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"Ya te caché, chulita... Eres una tres".

Esto, me lo dijo Andrea, mi hermana,


después de saludarme a través del celular un día, hace como tres años.

¿De qué me hablas, Andrea? ¿¿¿Una tres, de quéeee??? ¿En dónde? ¿Por qué?.. Con
mucha seguridad me contesta: Del eneagrama. Acabo de salir de mi clase y te
describieron exacto como eres. ¡Es impresionante! Con un poco de temor y un mucho
de curiosidad me atreví a preguntar: Bueno y... ¿cómo soy? Eres vanidosa, te gusta
tener el reconocimiento de los demás, eres adicta al trabajo y te gusta ser el centro de
atención. Esto sólo para abrir boca. Deseando decirle a mi querida hermana que no era
cierto, no pude más que quedarme callada. Ándale ¡eh!, ¿qué tal? Me dijo como para
reafirmar que adivinaba mi modo de ser. Después, compadeciéndose del mazazo que
me acaba de dar, continúa... No se crea, no se crea... No todo es malo, también
dijeron las cosas buenas: Eres muy eficiente, práctica, logras las metas que te
propones… En fin, respiré un poco. Intrigada, le pedí que me diera más información.
Nunca me imaginé que esa llamada provocaría tantos cambios en mi vida.

Al poco tiempo, ella se vuelve mi maestra y yo soy su fiel y obediente alumna. Por
primera vez comienzo a comprender algunos patrones de mi personalidad. ¿Por qué
soy como soy? ¿Qué me motiva para hacer lo que hago? Así, me doy cuenta que mi
manera de ver el mundo es sólo una de las nueve formas que existen. ¡Y que hay otras
ocho maneras totalmente diferentes de verlo y que todas son igualmente correctas!
Cada personalidad podría venir de nueve diferentes planetas, a juzgar por lo que a
cada uno nos motiva: Cada quien tiene un sistema de valores, una realidad, aporta
algo diferente y desea algo diferente en la vida.

Posteriormente, vamos en tres ocasiones a San Francisco, California para estudiar con
Helen Palmer. Mi asombro es inmenso ante el profundo conocimiento y la revelación
sobre mi personalidad, la de Pablo, mi esposo, la de cada uno de mis hijos, de mis
compañeros de trabajo y amigos.
Me doy cuenta de la gran herramienta de comunicación, comprensión y crecimiento
personal que es el eneagrama ya que nos da la oportunidad de experimentar lo que
sienten las otras personalidades, como si nos metiéramos dentro de su piel y viéramos
el mundo a través de sus ojos. Al estar conscientes de esto, podemos descubrir que es
posible tener una profunda y verdadera empatía con los demás si somos capaces de
comprender los patrones de conducta humana.

¿Qué es el Eneagrama? Es un mapa de nuestro territorio interno, de nuestra


personalidad y de nuestro potencial. Se representa en una figura geométrica de nueve
puntas y se ocupa del comportamiento normal más que de las patologías. Condensa
una gran cantidad de sabiduría psicológica en un sistema compacto que es
relativamente fácil de entender. Describe las nueve personalidades básicas. La palabra
eneagrama, del griego ennea, "nueve" y grammos, "figura"; tiene sus orígenes entre la
tribu de los Sufis, desde unos 2,000 a.c.

Cada tipo de personalidad o "número", haciendo referencia a su posición dentro de la


figura geométrica, tiene un regalo específico o cualidad que contribuye al espectro total
del potencial humano. Cada cualidad tiene un "lado alto" y un "lado bajo". El lado alto
refleja la expresión óptima de nuestra personalidad. El lado bajo surge cuando, bajo
condiciones de estrés o dificultades, distorsionamos ese regalo de nuestra personalidad
y presentamos su lado menos atractivo. La mayoría de nosotros, de manera cotidiana
e inconsciente, mostramos una combinación de ambos lados de nuestra personalidad.

La razón para descubrir el propio número es construir una relación de trabajo con uno
mismo, con la idea de tratar de ser mejores personas y superar nuestro lado bajo.
Esto, a través de la auto-observación, para reconocer los patrones de conducta que
repetimos de manera mecánica. En otras palabras, cuando no somos conscientes de
nuestra personalidad, ella nos puede gobernar a su antojo.

Cuando conocemos nuestro número, nuestra forma de percibir, de sentir y de actuar,


encontramos que tenemos distintas formas de responder. Si podemos escoger cómo
percibir y reaccionar ante una situación, entonces, la personalidad ya no nos gobierna;
nosotros la gobernamos.

El principal propósito de este mapa, es establecer dónde estamos y, luego, planear la


mejor ruta para llegar a donde queremos llegar. Esto influirá en la forma de
relacionarnos con los demás y en la mejor comprensión de las circunstancias y
problemas que se nos presenten. ¿No le parece interesante? Dice Shunryu Suzuki:
Cuando tratas de entender todo, no entenderás nada. La mejor forma es entenderte a
ti y entonces entenderás todo. El eneagrama puede ser un buen comienzo, ¿no cree?
¿Cómo soy? ¿Por qué soy como soy? ¿Por qué somos así?

El trabajo con el Eneagrama comienza cuando aprendemos a reconocer el tipo y ciertas


características dominantes de nuestra personalidad. Todos, desde niños, desarrollamos
estrategias basadas en talentos y habilidades para sobrevivir y adaptarnos al mundo.
Aunque todos presentamos un poco de los nueve tipos, nuestras características
determinantes están arraigadas sólo en uno de ellos. Las personas del mismo tipo,
básicamente tienen las mismas motivaciones y ven al mundo de manera similar.

Con el riesgo de que este profundo sistema de conocimiento personal aparente ser
algo superficial, por cuestiones de espacio, comparto contigo una breve semblanza de
los nueve tipos, para que puedas ver cuál se acerca más a tu forma de adaptarte al
mundo.

El Uno. El Perfeccionista.- Soy idealista, siento una verdadera atracción por el mundo
de la verdad, la justicia y el orden moral. Soy estructurado, responsable y muy
trabajador. ¡Me gustan las cosas bien hechas! Puedo ser muy crítico. Me tomo la vida
demasiado en serio. Exijo mucho de mí y de los demás. Tengo una gran habilidad para
detectar errores y corregirlos.

El Dos. El Ayudador.- Soy cariñoso, servicial y comprensivo. Tengo un don especial para
tratar con la gente. Detecto las necesidades de los demás, mejor que nadie. Las
relaciones son lo más importante para mí. Me encanta saberme el amigo "especial" y
sentirme necesitado. Puedo ser manipulador. Tengo un "yo" múltiple. No sé decir "no".
Me adapto fácilmente a las situaciones y a las personas. Me cuesta trabajo reconocer
mis propias necesidades.

El Tres. El Triunfador.- Soy eficiente, seguro de mí mismo y busco el éxito ante todo.
Soy competitivo, adicto al trabajo y tengo mucha energía. Me preocupa dar una buena
imagen de mí mismo, de mi familia y de mi trabajo profesional. Soy poco tolerante con
la gente ineficiente o lenta. Puedo ser vanidoso y busco el reconocimiento de los
demás. Tiendo a reprimir los sentimientos porque pueden entorpecer mi llegada a la
meta.

El Cuatro. El Artista.- Soy muy sensible, creativo y sincero. Me siento diferente a los
demás y esto me gusta. Disfruto la intensidad de la vida en una conversación, en el
amor o en la tristeza. Puedo alcanzar una profundidad de sentimientos superior a
cualquiera. Me impacienta la mediocridad y la vida trivial y mundana. Suelo tener la
sensación de que siempre falta "algo". Me deprimo fácilmente.

El Cinco. El Observador.- Soy muy independiente, objetivo y analítico. Me apasiona el


conocimiento, el pensamiento, el silencio y siempre procuro tener mi propio espacio.
Pienso antes de actuar. Las demostraciones de afecto excesivas y la gente ruidosa, me
molestan. Me agobian fácilmente las reuniones sociales. Mantengo mis emociones bajo
control. Tengo una gran habilidad para aislar mis sentimientos y necesidades, lo que
provoca que mi mente sea muy clara.

El Seis. El Escéptico.- Soy muy responsable, trabajador, leal y fiel. Tengo una mente
inquisitiva y vigilante. Dudo antes de tomar una decisión. Tiendo a preocuparme por
todo. Suelo terminar lo que me propongo. Lo más importante, para mí, es mi
seguridad y la de los míos. Soy directo y asertivo. Cuestiono la autoridad y desconfío
de alguien que me alaba mucho. Pienso, ¿qué querrá de mí?

El Siete. El Entusiasta.- Soy simpático, encantador, relajado y soñador. Puedo ser


desorganizado e indisciplinado. Soy práctico pero a veces quiero abarcar tanto que no
profundizo en las cosas. Tiendo a ver el lado bueno de la vida. Soy idealista, pienso
que basta la buena voluntad para resolver los problemas del mundo. Me gusta
sentirme libre e independiente. Suelo aplazar o ignorar las tareas desagradables.

El Ocho. El Protector.- Soy dominante, me gusta el control y sentirme poderoso. Soy


seguro de mí mismo, asertivo y directo. Me gusta imponerme. Detecto, fácilmente, la
falsedad y la fortaleza fingida. No soy nada diplomático. Soy un líder natural. Hago que
las cosas ocurran. Detesto que alguien intente controlarme. Respeto a los fuertes. Me
gusta la confrontación. Soy espléndido y muy generoso con los que son mis amigos.
Soy muy competitivo.

El Nueve. El Mediador.- Soy pacifista, ecuánime, conformista. Evito los conflictos, estoy
dispuesto a transigir con los demás para mantener la paz. Soy paciente. Es difícil que
explote pero, cuando me canso, la decisión es para siempre. Tiendo a minimizar los
problemas y me distraigo con cosas triviales. Me olvido de mí mismo. Aplazo las tareas
importantes o lo que me exigirá una gran inversión de energía. Soy poco disciplinado.
Puedo ser muy necio.

El autodescubrimiento, es un proceso que no termina con la identificación del tipo de


personalidad que poseemos, esto es sólo un comienzo de un viaje al interior del yo. Al
mismo tiempo, me sirve como una gran herramienta para poder empatizar,
comprender y comunicarme mejor con los demás.

Con la colaboración de Andrea Berrondo, en este espacio iremos analizando más a


fondo, cada una de las personalidades, lo cual, querido lector, espero sean de tu
interés.
Bueno, y... ¿ me vas a dejar así, nada más? ¿Cómo voy a saber cuál es mi tipo
de personalidad en el Eneagrama? Éste es el comentario que he recibido
desde hace tres semanas que escribí acerca del Eneagrama. Con mucho gusto,
iré comentando, en este espacio, los puntos más importantes de este
maravilloso sistema.

Al comunicarnos con los demás, el cómo somos percibidos es más probable que se
relacione con el centro de inteligencia que utilizamos, más que con el contenido del
mensaje en sí.

¿Cuál es tu centro de inteligencia? El olfato, el oído, el tacto, la vista y el gusto son los
sentidos a través de los que percibimos el ambiente en que vivimos. Cada sentido tiene
su propia inteligencia, sin embargo, poseemos otros sentidos, menos conocidos pero
indispensables, que nos ayudan a relacionarnos con nuestro mundo y con la gente.
Podemos identificarlos como órganos de percepción complementarios y son conocidos
como los tres centros de inteligencia. Cada centro corresponde a una parte del cuerpo:
la cabeza o el centro intelectual, el corazón o centro emocional y el vientre o centro
corporal. Aunque todos tenemos los tres centros, y se relacionan entre sí, cada
persona tiene un centro predominante por el cual percibe la vida.

¿Cuántas veces, movidos por una vocecita interior o una sensación en el estómago,
decimos "no" a algo en lo que la lógica nos invitaría a decir que sí? Sin embargo, no
podríamos explicar porqué actuamos de cierta manera. Piensa en algún momento en el
que tomaste una decisión muy importante.

Ejemplo: Cuando tomaste la decisión de estudiar una carrera: ¿qué usaste primero: tu
cabeza, tu corazón o tu instinto? Me convenía racionalmente estudiarla porque..., la
quería estudiar porque era mi pasión o me latía que era una buena carrera para mi
futuro. Es probable que puedas recordar el papel que jugaron los tres centros de
inteligencia en aquella toma de decisión. ¿Qué te dijo tu cabeza? ¿Tú corazón? ¿Tú
instinto? Si los tres centros estaban de acuerdo, es probable que la elección haya sido
muy fácil. En cambio, si hay un conflicto entre las inteligencias, lo más seguro es que
postergaremos la decisión o lo "pensaremos más" hasta sentir que elegimos lo
adecuado.

De acuerdo a esto, las nueve personalidades del Eneagrama, en una primera división,
se pueden separar en tres grupos basados en el centro que predomina en nuestras
decisiones. En los números Dos, Tres y Cuatro, predomina el corazón. En los Cinco,
Seis y Siete, predomina la cabeza y en los Ocho, Nueve y Uno el instinto.

Es más fácil que podamos comunicarnos con personas que tienen el mismo centro
dominante que nosotros. Sin embargo, al ser conscientes de esto y con un poco de
práctica, podemos acceder al centro, que de acuerdo a la situación es apropiado, lo
cual nos da una mayor oportunidad de ser comprendidos y comprender a otros.

El Centro de la Cabeza
Las personas centradas en la cabeza tienen un razonamiento lógico, de pensamiento
abstracto, y se les facilita el uso del lenguaje y de los símbolos. Sienten fascinación por
el conocimiento, les gusta pensar, reflexionar, planear e imaginar. Aunque su cuerpo
está en la Tierra, es fácil que su mente "se pierda" y divague por lo que, con
frecuencia, tienen que "reconectarse" al mundo. Al hacerlo, suelen experimentar temor
a equivocarse, por eso, analizan, sintetizan, se cuestionan, elaboran planes y
estrategias. También, suelen recopilar información para que su decisión sea más sabia.
Este centro es el que está más asociado con la inteligencia y la comprensión. Incluso,
las pruebas de inteligencia, que algún día nos hicieron en la escuela, se basaban en la
evaluación de este centro.

El Centro del Corazón


Las personas centradas en el corazón, actúan y reaccionan en base a las emociones.
Las relaciones afectivas suelen ser lo más importante para ellas. A través de este
centro, se conectan con las personas y con ellos mismos. Por lo general, hacen y
mantienen sus relaciones al preocuparse de las necesidades de los otros. Su atención
se enfoca en cómo los ven los demás por lo que, a veces, se desconectan de sus
verdaderos sentimientos. Buscan sentirse amados y valorados y se adaptan fácilmente
a los demás. Es frecuente que su bondad, su éxito y su originalidad impresionen a los
que los rodean. La habilidad para intuir cómo somos percibidos por otros, se localiza en
este centro.

El Centro de la Intuición
Las personas centradas en la intuición, actúan y reaccionan desde su instinto. El
cuerpo tiene una inteligencia y una sensibilidad impresionante y también posee su
propio lenguaje. Ahí está su poder y su fuerza… Ellos "saben, sienten" la mejor manera
de hacer algo. Intuyen y van a la acción de inmediato. Este centro se localiza en el
estómago, debajo del ombligo, y desde ese punto captan al mundo, no sólo por su
ubicación espacial sino por su actitud. Sienten a la persona y se preguntan: ¿Es
sincera? ¿Honesta? ¿Hostil? Tienen una gran capacidad para develar las máscaras
sociales. Su tema principal es la supervivencia, la autoconservación y la seguridad.

¿Cuál es tu centro de inteligencia? La próxima vez que tengas que tomar una decisión,
concéntrate: ¿Qué te informa la cabeza? ¿Qué dice tu corazón? ¿Y tu instinto? Observa
si tus tres centros están en armonía o en conflicto.

Conforme aprendemos el papel de cada uno de los centros de inteligencia, podemos


aprovechar mejor sus distintas perspectivas. La información que resulta es vital para
hacernos seres humanos más completos, conscientes y equilibrados.
¿Cómo realizas tu trabajo? ¿Eres organizado y metódico? ¿Terminas lo que
inicias? ¿Estás ahogada en un mar de pendientes porque eres incapaz de
negarle tu ayuda a todo aquel que te la solicita? ¿Tu energía está tan
orientada a lograr una meta que se te olvida reconocer la labor de las
personas? ¿Eres analítica, introvertida y prefieres trabajar sola?¿Eres
competitivo o dominante? ¿Buscas tener el control de todo? En fin... ¿Cómo
eres? ¿Cómo es tu jefe? ¿Cómo son tus compañeros de trabajo?

Imagina que ves al mundo a través de una de nueve pequeñas ventanas, cada una con
diferente campo visual. Desde ese lugar absorbes experiencias, información, hechos,
sentimientos y datos pero, al mismo tiempo, dejas de ver otras cosas porque tu
perspectiva es muy limitada. A partir de este reportaje, cada persona desarrolla su
propia forma de pensar, de actuar y de trabajar, que a su juicio, es la más adecuada, la
más lógica y correcta.

Esto, puede ser una gran fuente de conflicto en la comunicación y entendimiento entre
personas y departamentos de una empresa. Lo importante es estar concientes de esto
y, estemos o no de acuerdo con la persona, tratar de comprenderla.

El Eneagrama muestra en que somos diferentes unos de otros y nos ayuda a entender
a los demás desde su percepción y el proceso de identificarnos a nosotros mismos, a
nuestro jefe o a nuestros compañeros de trabajo puede ser sorprendente y divertido.
De igual forma, podemos aprovechar este análisis para reflexionar y tratar de ser
mejores personas.

Comenzaremos por describir a los Uno: Para los Uno, el trabajo siempre va antes que
el placer. Son adictos al trabajo y se esfuerzan por lograr la perfección en lo que hacen,
por lo que ponen mucha atención al detalle. Conscientes de hacer las cosas de la mejor
manera posible, son meticulosos, disciplinados, muy exigentes consigo mismos y con
los demás.

Son excelentes organizadores y cuidan hasta el último centavo. Sus palabras favoritas
son: debo y deberías. En su oficina, hay un lugar para cada cosa y tienen cada cosa en
su lugar. Son muy puntuales y gozan de excelente ortografía. Como les gusta terminar
su trabajo a tiempo, prefieren no ser interrumpidos con conversaciones casuales, ya
sea en persona o por teléfono.

Los motiva el deber ser, la ética, los principios, los ideales y valores morales. La
recompensa que buscan al trabajar es "la satisfacción de un trabajo bien hecho",
mientras que otras personalidades buscan seguridad o poder. Les gustan los horarios,
las reglas, la estructura y las listas.

Capaces de actuar de manera fría y racional, son personas muy eficientes. Conscientes
del control de calidad, convierten lo que está bien en mejor y lo que está mejor, en
excelente. Suelen hacer reportes largos y detallados. Son personas confiables ya que
tienen valores éticos muy altos. Tienen buen ojo para detectar el error. Su lema es:
Cero defectos. Les gusta tener muy claro cuál es su papel en la compañía y qué es lo
que se espera de ellos. Su precisión en el detalle, puede atrasar los proyectos porque
se empeñan en revisar las cosas a fondo. Pueden ser inflexibles, para ellos el mundo es
blanco o negro.

De apariencia limpia y escrupulosa, su postura suele ser rígida, su quijada apretada y


el labio superior tenso. Se orientan más a las cosas que a las personas. Se desarrollan
muy bien en trabajos de administración, ingenieros en sistemas, son buenos
contadores, economistas, pilotos, dentistas, banqueros o cirujanos.

Los número Dos: Los Dos son "gente" de gente. De gran empatía y calidez, saben
cómo hacer que el otro se sienta bienvenido. Sus sentimientos son sinceros y disfrutan
ayudando a los demás. Son generosos al grado de poner a un lado sus propios
intereses. Saben sacar lo mejor de las personas a través de motivación. Cuando se
trata de tomar una decisión, a los Dos les preocupa la forma en que esto afectará a las
personas. Para ellos, la fuerza de una organización radica en la importancia que se le
dé a la gente. Les gusta trabajar en equipo y, para ellos, es muy importante sentirse
apreciados y valorados.

Los Dos son encantadores y seductores con las personas que desean conquistar,
particularmente con los del sexo opuesto. Escudados en estos dones pueden ser
manipuladores, competitivos y ambiciosos. Prefieren no estar a la cabeza de una
empresa, suelen verse a ellos mismos como el poder detrás del trono, que de no
tomarlas en cuenta, pueden cerrarnos las puertas para desde ahí, manejar la situación.
Con gran entrega, cuidan y protegen a quienes les son fieles. Saben cómo hacer que
su organización o su jefe luzcan. También les gusta tener poder, alardear todo lo bueno
que son y logran lo que se proponen.

Los Dos se desarrollan muy bien en trabajos de relaciones públicas, asistentes de


directores, recursos humanos, servicio a clientes, capacitación, maestros, trabajadores
sociales, secretarias, recepcionistas y consultores.

Las próximas semanas seguiremos platicando de los diferentes estilos que tenemos
para trabajar. Si quieres consultar números anteriores sobre este tema, los puedes
encontrar en www.gabyvargas.com
--Mi jefe es el típico Uno, ¿Cómo me lo hecho a la bolsa?-- Me escribe Rodrigo
de Guadalajara. --Yo me identifico con la Dos que describiste el domingo
pasado en el periódico pero, ¿Yyyyy? ¿Para qué me sirve esa información?.
¿Por qué no nos mostraste la otra cara de la moneda?-- Me dice Gina, mi
querida amiga, cuando nos encontramos, el lunes, por casualidad. Tiene toda
la razón, me faltó cubrir aquellos aspectos de las personalidades que surgen
cuando estamos bajo estrés, hartos, enojados, frustrados o hasta el gorro y
que son "poco presumibles". Estar conscientes de ellos y tratar de superarlos
es, precisamente, lo que nos hace crecer y relacionarnos mejor.

Así que, con ese fin, mencionaré el lado menos agradable que, según el Eneagrama,
tienen cada una de las personalidades. Antes debo aclarar que este sistema fue
diseñado como una herramienta de crecimiento personal y no como una manera de
etiquetar a los individuos.

Los Uno:
Quedamos en que eran idealistas, perfeccionistas y ordenados, además de todo lo
bueno ya mencionado.

En su peor momento:
Los Uno pueden ser demasiado críticos, rígidos y severos en su juicio. Posponen la
toma de decisiones porque muchos no alcanzan a ver el bosque sino que centran su
atención en el árbol y, en especial, en el defectuoso. Esto, los puede convertir en
personas necias y de ideas fijas. En su peor momento, suelen ser dogmáticos,
metiches, enojones, moralistas y demandantes.

Si trabajas con un Uno:


Preséntale la información de manera ordenada y clasificada. Apégate a las reglas. Se
prudente y considerado. Demuéstrale que quieres mejorar y será el jefe más paciente
del mundo. La mayoría de Unos, prefieren que vistas de manera apropiada dentro de la
oficina. En lugar de disentir con los Uno, hazles preguntas del tipo Qué tal sí.. Cuando
sientas que es quisquilloso con todo lo que haces, recuerda que sólo trata de ayudarte.
Los Dos:
Vimos que son ayudadores, carismáticos, nobles y sensibles a las necesidades de
otros. Hay más mujeres que hombres en esta personalidad.
En su peor momento:
Los Dos suelen llenarnos de halagos para manipular y sentirse indispensables. Tienen
una increíble capacidad para ofrecernos aquello que necesitamos. Sin que se les
solicite, ayudan al grado de empalagar y meterse en la vida de otros e inconsciente
niegan que, detrás de eso, hay motivos ocultos para hacerlo. Su lema: Si tu ganas...
yo también gano. Son celosos e infantiles. Sobre valoran lo que hacen por otros y
piensan que su esfuerzo no es correspondido.

Si trabajas con un Dos:


Reconoce su trabajo, necesitan el aplauso emocional. Lo mejor que puedes decirles es:
¡Nunca lo hubiera hecho sin ti! Si los criticas, sé gentil. Nunca trates de manejarlos;
son expertos en la materia. Pueden aparentar que su jefe los controla pero, de hecho,
es al revés.

Los Tres:
Los Tres ven al mundo como una competencia que pueden ganar si trabajan mucho y
aparentan ser exitosos. Se enfocan en la meta y van directo al logro. Buscan
resultados. Enérgicos, suelen ser muy prácticos y eficientes. Hacen que las cosas
sucedan. Su lema es: Sólo hazlo. Son adictos al trabajo. Les gusta la acción, el reto, la
adrenalina. Están muy conscientes de la imagen que proyectan. No temen equivocarse.
Se adaptan rápidamente a lo que necesita el mercado o el cliente. Cuando se trata de
hacer negocios, les gusta poner su firma en la raya lo más rápido posible. Saben muy
bien qué es lo que vende y cómo debe de exponerse. Enfocan su atención en las
soluciones, no en los problemas. Entienden que el fracaso es una enseñanza para
obtener el éxito.

En su peor momento:
Son impacientes e intolerantes con las personas poco efectivas. Pueden convertirse en
una máquina de trabajo, usar a la gente y olvidar que tienen sentimientos. Pueden ser
hostiles con quien dificulte su camino. Cuando su deseo por ganar los supera, pueden
ser oportunistas, sacan ventajas personales y sacrifican sus relaciones personales. Son
vanidosos y su autoestima está ligada a la expectativa de los demás.

Si trabajas con un Tres:


Saca cita para que te atienda ya que es una persona muy ocupada. Prepara muy bien
el asunto que vas a presentarle y sé directo, no le hagas perder su tiempo. Enfatiza los
resultados y los puntos a trabajar. Haz lo que dices que vas a hacer. No compitas con
ellos, colabora. No esperes que te apapache por un trabajo bien hecho, eso es lo que
se espera de ti.
Es increíble, a veces, nuestra principal cualidad puede convertirse en nuestro
mayor defecto. En términos de Carl Jung, las características de la luz y la
sombra son las mismas y sólo se diferencian en el grado en que las
mostramos en una situación particular. Basta anteponer la palabra
"demasiado" o "en exceso" para que la connotación cambie por completo.

Como el conocimiento básico de los tipos del Eneagrama nos ayuda a conocernos
mejor a nosotros mismos y a los demás, veamos:
Los Uno manifiestan el deseo por la perfección en el trabajo, esto puede ser admirable.
Sin embargo, llevado al extremo, puede ser desesperante.

El gusto de los Dos por ayudar y servir a los demás, es algo muy noble pero en
extremo puede agobiarnos y y llegar a representar una verdadera intromisión.

La búsqueda de logro y éxito de los Tres, es un gran motor que, llevado al máximo,
puede hacerlos egoístas.

Los Cuatro:
"El artista siempre ha sido, y de hecho es, un ser separado del resto de la humanidad".
Esta frase describe muy bien la esencia de los Cuatro, personalidad de la cual nos toca
platicar hoy.

Introspectivos e intensos, los Cuatro son seres de naturaleza artística, son muy
creativos, apasionados y profundos. Les atrae lo poco común, lo diferente; les gusta
saberse especiales. Son competitivos. Con gran sentido de la estética, crean espacios y
ambientes extraordinarios.

Saben lo que quieren y buscan los más altos estándares de calidad. Decía Oscar Wilde,
un Cuatro, "Tengo el más simple de los gustos; fácilmente me conformo con lo mejor".
Huyen de la conversación superficial, de las imitaciones baratas, del trabajo mediocre.
Los Cuatro no aceptan ser tipificados, sin embargo, protegen tanto el ser excepcionales
que eso es precisamente lo que los tipifica. Operan en base a su intuición, no por
razonamiento. Se les dificulta el trabajo de rutina por lo que suelen trabajar en una
oficina por necesidad y dan salida a su creatividad en alguna forma del arte. Se
desarrollan en campos como la producción y el medio artístico, son pintores,
escultores, actores o actrices, escritores, asesores o críticos de arte, publicidad, diseño
o medios.

En su peor momento:
Sienten que nadie los entiende y se vuelven arrogantes y separatistas. Llevados por
cambios de ánimo, pueden ser inconsistentes en lo que realizan y caen en depresión.
Una vez que logran aquello que anhelan, ya no lo quieren y buscan otra cosa. Suelen
dramatizar sus sentimientos y ver que su creatividad no cabe en lugares comunes. Se
meten tanto en sus profundidades psíquicas que, a veces, no saben cómo empatar con
otros o cómo hacer que sus emociones encajen en un contexto mayor.

Si trabajas con un Cuatro:


Les gusta tener libertad de acción por lo que es recomendable dirigir su creatividad y
motivarlos constantemente para que no se desvíen de la meta. Para comunicarte mejor
con un Cuatro, hazlo a través de las emociones, no de la razón. Para que dé lo mejor
de sí, honra su creatividad y demuéstrale que un proyecto necesita de su toque
personal. No minimices sus sentimientos ni le pidas que sea menos intenso, es como
pedirle que sea deshonesto.

Los Cinco:
Son observadores, miran la vida desde afuera. Son cerebrales. Les gusta la privacidad
y la austeridad y son inflexibles cuando se trata de defender su espacio, su valioso
tiempo y su energía. Son muy objetivos y toman excelentes decisiones en tiempos de
crisis.

De mente clara y brillante, hablan poco pero sustancioso. Suelen ser introvertidos.
Prefieren hablar de ideas que de sentimientos. Les atrae el conocimiento, la
información, la tecnología, la ciencia, la estrategia. Tienen una gran capacidad de
análisis y concentración mental. Absorben muy rápido toda la información. Son muy
cautelosos en sus relaciones y respetan las fronteras interpersonales por lo que pueden
ser considerados como fríos.

En su peor momento:
Bajo estrés, un Cinco suele retraerse. Se aísla socialmente, se vuelve poco asertivo y
no expone sus ideas por falta de seguridad. Son fríos y calculadores. Puede actuar a la
defensiva, como un "sabe lo todo". Trabaja desde el intelecto y se desconecta de lo
emocional. Cierran sus puertas y se hacen invisibles, no contestan llamadas, mensajes
ni toques en la puerta. Se pierden en el Internet. La distancia es su don y su pecado.

Si trabajas con un Cinco:


Haz cita y, antes de entrar, siempre toca a su puerta. Detestan las sorpresas. Las
juntas indefinidas les incomodan; procura proporcionarles toda la información acerca
de los asuntos que se van a discutir y no olvides enlistar quién va a estar presente en
la reunión. Les gusta sentirse preparados. Cuando hables con ellos de un tema
sensible, no los confrontes ni los veas directamente a los ojos, lo mejor es que te
sientes a un lado de ellos. Cuando tengas una buena idea, o hayas realizado un buen
trabajo, no esperes que lance fuegos artificiales en tu honor. Odian el teléfono así que
no esperes que se reporten rápido. Evita imponerles una orden, mejor pídeles
asesoría.
Quedamos en que, de los nueve tipos de personalidad, el UNO es el
perfeccionista, reformador, racional y moralista. El DOS es el ayudador,
altruista, afectuoso y cuidador. El TRES es el triunfador, buscador de status y
está orientado al éxito. El CUATRO, es el artista, introspectivo, romántico e
individualista. El CINCO es el observador, cerebral, investigador y experto.
Hoy nos toca hablar del SEIS, que es leal, dedicado, comprometido y
escéptico; y del SIETE, considerado como optimista, activo, multitareas y
entusiasta.

LOS SEIS.
Los SEIS son los preocupones del Eneagrama. Su mente es inquisitiva por lo que
siempre están con la guardia en alto. ¿Estaré haciendo bien? ¿Y si pasa algo?..
Cuestionan todo, incluso sus propias habilidades. Su lema es: "Más vale estar alertas y
ser precavidos". Los motiva la búsqueda de seguridad.

Este tipo de mentalidad, que se anticipa a lo peor que pueda pasar, les da
considerables ventajas ya que los mantiene enfocados y atentos para detectar qué
puede ir mal y quién puede ser el causante.

Una vez que saben las desventajas o los riesgos de hacer algo, lejos de apanicarse,
con mente clara, enfrentan la situación. Cuando confían en su equipo, hacen todo lo
posible por mantener la relación y son cálidos, abiertos, leales, apoyadores y
confiables. Son muy trabajadores y responsables.

Como les interesa saber qué hay detrás de las apariencias, observan a la gente y son
psicólogos naturales. Siempre en busca de información reveladora, se vuelven los
mejores detectives para ver si hay congruencia entre lo que se dice y lo que, de
verdad, se quiere decir. Les gustan las cosas claras y agradecen saber dónde están
parados, por lo que pueden ser muy asertivos.

EN SU PEOR MOMENTO:
Experimentan mucha ansiedad, se ponen nerviosos, sudan. El miedo los paraliza.
Tienen la habilidad de imaginarse el peor de los escenarios, se mantienen hipealertas
y, a veces, llegan a sospechar la existencia de una doble intención. Su tendencia
natural es decir "no" a cualquier idea novedosa. Ante la autoridad, pueden rebelarse o,
por el contrario, llegan a ser sumisos. Bajo estrés, paradójicamente, pueden ser
agresivos, atacar verbalmente y perder el dominio o bien saben ser evasivos y huyen
atemorizados. No creen en ellos mismos y se vuelven indecisos.

SI TRABAJAS CON UN SEIS:


Gánate su confianza. Sé coherente y cumple tu palabra. No asumas que puedes
ganarte a un SEIS a la primera, siempre te estará observando. No exageres; no
sobrevendas o menosprecies tu proyecto o el de la competencia. Sólo dale datos
reales. Escucha con atención y deja que exprese sus preocupaciones, no las minimices.
Ofrécele posibles soluciones. No le des órdenes, dale razones. Para sacar lo mejor de
un SEIS, estimúlalo y refuérzalo constantemente para que no surjan sus miedos y
dudas. Pídele su apoyo e invítalo a la acción.

LOS SIETE:
A los siete, los motiva la necesidad de ser felices. Son los curiosos y optimistas a los
que les gusta explorar y experimentar todas las posibilidades. Son relajados y
simpáticos. Son multifocales, planean y realizan más ideas y actividades de las que
otros pueden manejar. Como Don Quijote, el prototipo de SIETE, son idealistas,
soñadores, de grandes planes, carismáticos e ingeniosos. Le entran a todo. Sienten
gran entusiasmo por la excelencia y por el buen servicio. Les gusta proponer ideas
novedosas y establecer sinergia con personas, u organizaciones, igualmente
entusiastas. Los SIETE son expertos en sacar lo mejor de una mala situación. Son
motivadores, tienen la capacidad de inspirar y enrolar a las personas en su juego.
Saben venderse muy bien, articulan sus movimientos y son grandes promotores. Les
gusta trabajar por rachas y prefieren proyectos cortos. Se resisten a ser atrapados en
trabajos monótonos.

EN SU PEOR MOMENTO:
Son narcisistas, prepotentes y egoístas. Se sienten "producto terminado". No creen en
la autoridad y no tienen límites. Suelen ser despilfarradores e impulsivos. Su constante
búsqueda de actividades suele ser una evasión a interiorizar; temen encontrar la
soledad, el dolor o el vacío. Son superficiales, pican de todo pero no terminan ni se
comprometen a nada. Aplazan o ignoran las tareas desagradables. Impacientes, para
ahorrar tiempo, son capaces de sacrificar la calidad de su trabajo.

SI TRABAJAS CON UN SIETE:


Los SIETE tienen una mente rápida, así que prepárate para dar y recibir información a
la misma velocidad. Recuerda que lo que dice sólo puede considerarse como una
posibilidad, nunca como un compromiso. Sí eso es lo que buscas, pídele que lo ponga
por escrito. Demuéstrale que sus sueños pueden ser una realidad aunque no esperes
que ellos se involucren haciendo la talacha; si es posible, proporciónales alguien más
para que la haga por ellos. Odian las quejas y a las personas negativas y
quejumbrosas. No los limites ni les digas qué tienen que hacer. Apóyalos y goza con
ellos de su imaginación y creatividad.

Por ahora es todo, con la colaboración de Andrea Berrondo, la próxima semana


terminamos con las nueve personalidades del Eneagrama, hasta entonces.
Decía John Rockefeller que la habilidad de llevarnos bien con los demás, es
más importante que todas las otras habilidades juntas. Es cierto. ¿Para qué
nos sirve tener un doctorado en el tema que se te ocurra si no sabemos
aplicar el sutil arte de las buenas relaciones? Para llevarnos bien, se necesita
algo más que la buena intención; es importante conocer las diferentes
personalidades para poder interactuar con cada una y, así, saber manejar las
diferencias. El conocimiento del Eneagrama es una gran herramienta para
conseguirlo fácilmente.

LOS SEIS.
Después de haber visto, en artículos anteriores, siete de las nueve personalidades,
hoy, concluimos con el tipo OCHO, el desafiador, poderoso, dominante y líder y el
NUEVE que es el pacifista, tolerante, mediador y acomodador. Veamos:

LOS OCHO:
A los OCHO, los motiva la necesidad de mantener el control de las cosas, ser fuertes y
autosuficientes. Para ellos, el mundo es un juego de poder en donde sobreviven los
más fuertes. "O comes o te comen", lo que importa es quién tiene el poder y, si un
OCHO no lo tiene, lo persigue. Líderes naturales, están hechos para ser jefes, para dar
órdenes, para pelear por alguna causa, para organizar y para usar el poder de manera
eficiente. Son directos, aterrizados y tienen una gran energía; su sola presencia
cambia el ambiente del lugar en el que se encuentren. Cuando están en acción, no
queda la menor duda de quién es el que manda. Aquellos que trabajan con él o ella,
por lo general, no se atreven a interponerse en su camino.

Los OCHO, son los héroes épicos del Eneagrama. Curiosamente, son una mezcla de
carácter muy fuerte y corazón muy tierno. De las cosas que más les enoja es ver que
alguien abuse o maltrate al débil. Disfrutan el conflicto. Winston Churchill y Fidel
Castro, son un buen ejemplo de personalidad tipo OCHO.

EN SU PEOR MOMENTO
Los OCHO, pueden ser tiranos y dictadores. Dominantes, intimidantes y arrogantes,
creen que la verdad surge en el combate y no les interesa la pelea en sí misma sino
que quieren ganar y pulverizar a su oponente. Su mecanismo de defensa es el enojo y
lo utilizan para asustar y para esconder su vulnerabilidad ante los ojos de los demás.
Pueden ser vengativos sin sentir el menor remordimiento. Creen firmemente en la ley
del Talión y en la justa recompensa de cada acto.

SI TRABAJAS CON UN OCHO


El OCHO, busca resultados, no pretextos ni excusas. Si le vas a dar o compartir
información, se breve, directo y claro. Explícale los problemas en términos de blanco o
negro. Tiene poca tolerancia a las ideas vagas o filosóficas. Da la cara ante cualquier
problema; ellos respetan a quien defiende su postura y minimizan a quien no lo hace.
Nunca le digas a un OCHO que está incapacitado para hacer algo, ya que lo hará con
más ganas.

LOS NUEVE:
A los NUEVE, los motiva la necesidad de mantener la armonía, de llevarse y quedar
bien con todos y evitar, a toda costa, el conflicto.

Por lo general, son personas muy queridas y encantadoras. Como mediadores, tienen
la habilidad de ver los diferentes puntos de vista. Les gusta hacer trabajos de rutina
que involucren procedimientos definidos. Como no les gusta confrontar las cosas,
suelen negar que haya un problema, o bien, procuran mantenerlo a distancia; tienden
a esperar que otros lo solucionen o que, con el tiempo, se arregle solo.

Capaces de ver los puntos de coincidencia, son hábiles para reunir a las personas a
pesar de sus diferencias. Absorben los sentimientos negativos y pocas cosas los
perturban. Como resultado, son muy ecuánimes en tiempos de crisis y apoyan a todo
aquel que se preocupa.

EN SU PEOR MOMENTO
El NUEVE, evade tomar decisiones. Se hace bolas. Tiene pereza mental. Como quiere
quedar bien con todos, al final no sabe qué es lo que él o ella quiere. Suele pegarse a
los proyectos de los demás. Pierde el tiempo y se dispersa con cualquier cosa,
alejándose del objetivo inicial. No sabe cómo dar prioridad a las cosas y, entre más
agobiado se encuentre, menos hace. Se auto justifica. Los NUEVE, pueden ser los más
necios del Eneagrama.

SI TRABAJAS CON UN NUEVE


No confundas el silencio del NUEVE con el hecho de que esté de acuerdo contigo y no
creas que te está dando un "sí" como respuesta. Es frecuente que ellos mismos no
sepan que lo que quieren decir así que asegúrate de qué es lo que en realidad espera
de ti. Establece metas y pon fechas muy claras. Si es posible, realiza juntas de trabajo
con frecuencia ya que un NUEVE se desarrolla muy bien cuando recibe atención total.
No les gusta sentirse controlados o dominados, trabajan a través de la colaboración y
cooperación.

Para concluir, te presento los NUEVE tipos de personalidad para que veas con cuál te
puedes sentir identificado.

Quedamos en que, de los nueve tipos de personalidad, el UNO es el perfeccionista,


reformador, racional y moralista. El DOS es el ayudador, altruista, afectuoso y cuidador.
El TRES es el triunfador, buscador de status y está orientado al éxito. El CUATRO, es el
artista, introspectivo, romántico e individualista. El CINCO es el observador, cerebral,
investigador y experto. El SEIS, es leal, dedicado, comprometido y escéptico. El SIETE,
considerado como optimista, activo, multitareas y entusiasta. El OCHO es el desafiador,
poderoso, dominante y líder y el NUEVE que es el pacifista, tolerante, mediador y
acomodador.

Espero que esta serie de artículos te sea útil y, si tienes alguna duda, puedes consultar
mi página web, ahí encontrarás los artículos anteriores sobre Eneagrama.

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