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Rn. Clase Virtual - La Conquista Del Perú
Rn. Clase Virtual - La Conquista Del Perú
2020 - I
El imperio de los Incas fue conquistado por los españoles en 1532.
Significó el fin del Tahuantinsuyo y el comienzo de la dominación española.
El Perú de entonces dejó de ser independiente y pasó a formar parte
de las colonias españolas, permaneciendo en esta situación por cerca de 300
años.
Al conocerse en
Panamá la noticia de un rico
imperio que se hallaba en el sur,
se organizaron muchas
expediciones con el propósito de
conquistarlo, pero todas
fracasaron, hasta que don
Francisco Pizarro decidió
F. Pizarro D. De Almagro H. De Luque
realizar la empresa.
Francisco Pizarro se asoció con Diego de Almagro y el clérigo
Hernando de Luque, bajo las siguientes condiciones: Pizarro sería el capitán
general y dirigiría la expedición; Almagro reclutaría a la gente y el tercer socio
proveería el dinero para realizar la expedición.
Después de realizar sus dos primeros viajes, los socios confirmaron la
existencia del Tahuantinsuyo y se enteraron de la guerra civil entre Huáscar y
Atahualpa. Entonces Pizarro viajó a España para solicitar al rey la autorización
protección y ayuda, para la conquista de dicho imperio.
A principios de 1 531, en su tercer viaje, partieron de Panamá y después
de una penosa travesía, llegaron a las costas de Tumbes en 1532, donde se
enteraron del triunfo de Atahualpa sobre su hermano Huáscar y que el Inca se
encontraba en Cajamarca.
Posteriormente, los españoles llegaron a una localidad nativa a orillas
del río Chira, donde fundaron la ciudad: San Miguel de Piura. De allí partieron
rumbo a Cajamarca.
Los conquistadores llegaron a Cajamarca el
15 de noviembre de 1532. El mismo día, en la tarde,
Pizarro envió a Hernando de Soto y Hernando
Pizarro a saludar al Inca, que estaba en los baños
de Cajamarca, invitándolo a una entrevista. Pero las
intenciones de los españoles era tenderles una
emboscada para apresarlo.
Pizarro preparó a su gente para que al grito
de “Santiago” toda la caballería, infantería y artillería
entraran en acción.
Al día siguiente, el Inca llevado en andas
entró a la plaza de Cajamarca. Salió a recibirlo el
padre Valverde, entregándole un breviario y
diciéndole que se hiciera cristiano y tributario del rey
de España.
El Inca, encolerizado por tal recibimiento, arrojó el
libro. Entonces se dio la voz de “¡Santiago, a ellos!”,
y tal como lo habían planeado, los españoles
salieron de su escondite arremetiendo con los
caballos y mosquetes. Los indígenas, atemorizados,
huyeron dejando al Inca en poder de los españoles.
El Inca prometió, a cambio de su
libertad, un cuarto lleno de oro y dos cuartos
llenos de plata, hasta donde alcanzara su
mano levantada.
Pizarro aceptó, lo cual significó que Atahualpa
diera la orden a sus súbitos de traer de
distintos sitios del imperio todo el oro y la plata
requerida para cumplir su palabra.
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