Está en la página 1de 9

APLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS DE

EVALUACIÓN
DE LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA Y
PROBLEMAS EMOCIONALES
Como en cualquier otro tipo de problemas en niños y adolescentes, la evaluación
de los trastornos de conducta y problemas emocionales debe consistir en un
sistema de recogida de informaciones que incluyan distintos tipos de técnicas,
diferentes informantes (padres, familiares, profesores, compañeros, los mismos
niños o jóvenes, etc.) y diversos contextos (casa, aula, recreo, calle, reuniones
familiares, etc.) (Wicks- Nelson e Israel, 2000). Para llevar a cabo dicha evaluación
completa, necesitamos recoger:
• Información de las variables o factores relacionados con la aparición o inicio de
los problemas.
• Información de las variables o factores relacionados con el mantenimiento
actual de los comportamientos que queremos abordar. Estas informaciones las
obtendremos mediante técnicas funcionales de evaluación.
• Dada la naturaleza social de estos comportamientos, necesitaremos también
información sobre los grupos sociales de referencia de cada edad, para lo cual
utilizaremos las escalas, cuestionarios y autoinformes (Valero, 1997).
Entrevistas
• Son un medio para recoger información sobre las variables históricas
y actuales relacionadas con las conductas problemáticas.
• La recogida de esta información deberá realizarse con las distintas
personas que interaccionan con el niño en los distintos contextos
donde se producen las conductas problemáticas (padres, familiares,
educadores, monitores, entrenadores deportivos, etc.)
La entrevista con padres y profesores
• Es un procedimiento de amplio espectro, cuyo objetivo principal es:
a) Proporcionar explicaciones y motivar a los padres y al niño

b) Recoger información de la historia comportamental del niño/a


hasta el momento actual, sobre los comportamientos
problemáticos, y otras áreas relacionadas que puedan ser útiles
para el tratamiento,
c) Elaborar un plan de acción que incluya tanto la identificación de
conductas objetivo como la programación sobre las variables a
modificar, y que constituya una tarea conjunta del niño, padres,
maestros y terapeuta.
Escalas, cuestionarios y autoinformes
• Este tipo de técnicas, consistentes en preguntar a padres, profesores o al
mismo chico sobre una lista de posibles comportamientos, también se
conocen como técnicas de papel y lápiz.
• Entre los instrumentos de papel y lápiz más utilizados para la detección de
trastornos de conducta están la Child Behavior Checklist (Escala de
conducta para niños [CBCL]) para niños y adolescentes, de Achenbach
(1991), las escalas de Conners (1997), y en castellano, la EDAH (Evaluación
del déficit de atención con hiperactividad, de Farré y Narbona, 1997), la
Escala A-D (antisocial-delincuencia), de Seisdedos (1989), que evalúa
aspectos sociales y delictivos de la conducta desviada, y la Batería de
socialización BAS 1, 2 y 3, de Silva y Martorell (1987), que incluye un
cuestionario para profesores, otro para padres y uno de autoevaluación.
• Los problemas emocionales han sido evaluados a través de
instrumentos como la CDS (Child Depression Scale [escala de
depresión para niños]), de Lang y Tisher (1978), el PNID (Peer
Nomination Inventory [Inventario de designación de compa- ñeros]),
de Lefkowitz y Tesiny (1981), y el CDI (Children’s Depression Inventory
[inventario de depresión para niños]), de Kovacs (1992), de las cuales
disponemos traducida y baremada, con población española, la
primera.
Observación y registro
• La observación directa del comportamiento es el medio más fiable
para obtener información sobre los trastornos de conducta y
problemas emocionales en niños y niñas. Existen sistemas ya
estructurados de recogida de información mediante observación
directa que se han utilizado en el contexto clínico, escolar o en casa.
El Behavioral Coding System (Sistema de registro conductual),
desarrollado por Fore- hand y McMahon (1981), y el Dyadic Parent-
Child Interaction Coding System II (Sistema de registro de la
interacción padres-hijos), de Eyberg, Bessmer, Newcomb, Edwards y
Robinson (1994)
• Para obtener información sobre conductas que ocurren pocas veces o
que no podrían ser recogidas por un observador externo (por
ejemplo, robar o quemar algún objeto). Se puede emplear el Parent
Daily Report (Informe diario de los padres), de Chamberlain y Reid
(1987), y su ampliación en el Daily Telephone Discipline Interview
(Entrevista telefónica diaria sobre disciplina), de Webster-Stratton y
Spitzer (1991).
Análisis funcional
• El análisis funcional es una herramienta de evaluación que nos va a permitir decidir la
intervención más adecuada en cada caso. Tras una primera fase de recogida de datos
mediante entrevista y otras técnicas, vamos a disponer de datos sobre la topografía o la forma
en que ocurren las conductas. La elaboración de un análisis funcional completo requiere:
1) Definir de manera operacional las conductas que vamos a observar e intervenir
2) Recoger inicialmente datos sobre la ocurrencia de las conductas, su intensidad y/o duración
y el lugar donde se producen

3) Recoger datos sobre los eventos que anteceden y que siguen a la ocurrencia de las
conductas a observar o conductas objetivo

4) Establecimiento de hipótesis acerca de las variables que controlan las conductas a observar

5) Selección de procedimientos a emplear

6) Establecimiento de objetivos formulados operacionalmente, es decir, especificar qué


conductas se persiguen y en qué grado.

También podría gustarte