Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ESTAREMOS
LIBRES DE LA
PRESENCIA DEL
PECADO. Apoc.
21:27
1. EL CIELO ES MEJOR PORQUE ALLÍ NO HABRÁ DOLOR.
Apocalipsis 21: 4
El dolor ha castigado a los hijos de los hombres. Vivir en este mundo es pisotear un
lagar de profundo sufrimiento. Nacemos llorando, cruzamos los valles de la vida con
el rostro mojados de lágrimas y muchas veces, partimos de esta vida con los ojos
inundados de lágrimas.
Pero en el cielo, Dios enjugará de nuestros ojos toda lágrima. Allí el
llanto cesará. El dolor no formará parte de nuestra vida. El cielo será
un lugar de alivio perenne, de goce inefable, de gloria eterna. En el
cielo no habrá despedidas ni seremos apartados de aquellos a quienes
amamos.
La Nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de
Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los
afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas.
Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Los creyentes cuya vida quedó
escondida con Cristo, los que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe,
resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios (Testimonios para la
iglesia, t. 9, p. 228).
2. EL CIELO ES MEJOR PORQUE ESTAREMOS LIBRES DE
LA PRESENCIA DEL PECADO.
Apocalipsis 21:27
Jesús es el centro del Universo. Estaremos con él para siempre. Ver a Jesús cara a cara,
rendirnos a sus pies en gratitud y glorificarlo por su gracia, y eso, por los siglos de los
siglos, es la más santa y pura de todas las bienaventuranzas celestiales.
Los redimidos encontrarán y reconocerán a aquellos cuya atención dirigieron al
ensalzado Salvador. ¡Qué bendita conversación tendrán con estas almas! Alguno dirá:
“Yo era pecador, sin Dios y sin esperanza en el mundo; y tú viniste a mí, y atrajiste mi
atención al precioso Salvador como única esperanza mía, y creí en él. Me arrepentí de
mis pecados y se me hizo sentar con sus santos en los lugares celestiales en Cristo
Jesús”. Otros dirán: “Yo era pagano en tierras paganas. Tú dejaste tus amigos y tu
cómodo hogar, para ir a enseñarme cómo encontrar a Jesús, y creer en él como único
Dios verdadero. Destruí mis ídolos y adoré a Dios, y ahora lo veo cara a cara. Estoy
salvo, eternamente salvo para contemplar siempre al Ser a quien amo” (Obreros
evangélicos, p. 534).
¡Oh, cuán glorioso será verle y recibir la bienvenida como sus redimidos! Largo
tiempo hemos aguardado; pero nuestra esperanza no debe debilitarse. Si tan
solo podemos ver al Rey en su hermosura, seremos bienaventurados para
siempre (Eventos de los últimos días, p. 284).
CONCLUSIÓN
ESTAREMOS
LIBRES DE LA
PRESENCIA DEL
PECADO. Apoc.
21:27