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4-RELACIONES MATRIMONIALES:

Una relación de pareja es un nexo de amor que surge entre dos personas. Una relación de pareja tiene distintas etapas
cuando evoluciona en positivo. El enamoramiento, la etapa del noviazgo, la consolidación de la historia y el matrimonio. En
la actualidad, conviene destacar que cada vez son más las parejas que evitan dar el paso de la boda por convivir en pareja
sin organizar un evento nupcial.

Las relaciones de matrimonio, todo los aspectos psicológicos: de conducta, de comportamiento, emocionales, cognitivos o
de pensamiento, etc., relacionados o que sucedan en el ámbitos de la pareja, de la convivencia, de la relación entre dos
personas que se unen emocionalmente, serán objeto de los artículos sobre pareja.

En las relaciones de pareja se suceden muchos de las cuestiones que hemos tratado en artículos de otros grupos o
categorías, tales como la autoestima, las obsesiones, los pensamientos irracionales, etc., trataremos estos argumentos
relacionándolos siempre con la pareja, para buscar soluciones a los problemas de pareja o bien para facilitar la toma de
decisiones cuando la situación aconseja una ruptura de pareja de modo que tenga el menor coste emocional y que el duelo
por la ruptura sea lo menos doloroso y prolongado. En este sentido veremos en detalle todo lo relacionado con la terapia de
pareja.
También uno de los contenidos que relaciona pareja y autoestima es la dependencia emocional, que será ampliamente
tratada, pero también la infidelidad y un tema tan importante como la comunicación en la pareja.
Y por supuesto, un tema esencial en la relación de pareja es la sexualidad, y éste será un contenido al que se dedicará
especial atención, puesto que en él coinciden aspectos físicos pero por supuesto emocionales, siendo un entorno
extraordinariamente sensible a cuestiones fundamentales: como el deseo sexual, la cuestión del género o los roles en la
pareja: el rol femenino y el rol masculino, el deseo en los hombres y en las mujeres, los mitos en la sexualidad, la
impotencia, la frigidez, etc.
8.5. DIVORCIOS Y NUEVAS NUPCIAS:

El divorcio y las segundas nupcias son un hecho de la vida en el mundo actual. Millones de personas participan habitualmente en esta
práctica. ¡Pero ese nunca fue el propósito de Dios!

El plan de Dios para nuestro matrimonio es que represente la fidelidad de Dios aquí en la tierra. Esto se hace real cuando, como
cónyuges, nos entregamos únicamente el uno al otro, pase lo que pase, hasta la muerte. En tal cuadro obviamente no cabe el divorcio.
En gran parte, el mundo evangélico estaría muy de acuerdo en que el divorcio no es bueno.

Dios quería que el matrimonio fuera para toda la vida. La razón por la que esto no sucede es que los hombres y las mujeres tienen
“dureza” de corazón. Sin el Espíritu de Dios, los hombres y mujeres sencillamente no tienen un corazón que tema a Dios y guarde sus 
mandamientos, ni tienen un corazón con la misericordia para perdonar a los pecadores arrepentidos, aun cuando el pecador sea el
mismo cónyuge de uno.
El propósito de Dios siempre ha sido que el matrimonio sea para toda la vida. Sin embargo el Nuevo Testamento menciona
circunstancias en las que el matrimonio no es reconocido o se disuelve (Mateo 19:9; Mateo 5:31-32). Bajo tales circunstancias, la
anulación y nuevo casamiento o el divorcio y las segundas nupcias son permitidos sin transgredir la ley de Dios. Estas circunstancias
pueden ser resumidas como inmoralidad sexual y engaño.

Finalmente, debes reconocer que tú tienes una influencia muy poderosa sobre tu cónyuge, tus hijos y cualquier persona en tu familia.
Aprovecha esta influencia.

El segundo matrimonio establece un nuevo pacto o contrato. Aunque la Escritura señala claramente que el cónyuge errante que peca
y rompe el pacto matrimonial comete adulterio, no pone la culpa sobre la parte inocente.  Los que aducen que el creyente inocente
continuamente comete adulterio al vivir en un nuevo matrimonio no tienen ninguna evidencia bíblica para su argumento. Jesús
claramente expresó la postura de que los que han sido divorciados por un cónyuge en pecado, o los que se divorciaron de su cónyuge
pecaminoso por “fornicación” o por abandono, tienen la libertad de volverse a casar sin que se considere adulterio. No obstante, el
creyente debe casarse “en el Señor” (1 Corintios 7:39) y el pacto del nuevo matrimonio debe ser permanente.
8.6. VIUDEZ:

La viudez es el estado en que se encuentra una persona cuyo cónyuge ha fallecido.


Cuando la muerte del cónyuge afecta a la mujer se dice que es viuda, cuando afecta al hombre es viudo. Al viudo o viuda también se lo
llama cónyuge supérstite o cónyuge sobreviviente en términos jurídicos.
A nivel emocional la viudez es un periodo de gran tristeza en que el viudo o la viuda debe seguir adelante sin la otra persona, a veces
incluso requiere la atención de un especialista que le ayude a sobrellevar la viudez. 
Históricamente la viudez de las mujeres ha sido un grave problema social, ya que podía afectar a familias enteras en tiempos en los que
era el hombre quien traía el sueldo a casa. A raíz de los accidentes laborales que acababan con el fallecimiento de muchos hombres que
dejaban viudas a sus esposas se vio la necesidad de proteger a las personas en caso de accidente de trabajo. 
No es hasta 1900 que aparece la Ley Dato según la cual les correspondía a la viuda e hijos una indemnización, este se podría
considerar el origen de las actuales pensiones de viudedad y orfandad así como el inicio de un sistema de Seguridad Social, con las
correspondientes modificaciones que se han ido haciendo a lo largo de la historia para cubrir las necesidades de la persona viuda.

Si bien cada persona vive el duelo a su modo, las especialistas describen tres fases: la primera, caracterizada por el aturdimiento y la
confusión, que dura unas semanas. La segunda, definida por la desorganización y gobernada por el pesar, el dolor, el anhelo, el enojo y
el miedo, "dura varios meses. Generalmente, es el período en que la gente pide ayuda", comenta Liberman.

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