha puesto y ungido para asegurarse de que todo vaya bien en su
iglesia.
Esta es una de las peores cosas que pueden ocurrir en la vida de un hijo de
Dios por causa del pecado. Observe el Salmo 51:14: "Líbrame de homicidios,
oh Dios, Dios de mi salvación, y con regocijo cantará mi lengua tu justicia".
A veces en la iglesia usted verá personas que apenas se sientan con sus
brazos cruzados.
Parece que dijeran: "Bendíceme si puedes". ¿Y por qué no están alabando a
Dios? ¿Por qué no están en comunión? ¿Por qué no están gozosos? ¿Por qué
no pueden decir: "Gloria a Dios"? ¿Por qué no pueden alzar sus corazones a
Jesús en alabanza? Porque algo anda mal por dentro.