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Sin duda alguna en los últimos 20 años se han generado grandes y sustantivos

avances en el campo de la educación, pero a partir de este año se inició un proceso de


importantes cambios institucionales, período en la cual el Ministerio de Educación
contará con una nueva arquitectura que descansa en cuatro grandes ejes: Ley General
de Educación, Superintendencia de Educación, Agencia de la Calidad y la Ley de
Subvención Escolar Preferencial (SEP).

Esta Ley fue presentada al Congreso en octubre de 2005 y en 2006 fue incorporado por
la Presidenta de República Michelle Bachelet dentro de las 36 medidas de gobierno
para los primeros 100 días. La Subvención Escolar Preferencial se instaura con la Ley
Nº 20.248, promulgada el 2 de febrero del 2008 y se comenzó a pagar a contar el 6 de
junio del 2008.

Efectivamente la Ley va a atender a la educación general básica, pero lo hará en forma


gradual. El 2008 se pagará subvención hasta 4º básico, el 2009 hasta 5º básico, el
2010 hasta 6º básico hasta llegar al régimen que va a operar hasta el 2012.

Desde los cuatro ejes mencionados en el acápite primero, surge un elemento clave y
medular a identificar en nuestro sistema educativo que es la Eficacia Escolar.
Actualmente se entiende que “una escuela es eficaz si consigue un desarrollo integral
de todos y cada uno de sus alumnos mayor de lo que sería esperable teniendo en
cuenta su rendimiento previo y la situación social, económica y cultural de las familias”
(Murillo, pág. 2, 2003). Parafraseando sobre la eficacia escolar puedo señalar que no
sólo es un componente de mejora, sino de todo su entorno social, organizacional y
político. Es con esta visión que se pueden construir las formas de cooperación en
nuestro sistema educativo. La visión de Murillo pasa por recorrer desde los conceptos
(aprendizaje, equidad) al plano de la moral social, encajonados en el escenario de la
justicia.

Ahora desde nuestra realidad la escuela asume nuevos desafíos nunca antes
encontrados, que deben ser considerados e interiorizadas por toda la comunidad
educativa. Para afrontar el ineluctable contexto de cambio permanente en el marco de
la Subvención Preferencial, el Ministerio ha propuesto una mirada desde el enfoque de
mejoramiento continuo. Este enfoque postula afrontar los procesos que posibilite el
desarrollo paulatino de diversas prácticas en nuestra cultura para confrontar las
problemáticas y el tratamiento de las soluciones a éstas.

El fundamento de la Subvención Escolar Preferencial es el mejoramiento de la calidad y


equidad de la educación. Por primera vez, el sistema de financiamiento no sólo se
asocia a la entrega de recursos por prestación del servicio educativo, sino también a los
resultados que alcanzan los alumnos.

Desde mi mirada, el sostenedor se adscribe con la responsabilidad final por el


cumplimiento del Plan de Mejoramiento Educativo. Debe velar por el progreso de la
calidad educativa en su dependencia asegurando mayores y mejores condiciones
educacionales para los estudiantes más vulnerables.
En los últimos diez años han existido diversas propuestas orientadas a elevar el monto
de la subvención para los estudiantes de menores recursos. El objetivo de estas
iniciativas ha sido siempre remediar las desventajas que un bajo nivel de capital
económico y cultural tienen sobre los logros de la educación, pero jamás se han
generado los espacios de autonomía para la construcción de un camino propio más allá
de lo que señalan nuestras normativas o marcos de referencias.

El destino de los nuevos recursos estará influenciado por la categorización de escuelas


en: “autónomas, emergentes y en recuperación”1. Mientras las primeras tienen mayor
libertad para decidir qué hacer con los recursos que recibirán de la nueva política, las
dos restantes deben implementar planes de desarrollo que se centren en los alumnos
prioritarios.

La definición de alumnos prioritarios corresponden para quiénes la situación


socioeconómica de sus hogares dificulta sus posibilidades de enfrentar el proceso
educativo. Dichos alumnos (as) serán identificados por la JUNAEB utilizando criterios
de vulnerabilidad relacionados con la participación en el Sistema de Protección Social
Chile Solidario, la clasificación de sus familias según la Ficha de Protección Social (ex
ficha (CAS), el nivel de escolaridad de los padres y sus ingresos familiares, entre otros
criterios.

Ahora según mi percepción más del 50% de los alumnos estudiarían en


establecimientos “en recuperación o emergentes”. Estos colegios tendrán que
plantarse dos trabajos simultáneos en el marco de las políticas educativas: 
Inmovilizar y optimizar el rendimiento de los alumnos prioritarios;  mejorar el
rendimiento promedio de todos sus alumnos.

Claramente la SEP busca enfrentar la segmentación educativa: fenómeno nuevo en la


historia de la educación chilena. “Sistema escolar concientemente estructurado por
clases sociales” (OCDE, 2004).

1
La categorización de las escuelas en “Autónomas”, “Emergentes” y “En Recuperación”, se efectúa en base a quintiles de nivel
socioeconómico según establecimientos; al interior de cada quintil se divide a las escuelas en los tres grupos descritos, según los
resultados del SIMCE y los puntos de corte establecidos en la Ley.
También considero que es ineludible afirmar que la instalación de la idea de
subvención por concentración, que fue iniciativa de algunos “honorables
parlamentarios”, debería incidir en que las escuelas busquen diversificar su matrícula
pensando que los alumnos (as) prioritarios puedan ser importantes por traer mayores
recursos.

Todos de alguna forma ambicionamos que la escuela sea socialmente más


heterogénea, queremos promover esa heterogeneidad, conjuntamente asegurando que
la educación pública conserve su relevancia y sea de mejor calidad; al comienzo
claramente se observa que las escuelas públicas tienen una ventaja porque la gran
mayoría de los alumnos (as) pobres está en la enseñanza municipal.

Aunque la necesidad de dar más recursos a las escuelas que educan a los niños más
pobres es clara, es sin duda alguna según mi percepción innegable que el dispositivo
para asignar estos recursos deba ser una extensión del sistema de subvención escolar
a la “demanda”. Históricamente nuestro país acumula más de dos décadas de
asignación de recursos mediante el sistema de subvención, no existiendo ninguna
evidencia empírica acerca de su efectividad para perfeccionar los aprendizajes.

Al mismo tiempo ya sabemos que las prioridades contempladas para este primer año
van desde: identificar los alumnos prioritarios (JUNAEB-MINEDUC), clasificación de las
escuelas (MINEDUC), implementación de la Infoescuela, registro de instituciones de
Asistencia Técnica2 (http://www.registroate.cl), firma de convenios para finalizar con el
pago de la subvención preferencial. Posteriormente, en el segundo año se priorizará la
validación/aprobación planes de mejoramiento, fiscalización de uso de recursos y
acreditación y operación de asistencias técnicas externas, entre otras.

Visiblemente, analizando el tema financiero, se aprecia que existe una gran asimetría
entre los estándares de resultados registrados y el costo de estos. Esta situación
sugiere algunas interrogantes a plantearse: ¿Es factible la actual tasa de inversión en
educación pública con los objetivos de país que se buscan? ¿Cómo organizar
apropiadamente un sistema de financiamiento de la educación que pueda romper el
órbita de la pobreza?. En razón de lo expuesto, más que preguntarnos por qué los
establecimientos subvencionados (sean municipales o particulares) poseen bajos
rendimientos, la afirmación es por qué en nuestro país ser pobre determina bajos
resultados escolares. Más que sofocarse por los bajos resultados escolares, es más
pertinente hacerlo por los altos niveles de pobreza de nuestra población.

2
La Ley de Subvención Escolar Preferencial establece que los recursos podrán ser destinados exclusivamente a la contratación de
Asistencia Técnica Externa en el marco de este registro.
En este preciso momento me permito plantear algunas sugerencias a la Ley de SEP:

 Eliminar el puntaje SIMCE como criterio de entrega del subsidio, favoreciendo así a
las escuelas que retengan a los alumnos más vulnerables.

 Construir un sistema de indicadores de calidad educativa más heterogéneo, que


incluya, además de los resultados SIMCE, el índice de retención, encuestas a
profesores, padres y alumnos para evaluar temas como el clima escolar.

 Cimentar en los Municipios un Organismo Coordinador de la Asesorías Técnicas


Educativas, con el objetivo de fortalecer los gobiernos locales y aumentar la
participación de los municipios en el proceso de mejora educativa.

 Disminuir la carga horaria de los docentes y reducir el número de alumnos por sala,
como una reforma indispensable para mejorar la calidad educativa en escuelas
vulnerables e incorporar a los profesores al plan de mejoramiento educativo,
elemento clave para que éste resulte.

La Ley de SEP confunde la equidad para entregar más recursos a los más necesitados,
con el considerar esos recursos como un “laurel” para las escuelas más efectivas. El
resultado es el contrasentido de que conforme las escuelas van enfrentando mayores
conflictos, la Ley proponga entregarles cada vez menos recursos. Cabalmente preveo
que las escuelas con mayor concentración de pobreza, no selectivas, situadas en zonas
marginales, estarán sobrerrepresentadas en la categoría de supuestamente “menos
efectivas”.

De igual forma puedo señalar que no se hace mención alguna a las dificultosas
contrariedades que aquejan al Sistema de Administración Municipal de Educación,
donde prácticamente se educa el 80% de los niños “vulnerables”.

Hoy en día concederles más recursos a las escuelas que han obtenido mejores
puntajes SIMCE (autónomas) y menos a aquellas que han obtenido menores puntajes
(en recuperación o emergentes) eventualmente simbolizará gratificar a las escuelas que
han seleccionado a sus alumnos (as) y castigar a aquellas que han trabajado en los
contextos sociales más desfavorables.

Al mismo tiempo se genera una subvención destinada a aquellos establecimientos que


agrupan a gran número de estudiantes en situación de vulnerabilidad, inyectándoles un
recurso adicional que permite establecer condiciones de trabajo que respondan al
efecto que la vulnerabilidad hace desde el punto vista global en el establecimiento, y no
sólo desde el punto de vista particular de cada alumno (a).
Exponencialmente se debiera fortalecer en nuestro sistema educativo los equipos
humanos, sistemas de gestión, indicadores e instrumentos de monitoreo tanto de los
productos como acciones comprometidas en los Planes de mejoramiento que las
escuelas formulen. A la vez, estos sistemas deberán servir para monitorear y ajustar las
metas y procesos comprometidos en el PADEM anual, de tal forma que todas las
iniciativas se puedan integrar efectivamente en una planificación alineada a nivel
comunal.

Ahora desde otra perspectiva tengo la impresión que para revertir las desigualdades de
origen que tienden a predeterminar las expectativas de desarrollo de las personas. Una
política de financiamiento a la educación con oportunidades mejor distribuidas no tiene
por qué impedir el aporte proveniente del núcleo familiar y de los municipios. Sin
embargo, la política pública debe jugar un rol dinámico para que la distribución
resultante final en futuro próximo no sea fatalmente regresiva.

El tema que importa en definitiva son los resultados en educación. La política de


subvención preferencial trata sobre recursos monetarios, que es uno de los
determinantes de los resultados, pero no se pronuncia sobre los efectos esperados a
nivel de los resultados de la educación. Las propuestas de política pública que se
orienten a modificar problemas fundamentales del país, como es la distribución de las
oportunidades, debieran estar basadas en fundamentos más sólidos que los
presentados en la actual Ley. Se debiera de considerar también las habilidades en el
rendimiento de las escuelas, el uso focalizado o parejo para los recursos de la
subvención preferencial y si existen efectos de interacción entre alumnos.

No puedo finalizar sin antes responder a las interrogantes aludidas en las páginas
anteriores, ya que el Estado debe proveer de información sobre los parámetros de
calidad por medio de su propia acción educativa. En el ámbito de la equidad el objetivo
es potenciar la productividad de los más desaventajados y permita acercar los frutos del
desarrollo a los más pobres, produciendo una efectiva movilidad social.

Ahora para el ser humano en pobreza, "TODO" lo que lo rodea se convierte en un


medio utilizable y susceptible de ser usado para sobrevivir (oportunidades): la red de
parientes y amigos, dentro de reglas muy precisas de reciprocidad sirve para recibir
informaciones acerca de dónde dan ayuda, hay trabajo o se puede obtener algo al
alcance de las posibilidades del momento. A lo largo de nuestra historia se ha
observado cómo caminan por las calles niños, jóvenes y adultos excluidos de la
educación, los cuales se ven obligados a hacer cualquier cosa para sobrevivir. Todas
estas personas que deambulan por las calles tienen niveles educativos muy bajos y un
gran porcentaje de los mismos no saben leer ni escribir, no porque no tengan
capacidad, sino porque la sociedad no le permite incluirse en el sistema educativo.

Para culminar puedo inferir que al combinar esta proposición de incentivos con la nueva
subvención preferencial para los alumnos más pobres, hace que esta parezca más un
estímulo a la “aparente” efectividad, más que una respuesta a la “distinguida” inequidad
presente en nuestro sistema educativo.
Referencias

 OCDE, (2004). Informe sobre el “Sistema escolar concientemente estructurado


por clases sociales”.

 Murillo, F., (2003). “El movimiento teórico-práctico de mejora de la escuela.


Algunas selecciones aprendidas para transformar los centros docentes”.

 Murillo, F., (2003). “Una panorámica de la investigación iberoamericana sobre


eficacia escolar”.

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