significa aprender continuamente de todos aquellos que nos rodean; significa ser psicólogo y médico de tus alumnos, buen comunicador y comprensivo con las familias, saber ayudar y compartir experiencia con otros compañeros. ¡En definitiva, ser docente es una de las profesiones más complejas que existen, pero también una de las más gratificantes! Elegir la profesión docente en nuestros días es una tarea que se hace desde la razón y desde el corazón. Debemos sentirnos profundamente conectados con el universo de aquellos que desean aprender, sean niños, jóvenes o adultos; tener paciencia, capacidad de diálogo, de dar, de escuchar; estar preparados para aprender cada día un poco más para lo que deberemos estar siempre informados de lo que sucede en nuestro país y en el mundo; avanzar en los conocimientos generales personales; y no aspirar grandes oportunidades económicas, pues si bien se puede vivir de la docencia, no seremos ricos (materialmente) por el desempeño de esta actividad. Es indispensable que el docente se profesionalice y se le dote de las capacidades necesarias para que genere competencias laborales y habilidades emocionales en el estudiante, que les permitan enfrentar con éxito los problemas del mundo laboral y de su vida personal. En estos tiempos en que todo cambia con rapidez, la actualización permanente de los profesores y la innovación de su práctica educativa, como el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, son fundamentales, pues no puede haber formación integral de calidad de los estudiantes, sin las competencias, compromiso y dedicación que los maestros desarrollan día con día. No puede haber educación de calidad sin buenos educadores.