procesos de corrección ensayística a partir del distanciamiento y la lectura autocrítica como sustentos principales. Algunas consideraciones • Por lo general, CORRREGIR supone mirar de dos maneras: una de ellas, más bien secundaria, es la entendida por todos (la corrección general), y la segunda, y más importante, la corrección devenida del proceso individual. • No son los géneros literarios los que definen las diferentes formas de corrección, sino la naturaleza textual de determinada obra. No por ser novela se corregir como tal, sino por ser un bloque textual con entramados narrativos extensos. Algunas consideraciones • Todo momento de la obra escrita es indispensable, en términos de obra terminada. El capricho del autor, el amor a los fragmentos, debe evitarse: así comienza el desapego y la autocrítica. • La corrección debe ser un misil teledirigido; los únicos supervivientes de la explosión deben ser los fragmentos indispensables para el origen de la vida. • Prueba del lápiz o la regla ABC (o lo que todos saben) • Haz siempre al menos una lectura en voz alta para detectar problemas de ritmo, de longitud de frases y eliminar rimas internas y cacofonías indeseadas. • Da tiempo a las diversas correcciones: primero una, a las semanas otra, a los meses la siguiente… • Lo propio cansa. En tal caso, conviene pasar a otros procesos escritos. XYZ (o lo que no todos saben)
• La primera corrección, realizada tras el cierre
del borrador primero, es útil para hallar PALABRAS O MOMENTOS ESENCIALES. La primera corrección es la más crucial de todas: meticulosa, adecuada al aliento y la extensión. Las correcciones posteriores son pulimentos. El orden de corregir Hablo de un aprendizaje poético real, de técnicas que aún empleo en mis noches de trabajo, pues no deseo metaforizar adrede un simple recuerdo. Esto mismo que digo, mis noches, vienen de allí. Nocturna era la faena de los panaderos como nocturna es la mía, habituado desde siempre a las altas horas sosegadas que nos recompensan del bochorno de la canícula.
Eugenio Montejo, Taller Blanco.
El orden de corregir Si, el ensayo se alimenta de diferentes visiones de la misma esto no significa caos. Borrar es darle más fijo a las navajas, es decir, las sentencias o las ideas. La lectura ajena siempre es una opción ideal. Escucharse como si fueras tu peor enemigo. Lugares comunes = ideas comunes. La confusión. El orden de corregir Entonces me doy cuenta de que su forma de anotar puntillosamente mis críticas es una manera de eludirlas. Al ponerlas por escrito puede dejar de oírme. No me oye, no me quiere oír, y nada mejor para disimular su desinterés que transcribir lo que digo. […] Pensándolo bien, hace conmigo lo mismo que hace con sus novelas: se da a la fuga por medio de una anotación febril. No es que se administre, sino que de plano no escribe. Cuando tiene una historia en puño, es tanto su miedo a no poder escribirla, que la aparta sutilmente a base de digresiones, como me aparta a mí, convirtiendo mis palabras en un frío dictado.
Fabio Morabito, Idioma Materno.
El orden de corregir Hasta los dioses necesitaron más de un día para crear el mundo. El lugar del ensayo. La uniformidad de las formas de citar o de las intenciones en la estructura expresiva de cada enunciado. Necesita acomodar palabras, del impulso de continuar creando o alineando objetos hasta quedar de la manera adecuada según los intereses que uno busque. El texto es un objeto inacabado; es un proceso, y a su vez, un lugar que está por ser. El orden de corregir Cuando corregía sus ojos se concentraban como un cazador que vislumbra la presa. Era tímida, pero en esos momentos se volvía un ave rapaz y temible. Una vez plasmada en la hoja, su puntuación, que podía parecer en extremo escrupulosa y casi pusilánime, se volvía inatacable. Viniste al mundo a poner comas, le dije una vez. «Sí, las tuyas», contestó sin mirarme. Tenía razón. Antes de conocerla yo conocía las comas, pero no las mías.