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Neoliberalismo en Bolivia

Se instaura en 1985, luego de la derrota política de las fuerzas populares por el fracaso del gobierno de
Hernán Siles Zuazo (1982 – 1985). Siles dirigía una coalición de centroizquierda, la Unidad Democrática y
Popular (UDP) en la que estaban nacionalistas de izquierda, comunistas y socialdemócratas. No pudo
solucionar la crisis económica, que derivó en una hiperinflación. No tenía mayoría en el Congreso
Nacional, controlado por fuerzas de derecha. Tampoco tuvo respaldo de la Central Obrera Boliviana
(COB), que aplicó una orientación de ultraizquierda aventurera.

La crisis de gobernabilidad, obligó al recorte del período de gobierno de la UDP y el adelantamiento de


elecciones. Ante el pueblo quedó la imagen de que “la izquierda” había fracasado, por ello en las
elecciones nacionales de 1985 ganaron los partidos de la derecha neoliberal.
Neoliberalismo en Bolivia

El neoliberalismo se instauró inconstitucionalmente, a través de un Decreto (21060) promulgado por el


presidente Víctor Paz Estenssoro.

El Modelo Neoliberal estableció: 1) la privatización de varias empresas públicas, 2) la flotación cambiaria


de la moneda boliviana respecto al dólar, 3) la apertura total al comercio exterior (importaciones y
exportaciones), 4) la libre contratación laboral, 5) el fin del control de precios y la regulación salarial. El
modelo neoliberal duró 20 años y 5 gobiernos consecutivos.

En 1986, luego de una caída catastrófica de los precios del Estaño en el mercado mundial, se decreta la
“Relocalización” (despido masivo) de decenas de miles de trabajadores mineros. Es el
fin del ciclo de la vanguardia obrera y de la mejor época de la Central Obrera Boliviana.

Las resistencias al neoliberalismo vendrían en las siguientes décadas


de otros sectores sociales.
La Guerra del Agua
Es en el tema del agua potable y para riego donde “comienza a
apreciarse la verdadera esencia del neoliberalismo y sus efectos
sobre la población de menores recursos. Se parte de un principio
esgrimido sutilmente por los organismos de financiamiento
internacional como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), que señalan que no se está pagando
suficientemente el costo del agua y por lo tanto el agua debe ser
tratada como una mercancía cualquiera y por ende la misma debiera
ser privatizada para que pueda tener un precio de mercado y una
adecuada gestión” (Cama­cho, 2001).  

Históricamente ha sido muy sensible el tema del agua en la región del valle de Cochabamba (donde viven
alrededor de 700.000 personas, del área urbana y rural) es una zona ecológicamente considerada
semiseca, que sufre escasez. Por otro lado, en la ciudad de Cochabamba, apenas el 50%
de la población tiene acceso al sistema público de distribución de agua potable, el 35 %
se ha organizado en cooperativas, asociaciones, comités de agua, y un 15 % se
aprovisiona a través de carros cisterna («aguateros»).
Las causas directas para el conflicto fueron dos:

1. La forma poco transparente en que se realiza la


concesión, de la empresa municipal de distribución de
agua (SEMAPA) a un consorcio privado internacional,
denominado «Aguas del Tunari», incluyendo la
implementación del proyecto Misicuni (septiembre 1999). 

2. La aprobación en el parlamento, de manera no


consensuada, de la Ley No 2029 de Servicios de Agua
Potable y Alcantarillado Sanitario (octubre 1999),
siguiendo recomendaciones del Banco Mundial. Ya, en
junio de 1999, un informe reservado de este organismo
sugiere las concesiones privadas, destaca el rol de las
superintendencias como organismos de regulación, y Derramaron sangre para no
propone la eliminación de las subvenciones en los quedarse sin agua
servicios básicos (World Bank 1999). 
En el área rural, la nueva empresa afectaba a los
campesinos regantes cuyos sistemas y usos
tradicionales y auto­gestionarios en la gestión del agua se
veían en riesgo. A través de la colocación de medidores
para el cobro por el uso del agua, la trans­nacional
intentaba apropiarse de los pozos y sistemas de riego
que estas comunidades agrarias habían construido con
sus propias manos. En pocas palabras, se trataba de la
privatización del agua en la ciudad y en el campo. 

Estas medidas inicialmente pasan desapercibidas para la


población, son los campesinos regantes quienes arriban
a la ciudad y alertan a la ciudadanía. Los cocaleros no
participaron en la primera movilización. Derramaron sangre para
no quedarse
Un joven diputado cocalero es quien convence a sus compañeros sin agua
de la necesidad y urgencia de manifestarse para “evitar que el agua se
convirtiera en un negocio privado”
El derecho de la población a acceder a los servicios de agua potable y alcantarillado sanitario y que
estos no sean controlados por empresas transnacionales, le posibilita a Evo Morales dar un nuevo salto
cualitativo, agregando a su discurso la defensa de los recursos naturales.

En poco tiempo la situación generó un gran rechazo


popular y a fines de diciembre de 1999, de forma casi
espontánea, se consolida un heterogéneo tejido social
compuesto por varios sectores: campesinos regantes,
sindicatos obreros, transportistas, juntas de vecinos,
asociaciones de profesionales, maestros, campesinos
cocaleros, estudiantes,  etc. Este diverso conjunto de
sectores encontró su expresión y unidad en torno a la
nueva entidad organizativa denominada
Coordinadora de Defensa del Agua
y de la Vida. 

Derramaron sangre para no quedarse sin agua


La Coordinadora de Defensa del Agua es una
especie de sindicato social que aglutina a
varios sectores tanto de la ciudad como del
campo; pero se diferencia radicalmente con los
sindicatos tradicionales, porque en su interior
confluyen una gran diversidad de sectores, los
cuales se reúnen sin intermediarios en grandes
asambleas para  discutir, decidir y ejecutar. La
columna vertebral de la Coordinadora la
constituyeron los campesinos regantes y los
trabajadores fabriles.
Los principales líderes eran; Omar Fernández,
de la Asociación Nacional de Regantes y Óscar
Olivera, portavoz de la Coordinadora de la
Defensa del Agua y de la Vida. 
Derramaron sangre para no quedarse sin agua
Derramaron sangre
para no quedarse sin agua
En enero de 2000, a pesar de la represión
violenta de la movilización urbana ésta continuó,
junto con los bloqueos de los regantes, con un
saldo de 22 heridos, más de 100 detenidos. Un
acuerdo, bajo mediación de la Iglesia y el
Defensor del Pueblo, estableció la revisión del
Contrato con “Aguas del Tunari”, la modificación
de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado con
participación de campesinos, regantes y
organizaciones urbanas distribuidoras de agua,
así como la suspensión del incremento tarifario
mientras continúen las negociaciones.

La movilización obligó al gobierno a reconocer a la Coordinadora como actor del


conflicto y negociar modificaciones a la Ley y Contrato.
Derramaron sangre para no quedarse sin agua
En el mes de marzo de 2000 la Coordinadora organizó un
Referéndum, denominado “Consulta Popular” donde se
preguntó a la población si estaba de acuerdo con rescindir
el Contrato con “Aguas del Tunari” y la modificación de la
Ley 2029. A pesar de la escasa difusión, la participación fue
masiva; más del 90% de los votantes apoyaron las acciones
de la Coordinadora. Con este respaldo, la Coordinadora
convocó a la llamada “batalla final”, demandando que Aguas
del Tunari abandone el país. En abril de 2000, por la fuerza
de nuevas movilizaciones, el gobierno de Hugo Bánzer
decretó la nulidad del contrato.

Óscar Olivera explica así este movimiento: “Yo diría que la


guerra supuso algo más que la recuperación del agua como
un bien común. Rompe con un esquema económico de
despojo y cambia también el modelo político: renuncia el
gobernador, el alcalde se escapa... Y la gente se erige como
un poder soberano”.
La nueva Constitución de Bolivia, en su artículo 373
dice: “el agua constituye un derecho
fundamentalísimo para la vida, en el marco de la
soberanía del pueblo”. El artículo 374 señala que “el
Estado protegerá y garantizará el uso prioritario del
agua para la vida […] garantizando el acceso al
agua a todos sus habitantes”.

La nueva legislación boliviana actuó como epicentro


de un movimiento mundial que tendría sus réplicas,
un año después de promulgada la Constitución
boliviana, El 28 de julio de 2010, a través de la
Resolución 64/292 la Asamblea General de las
Naciones Unidas reconoció el acceso
al agua potable y al saneamiento básico como un derecho humano esencial para la
realización de todos los derechos humanos a partir de la Resolución UN 64/292.
Derramaron sangre para no quedarse sin agua
De acuerdo a los tres principios que sugiere M. Castells para una
clasificación de los movimientos sociales, tenemos:
El adversario: el modelo de desarrollo privado. La Guerra del Agua
enseñó a la población que la única manera de resolver sus problemas
es cambiando el modelo de la privatización, aunque todavía no había
otro modelo diferente y alternativo.

La identidad: el agua como bien público y diversidad organizativa. La


Guerra del agua significó un gran avance en la construcción de una
identidad popular, campesina y obrera. Permitió la conformación de un
órgano del Poder Popular: la Coordinadora. Aunque luego se fue
debilitando.
Objetivo social: reivindicar formas de apoyo mutuo, solidaridad y
participación democrática. La Coordinadora del Agua mostró al país
que hay otras formas de democracia a partir de la solidaridad. Pero
además logró un triunfo: la expulsión de la empresa transnacional.

Derramaron sangre para no quedarse sin agua


La Guerra del Gas
Con las leyes de Capitalización e Hidrocarburos, se
pasó de una economía estatal hidrocarburífera,
(vigencia de sesenta años), a una de privatización total.
A medida que los partidos políticos de oposición y las
organizaciones de la sociedad civil fueron tomando
conciencia de las consecuencias de estas decisiones,
el ambiente político y social se tornó tenso. Las
posibilidades de concretar el proyecto de exportación
de gas natural a Estado Unidos y México por parte del
Consorcio Pacific LNG, vía Chile con el agravante del
pasado histórico de ambos países, sumando a esto, las
condiciones del contrato dónde el Estado boliviano
no tenía la más mínima posibilidad de participar e incidir en las negociaciones, se desató
la mayor confrontación popular contra el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
La población de la ciudad de El Alto, fue la primera que se subleva en octubre 2003
Iniciando la que se conoce como la “Guerra del gas”
La rebelión popular de octubre de 2003 logró articular a la
mayoría de la sociedad boliviana mediante el
planteamiento central de la necesidad de una nueva Ley
de Hidrocarburos, que contemple aspectos tales como la
recuperación de los derechos de propiedad a favor del
Estado boliviano, la industrialización del gas natural en
territorio boliviano, la refundación de la empresa estatal
Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB) que el
ajuste neoliberal y la privatización había reducido a una
empresa marginal.
Se destacan tres ejes de lucha en la Guerra del Gas: 
• La anulación de los proyectos de exportación
privatistas de hidrocarburos. Revisión de la ley de
Hidrocarburos. 
• Renuncia del presidente Sánchez de Lozada. 
• Convocatoria a una Asamblea Constituyente que Entregaron la vida por
soberanía y dignidad
refunde al país. 
5 de septiembre 2003: nacimiento de la Coordinadora Nacional
de Recuperación y Defensa del Gas (CNRDG).
19 de septiembre: primera movilización nacional en torno a la
exigencia central de que se anule el proyecto de exportación de
gas a Estados Unidos vía Chile. Más de medio millón de
personas, no sólo en las principales ciudades, sino en pueblos y
pequeñas comunidades a lo largo y ancho del país,
protagonizaron masivas marchas reclamando el gas para los
bolivianos. 
20 de septiembre: el ejército masacra en Warisata e Ilabaya, en la
región del altiplano, contra los bloqueos del pueblo aymara, con
un saldo de cinco muertos y más de veinte heridos. A partir de
esa fecha, se genera una dinámica campesina de bloquear la
economía, movilizarse hacia la capital y crear una dirección
nacional unitaria.
Entregaron la vida por soberanía y dignidad
26 de septiembre: La CNRDG llama a movilizaciones en
Entregaron la vida por soberanía y dignidad solidaridad con los aymaras y con la Central Obrera
Boliviana. En esa semana se anuncian movilizaciones y
bloqueos de indígenas, campesinos y cocaleros
convergiendo el 6 de octubre. El bloqueo de la ciudad de
La Paz toma forma. 
Primera semana de octubre: el bloqueo aymara iniciado
en la provincia Omasuyus se ha generalizado a la
mayoría de las provincias de La Paz.
Una marcha de quinientos mineros se acerca a La Paz
desde Oruro. 
En Cochabamba las movilizaciones se inician con
marchas de la CNRDG y bloqueos en la carretera.
En Santa Cruz hay una huelga de la Central Obrera
Regional (COR) de Montero
y los campesinos y colonizadores se aprestan a bloquear. 
El gobierno responde con un Estado de Sitio de facto no declarado, pues las
carreteras, El Alto y otros puntos están militarizados. El cerco sobre La Paz se cierra.
1° de octubre: enfrentamientos en Aroma, el ejército levanta
los bloqueos y allana casas. Inician prácticas racistas del
ejército, desnudando y quitando los calzados a los indígenas
para que en esta condición de extrema humillación quiten
las piedras de los caminos. 
2 de octubre: inicia el paro cívico convocado por la Central
Obrera Regional y la Federación de Juntas Vecinales de la
ciudad de El Alto (colindante con la ciudad de La Paz). 
8-9 de octubre: llegada de los mineros a El Alto.
Enfrentamientos con el ejército que arrojan un saldo de tres
muertos y más de veinte heridos. Vecinos atacan el retén de
policía n. 3 en Senkata, incendian las instalaciones y
recuperan armas. Prosigue el paro total a pesar de la dura
represión.
10-11 de octubre: marcha de maestros y campesinos en
Montero (Santa Cruz) por la vida, la dignidad y el
gas. Ataques de los pobladores a cuarteles. 
Se reporta escasez de productos y combustible en la sede de gobierno.
Explosión en Pura Pura daña el gasoducto que baja hacia La Paz. El
gobierno decide traer combustible a cualquier precio. Trece camiones
cisterna escoltados por el ejército son enviados a la planta de
distribución de combustibles de Senkata (El Alto). Se producen
enfrentamientos con los pobladores que bloquean la carretera. Hay dos
asesinados más.
12 de octubre: prosigue la masacre en El Alto por parte de la tropa. Los
soldados apoyados por tanquetas y helicópteros ametrallan los
bloqueos y las viviendas. Ocupación e incendio de las instalaciones de
Electropaz por parte de los pobladores. 
Concluye el operativo gubernamental para llevar combustible a la ciudad de La
Paz, las cisternas llegan a La Paz dejando un saldo de veintiséis muertos
(incluyendo un niño de cinco años) y alrededor de cien heridos.
Las trece cisternas costaron veintiséis muertos. Macabro pero real. 
Entregaron la vida por soberanía y dignidad
13 de octubre: el vicepresidente rompe con Sánchez de Lozada. El
gobierno anuncia la “suspensión” de las exportaciones de gas y
promete una consulta para decidir el futuro de los recursos energéticos,
al tiempo que reitera que no renunciará y recibe el respaldo de la cúpula
Entregaron sus vidas por la soberanía
militar. George Bush, Condolezza Rice y César Gaviria (secretario OEA)
 y dignidad  hacen declaraciones apoyando al gobierno boliviano; en particular, el
Departamento de Estado de EEUU declaró: “Estados Unidos no van a
tolerar ninguna interrupción del orden constitucional y no reconocerán

ningún régimen que sea el resultado


de procedimientos antidemocráticos”.
Entregaron la vida por
Los cocaleros se unen al paro y soberanía y dignidad
bloquean las rutas en el Chapare.
En Chasquipampa y Ovejuyo mueren
cuatro personas en una contraofensiva
del ejército en la zona.
El ejército continúa disparando a las
casas, hay decenas de heridos.
Se reportan movilizaciones en la capital pidiendo la
dimisión del gobierno. Grandes contingentes avanzan sobre
el centro y la sede del gobierno. Parte de la policía se niega
a reprimir a los manifestantes. Al atardecer se cuentan
veintiocho civiles muertos y treinta heridos. La represión no
parece ser capaz de detener la caída del gobierno. Por la
noche el ejército recupera el control del centro de la capital
y los contingentes populares evitan la confrontación; se
forman barricadas en diversos puntos de la ciudad. Se
conoce que convergen hacia La Paz tanto contingentes
populares como refuerzos del ejército, lo que anuncia la
agudización de los enfrentamientos. 

14 de octubre: el paro es total en La Paz. En los barrios populares de la capital y en


El Alto hay barricadas. En los últimos veinticinco días han muerto sesenta y cuatro
personas y se reportan más de doscientos heridos
Entregaron la vida por soberanía y dignidad
La COB, organizaciones indígenas y campesinas han
llamado a fortalecer el paro, los bloqueos carreteros y
avanzar hacia las ciudades. De acuerdo con la dirigencia, el
gobierno está por caer y llamó a los “militares patriotas” a no
disparar más contra su pueblo.  
Manifestaciones multitudinarias en Cochabamba, Oruro,
Potosí, Sucre y en el norte de Santa Cruz en Yapacaní,
donde el clamor es la salida de Sánchez de Lozada.
15 de octubre: las manifestaciones en las capitales del país
demuestran la fuerza de la resistencia social. A pesar de la
brutal represión y la presencia del ejército y la policías, el
pueblo ganó otra vez las calles.
En Patacamaya, carretera de Oruro a La Paz, mineros y campesinos resisten a los militares. Tres mineros
murieron y otros catorce quedaron heridos, muchas personas fueron detenidas y no se conoce
su paradero. En La Paz continúa el paro total. De nueva cuenta se organizan grandes
contingentes que se dirigen hacia el centro. Se lleva a cabo el entierro de algunos de
los asesinados en los últimos días.
Entregaron la vida por soberanía y dignidad
La población de los barrios se organiza en torno a las centrales sindicales. Se realiza un cabildo público
multitudinario en la plaza San Francisco donde fraternizan campesinos, citadinos, guerreros aymaras, cocaleros,
mineros, pobladores de El Alto y de casi todo el país. Tod@s clamando por la salida del presidente. 
Las instrucciones del poder popular son: profundizar la movilización social, reforzar la huelga general, endurecer
y ampliar el bloqueo de caminos, levantar trincheras y cavar zanjas en cada zona de la ciudad, barricadas en los
caminos, conformar los comités de autodefensa y defender los medios populares de comunicación. Todos en
vigilia. La exdefensora del pueblo Ana María Campero inicia una huelga de hambre, acompañada por el padre
jesuita Ricardo Zeballos y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB).
17 de octubre: nuevas y masivas manifestaciones en La Paz
para exigir la salida del presidente. Cae Gonzalo Sánchez de
Lozada. Se conforma gobierno con el vicepresidente Mesa, se
anuncia que no se realizará el proyecto de venta de Gas por
Chile, habrá nueva ley de hidrocarburos, se convocará
Asamblea Constituyente. Mesa no cumplió las
últimas demandas.

Entregaron la vida por soberanía


y dignidad
La Guerra del Gas ha logrado unificar al movimiento social Entregaron la vida por soberanía
que se hallaba diseminado en sus distintos componentes y dignidad
regionales, ha comprometido a todos los sectores sociales
involucrados en los movimientos sociales desde el 2000, La
consigna de la defensa del gas resultó ser no sólo una
consigna unificadora, sino también una consigna nacional,
que sintetiza varios planos de las luchas sociales.
 La resistencia a la globalización privatizadora, a la
ejecución de las políticas neoliberales, a la rebelión
social contra el ajuste estructural.
 Recuperación de la soberanía nacional frente a la
supeditación al orden mundial.
 Recuperación de los recursos naturales y la lucha por
el excedente.
 Lucha de clases.
 Eje articulador histórico.
No sólo se trata de una consigna nacional, sino de una consigna que replantea en el plano popular la concepción
de nación. Quizás por ésta razón la defensa del gas estaba ligada con la consigna de la Asamblea Constituyente.
Las jornadas de septiembre-octubre no fueron
únicamente la continuidad de los desplazamientos
del movimiento indígena, sino que los indígenas se
incorporaron a luchas y movimientos sociales de
alcance nacional, irradiaron en estos movimientos
con sus propios contenidos y perfiles, pero también
vivieron transformaciones que implican estas
expansiones. No se puede reducir lo acontecido en
la ciudad de El Alto a las circunstancias y al
contorno de las reivindicaciones indígenas. Va más
allá, incorporando lo indígena como eje articulador
a un amplio movimiento social y a una lucha de
liberación nacional, más rica en sus connotaciones,
más profunda en su memoria histórica, más
expansiva en sus alcances políticos. (Prada)
Los campesinos, mineros, gremialistas,
desocupados, estudiantes, vecinos, y distintos
sectores involucrados en el movimiento social del
Entregaron la vida por soberanía y dignidad 2000 al 2003, han acumulado sus fuerzas,
apoyados en la construcción de una memoria
histórica (katarista ) y política (marxista), que puede
ser entendido momento histórico.
La acumulación de fuerzas, la fuerza de la memoria,
no se da sólo por sedimentación de la experiencia
sino también debido a la simultaneidad de la
memoria histórica y la acción política, la potencia y
la praxis.
La construcción ideológica del proceso boliviano

1. El concepto de Bloque Social Revolucionario supera al vanguardismo obrero. Va más allá de lo que se entendía por
Alianza Obrero Campesina. Supone la unidad campo-ciudad, pero por su fuerza en la lucha, campesinos originarios e
indígenas asumen el mando.

2. Nación y Clase. El katarismo incorpora en los años setenta el concepto de “colonialismo interno” que oprime a las
nacionalidades originarias, que son naciones sin Estado. La pregunta es: ¿Asamblea de nacionalidades o Asamblea Popular?
En los años noventa, el debate fue: ¿Autonomía o Soberanía? Comienza a hablarse de Autodeterminación como resultado
de un proceso revolucionario. El liderazgo de Evo se consolida frente a otros líderes como Felipe Quispe.

3. Falso debate entre indianistas y obreristas. La formación de la clase obrera en el siglo veinte,
fundamentalmente del proletariado minero y fabril, se dio conservando o recuperando sus orígenes aymaras y quechuas.
Obreros de Cochabamba, en una Tesis Política el año 1999 indican:

“Los trabajadores tenemos una doble lucha: la lucha por la autodeterminación de


nuestros pueblos en la forma, la lucha de clases contra el capitalismo
en el fondo”
La construcción ideológica del proceso boliviano

4. El Proyecto Nacional Popular se construye a partir de las luchas sociales, incorporando las demandas sociales y
convirtiéndolas en propuestas nacionales: nacionalización de los recursos naturales, defensa de la soberanía frente al
imperialismo, revolución agraria con visión de tierra y territorio, acabar con la libre contratación y los abusos contra los
trabajadores, nuevo Estado incluyente, Asamblea Popular Constituyente.

5. Van confluyendo las corrientes ideológicas y políticas en el Instrumento Político, que desde el año 1998 comienza a ser
conocido como el Movimiento al Socialismo (MAS). Esas corrientes son: 
1) El nacionalismo popular.
2) El indigenismo. 
3) El socialismo.

La amalgama ideológica de estas corrientes, 


desde el sexto Congreso Nacional del MAS en noviembre de 2006,
comienza a denominarse Socialismo Comunitario.

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