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PELVIS MASCULINA

EN ECOGRAFÍA
Próstata

Escroto Testículo

Vejiga
Transductor transabdominal
 Para la mayoría de los exámenes
por ultrasonido, se coloca al
paciente acostado boca arriba
en una mesa de examen que
puede inclinarse o moverse.
 Se aplica en la zona del cuerpo a
examinar un gel para ayudar a
que el transductor haga
contacto en forma segura con el
cuerpo y para eliminar
cavidades con aire que se
encuentren entre el transductor
y la piel.
Transrectal
 Para un examen transrectal por
ultrasonido, se coloca una cubierta
protectora sobre el transductor, se
lubrica, y luego se coloca en el recto.
 En general el paciente se encuentra
de costado, dándole la espalda al
examinador, con las caderas y las
rodillas levemente flexionadas.
 La ecografía Doppler se lleva a cabo
utilizando el mismo transductor.
 Por lo general, estos exámenes de
ultrasonido se finalizan en 30
minutos.
PRÓSTATA
PRÓSTATA
 La glándula prostática está dividida en tres zonas anatómicas:
 Zona periférica: se extiende desde la base de la próstata hasta el ápex
en la superficie posterior de la glándula (superficie rectal). Incluye el
70% de la glándula.
 Zona central: rodea los conductos eyaculadores desde su entrada a la
próstata hasta el verum montanum. Comprende el 25% del tejido
glandular.
 Zona transicional: periuretral, 5% del tejido glandular.
 Existe un área prostática fibromuscular anterior no glandular, la
cual no presenta patología significativa.

En general la hiperplasia prostática benigna (HPB) se desarrolla en la zona


transicional; el cáncer de próstata se origina un 70% en las zonas periféricas,
un 20% en la zona transicional y un 5% a 10% en la zona central.
 Hipertrofia Prostática Benigna
 Tumores Prostáticos
 Prostatitis
 Quistes Prostáticos
 Vesículas seminales
HIPERTROFIA PROSTÁTICA BENIGNA
 La HPB se conoce también como adenoma prostático, hiperplasia nodular o
hipertrofia glandular. En el 95% de los casos se compromete la zona
transicional. La etiología de la entidad no ha sido bien establecida, en general
se asocia con la testosterona y la edad avanzada. Los síntomas más frecuentes
son: disminución de calibre miccional, frecuencia y urgencia urinarias. No
siempre el tamaño prostático se correlaciona con los síntomas de paciente.
 El volumen prostático se puede establecer de manera confiable con el
ultrasonido, utilizando la fórmula de la elipse (diámetro longitudinal x
transversal x anteroposterior x 0,523). 1mL de tejido glandular equivale
aproximadamente a un gramo de tejido. El crecimiento prostático se clasifica
en grado I: 20 a 40mL, grado II: 40 a 60mL, grado III: 60 a 80mL, grado IV: más
de 80mL.
 Es de anotar que en paciente mayores de 50 años se puede considerar un
volumen normal hasta 30mL. En general cuando la próstata alcanza volúmenes
mayores de 80 mL requiere abordaje quirúrgico transabdominal. El tacto rectal
no es un método confiable para valorar el volumen de la próstata, pues en
estos casos el mayor crecimiento ocurre en la parte anterior de la glándula.
El aspecto ecográfico de la HPB es
variable, se puede observar:
heterogeneidad, modularidad y
disminución de la ecogenicidad,
que comprometen principalmente
el área glandular interna (zonas
central y transicional). Con
frecuencia se visualizan áreas
ecogénicas por acúmulos de
cuerpos amiláceos o calcificación.
El ultrasonido es útil además para
identificar signos de proceso
obstructivo secundario a la HPB, a
nivel vesical (divertículos, Ecografía transrectal de la próstata, donde se observa
crecimiento pequeño de la próstata con identificación de
engrosamiento e irregularidad de
la zona periférica más ecogénica y de la zona central
la pared) y renal (hidronefrosis y heterogénea
disminución del grosor cortical).
TUMORES PROSTÁTICOS
 El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en el hombre, seguido por el
carcinoma Broncogénico, además es la segunda causa de mortalidad por
cáncer. El 95% de los tumores malignos de próstata son adenocarcinomas. El
cáncer de próstata localizado es generalmente asintomático, o se manifiesta
con síntomas inespecíficos de obstrucción o irritación vesical. Los pacientes
con metástasis se presentan con dolor óseo, anemia y debilidad.
 El tipo histológico más frecuente del adenocarcinoma prostático es el nodular
(70%), y el menos frecuente el tipo infiltrativo (30%); los primeros suelen ser
hipoecoicos, mientras que los infiltrativos pueden ser iso o hiperecoicos. La
mayoría de los carcinomas prostáticos son hipervasculares al Doppler.
 Desde el punto de vista de ultrasonido, los signos tumorales son: área focal
nodular hipoecoica en la zona periférica (signo más importante y frecuente),
asimetría glandular y pérdida de los contornos. Es de anotar que el
ultrasonido transrectal tiene gran número de falsos positivos y falsos
negativos, por lo que siempre debe realizarse correlación de los hallazgos
ecográficos con la clínica y los valores de antígeno prostático.
La biopsia prostática se realiza
bajo guía de ultrasonido, el
paciente se debe premedicar con
antibióticos, continuando su
administración después del
procedimiento. Se realiza un
enema evacuante 1 hora antes del
estudio. La biopsia se practica con
una pistola automática con aguja
calibre 18. La complicación más
frecuente es la reacción vagal leve,
la cual usualmente no requiere
tratamiento. La incidencia de
infección, sangrado rectal,
hematuria y retención urinaria es
baja (aproximadamente del 1%).
Las lesiones metastásicas óseas del
cáncer de próstata son usualmente
osteoblásticas y se identifican con
gammagrafía ósea. La resonancia
magnética (RM) es el método más
útil para la estadificación del cáncer
de próstata. El signo más frecuente
en la RM de carcinoma es un área
focal hipointensa en la zona
periférica en las secuencias de T2;
sin embargo, este hallazgo no es
completamente específico y puede
encontrarse en otras entidades como
en prostatitis o HPB atípica. La mayor
utilidad de la RM es la de predecir el
compromiso extracapsular, de
vesículas seminales y de la vejiga.
Indicaciones de ecografia
prostática transrectal
 Evaluación de pacientes con lesión palpable al tacto rectal.
 Evaluación de pacientes con valores de AEP o fosfatasas elevados.
 Pacientes con signos o síntomas sugestivos de metástasis.
 Guía para biopsia prostática.
 Para estadificación, en estos la RM es de elección.
 Tamizaje, complementándose con el tacto rectal y los niveles de
AEP.
 Seguimiento después del tratamiento del cáncer de próstata.
 Pacientes con síntomas compatibles con crecimiento prostático.
 Pacientes con signos o síntomas de prostatitis severos o
persistentes.
PROSTATITIS

 Prostatitis aguda: generalmente los pacientes con prostatitis aguda


no requieren evaluación por imagen, solo se necesitan estudios en
los casos en que la sintomatología es severa o persistente a pesar del
tratamiento, para descartar el desarrollo de abscesos. La modalidad
diagnóstica de elección en estos casos es la ecografía transrectal. Los
pacientes con prostatitis presentan fiebre, dolor perineal, urgencia y
frecuencia urinaria. Ecográficamente se identifica aumento del
tamaño prostático y heterogeneidad parenquimatosa. En los casos
más severos se identifican colecciones líquidas por abscesos.
 Prostatitis crónica: usualmente se presenta con infecciones urinarias
a repetición, causadas por el mismo microorganismo. El ultrasonido
muestra ecogenicidad heterogénea y áreas ecogénicas por
calcificación.
QUISTES PROSTATÍCOS
 Son poco frecuentes, pueden ser congénitos o adquiridos y suelen
ser asintomáticos. Los quistes congénitos pueden ocurrir a nivel del
conducto de Müller o en el utrículo prostático. Los primeros
generalmente se presentan en la 3ra o 4ta década de la vida,
mientras que los quistes del utrículo ocurren en las dos primeras
décadas. Pueden existir también quistes de los conductos
eyaculadores, éstos generalmente tienen origen inflamatorio y se
asocian a obstrucción de los conductos. En la HPB con frecuencia se
observa una degeneración quística glandular, con múltiples quistes,
localizados principalmente en las zonas central y transicional.
 Los quistes de la línea media son: quiste del utrículo, del conducto
de Müller y por cambios postquirúrgicos. Por fuera de la línea media
de localizan los quistes de la HPB, de retención y de los conductos
eyaculadores.
VESÍCULAS SEMINALES

 Las alteraciones de las vesículas seminales son


infrecuentes. La patología más común es de
origen inflamatorio y se asocia a compromiso
concomitante de la próstata. Generalmente no
se requieren estudios radiológicos. El
ultrasonido transrectal es útil para evaluar la
patología de las vesículas seminales.
 El proceso inflamatorio crónico más frecuente
es de etiología tuberculosa, con calcificaciones
dispersas.
VEJIGA
 Lesiones tumorales
 Carcinoma de células transicionales
 Vejiga neurogénica
 Inflamación vesical (cistitis)
 Cálculos vesicales
 Lesiones Vesicales Traumáticas
LESIONES TUMORALES

Representan el 3% de todas las neoplasias y los


tumores más frecuentes del tracto
genitourinario. Generalmente son de origen
epitelial (95%), de éstos el 85% son carcinomas
de células transicionales y con menor frecuencia
adenocarcinoma y carcinoma epidermoide
(10%).
CARCINOMA DE C.
TRANSICIONALES
 Tiene tendencia a ser multicéntrico y se presenta más frecuentemente en
hombres (3/1) entre la sexta y séptima décadas de la vida. El factor de riesgo
más importante es el tabaquismo, aunque también se asocia con el uso crónico
de fenacetina o contacto con colorantes industriales. Los síntomas más
frecuentes son hematuria usualmente indolora y disuria. El diagnostico se
confirma con cistoscopia y biopsia, los estudios iniciales pueden ser la
ecografía, la urografía excretora o la cistografía, los dos últimos con baja
sensibilidad. La RM es útil para la estadificación, principalmente para
identificar el compromiso perivesical. Se requiere seguimiento estricto de los
pacientes con carcinoma vesical después del tratamiento por la alta incidencia
de tumores sincrónicos y metacrónicos, el monitoreo se realiza con cistoscopia
y ecografía, en ocasiones se requiere pielografía retrograda.
 El carcinoma epidermoide (escamocelular) tiene más mal pronóstico;
generalmente se asocia a antecedentes de patología crónica (infección,
estenosis o cálculos), que resulta en metaplasia epitelial y posteriormente en
cáncer.
VEJIGA NEUROGÉNICA
El vaciamiento vesical requiere una contracción del
músculo detrusor y la relajación sincrónica del esfínter
uretral. Este mecanismo necesita un coordinación perfecta
entre los sistemas nervioso, simpático, parasimpático y
somático (nervio pudendo). Las disfunciones vesicales se
pueden clasificar en los siguientes tipos:

 Vejiga refleja
 Vejiga no inhibida
 Vejiga totalmente autónoma
 Vejiga paralítica motora
 Vejiga paralítica sensitiva
 Vejiga refleja: por lesión completa de neurona motora superior (pacientes con lesiones
medulares completas por encima del nivel sacro). En estos casos el vaciamiento ocurre a
través de un reflejo medular y es involuntario. El volumen necesario para que se
produzca el inicio del vaciamiento es menor a la capacidad normal. Es frecuente en estos
pacientes una marcada incoordinación esfínter-detrusor.
 Vejiga no inhibida: ocurre en casos de lesión incompleta de neurona motora superior,
esclerosis múltiple, tumores cerebrales y accidente cerebrovascular. Se produce
vaciamiento involuntario de la vejiga cuando se alcanza un cierto volumen vesical
(habitualmente menor al normal). Estos pacientes pueden vaciar voluntariamente la
vejiga, evitando la incontinencia, pero con aumento en la frecuencia.
 Vejiga totalmente autónoma: se presenta en pacientes con lesión de neurona motora
inferior (lesiones del cono medular o de la cauda equina). No tienen sensación de
propiocepción, lo que resulta en un llenado vesical máximo, hasta que la presión
intravesical supera la presión del esfínter externo, y de esta manera ocurre un
vaciamiento por rebosamiento.
 Vejiga paralítica motora: propia de pacientes con lesiones motoras sacras o de ramas
del arco reflejo. Son causadas generalmente por trauma pélvico, cirugía pélvica radical,
poliomielitis o síndrome de Guillain-Barré. Estos pacientes tienen retención urinaria
completa y dolor por la repleción vesical.
 Vejiga paralítica sensitiva: por pérdida de la vía sensitiva a nivel de las raíces nerviosas
posteriores, en el tabes dorsalis o la diabetes mellitus.
La evaluación de los pacientes con vejiga
neurogénica se realiza con estudios urodinámicos.
En los exámenes imagenológicos se puede
observar: engrosamiento de la pared,
trabeculación formación de divertículos, reflujo
vesicoureteral y alteración en la morfología vesical.
Se observa frecuentemente formación de cálculos
e infección por estasis urinaria. La cistografía
miccional también es útil para determinar las
características del vaciamiento vesical.
INFLAMACIÓN VESICAL (CISTITIS)
 Las infecciones del tracto urinario inferior se encuentran entre las infecciones
más frecuentes del organismo. Ocurren más comúnmente en las mujeres y
usualmente no es necesaria la evaluación por imágenes. Los estudios se
requieren en pacientes con infección recurrente para descartar anormalidades
anatómicas predisponentes, presencia de cálculos o reflujo vesicoureteral. La
mayoría de los exámenes en los pacientes con cistitis agua (ecografía o
urografía excretora= son normales, en ocasiones puede observarse
engrosamiento difuso de la pared. La cistitis enfisematosa es aquella que se
produce por microorganismos productores de gas, con aire en la pared vesical
e intravesical. Generalmente se presenta en pacientes diabéticos.
 Varias condiciones inflamatorias no infecciosas afectan la vejiga, se manifiestan
por engrosamiento y trabeculación de la pared, generalmente con disminución
de la capacidad. En esta categoría se incluyen: cistitis eosinofílica, cistitis
hemorrágica por ciclofosfamida, cistitis granular y cistitis actínica.
CÁLCULOS VESICALES

El 70% de los cálculos vesicales ocurren por


trastorno en el vaciamiento vesical (vejiga
neurogénica o estenosis uretral). Otros factores
predisponentes son: divertículos vesicales,
cistocele o cateterización vesical prolongada. El
tamaño de los cálculos varía de milímetro a
centímetros, la mayoría son radiopacos y se
asocian frecuentemente a infecciones por
gérmenes gramnegativos.
LESIONES VESICALES TRAUMÁTICAS

Se manifiestan con hematuria macroscópica en


un 95% de los casos. La cistografía es el método
ideal para el diagnóstico, tomando siempre la
precaución de realizar una uretrografía
retrógrada previa a la cateterización vesical,
para descartar lesiones uretrales asociadas. La
ruptura puede ser intra (30%) o extraperitoneal
(70%).
TESTÍCULO Y ESCROTO
 El ultrasonido es el examen de primera elección en la evaluación de la
patología escrotal, en este campo las principales indicaciones de la
ecografía son:

 Evaluación y localización de masas escrotales.


 Evaluación de tumores ocultos en pacientes con patología metastásica
conocida.
 Seguimiento de pacientes con tumores o linfoma previos.
 Evaluación de los pacientes con dolor testicular agudo.
 Evaluación del trauma testicular.
 Localización de testículos no descendidos.
 Detección de varicocele en pacientes con dolor crónico o infertilidad.
 Detección de isquemia testicular por torsión.

 Cuando la indicación del ultrasonido es la patología isquémica (torsión)


o descartar varicocele, debe utilizarse ecografía Doppler a color.
 Los estudios con medicina nuclear pueden ser una alternativa en el
paciente con sospecha clínica con torsión testicular.
La resonancia magnética es útil para identificar
la localización de testículos no descendidos en
casos en los cuales el ultrasonido no ha tenido
éxito, también se han reportado algunos
estudios en los que se utiliza para la evaluación
de pacientes con tumores testiculares. La
tomografía computarizada es la modalidad de
elección para detectar lesiones metastásicas en
tórax y abdomen.
 Masas Escrotales
 Lesiones testiculares benignas
 Patología Extratesticular
 Epidídimo
 Dolor Testicular Agudo
MASAS ESCROTALES
 El ultrasonido tiene una sensibilidad cercana al 100% para identificar masas
escrotales y una precisión diagnóstica de aproximadamente 98% para
diferencia patología intra o extratesticular. Esto es importante, pues la
mayoría de las masas extratesticulares son benignas y las intratesticulares,
malignas. Toda masa intratesticular debe ser considerada maligna mientras
no se demuestre lo contrario.
 Los tumores testiculares representan el 1% a 2% de las neoplasias en el
hombre. La manifestación clínica más frecuente de los rumores testiculares
es la de una masa unilateral indolora o un crecimiento difuso testicular.
Aproximadamente un 10% se manifiesta por las lesiones metastásicas.
 El 90% de los tumores del testículo se origina en células germinales y es
muy maligno, el 40% de éstos tiene componente mixto. Apenas el 5% tiene
origen en el tejido estromal (células de Leydig o Sertoli) y usualmente tiene
un curso más benigno.
 El seminoma es el tumor testicular más frecuente (constituye el 50%
de los tumores de células germinales). Se diagnostica generalmente
en la cuarta y quinta décadas de la vida. Tiene relativo buen
pronóstico por su gran sensibilidad a la quimio y radioterapia. Es el
tumor más frecuente en pacientes con criptorquidia. Usualmente el
seminoma se manifiesta como una masa sólida, homogénea,
hipoecoica, la cual no suele extenderse por fuera del testículo. Un
25% de los pacientes tiene metástasis al momento del diagnóstico.
 El cáncer de células embrionarias es el segundo tumor más
frecuente en el testículo y generalmente tiene naturaleza mixta. Se
presenta a una edad más temprana que el seminoma, con un pico
de incidencia en la segunda y tercera década. Tiene peor pronóstico
que el seminoma.
 En los niños, los tumores testiculares más frecuentes son los del
seno endodérmico, ocurren generalmente antes de los dos años y se
asocian a niveles altos de a-fetoproteína.
 Los teratomas constituyen 5% a 10% de los tumores testiculares,
contienen derivados de las 3 capas germinales y se manifiestan como
masas complejas. Ocurren generalmente en niños o adultos jóvenes.
Tienen un curso relativamente benigno en los niños y maligno en los
adultos.
 El coriocarcinoma es el tumor testicular más infrecuente, ocurre en la
segunda y tercera décadas de la vida. Tiene un alto grado de malignidad,
con una gran incidencia de metástasis vía hematógena o linfática. Se
asocian a ginecomastia por los niveles elevados de gonadotropina.
 Las lesiones metastásicas intratesticulares más frecuentes son los
linfomas y leucemia. El linfoma es la primera causa de lesión tumoral
testicular bilateral. Generalmente el linfoma es del tipo no Hodgkin. La
presentación clínica más frecuente del linfoma y la leucemia en los
testículos es la de un aumento difuso del tamaño testicular con un
patrón ecográfico heterogéneo e hipoecoico. También pueden
manifestarse como masas focales. Otras metástasis poco frecuentes en
testículo se originan en la próstata y pulmón.
LESIONES TESTICULARES BENIGNAS

 Quistes: se descubren incidentalmente en un 8% a 10% de la


población, deben interpretarse con cuidado, pues pueden ser
la manifestación de un tumor quístico (usualmente teratoma),
por lo que ameritan un seguimiento estricto o correlación
histológica en casos de quistes complejos y heterogéneos.
 Absceso: los abscesos testiculares son generalmente
complicación de un proceso de orquiepididimitis. Se
manifiestan como lesiones quísticas con ecos en su interior o
lesiones hipoecoicas. Desde el punto de vista de las imágenes
no se puede establecer una diferenciación definitiva con
lesiones tumorales necróticas; sin embargo, la clínica y la
evolución del cuadro establecen el diagnóstico.
PATOLOGÍA EXTRATESTICULAR
 Hidrocele, hematocele, piocele: la acumulación de líquido seroso entre las capas
parietal y visceral de la túnica albugínea se denomina hidrocele, si el contenido
es sangre, hematocele y si es pus, piocele.
 Varicocele: es la dilatación varicosa de las venas del plexo pampiniforme.
Normalmente estas estructuras vasculares no alcanzan un calibre mayor de
3mm. Es la causa corregible más frecuente de infertilidad masculina. Ocurre en
un 15% a 20% de la población general. El 98% ocurre en el lado izquierdo y en un
70% son bilaterales. Pueden suceder de manera secundaria en casos de aumento
de la presión en la vena espermática o sus tributarias, como en casos de masas
retroperitoneales, hidronefrosis severa o tumores abdominales. El varicocele
secundario debe sospecharse en pacientes mayores de 40 años con varicocele
derecho unilateral, el cual no se modifica con los cambios de posición. El grado
de dilatación venosa no se asocia con el grado de infertilidad en todos los casos.
Los pacientes con sospecha clínica de varicocele deben evaluarse idealmente con
ecografía Doppler a color, en posición vertical y decúbito, con y sin la maniobra
de Valsalva.
EPIDÍDIMO

Los tumores de los epidídimos son muy raros, el más


frecuente es el tumor adenomatoideo. Las lesiones
quísticas de los epidídimos son muy frecuentes y
pueden corresponder a quistes o a espermatoceles.
20% a 40% de la población asintomática puede tener
quistes del epidídimo. Pueden ser múltiples y
bilaterales. Por ultrasonido generalmente no es
posible diferenciar las dos entidades. Ocasionalmente
los espermatoceles tienen ecos en su interior y
generalmente se localizan en la cabeza del epidídimo.
DOLOR TESTICULAR AGUDO

 Existe un amplio diagnóstico diferencial en los


pacientes que se presentan con dolor testicular
agudo:

 Torsión testicular.
 Torsión del apéndice testicular.
 Orquiepididimitis.
 Hidrocele agudo.
 Hernia estrangulada.
 Hemorragia traumática.
 Hemorragia en un tumor testicular.
 Las causas más frecuentes son torsión testicular y
orquiepididimitis. La torsión testicular es más frecuente en
niños y sólo representa el 20% de la patología escrotal aguda
en hombres después de la pubertad. El diagnostico precoz es
importante, ya que después de las 12 horas de evolución del
cuadro solo el 20% de los testículos son viables. El
diagnostico se establece con ultrasonido Doppler a color o
con medicina nuclear. Los hallazgos ecográficos con
ultrasonido bidimensional no son concluyentes.
 La orquiepididimitis es la causa más frecuente de dolor
testicular en hombres postpúberes. Generalmente ocurre
después de una infección urinaria baja, los agentes
infecciosos más comunes son Escherichia coli, Pseudomonas
aeruginosa y Enterobacter spp. Frecuentemente se asocian a
fiebre y disuria.
Ecográficamente se
identifica aumento del
tamaño del epidídimo y
del testículo con
disminución de la
ecogenicidad y
heterogeneidad. En
ocasiones se observa
hidrocele y
engrosamiento de la piel.
En el ultrasonido Doppler
a color se identifica
aumento del flujo, tanto
del epidídimo como del
testículo.

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